Publicado el 10 de julio.
Un dato es significativo para definir el Mundial de Alemania: de los nueve goles que se anotaron en las semifinales, el juego por el tercer lugar y la final, sólo dos fueron obra de los delanteros (y eso, substitutos): Grosso, Del Piero, Zidane, Schweinsteiger (2), Petit (autogol), Nuno Gomes, Zidane de nuevo, Materazzi. Ha sido la copa de los mediocampistas. La del control táctico del juego. La de las defensas impasables y los atacantes inopinados.
Por eso también ha sido italiana. La copa de Gattusso. La de Zambrotta. La de Cannavaro.
¿Qué se hicieron los grandes delanteros? ¿Dónde estuvo Milan Baros? ¿Dónde Van Nistelrooj o Shevchenko?
¿Rooney, Ibrahimovic, Pauleta, qué se fizieron? Breves destellos de Ronaldo, Henry, Podolski; la aparición del Niño Torres, la consolidación de Klose. Poco más. Quienes han brillado juegan en otro lado, manejando la media cancha o saliendo desde atrás con balón dominado. Zidane, Grosso, Maniche, Joe Cole, Schweinsteiger, Essien, Osorio, Sorín, el mismo Nedved. Incluso las grandes caídas han tenido lugar en el medio campo. El día en que Ronaldinho desapareció, el día en que Frankie Lampard no pudo. Y ayer, el día en que Zizou perdió la cabeza.
Una final digna de este Mundial. Bien jugada, trabada, pareja, con momentos geniales y pocas oportunidades de gol. Un penal dudoso, igualito al que le dieron a Italia contra Australia. Cobro de Zidane, Francia se echa para atrás e Italia para adelante. En un corner Barthez no sale (¡el Factor Barthez!) aparece la cabeza de Materazzi. Justo empate.
Un segundo tiempo movido. Francia domina, pero sus amenazan suelen terminar en la zaga italiana, que defiende con clase extraordinaria. Zidane sigue en vena, pone ritmo. La Azzurra no lo encuentra. Se da por bien servida llegando a tiempos extra.
Los comentaristas, irracionalmente anti-italianos (sobre todo en Azteca) predicen la victoria gala. Entonces el maestro Zidane le da un cabezazo horroroso al pecho de Materazzi. Sin balón. Con alevosía. Recordándonos que ha sido uno de los hombres que más tarjetas han recibido en copas del Mundo. Imagen triste del futbol de hoy: aún quienes tienen categoría incurren en el juego sucio. “Fue provocado”, dicen los comentaristas, como si no supieran que desde la cantera enseñan a los niños defensas a provocar a los niños delanteros (y a éstos, a no hacer caso de las provocaciones).
Zidane es justamente expulsado y la balanza del juego se inclina, ahora, hacia Italia.
Pero queda poco tiempo.
Penalties. Italia e Inglaterra eran, hasta ayer, los únicos países con un peor récord que México en juegos decididos desde los doce pasos. Francia, en cambio, ya había eliminado a Brasil en el 86 y a la Azzurra en su camino triunfal de 1998. Pero de alguna forma la salida de Zidane –literalmente por la puerta de atrás- había tornado, sicológicamente, los papeles. Ninguno de los italianos falla. Es de ellos este Mundial de la Media Cancha.
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