martes, junio 28, 2011

Momentos de Jim Morrison



Algunos de los que no teníamos edad para comprender el 68 recorríamos la urbe espantada escuchando rock. La voz de Jim Morrison era un perro atropellado: emprendíamos en una frágil nave de cristal (aunque en realidad fuera un Mercury antiguo), chavitos de 14 años, la jornada hacia el final de la noche. Empezábamos a sentir que no había máscaras que nos cubrieran, ni queríamos ya apechugarlo todo nada más por quedar bien con mamá y papá. Brotábamos de la tierra con manos de niño y las pústulas nos sorprendían: éramos como los maderos de San Juan (que piden queso, les dan un hueso y se ponen a llorar a las puertas de un zaguán) y se nos exigía el silencio porque nada sucedía en la edad de la mordaza disfrazada de Caballero Águila.

Pero Jim Morrison, gringo y todo, hablaba, gritaba, aullaba. Él también quería traicionar a su destino: no sería el atildado profesionista y ejemplar hombre de negocios que su padre, el Capitán, hubiera deseado. Tenía rabia y poesía en las venas. Fue capaz de desquiciarse, de sacarse de su lugar y encontrar otro, propio, que le permitiría compartir su alma con millones.

La primera alma que Jim compartió perteneció a un indio. Jim era un niño pequeño e iba en carretera con sus papás cuando lo estremeció una imagen que lo habitaría para siempre: indios sangrantes, desparramados por la autopista luego de que un accidente volcó la camioneta que los conducía. Jim sintió cómo su lábil cerebro era traspasado por el alma de uno de esos indios.

Con ésa, y otras almas adquiridas en el viaje, Jim canceló su suscripción a la resurrección. ¿Qué le iban a importar, entonces, los mexicanos rozagantes que pagaron 200 pesos para verlo cantar en el Fórum de los Hermanos Castro? El Maese llegó con una lata de cerveza en la mano y los provocó con gritos y gestos (los chavitos, impertérritos en sus trajes tipo Mao, seguían chupando limonada), como nos enteramos a través de la indignada crónica de un puritano periodista de espectáculos de El Heraldo, llamado Raúl Velasco y, sobre todo, por la desenfadada respuesta que le espetó en la revista Pop el inolvidable Parménides García Saldaña.

De este mundo nadie sale vivo. Ni siquiera Mr. Mojo Risin': su magia se elevó al punto sin retorno. Su muerte coincidió con la llegada de muchos de nosotros a la edad adulta. Su libro favorito, Life Against Death, de Norman O. Brown (Eros y Tanatos, Joaquín Mortiz, agotado) clama por la resurrección del cuerpo contra la muerte cotidiana: saber vivir para poder morir. Saber encontrar, como lo hicimos alguna vez de niños, jugando, el preciado instante de libertad. Saber reproducirlo. Aprender a reproducir lo mejor de nuestra alma, aprender a entregar el cofre abierto.


Poemas de Jim Morrison:

Momento de libertad
cuando el prisionero
parpadea al sol
como un topo
desde su agujero

el primer viaje de un niño
lejos de su casa

Ese momento de libertad

-----



Soy un guía al laberinto
Monarca de las torres proteicas
de este fresco patio de piedra
sobre el rocío de hierro
hundido en su propio desperdicio
respirando su propio aliento

---

La apertura del cofre

-Momento de libertad interna
cuando la mente se abre y el
universo infinito se revela
y el alma es dejada a vagabundear
marcada y confundida busca
por aquí y por allá maestros y amigos

---



“¿Has alguna vez visto a Dios?”
-Un mandala. Un ángel simétrico
¿Lo has sentido? Sí. Coger. El sol.
¿Escuchado? Música. Voces.
¿Tocado? Un animal. Tu mano.
¿Probado? Carne cruda, maíz, agua
      y vino.


---



Me turban
inconmensurablemente
tus ojos

Me golpea
la pluma
de tu suave
réplica

El sonido del vidrio
habla rápido
desdén

y esconde
lo que tus ojos luchan
por explicar

---



Momento congelado junto a un lago
Un cuchillo ha sido robado
La muerte de la serpiente

Conozco el mar imposible
   cuando los perros ladran

Soy un pájaro de muerte
   Malvado pájaro nocturno

----

Días de carretera

Miedo a morir en Avión/ y la noche era lo que Noche/ debía ser/ una mujer, una botella y sueño bendito.
He sembrado/ mi semilla en el corazón/ de la nación/ he inyectado un germen en la vena psíquica.
Ahora abrazo la poesía/ de los negocios y me convierto –por/ un tiempo- en “Príncipe de la Industria”.
Un líder natural/ un poeta/ un Chamán con el/ alma de payaso.
Qué hago/ en la plaza/ de toros/ Todas las figuras públicas con candidatos para líder.
Espectadores en la Tumba/ -observadores de desmanes.
Miedo de Ojos.
Asesinato.
Estar borracho es un buen disfraz.
Bebo para/ poder hablar con pendejos./ Conmigo inclusive.
El horror de los negocios.
El problema del dinero/ culpa/ ¿la merezco?
La Junta.
Deshacerse de agentes y gerentes.
Después de 4 años he quedado con la mente como martillo piloso.
Lástima por noches perdidas/ y años desperdiciados/ Lo mandé todo al carajo/ Música Americana.
Final con adiós amable/ y planes para el futuro/ -No un actor/ Escritor-cineasta.
Cuál de mis células-personalidades/ será recordada.
Adiós América/ Te amé.
Dinero de casa/ buena suerte/ no te metas en líos.

(Traducción FBR)



La introducción, estos poemas (del libro Wilderness, volumen 1) y otros más aparecieron en dos entregas de El Nacional Dominical, 58 y 59, correspondientes al 30 de junio y 7 de julio de 1991, en ocasión del 20 aniversario de la muerte de Jim Morrison, ocurrida el 3 de julio de 1971.

En estos días se cumplen 40 años.  

jueves, junio 23, 2011

Biopics: el recuento STUNAM vs AAPAUNAM


 En la universidad, además de mis tareas académicas, me había incorporado al Consejo Sindical, el grupo político de profesores con el que los pemetistas del SPIUAS habíamos tejido la alianza en el SUNTU y del que proveníamos varios de los que hacíamos la revista Solidaridad. El Consejo era una fuerza influyente y relevante dentro del STUNAM, que había contribuído a fundar, en las movilizaciones de 1977.
El Congreso de la Unión había aprobado que los trabajadores universitarios estuvieran bajo el Apartado A de la Ley Federal del Trabajo y muchos sindicatos del SUNTU eran titulares de los respectivos contratos colectivos. En el caso del STUNAM esto era cierto solamente respecto a los trabajadores administrativos porque, en el caso de los académicos, el rector Soberón –de siempre opuesto al sindicalismo universitario, él fue quien impulsó la idea del Apartado C, que limitaba derechos- había prohijado a las Asociaciones Autónomas de Personal Académico de la UNAM (Aapaunam), que funcionaban más bien como gremio, y que eran opuestas al sindicalismo. Paradójicamente, estas asociaciones detentaban el convenio colectivo de trabajo. En esas circunstancias, el STUNAM pidió un recuento ante la Secretaría del Trabajo, para verificar quién tenía la mayoría de los trabajadores académicos.

Después de una breve, pero intensa campaña, el recuento tuvo lugar en noviembre de 1980. Durante esos dos días “ocupamos” (es un decir, porque la “toma” fue con la completa acquiesencia de la dirección) las oficinas de la secretaría general de la Facultad de Economía, que sirvieron como especie de cuartel general del sindicato para cuestiones operativas. Quién sabe cómo, supongo que por mi voluntad militante, pero estuve a cargo de esa oficina durante ese par de días, funcionando más que nada como correa de transmisión y centro de acopio de datos.

Los resultados del primer día fueron ligeramente favorables a nosotros. Como lo habíamos previsto, arrollamos en Economía, Ciencias, Filosofía, Psicología, Ciencias Políticas y el Colegio de Ciencias y Humanidades, y habíamos sido vapuleados en Derecho, Veterinaria, Odontología y Comercio, íbamos un poco abajo en Ingeniería y la Escuela Nacional Preparatoria y un poco arriba en Arquitectura y Química. La gran sorpresa positiva era que íbamos adelante en la facultad más grande, que suponíamos perdida de antemano: Medicina.

Ese día llamaron a nuestras oficinas “tomadas”, desde varias estaciones de radio para que hiciéramos un balance. Quién sabe cómo, supongo que porque estaba allí y era el que contestaba el teléfono, acababa siendo yo quien respondía. Recuerdo que una reportera me preguntó si los profesores jóvenes habían votado por nosotros y dije que sí; luego me preguntó si los profesores viejos habían votado por nosotros y respondí que también ellos. “¿Entonces quién votó por las Aapaunam?”, preguntó, con toda lógica. Iba yo a responder que los acarreados, pero en ese momento se me prendió el foquito y entendí de qué se había tratado el famoso recuento. Dije que votaron por el STUNAM los profesores de carrera, los de tiempo completo y medio tiempo, de todas las edades, y que la mayoría de los votos para las Aapaunam provenían de profesores de hora-clase, que trabajaban en algún otro lado, en empresas privadas, en el gobierno o como profesionistas libres, y daban clase en una o dos materias para mantenerse vinculados a la Universidad.

En el segundo día de votaciones, ambas organizaciones pusieron toda la carne en el asador de la Facultad de Medicina (era particularmente importante no perderla para el rector Soberón, médico y ex director de esa facultad). Las Aapaunam hicieron una labor de acarreo verdaderamente titánica, pues muchos doctores daban su clase en algún hospital que no tenía urnas (varios sí las tenían), y ganaron por un pelo, tanto en Medicina como en el recuento en general. La proporción de votos fue aproximadamente 52 a 48 por ciento.
Esa noche hubo una fiesta, en la que me dí cuenta de que los optimistas eran pesimistas y viceversa. Quienes esperaban una victoria estaban tristes, quienes preveían una derrota estaban satisfechos con el avance. Entre los últimos me contaba yo. Pero había un par de pesimistas-realistas, Raúl Trejo y Pepe Woldenberg. No esperaban la victoria, consideraban que habíamos mostrado una fuerza importante, pero decían que el resultado del recuento significaba que los académicos irían perdiendo terreno dentro del STUNAM y que terminarían siendo una especie de pegote, sin capacidad de negociación de contrato o convenio colectivo alguno. Esto significaba que el sindicato se haría cada vez más economicista y cada vez menos propositivo de un modelo diferente de universidad. Tenían razón, desgraciadamente.

Un subproducto de aquel recuento fue un análisis numérico sobre los resultados, que publiqué en La Cultura en México, el famoso suplemento de Siempre! que dirigía Carlos Monsivàis. Allí manejaba la tesis que se me ocurrió el primer día: por el STUNAM votaron mayoritariamente quienes tenían en la Universidad a su principal empleador; por las Aapaunam, quienes –a cambio de un pago realmente simbólico- daban clases como una forma de corresponder a la formación que les brindó la UNAM. Dos concepciones, y sólo una se basaba en la relación empleador-empleado (o patrón-trabajador, para los más ortodoxos). En ese sentido, la victoria de Soberón fue política: no había, en realidad, sindicato de académicos.


miércoles, junio 22, 2011

Viñetas de Washington


Washington es más grande de lo que se piensa. En muchos sentidos.

La Explanada Nacional (National Mall) es inmensa. Cuando dicen que ahí cabe un millón de personas, dicen la verdad: son tres kilómetros en línea recta de las escaleras del Capitolio a las del Monumento a Lincoln. En comparación con la explanada, la mayor parte de los edificios, si bien masivos, se empequeñecen. (Y eso significa que la verdadera grandeza y esplendor de la zona se pueden percibir major desde Pennsylvania Avenue, no desde el Mall).
Una de las cosas que más impresionan a visitantes como yo, es la cantidad de memoriales de guerra.  El omnipresente soldado-héroe. Una suerte de culto a lo heroico, que toma   forma arquetípica del soldado. Me doy cuenta de que en México, si bien tenemos un respeto casi sagrado por los símbolos nacionales, no compartimos esa pasión gringa por lo heroico… a menudo confundida en nuestros días por la pasión de una parte del público estadunidense por los famosos.
La heroicidad como forma nacional de perdurar.
El único memorial de guerra que me impresionó fue el de Vietnam. Una larga pared ondulante con el nombre de cada uno de los soldados de Estados Unidos muertos en esa guerra. Cada pequeño nombre pertenecía a un joven, a menudo apenas veinteañero, con su novia, sus proyectos, sus sueños, sus padres que esperaban su regreso y sólo recibieron una bandera y un cadáver. Unos señores sesentones caminaban muy serios a lo largo del muro: ella señala un nombre y dice: “era mi primo”; un hombre, unos pasos después, señala otras letras: “Estuvo perdido en acción cerca de 20 años, luego encontraron su cuerpo”. Me acordé de mi cuate Bob Wells (dyslexia), recientemente fallecido, que estuvo en los años tempranos de la intervención de EU en Vietnam, y que nunca pudo recorrer el monumento, porque se le quebraba el corazón.
Una noche, caminando con mi hija en Arlington, encontramos el monumento en honor de los marines, grandes soldados de bronce que plantan la bandera en Iwo Jima. Abajo, se pueden leer los nombres de todas las intervenciones del cuerpo de la Infantería de Marina desde su creación. Las guerras contra la rebelión india en Florida y las Filipinas, Nicaragua y Veracruz, Granada y Somalia. La lista le da la vuelta al monumento, y sigue una segunda fila, que todavía no llenan. El memorial tiene espacio para más intervenciones de los marines en los próximos 400 años, por lo menos.

---

El centro de Washington habla al visitante de una ciudad sobre, planeada, sólida, con aspiraciones imperiales. Nada está dejado a la casualidad. Columnas al estilo de la Roma antigua dan soporte y adorno a edificios de color claro, elegantes y fuertes. Habla de una capital consciente de su papel, la de un país grande, rico, sólido. En ella se respira que es el centro del poder político. Deja la impresión de que todo está bajo control. En suma, una buena muestra de comunicación política urbana.

--

Dicen que México es un país presidencialista. ¡Ja! Nos quedamos cortos. En Estados Unidos el Presidente es otro héroe, cada uno de ellos tiene su frase inolvidable y hay para todas las ideologías, así que cada quien tiene su base de fans. Algo similar sucede con la Primera Dama –que, la verdad, yo creo que es invento de EU, que algunos países latinoamericanos han copiado con singular alegría, sobre todo en Argentina-, heroína y ejemplo en clase y estilo. Hay tumultos alrededor del vestido que usó Michelle en la Inauguration. El poder del Presidente brilla… y uno que pensaba que Estados Unidos era la tierra de los pesos y contrapesos, de la división de poderes, de las instituciones independientes del Ejecutivo. La verdad esa será la arquitectura constitucional, pero en el corazón de las mayorías son más fuertes los deseos de admirar al líder.

viernes, junio 17, 2011

El monumento al Ejército Rojo, recargado



En Bulgaria hay un debate sobre el monumento al Ejército Rojo. Hay quienes dicen que es una absurda elegía a un ejército que ya no existe de un país que ya no existe y un insulto al pueblo búlgaro, porque era una demostración de la hegemonía soviética. Otros señalan que tiene su valor y que hay que conservar recuerdos y símbolos del pasado del país, porque no todo es sol y arco iris.

 Ayer unos activistas llegaron a una solución que tal vez será efímera, pero no por ello es menos efectiva. 











miércoles, junio 01, 2011

La implosión de Soria


Mexicanos en GL. Mayo

Si bien mayo de 2011 fue un buen mes en general para los peloteros mexicanos en Grandes Ligas, dos malas noticias capturan la atención, quizá por insospechadas. Una es la lesión que sufrió el zurdo regiomontano Jorge De la Rosa, quien se desgarró los ligamentos del codo y tendrá que someterse a una cirugía Tommy John para regresar a lanzar, dentro de un año. Otra, más traumática todavía para los aficionados, ha sido la radical baja de juego de Joakim Soria, quien tras cuatro años de ser el cerrador más confiable en toda la Gran Carpa (su porcentaje de salvados superaba incluso al de Mariano Rivera), se vino abajo este año, al grado de ser depuesto como taponero de los Reales de Kansas City.

Aquí, el desempeño del contingente nacional, de acuerdo con lo realizado a lo largo de la temporada.

Adrián González de seguro ya no se siente incómodo. Fue el bat más caliente de la Liga Americana durante mayo, mes en el que bateó para .341 con 9 cuadrangulares y 31 producidas, y factor clave en la llegada de los Medias Rojas a la cima de su división. Al cierre del mes, lidera las Mayores con 46 carreras empujadas, es cuarto en porcentaje con .329, tercero en dobletes con 17 y noveno en jonrones con 10.

Fernando Salas dejó atrás a Match Boggs, a Jason Motte y a Eduardo Sánchez en la carrera por el puesto de cerrador de los Cardenales de San Luis y se quedó con la posición. El de Huatabampo tuvo 13 apariciones en mayo, en las que sólo permitió un total de 3 carreras, ganó 2 juegos y salvó otros 8. Ahora su marca es de 2-0, 8 salvados, 3 ventajas sostenidas (holds, cuando el pitcher recibe el partido en situación de rescate y lo deja con el equipo todavía adelante), con un minúsculo porcentaje de carreras limpias admitidas  de 1.88. No ha desperdiciado un solo rescate. Una buena noticia para la pelota nacional.

Jaime García llegó a encabezar la Liga Nacional en PCL, y estuvo entre los tres primeros casi la totalidad de los dos primeros meses de competencia. Super Jaime era la sensación, hasta que alguien puso kriptonita en el montículo y se vino abajo en una horrenda salida, el día 28, cuando le anotaron 11 carreras. En el mes, el zurdo de los Cardenales de San Luis tuvo 6 salidas; cuatro de ellas de calidad, y marca de 2-1. En el año, 5-1, 3.28 de carreras limpias y 63 ponches.

Yovani Gallardo tuvo en mayo un mes de ensueño. Lo iniciò con una mala salida, la última de su racha negativa, pero siguieron cinco aperturas de calidad consecutivas, en las que se ha visto cada vez más dominador. En mayo tuvo récord de 5-1, con 2.25 de limpias. En la campaña lleva 7-2, con lo que comparte el liderazgo en victorias de las Mayores, con PCL de 3.89 y 64 chocolates recetados. Ha sido factor para que los Cerveceros estén en la lucha con los Cardenales por la división central de la Nacional.

Jorge De la Rosa llevaba una buena campaña, acababa de lanzar el primer juego completo de su carrera en las Mayores (lo perdió, en un duelo de pitcheo), pero en la tercera entrada de un partido contra Arizona, se sintió mal del codo de lanzar. Salió del juego, fue revisado y encontraron que la articulación estaba totalmente desgarrada. Tendrá que ser reconstruida, y Jorge no verá acción hasta 2012. Su marca del año 5-2, 3.51 y 52 ponchados..  

Marco Estrada se ha visto mucho mejor como relevista que como quinto abridor de los Cerveceros de Milwaukee. En mayo, perdió feamente su única salida, pero sólo ha admitido una carrera en 17 entradas viniendo desde el bullpen. Lleva en el año 1-2, 3.68 de PCL, 31 ponches y 4 ventajas sostenidas (holds).

Luis Ayala se ha convertido en una pieza importante en el bullpen de los Yanquis; de trapear innings ha pasado a trabajar en situaciones más apretadas, y generalmente ha cumplido bien. De hecho, es como mejor se le ha visto desde la operación Tommy John de 2006. Su marca en el año: 1-1, con 1.69 de limpias.

Alfredo Aceves. Como habíamos previsto, Aceves tomó la estafeta como abridor de los Medias Rojas, tras las lesiones (principalmente de chafitis acutae) de Matzusaka y Lackey, tras regresar al róster en labores de relevo. De sus aperturas, dos fueron buenas y una muy mala. Ganó un juego en el relevo largo. En la campaña: 2-1, 3.51 y 18 ponches.

Joakim Soria había dado indicios, en abril y en la primera mitad de mayo, de que no andaba tan eficiente como en años anteriores, pero –salvo una aparición estrepitosa- seguía salvando juegos. En los últimos quince días se desplomó totalmente. Algunos expertos señalan que su velocidad bajó 1.5 millas por hora. Explicación insuficiente. El de Monclova colgaba argollas cuando era requerido en situaciones tranquilas, pero no funcionaba a la hora de cerrar un juego apretado. Tiraba cada vez más rectas y menos cambios de velocidad; pero la pelota no pasaba donde debía y aquello se convertía en una práctica de bateo. En una semana le pegaron tres jonrones, apenas uno menos que en toda la temporada pasada. Y el puesto de cerrador es el más inestable de todo el béisbol: tras cuatro años de estrellato, Joakim fue degradado, y trabajará la octava entrada “hasta que reencuentre su ritmo”. Sus números de mayo: 2 ganados, 3 perdidos, 1 salvamento, 4 rescates desperdiciados, 8.71 de PCL. Los del año: 3-3, 7 salvados, 5 desperdicios y 6.55 de limpias.  

Jerry Hairston Jr. ha aprovechado la lesión de Ryan Zimmermann, para jugar a diario en la tercera base de los Nacionales de Washington. La regularidad le ha hecho bien: en mayo bateó para .275, con un jonrón, 9 impulsadas y un robo. En lo que va de 2011 lleva .250, con 2 cuadrangulares y 14 producidas.

Rod Barajas. El receptor de los Dodgers mejoró un poco su porcentaje en mayo, pero bajó su producción de jonrones y de carreras remolcadas. En el año lleva .219, con 7 vuelacercas y 15 empujadas.

Jorge Cantú ha mejorado marginalmente, sigue teniendo problemas para batear en el amplísimo Petco Park, pero también en los otros. Jugando la primera y la tercera base con los Padres, bateó en el mes para .222, con 2 jonrones y 9 producidas. Eso da un gran total para la campaña de .197, 3 cuadrangulares y 15 remolcadas. Lo único que podemos decir a su favor es que no ha perdido su sana costumbre de impulsar carreras ganadoras en partidos cerrados.

Francisco Rodríguez, con marca de 0-0, un hold y 4.31 de limpias, el derecho de los Angelinos está en la lista de lesionados (inflamación en el hombro) desde mediados de mes.

Scott Hairston está viendo cada vez menos acción con los Mets de Nueva York y, aunque ha mejorado su porcentaje, no fue nada productivo en mayo. Batea en el año para .231, con el mismo jonrón y 5 remolcadas que llevaba en abril.

Alfredo Amézaga estuvo buena parte de mayo con los Rockies, como utility. A finales, lo regresaron a AAA. Sus numeritos: .242, con 5 anotadas y dos producidas

Juan Castro llega a las Grandes Ligas por 17ª año consecutivo, ahora de nuevo con los Dodgers. Utilizado casi siempre en labores defensivas, el veterano Juan Gabriel batea para .231, con una impulsada

Rodrigo López tiene más vidas que un gato. Fue adquirido de Atlanta por los Cachorros de Chicago, en el que es su sexto equipo en cinco temporadas. Alcanzó a abrir un juego en mayo, que resultó en duelo de bateo. El de Tlanepantla se fue sin decisión, pero ostenta un horroroso 11.57 de carreras limpias.  

Dennys Reyes (0-0, con 16.20 de carreras limpias) sigue en ligas menores.

¿Deberíamos acabar comentando que Ramiro Peña estuvo de regreso una semana con el equipo grande de los Yanquis, pero que no entró ni como corredor emergente? Hay quien ha comentados por años acerca de Nery Castillo (en un equipo de futbol mucho menor a lo que significan los Mulos de Manhattan en el beis) que igual no iba ni a la banca. Tal vez no. Que me perdone Ramiro por la comparación.