miércoles, agosto 26, 2009

Biopics: Bolonia y el movimiento estudiantil de 1977

Uno de los momentos centrales de los llamados “años de plomo” en Italia fue el movimiento estudiantil de 1977. Oficialmente, se desató por la propuesta de reforma enviada al parlamento por Malfatti, ministro de Instrucción Pública. Según ésta, los planes de estudio se hacían más rígidos, se creaban carreras intermedias, se dividía a los profesores en titulares y asociados y se dificultaba –nominalmente- la presentación contínua de exámenes. Más allá del pretexto, el movimiento derivaba de dos fenómenos: el crecimiento del desempleo juvenil y el malestar de la ultra ante las posiciones del Partido Comunista Italiano, que –en pos del Compromiso Histórico- se había abstenido en la formación de gobierno (es decir, que ya no era abiertamente de oposición).

Al mismo tiempo, la efervescencia contracultural había creado nuevas tribus políticas: una suerte de movimiento proto-punk, que llevó el nombre de Indios Metropolitanos, y cuya principal actividad fue la “autorreducción”: llegaban en masa a un local –que podía ser el comedor universitario, un bar o una pizzería- consumían y pagaban sólo una parte de la cuenta y otros grupos, llamados “autónomos”, que se decían comunistas revolucionarios y simpatizaban vergonzantemente con grupos armados como las Brigadas Rojas.

Por supuesto, las condiciones objetivas eran las que más contaban. Una parte importante de los graduados universitarios no encontraba trabajo –o, al menos, no en su área de conocimiento- y muchas de las pocas plazas se asignaban en función de contactos y conectes. Por eso se hablaba del “estacionamiento universitario”: la universidad como espacio que difuminaba las tensiones sociales, al mantener “ocupados” a los jóvenes que de otra forma formarían parte del ejército de desempleados –al que, de cualquier manera, estaban destinados a engrosar-. Resulta por lo menos curioso que este útil concepto haya coexistido en el tiempo con el de la “universidad-fábrica”, igualmente promotor de movilizaciones ultrosas, que se desarrolló en México, donde los estudiantes sí encontraban empleo.

El movimiento italiano criticaba que los niveles de calificación fueran funcionales, exclusivamente, “a las exigencias del mercado de trabajo capitalista”. Denunciaba que se buscaba acabar con las profesiones liberales para convertir, por ejemplo, a los ingenieros en “trabajadores del territorio” y a los médicos en “operadores de la salud” (en el fondo yacía el temor a convertirse en proletarios, hecho evidente por el rechazo a las carreras intermedias). Si nos damos cuenta, había un poco de nostalgia por los viejos tiempos en los que el título sí contaba.

En esas condiciones, que el PCI hubiera decidido aceptar la “política de sacrificios” acordada por el gobierno tras la crisis fiscal del Estado, era visto por varios como una traición a las demandas históricas del bloque progresista. Un momento clave del movimiento fue cuando los ultras expulsaron violentamente a Luciano Lama, líder comunista de la más poderosa confederación sindical, cuando fue a echarse un discurso en la Universidad de Roma.

Comparativamente, la Facultad de Economía de la Universidad de Módena era un oasis de tranquilidad. Lo más que hicimos fue una suerte de happening, en el que, para colmo, acabaron participando los maestros.


En Bolonia fue donde la tensión fue mayor. Hay varias razones detrás de ello. La primera, que era una universidad muy politizada, con gran presencia de la extrema izquierda. La segunda, que –a diferencia de otras- todas las facultades se encontraban en el casco del centro histórico. La tercera, que Bolonia era una ciudad emblemática para el PCI: su gran bastión histórico y el ejemplo más notable del estilo de gobierno del Partido: si se quería atacar al PCI, Bolonia era un objetivo ostensible.

A partir de las “autorreducciones” de principios de año, la ultra se apoderó de gran cantidad de espacios de la universidad boloñesa, en un movimiento que se caracterizó rápidamente por su lógica insurreccionalista y por su autoritarismo agresivo (un poco al estilo de lo que fue el CGH en la huelga de la UNAM). La lógica de los “autónomos” era que quien no estaba con ellos, estaba contra ellos y que quien, incluso dentro del movimiento, disintiera abiertamente era “el brazo provocador de los socialdemócratas” (es decir, del PCI).

El 11 de marzo, un grupo de ultras atacó a los miembros de Comunión y Liberación que celebraban una reunión en un auditorio de la Universidad de Bolonia, el rector llamó a la policía que sacó sanos y salvos a los católicos, y cargó contra los izquierdistas. A partir de allí se dio una serie de escaramuzas por toda la zona universitaria, en la que abundaron las bombas molotov: una de ellas pegó en un tanque ligero y lo incendió. Un militante de Lotta Continua resultó muerto, al parecer por una bala disparada por un carabinero. Al final, la ultra tomó la universidad.

Beppe Falavigna, Eduardo, Jorge y yo fuimos a Bolonia un par de días después, para ver qué onda. Efectivamente, los “autónomos” reinaban en Via Petroni, Vía Zamboni Via San Vitale y alrededores. En el centro abundaban los comercios cerrados, las vitrinas rotas, los graffiti llamando a la insurrección.

Nos movimos de la zona universitaria hacia la Plaza Grande y detrás de nosotros empezó a desarrollarse un enfrentamiento entre los “autónomos” y la policía, que buscaba recuperar posiciones. Nos replegamos junto a la masa, hasta llegar a Via Rizzoli (que es la calle contigua a la Plaza Grande), mientras detrás de nosotros los ultras lanzaban una lluvia de molotovs a los policías.

La policía llegó hasta Via Rizzoli, haciéndonos retroceder a participantes y mirones. En esa calle, que es más ancha, lanzó algunas bombas lacrimógenas, que nos hicieron alejarnos aún más.

En eso estábamos, cuando distingo que viene marchando un grupo antimotines en dirección hacia nosotros. “¡Es como el 10 de junio!”, le digo a mis compañeros mexicanos en voz alta. Suponía que vendría una operación sandwich en la que podríamos quedar atrapados. Buscamos una esquina propicia para poder huir, y al mismo tiempo ser testigos de lo que sucedería. Para nuestra sorpresa, los uniformados marchan despacio, ocupando solamente el arroyo y permitiendo a la gente dispersarse, con cierta tranquilidad, por las aceras, los portales y las calles aledañas. Cuando llegan frente a una plazuela, doblan hacia las estrechas calles medievales de la zona universitaria, donde los más audaces de la ultra se siguen enfrentando al contingente policiaco. Quedamos detrás del grupo antimotines, y desde esa posición vemos cómo terminan de hacer la pinza de una manera quirúrgica, reprimiendo sólo a los activistas más belicosos.

Nos retiramos del lugar. A unos cien metros del cruce de calles, recojo un pedazo de bomba lacrimógena. Me tizna la cara de negro.

Años después, se dirá que aquella ocasión, familias pacíficas fueron golpeadas en una represión indiscriminada.

lunes, agosto 24, 2009

Clasificación histórica de marchistas mexicanos

Actualizada al 29 de octubre de 2023

En 2009, cuando marcha olímpica mexicana obtuvo de nuevo una medalla en un Campeonato Mundial de Atletismo, a alguien se le ocurrió hacer una encuesta sobre quién había sido el más grande marchista en la historia de México y, aunque el ganador resultó obvio, me sorprendió la desmemoria de algunos. A partir de ahí, desarrollé un método clasificatorio con base en los podios olímpicos, mundiales, de Copa del Mundo y panamericanos.

Esta es la lista:
Raúl González 850 puntos
Ernesto Canto 655
Carlos Mercenario 535
Daniel Bautista 510
Guadalupe González 480

Daniel García 465
Bernardo Segura 295
José Pedraza 220
Noé Hernández 200
Joel Sánchez 150
Martín Bermúdez 145
Horacio Nava 130 
Éder Sánchez 125
Graciela Mendoza 110
Enrique Vera 100
Miguel Ángel Rodríguez 90
Domingo Colín 70
Germán Sánchez 55
Edgar Hernández 50
Pedro Aroche 50

Rosario Sánchez 40
María de la Luz Colín 30
Alejandro López 25
Alberto Cruz 25
José Leyver Ojeda 20
Gabriel Hernández 20
Omar Zepeda 10

María Esther Sánchez 10
José Oliveros 10 
Andrés Olivas 10


Del resultado, la única sorpresa para mí es que Carlos Mercenario queda ubicado por encima de Daniel Bautista.

El método se basa en los siguientes parámetros: 

Juegos Olímpicos:
Oro 300, Plata 200, Bronce 100
 
Campeonato del Mundo

Oro 150, Plata 100, Bronce 50


Juegos de la Amistad

Oro 150, Plata 100, Bronce 50


Copa Mundial de Marcha

Oro 75, Plata 50, Bronce 25


Juegos Panamericanos

Oro 30, Plata 20, Bronce 10

Y los atletas obtuvieron los puntos de la siguiente manera:

Juegos Olímpicos
Raúl González 1 oro, 1 plata
Daniel Bautista 1 oro
Ernesto Canto 1 oro
José Pedraza 1 plata
Carlos Mercenario 1 plata
Noé Hernández 1 plata
Guadalupe González 1 plata
Bernardo Segura 1 bronce
Joel Sánchez 1 bronce


Campeonato Mundial

Daniel García 1 oro, 1 bronce
Ernesto Canto 1 oro
Guadalupe González 1 plata
Éder Sánchez 1 plata
Enrique Vera 1 plata
Miguel Ángel Rodríguez 1 bronce
Edgar Hernández 1 bronce


Juegos de la Amistad

Bernardo Segura 1 oro
Daniel García 1 plata


Copa Mundial de Marcha

Raúl González 3 oros
Carlos Mercenario 3 oros
Guadalupe González 2 oros
Ernesto Canto 1 oro, 2 platas
Daniel García 1 oro, 1 plata
Daniel Bautista 1 oro
Martín Bermúdez 1 oro
Domingo Colín 1 plata
Pedro Aroche 1 plata
Enrique Vera 1 plata
Graciela Mendoza 1 plata
Horacio Nava 1 plata
Alberto Cruz 1 bronce
Bernardo Segura 1 bronce
Alejandro López 1 bronce
Éder Sánchez 1 bronce
Germán Sánchez 1 bronce


Juegos Panamericanos

Carlos Mercenario 3 oros, 1 plata
Raúl González 2 oros, 2 platas
Daniel Bautista 2 oros
Graciela Mendoza 2 oros
Horacio Nava 1 oro, 2 platas, 1 bronce
Bernardo Segura 1 oro, 2 platas
Martín Bermúdez 1 oro, 2 platas
Joel Sánchez 1 oro, 1 plata
Ernesto Canto 1 oro
Germán Sánchez 1 oro
Guadalupe González 1 oro
María de la Luz Colín 1 oro
Daniel García 2 platas
Miguel Ángel Rodríguez 2 platas
Rosario Sánchez 2 platas
José Pedraza 1 plata
Gabriel Hernández 1 plata
Domingo Colín 1 plata
José Leyver Ojeda 1 plata
José Oliveros 1 bronce
Omar Zepeda 1 bronce
María Esther Sánchez 1 bronce
Andrés Olivas 1 bronce

miércoles, agosto 19, 2009

Mitos geniales VI. Edgar Aeropoeta (Biopics)

Conocí a Edgar List en la Escuela Nacional de Economía. Se inscribió a las clases de marxismo de Jorge Martínez Contreras –que, como señalé en su momento, eran bastante heterodoxas-, porque debía la materia. De inmediato nos hizo saber que era hijo de Germán List Arzubide, el poeta estridentista, y pronto comprendimos que compartía con su padre el interés por lo social, el gusto por la provocación, el estudio y la experimentación estética y, sobre todo, el amor por la poesía. 
Si íbamos con él, por ejemplo, a una exposición al Museo de Arte Moderno, la experiencia se potenciaba con sus actos y sus comentarios. Edgar pasaba varias veces junto a un cuadro de Vasarely, esperando que éste le succionara la boina. Luego afirmaba que así había sucedido y que teníamos que colocarnos en el lugar exacto en el que estábamos cuando la ilusión óptica hizo su travesura, porque sólo así recuperaríamos la boina. 
Conocía mucho de autores europeos y, en particular, disfrutaba con los eróticos, que comentaba cachondamente, porque era un poco perverso, al menos de pensamiento y palabra. Una vez estaba leyendo un cuento mío y se detuvo: “Está muy bueno, ya se me está parando”, dijo. 
Otra de sus áreas de conocimiento especializado era la II Guerra Mundial. Gran conversador, describía puntual y emotivamente las batallas y las tácticas: Stalin que enviaba como primera oleada masiva a los miembros de la infantería ucraniana, cuyas casas habían sido quemadas y cuyas mujeres habían sido violadas y asesinadas, porque eran los más enojados y los que no tenían nada que perder. 
Como estudiante, era más bien desinteresado y nunca supe bien a bien por qué se inscribió en economía. Y escribía poesía. Todo el tiempo. Con tenacidad de mosca. Nos la leía, pedía comentarios. La corregía. Volvía días después con una nueva versión. 
Cuando vivimos en Italia Edgar nos visitó varias veces, porque se dio un tiempo –que al cabo resultaron varios años- para rolar por el viejo continente, manteniéndose con los trabajos más inverosímiles, y empaparse de la decadencia del viejo continente (eso decíamos). Allí cotorreábamos, intercambiábamos libros, escritos y comentarios. Allí arrancaba los suspiros de la vecina de junto (ah, un poeta mexicano, de treinta años, seductor, de ojos verdes y sonrisa lasciva) y los enojos de los vecinos (¿qué está haciendo platicando con la niña de doce años… y con esa expresión malévola?). Edgar y yo comentábamos el ritmo de Becerra, la fuerza de Lizalde, las distintas personalidades de Pessoa. Y todos revisábamos su obra en proceso de creación. Corregida y corregida. Leída y releída. Tengo su primer libro, titulado Poemas, y la edición que me regaló tiene correcciones a mano. El poema siemprevivo, nunca acabado, nunca completo, nunca suficiente. 

Como lo dice el mismo en los primeros versos de Balada de un Fugitivo
Dice la prensa: En el último avionazo del ensueño, murieron los peregrinos. 
Dicen que vieron de muerte lamentándose mis planes. 
Treinta proyectos de mago caídos junto al juglar, junto al gitano, 
y todos en el rostro tenían la palidez del sueño perdido. 
  ¡Ay que duele tanto lo inacabado! 
 
Una vez llegó Margherita Bucciarelli por la llave de una moto antiquísima que había comprado junto con Eduardo. Nuestro amigo Mapes no estaba en Módena, y Edgar y yo no estábamos dispuestos a darle la moto sin que él nos lo autorizara (al cabo ya habían tronado y la Amargurita le caía muy mal a Édgar). Cuando ella llegó yo me estaba bañando en la tina. La reacción de Édgar, a la insistencia de Margherita, fue echar la llave a la bañera. 
-Ve y recógela. Ahí está Pancho. 
Chilladero de la otra. Se está allí suficiente rato como para obligarme a salir de la tina. Lo hago y le entrego la llave a Edgar. Él se la coloca de forma que asome por su bragueta. 
-A ver, agárrala. 
Ella hace un tímido intento, él mueve la cadera, entre risotadas. Ella vuelve a intentar, él la empuja hacia sí, ella escapa. La llave y la moto de Eduardo están a salvo. 
 
Durante sus estancias en Módena, Édgar trabajaba en una obra muy loca. Comentaba y recomentaba con nosotros cada línea. Se titulaba La Infancia de Teseo en su primera edición mimeografiada, y era “un poema a cuatro voces para música electrónica”, que le llevaría varios años; posteriormente se llamó La incubación de Teseo en el oráculo de la noche, “poema dramático-onírico a cinco voces para atril o música insólita”. Leído, es un libro raro, con muchos ideogramas, algunos momentos espectaculares, otros difíciles de entender y unos cuantos aparentemente pobres. Recitado por Edgar List es una maravilla (tal vez el problema es que habría que musicalizar esa suerte de ópera hablada, escribir en texto en papel pautado). 

(La versión que tengo, por supuesto, tiene partes tachadas y corregidas). 

Aquí tres momentos: 

 Esa mujer es mitad rueda y viene pedaléandose hacia mí 
 Te amo - me dice 
 R u é d a m e soy tuya… 
 La tomo 
Me la pongo 
La abotono 
  Aaaaaah Camisa! --- 
  Lo-Otro me habla de espaldas 
Y está vestido de negro 
Me está explicando mis miedos 
Con rara voz miserable 
Y dice que no tengo escape 
Que si otro se sueña en mi sueño 
Yo he sido seré sigo siendo 
El más silencioso culpable 
El que no aprende a susurrar 
ssssssss 
ssssssss 
ssssssss 
  Quiere que me crea culpable 
Para poderme habitar 
  Que me sueñe el águila 
Cayendo al mar 
  Que sea mariposa 
crucificarme 
En una habitación brumosa 
  Y crucificaaaaarme… 
  --- Esa caja es tuya 
Tómala 
Tiene la eternidad guardada 
  Cuando la abras (porque la abrirás) 
Saldrá el castigo 
Ya-no-te-podras-ocultar 
  Y de tu sufrimiento 
Surgirá una mujer de negro 
Hará el amor contigo 
Tú la llamaras 
Lamento 
  De esos amores ha de nacerte otro castigo 
Te cortarán un pie 
Y será domingo 
  Tu pie se lo llevará un cuervo 
Y de lo alto lo dejará caer al mar 
Del mar saldrá tu madre 
Y te llevará a pasear 
  Y en el paseo escucharás carcajadas 

 Módena no era una ciudad muy amable para personajes como Edgar. Más de una vez lo corrieron del Centro Histórico, cuando se ponía a vender marroquinería bajo los portales, y es que él tenía un cierto regusto por la marginalidad y el hambre, tal vez porque creía que esas circunstancias alimentarían su poesía. También por la provocación interna: una tarde regresamos de la Facultad y la casa apestaba: Edgar había hervido el bofe destinado al gato (pedazos de pulmón) y se lo había comido. 
Como buen futurista romántico, buscaba hacer poesía de su vida, a lo mejor desaprendiendo a vivir. En 1977, Edgar List se fue a Francia, a vivir en una buhardilla y buscar comida y vestido de los basureros, más tarde hizo correr el rumor de que había sido asesinado por unos magrebíes en una bronca de bar –en realidad era una estratagema para huir de sus acreedores, dijo después-, superó un cáncer, terminó sus estudios en la Universidad de París, trabajó de taxista en la ciudad de México, pudo encontrar un jazzecito en mis poemas sobre Blade Runner, publicó Aventuras Metafísicas de Edgar Aeropoeta (y se puso ese nombre), colaboró brevemente para El Nacional, dio cursos de poesía allí donde se dejaran, también aparecieron textos suyos en Alforja (la revista de poesía de José Vicente Anaya y Víctor Monjarás), en antologías y en publicaciones varias. 

Muy de vez en cuando reaparece, como un rayo, hablamos de poesía y ontología, y vuelve a las sombras. Ha vivido en y para la poesía. No conozco a nadie con tanta vocación.

Edgar, fotografiado en mi oficina, la última vez que lo vi.
Murió en 2016


martes, agosto 04, 2009

El As, el Conquistador y el ave Fénix

Mexicanos en GL. Julio

Los peloteros mexicanos que destacaron durante julio en Grandes Ligas no fueron los de siempre, sino los lanzadores Alfredo Aceves, a quienes sus compañeros de los Yanquis llaman “Ace”, Jorge De la Rosa, llamado “Conquistador” por los medios de EU y el veterano Rodrigo López, quien volvió de las catacumbas. La otra noticia fuerte fue el terrible pelotazo en la cabeza que recibió Edgar González Sabín, que lo mandó conmocionado al hospital.

Aquí el seguimiento del contingente, siempre de acuerdo con el desempeño acumulado en la temporada:

Joakim Soria. Aunque lo
s Reales le dan muy pocas oportunidades de salvamento, el de Monclova las aprovecha todas. En julio obtuvo 7 rescates, con un magnífico 0.82 de carreras limpias admitidas por cada 9 entradas lanzadas. En el año, su marca es de 2-0, 18 juegos salvados y PCL de 1.71.

Adrián González tuvo un julio bastante discreto, en el que sólo se vio poderoso en los primeros y los últimos días. Durante el mes, bateó para sólo .198, con cuatro jonrones y doce producidas. Se habló mucho de que sería vendido a los Medias Rojas, pero se quedará con los Padres, en la inmensidad del Petco Park y sin un lineup que lo proteja mínimamente. En la temporada lleva .250 de promedio, 28 cuadrangulares y 61 producidas. Lidera la Liga Nacional en bases por bolas recibidas, con 83, y acaba de romper la marca de más juegos seguidos jugados con los Padres, con 314.

Yovani Gallardo continúa brindando aperturas de calidad para los Cerveceros. Así fue en cuatro de sus seis salidas en julio, pero es uno de los pitchers con menor apoyo ofensivo en las mayores. En el mes tuvo 2 ganados y 3 perdidos, con 3.86 de efectividad. En el año, 10-7, 3.13 y la friolera de 147 ponches.

Alfredo Aceves ganó un juego en julio, salvó otro (en relevo largo) y mantuvo tres ventajas. Fue hasta fin de mes que le pegaron al sonorense de los Yanquis. Tiene marca de 6-1, 1 salvado y 3.54 de PCL.

Jorge Cantú no ha hecho gala de su poder, pero sigue consistente con su promedio. En julio bateó para .296, con dos jonrones y 12 producidas. En el año, lleva .283, 11 cuadrangulares, 59 producidas y dos robos. Con la llegada de Nick Johnson a Florida, Jorge fue transferido a la tercera base, donde ya empezó a coleccionar errores.

Scott Hairston pasó de los Padres a los Atléticos de Oakland (quitándole de paso a Adrián González su única protección en el órden al bat). En julio bateó para .250, con 3 jonrones y 10 impulsadas. En el año, .282, 12 vuelacercas, 37 remolcadas y 10 bases robadas.

Jorge De la Rosa se dedicó a acumular victorias durante julio, con cuatro salidas de calidad y una en la que tuvo buen apoyo ofensivo. El zurdo de Monterrey está teniendo una segunda mitad extraordinaria, con 7 victorias seguidas. En julio, lanzó para 2.50 de carreras limpias, con récord de 5-0. En la campaña, 9-7, 4.68 y 117 ponches recetados.

Rodrigo López regresó a las Mayores tras casi dos años de ausencia, luego de la cirugía Tommy John a la que fue sometido. Lo hizo con los Filis, y se suponía que su presencia sería sólo temporal, pero lanzó tan bien que primero aguantó el regreso del estelar Pedro Martínez y sólo podrá pasar al bull-pen con la llegada a Filadelfia de Cliff Lee, ganador del Cy Young el año pasado. Su marca es de 3-1, con 3.62 de carreras limpias.

Jerry Hairston Jr. El versátil pelotero pasó de los Rojos a los Yanquis (y del infield a los jardines). En julio bateó para .268, con un jonrón y 5 producidas. En la temporada, .259, 8 jonrones, 29 impulsadas y 7 robos.

Rod Barajas tuvo una baja en su ofensiva –natural para un receptor que juega a diario-. En julio bateó para .182, con 2 jonrones y 7 producidas. En la campaña, .253, 10 y 46.

Dennys Reyes estuvo cumplidor a secas durante julio. El gordito relevista de los Cardenales perdió un juego en el mes, en el que lanzó para 5.40 de CL. En el año, 0-2, 4.50 de limpias, 14 ventajas sostenidas y un juego salvado.

Juan Castro sigue jugando a cuentagotas, pero cumpliendo con guante y bat. En julio, bateó para .263. En la campaña: .333, 1 cuadrangular, 9 impulsadas.

Elmer Dessens estaba teniendo una actuación más que aceptable, trapeando innings para los Mets, cuando lo mandaron de regreso a AAA. Su marca: 0-0 y 3.65 de limpias.

Ramiro Peña se pasó el mes en Ligas Menores. En el año lleva .267, con 7 impulsadas y tres robos.

Edgar González Sabín recibió un pelotazo en la cabeza por un lanzamiento de Jason Hammel; el casco lo libró de una tragedia como la que mató a Chapman en 1920. Los exámenes dijeron que no hubo fractura de cráneo, pero el hermano mayor de Adrián lleva collarín y todavía siente mareos. Está en la lista de lesionados. Bateó en julio para .208. En la campaña, .190, 4 jonrones y 12 impulsadas.

Augie Ojeda vio algo de acción con Arizona, pero el bat no lo ayuda. En julio apenas pegó para .148; en el año, .232, con un jonrón, 5 producidas y dos robos.

Oliver Pérez volvió a la rotación de los Mets y se ha visto menos mal –pero casi tan descontrolado- que en los primeros meses de la campaña. Seis salidas en el mes, pero sólo una de calidad. En julio, 1-1, con 4.91 de limpias. En el año, 2-3, 7.03, 44 ponches (pero 47 pasaportes).

Jorge Campillo (1.0 y 4.15 de limpias con Atlanta) posiblemente se perderá el resto de la temporada.

Luis Ayala no cambia. Funciona bien, salvo si el partido está cerrado. Ahora con los Marlines, el mochiteco aguantó dos ventajas, pero perdió un juego. En la temporada lleva 1-3, con 4.30 de limpias.

Édgar González sigue trapeando innings en Oakland, con 3.75 de PCL en julio. Su marca en el año, 0-1, con 4.75.

Alfredo Amézaga (.217-0-2) fue operado de la rodilla y está fuera por la temporada. Luis Cruz regresó al roster de Pittsburgh, lleva 3 hits en 8 turnos con una impulsada. Walter Silva (0-2, 8.86 de carreras limpias). Arturo López (0-0 y 19.29) y Luis Mendoza (0-0, con 36.00), siguen en las menores.