jueves, octubre 19, 2023

Israel, Hamás y cáscaras de huevo



Escribir sobre el conflicto entre Israel y Hamás es como caminar sobre cáscaras de huevo. Hay que hacerlo con cuidado, sin caer en generalidades, sin romper lanzas inútilmente y, sobre todo, manteniéndose atentos ante la avalancha de información falsa y exagerada que circula por redes sociales y medios de comunicación.

A menudo nos quejamos de que vivimos en una sociedad polarizada. La guerra que se lleva a cabo en el Medio Oriente nos hace ver que el mundo entero está polarizado, y de una manera diferente, incluso más visceral que durante los años de la Guerra Fría.

No es que la tragedia que se vive en Israel y en Gaza haya polarizado el mundo. Es una polarización anterior, que también se refleja en este conflicto. Hay poco espacio para el análisis sereno y mucho para las condenas unilaterales, que a menudo se ejercen desde una falsa superioridad moral.

De hecho, la polarización política es tal, que muchas voces que, años atrás, eran capaces de señalar razones, defectos y excesos de cada uno de los lados en pugna, ahora se decantan mecánicamente por uno de ellos, a veces por razones que no tienen qué ver con el conflicto palestino-israelí, sino por afinidades políticas en el propio país, como -me parece- ha sido el caso de México.

Así, tenemos por una parte quienes afirman que el ataque terrorista de Hamás es, simplemente, parte de la autodefensa palestina ante las agresiones cotidianas del Estado de Israel, y respuesta a la discriminación que sufren los palestinos en su propia tierra. No toman en cuenta que Hamás desde hace muchos años dejó de representar a la población de Gaza, que la organización terrorista se ha alejado de los intereses de los palestinos y obedece a otras causas.

Esa actitud mancha una consigna válida, la de “Palestina Libre”.

Y tenemos del otro lado a quienes justifican y minimizan los actos del gobierno israelí en contra de la población civil palestina, son incapaces de ver el carácter desproporcionado de la respuesta y argumentan que todas las víctimas son en realidad obra de Hamás, porque ellos iniciaron esta vez, y de manera abominable, las hostilidades.

Ambas facciones hacen la ecuación incorrecta de asimilar al grupo terrorista con el pueblo palestino de la Franja de Gaza, que en realidad se ha convertido en rehén por partida doble.

Todo esto, en tiempos de posverdad y de falta de control en las redes, se adereza con grandes cantidades de información falsa. Hemos visto imágenes de videojuegos a las que se quiere hacer pasar por intercambios reales de fuego, bulos de un bando y otro que pretender dar toques de horror gótico o minimizar los daños humanos, según de quién se trate, al tiempo que acusan a la parte odiada de fabricar mentiras, y un largo etcétera.

Y quienes osan contradecir las versiones maniqueas son descalificados con adjetivos calificativos, no con argumentos. Con esos adjetivos quieren dar clases de moralidad. La discusión está muerta.

Ahora sí, a caminar sobre cáscaras de huevo.

Al gobierno de Benjamin Netanyahu, envuelto en una serie de escándalos y obsesionado en su intento deshonesto por hacerse del poder judicial, que fracturó la sociedad, las fuerzas armadas y los servicios de seguridad israelíes, le convino esta crisis. Desoyó en distintos momentos las advertencias de sus propias fuerzas de seguridad y de otros países. Ahora ha ganado tiempo, tiene un gobierno de (parcial) unidad nacional y a una sociedad herida, momentáneamente exaltada por los horrores sufridos. Su ánimo belicista, y su obcecación por mantenerse en el poder, lo impulsan a tomar decisiones que sólo alimentan el fuego. Sólo la presión de los aliados internacionales será capaz de dotar un poco de racionalidad a la política del Estado de Israel.    

Hamás y Hezbolá son organizaciones terroristas, formadas fundamentalmente por mercenarios. En otras palabras, por gente a la que se paga una cantidad de dinero que no podría obtener en un trabajo pacífico. Cada una de ellas, y otras menores que operan en diferentes territorios del mundo árabe, tiene cierta base social, que suele ser pequeña, y ligada por cuestiones materiales más que ideológicas. Se sabe que estas organizaciones son tremendamente corruptas y, por lo tanto, poco confiables. Sin embargo, han gozado de financiamiento externo (de otro modo, no hubieran podido sobrevivir, ni armar sus milicias, ni pagar a sus sicarios). Y si uno busca la hebra del financiamiento, varios caminos conducen a Teherán, al ayatolá Jamenei quien, según declaró, besa la frente y las manos de quienes perpetraron los ataques del 7 de octubre. Irán, a su vez, tiene aliados y rivales, tanto en el mundo musulmán como fuera de él.

Estamos entonces ante un tablero internacional muy complicado, porque no se trata sólo de Israel y Hamás. Hay multitud de otros participantes, unos más embozados que otros. Hay un conjunto de ecuaciones geopolíticas simultáneas, que tienen que ser resueltas en grupo. Y todo indica que, tras las primeras, ingenuas, reacciones de botepronto, el gobierno de Estados Unidos está empezando a entender que el asunto no se resuelve nada más pidiendo al eterno aliado israelí que no se le pase la mano, como de costumbre. La reciente gira internacional de Blinken de algo le ha de haber servido. Un verdadero estado palestino, libre y con instituciones, es una necesidad.

Esperemos. Por el bien de la población civil de Israel y Palestina, que es la que está sufriendo por este horrendo juego macabro.

martes, octubre 03, 2023

Julio Urías tropieza dos veces

 


Mexicanos en GL. 2023

Finalizó la temporada de Ligas Mayores y uno querría destacar los resultados deportivos del contingente mexicano, cada vez más amplio. Pero no. La nota del mes, y de la temporada, fue el arresto de Julio Urías, acusado de violencia doméstica agravada. Es la segunda vez que esto le sucede, sólo que ahora es más grave. El zurdo sinaloense se tropezó dos veces con la misma piedra, con la diferencia de que lo que sigue ahora no es una suspensión por unos cuantos partidos, sino que Urías, por un arranque de furia, pone en riesgo su carrera ligamayorista (no digamos el contrato que le esperaba en la agencia libre). La ignorancia y el machismo le cobrarán una pesada cuota.

Del lado deportivo, a destacar en el año son los cuadrangulares de Isaac Paredes (tercer mexicano que llega a la cota de 30), el liderazgo de Randy Arozaren3a y el surgimiento de Javier Assad como algo más que una promesa. En el mes, la salida de José Urquidy, que respondió a la hora buena, cuando los Astros más lo necesitaban.

Aquí el balance del contingente nacional, ordenado de acuerdo con el desempeño de cada uno en toda la temporada (como siempre, incluimos a los paisanos que han jugado representando a México en el Clásico Mundial o en otro torneo de primer nivel).

Isaac Paredes firmó en 2023 la mejor temporada de su joven carrera. Demostró, de paso, que la gerencia de los Rays es genial a la hora de manejar las transacciones de peloteros. Su defensa, en distintas posiciones del infield, pero sobre todo en la antesala, fue buena, aunque no brillante.  Al bat, este enorme jalador de pelota, por fin bateó un promedio superior a la media: si a eso agregamos su gran poder y su facilidad para embasarse por base o golpe, tenemos un pelotero temible, que ya no depende del poder aislado.  En la temporada bateó .250 de porcentaje, 31 cuadrangulares, 98 carreras impulsadas y un robo. Su OPS fue de .840, el octavo mejor del Joven Circuito; su OPS+ es de 130, lo que significa que batea 30% por encima del promedio de las mayores. 

Randy Arozarena tuvo una sensible baja de juego en septiembre, debido sobre todo a molestias físicas que incluso lo dejaron unos juegos fuera de acción. Es el más completo jardinero izquierdo de la Liga Americana: combina buen fildeo, bateo, velocidad, brazo y liderazgo. Su único defecto: se poncha mucho. Su porcentaje en la temporada no es grandioso: .254, pero lo combinó con 23 cuadrangulares, 83 carreras impulsadas, 95 anotadas y 22 colchonetas robadas. Su OPS llegó a .789; su OPS+, a 120.

Andrés Muñoz está ya cumpliendo lo que se esperaba de él. Como relevista y cerrador de Seattle, el tirafuegos respondió normalmente. Tremendo ponchador, todavía necesita que se le embasen menos rivales para entrar dentro de la elite.  En la temporada, 4 ganados, 7 perdidos,  2.94 carreras limpias permitidas por cada nueve entradas lanzadas, 67 ponches, 13 juegos salvados y 14 holds.   

Joey Meneses tuvo su primera temporada completa con los Nacionales de Washington, y cumplió. Resultó ser uno de los bates más consistentes de su equipo (hay que decir que los Nats son débiles, y en otra escuadra Cabajoey quizá no hubiera lucido tanto: es un bate apenas por encima de la media y no es la gran cosa fildeando). En el año .275 de porcentaje, 13 palos de vuelta entera, 89 producidas y un OPS de .722.  Le haría bien ser un poco más paciente en la caja de bateo: sólo recibió 38 bases por bolas en más de 650 apariciones en la caja.

Javier Assad, pasó, por sus buenas actuaciones en el relevo intermedio, a la rotación de los Cachorros de Chicago, donde -al igual que el año pasado- cumplió más que aceptablemente. 4 de sus 10 aperturas fueron de calidad (6 o más innings, 3 o menos carreras limpias).  El tijuanense terminó con marca de 5--3, 3.05 de limpias, un hold , 94 sopitas de pichón servidas y el gusto de saberse un buen pitcher de Grandes Ligas. 

Alex Verdugo terminó una temporada de altibajos on un tremendo slump de bateo. A lo largo de los últimos años, Dugie ha dejado claro que se trata de un buen beisbolista titular, pero cada vez deja más dudas sobre si alguna vez será una estrella, como prometía en un principio. Verdugo en el 2023 tuvo  .264 de porcentaje, 13 cuadrangulares, 54 carreras producidas y 85 anotadas, 5 bases robadas y su OPS fue de .745.

Taijuan Walker aprovechó el poder ofensivo de los Filis para terminar la temporada con un número importante de victorias, a pesar de que su efectividad no fue magnífica y de que se le embasaron bateadores al pormayor. Sólo 11 de sus 31 salidas fueron de calidad. Su récord en la campaña: 15-6, PCL en 4.38 y 138 ponches

Julio Urías tuvo una mala salida en septiembre antes de su día de furia. Esto deja sus números de 2023 muy por debajo de como nos tenía acostumbrados:  10 de sus 21 aperturas fueron de calidad, pero terminó con 11.8, PCL de 4.60 y 117 ponches.

Jarren Durán estaría mucho más arriba en esta lista, de no ser por la fractura en el dedo gordo del pie que le impidió jugar los últimos dos meeses. El veloz jardinero de los Medias Rojas terminó la campaña 2023 con .295 de porcentaje, 8 vuelacercas, 40 producidas. 24 estafas y .828 de OPS. Veremos si en 2024, con campaña completa, tiene mejores números. El caso es que promete, y mucho.

JoJo Romero lo hizo bien en el relevo de los Cardenales, en la que ha sido su mejor campaña en la Gran Carpa. Terminó en la lista de lesionados. En la temporada:  4-1, 3 salvamentos, 3.68 de limpias, 3 holds y 42 chocolates. Del contingente nacional, al que menos bateadores se le embasaron por entrada lanzada. 

Giovanny Gallegos  estuvo lejos de tener una temporada para el recuerdo. Dos veces dos perdió el puesto de cerrador de los Cardenales, con actuaciones normlamente buenas, pero con varias implosiones en la lomita de las responsabilidades. Terminó en la lista de lesionados. Sus números en el año: 2-4, 4.42 de PCL, 10 salvamentos, 20 holds, 59 ponches y 6 rescates desperdiciados.

Ramón Urías es, hoy por hoy, uno de los mejores infielders defensivos de la liga. Su problema es que los Orioles tienen al novato sensación Gunnar Hendersson y ha tenido que jugar como utility, debido a que no es un gran bat. En la campaña, sus números ofensivos fueron: .264, 4 jonrones, 42 producidas, tres colchonetas estafadas y .703 de OPS.

Alejandro Kirk regresó en septiembre a la titularidad de la receptoría de los Azulejos. El Capitán, que el año pasado llegó al Juego de Estrellas, en 2023 tuvo números ofensivos de un catcher promedio, que suelen ser bajos. Eso sí, sigue teniendo un gran ojo: le dan muchos pasaportes y se poncha muy poco. A la defensiva, es de presumirse su machete para sacar corredores. Numeritos: .250 de porcentaje, 8 jonrones, 43 impulsadas y OPS de .692.

Brennan Bernardino. tuvo año prácticamente completo en el bullpen de Boston, como relevista y opener. Es un caso de meritorio debut tardío, similar al de Cabajoey.  La acompaña con 2-1, 3.20 de efectgividad, 58 ponchados y 4 holds.

Víctor González fue inopínadamente mandado a AAA por los Dodgers en septiembre, cuando estaba lanzando bien, pero regresó al equipo grande al final de la campaña y para los playoffs. El zurdo nayarita terminó con marca de 3-3, 4 holds, PCL de 4.01 y 30 chocolates servidos.

Patrick Sandoval  estuvo inconsistente toda la temporada. Al parecer, dio lo mejor de sí en los juegos que abrió por México contra Estados Unidos y Japón. El lanzador de los Angels coleccionó derrotas en septiembre. En el año: 7-13, 4.11 de limpias y 128 pasados por los strikes. Se le embasó bateador y medio por entrada lanzada. 8 de sus 28 salidas calificaron como de calidad..

Alek Thomas, brillante a la defensa, veloz en los senderos, carece de efectividad en el bat como para asentarse en la titularidad. Con los D'Backs bateó en el año para  .230, 9 vuelacercas, 39 producidas, 9 robos y un bajo .647 de OPS

Daniel Duarte vio bastante acción saliendo desde el bullpen de los Rojos de Cincinnati, tras un montón de viajes a AAA. En el año: 3-0, 3.69 de limpias, un salvamento, dos holds y 23 ponches.

Rowdy Téllez, entre lesiones y bajas de juego, no pudo replicar anteriores campañas jonroneras. Terminó en un slump tal que los Cerveceros lo dejaron fuera del róster de la ronda de comodines. Eso sí, es el primer jugador de cuadro de la historia que termina lanzando el juego en el que su equipo amarra el pase a postemporada (era una paliza, Rowdy colgó el último cero y luego declaró que estaba en la lista de probables ganadores del Cy Young)  En la temporada: .215, 13 cuadrangulares, 47 impulsadas y OPS de .667.

Alan Trejo, con acción a ratos en el infield de los Rockies, estuvo lejos de competir por la titularidad, y eso que el equipo es bastante malo. Sus numeritos: .232, 4 jonrones, 26 producidas, 5 robos, .631 de OPS

Jonathan Aranda tomó el lugar en el róster del investigado Wander Franco (otro caso complejo) y ha jugado varias posiciones, incluso como bateador designado, para Tampa Bay. Se disparó un Grand Slam el último día de la campaña, pero en general no ha brillado todavía.  .230 de porcentaje, 2 jonrones, 13 carreras impulsadas, .708 de OPS-.

José Urquidy anduvo dando lástima en el bullpen de los Astros hasta que fue llamado a lanzar en un juego clave. Tuvo una gran salida, que resultaría fundamental para que los de Houston consiguieran el título. Si algo tiene el mazatleco es la sangre fría necesaria para esos duelos. Eso no quita que haya sido un año muy malo para él:   3-3, 5.29 de carreras limpias, un salvamento y 45 ponches. De sus 10 aperturas en el año, sólo dos fueron de calidad. 

Luis Urías  pasó de los Cerveceros a AAA a los Medias Rojas, donde se desempeñó como utility hasta que a mediados de septiembre ima lesión lo sentó. Números muy pobres para el sonorense: .194 de porcentaje, 3 jonrones, 18 producidas y OPS de .636

Adrián Martínez, en el humilde trabajo de trapear innings para los Atléticos de Oakland, tuvo marca de 0.2, 4.75 de efectividad , un hold y 47 sopitas de pichón.

Austin Barnes, gran manejador de pitchers, no puede ser titular de los Dodgers por dos razones: porque delante de él está Will Smith y porque batea poquísimo:  .180, 2 jonrones, 11 producidas, dos robos y un mísero .448 de OPS

Alfonso Rivas jugó algo, sobre todo con los Piratas y sobre todo hacia el final de la campaña. Batea poco para ser primera base: .229 con 3 cuadrangulares y 15 producidas, además de una base robada..

Alejo López se tomó un buchito microscópico con los Reds. El intermeriadista chilango jugó sólo un juego en el que se lució con una joya defensiva, bateó de 2-1, impulsó una carrera y anotó. Al día siguiente, lo volvieron a bajar.

Gerardo Reyes se ha de haber mareado de tantas vueltas entre AAA y los Angels. Fue usado esencialmente para trapear innings. Tuvo un horrendo 7.45 de limpias y se le embasan casi dos rivales por entrada lanzada. 

César Salazar  inició como catcher de reserva de los Astros, vio poquísima acción, fue enviado a AA y no regresó a la Gran Carpa. Bateó para .111, con una anotada.

Luis Cessa tuvo un año de horror. Ganó su primer juego, luego coleccionó derrotas, perdió el lugar en la rotación y también falló como relevista. Fue despedido primero por los Rojos, luego por los Rockies y finalmente por los Nacionales. Sus números en MLB 2023: 1 ganado, 4 perdidos, 9.00 de efectividad, 11 ponches (pero 12 pasaportes) y los rivales le batean para .397. 

Irving López, hermosillense, infielder, es el más reciente debut mexicano en las Mayores. Juega para los Cardenales. Tuvo 12 apariciones en el plato. En 11 no dio hit. En la otra, pegó elevado de sacrificio e impulsó carrera. Tendrá que esperar para 2024 para que le den la pelota de su primer imparable en Grandes Ligas.