viernes, marzo 13, 2009

Le llovió a México


En un juego pasado por agua, Cuba demostró que es un equipo compacto; México demostró su inconsistencia.
México 4, Cuba 16.


La llegada al Foro Sol fue una odisea, entre la lluvia pertinaz y otros avatares. Pero en el campo, la escuadra cubana completó 16 viajes de regreso a Ítaca, para dejar tendido en el campo, y bien noqueado, a un equipo mexicano con notables problemas en el manejo de su staff de relevistas.
Fue un partido disputado por seis entradas, que se abrió totalmente de un solo lado en la séptima y en el que la lluvia, si bien no influyó en el resultado, fue constante protagonista. Un chipi-chipi eterno -y, a la postre, empapador- que bajó la temperatura abajo de los 10 grados (pero quienes teníamos los pantalones empapados lo sentíamos más frío).
Inició con un duelo de toma y daca, en el que los mexicanos se despacharon con tres cuadrangulares solitarios, pero de nuevo se atracaron de pelota y volvieron a fallar con hombres en posición de anotar. Con casa llena, un out y cuenta de 3 y nada, el bateador más débil, Miguel Ojeda, no se aguanta, le tira a la pelota y batea para un doble play desastroso. Un par de entradas más tarde, también con la casa llena, Adrián González es ponchado.
El que perdona pierde. Y si perdona ante Cuba, pierde por paliza. Cuba tiene lo que los expertos llaman "profundidad en el roster". Sacas a uno y el que lo sustituye es igual de bueno. Además, el manager hizo los cambios en su pitcheo en el momento justo, tal y como reza la máxima: "ni un lanzamiento antes, ni un lanzamiento después".
Nuestro Vinicio, en cambio, volvió a las andadas del domingo. En particular, sacó a David Cortés luego de que había dominado a los dos bateadores a los que se enfrentó y lo sustituyó por Dennys Reyes, quien se mostró descontrolado desde el principio. Un par de hits en cuenta alta, un pasaporte, un golpe en la espalda y tres wilds (uno de ellos en cuenta de 0-2) y el manager mexicano se esperó hasta que la situación estuviera al límite del nocaut para sacar al gordito sinaloense, que fue despedido -por segunda vez en este Clásico Mundial- en medio de un abucheo de proporciones carstensianas y llegó a llorar de rabia e impotencia al dogout. Ahora tiene 40.50 de PCL en el Clásico. Pobre. Luis Ayala no pudo cerrar la cortina y se consumó la masacre.

El Petco Park de San Diego es la antítesis del Foro Sol. Un parque espacioso, al nivel del mar. México pasa, para la segunda ronda, del paraíso del bateo al paraíso de los lanzadores y se enfrenta a Corea, un equipo que tiene en el pitcheo su fortaleza. Será la prueba de fuego (pienso que, sobre todo, para el line-up). Es posible que la escuadra nacional gane alguno de los compromisos en EU, pero es improbable -por la inconsistencia en el pitcheo y en el manejo- que llegue lejos en el Mundial. Ojalá me equivoque en lo segundo.

No hay comentarios.: