El más grande de los “finlandeses voladores”, el corredor sistemático por excelencia, el hombre que festejaba sus triunfos haciendo lagartijas y más estiramientos, Paavo Nurmi participó en 12 pruebas olímpicas. 12 veces subió al podio. Y en nueve ocasiones se llevó la medalla de oro.
Su método de entrenamiento era sencillo, pero riguroso. Caminar, correr, hacer estiramientos. Y realizar cada caminata y cada carrera a un ritmo fijo, único, inquebrantable. Por eso, Nurmi corría con un cronómetro en la mano. Adicionalmente llevaba una dieta abundante en pan negro y pescado seco.
Su método de entrenamiento era sencillo, pero riguroso. Caminar, correr, hacer estiramientos. Y realizar cada caminata y cada carrera a un ritmo fijo, único, inquebrantable. Por eso, Nurmi corría con un cronómetro en la mano. Adicionalmente llevaba una dieta abundante en pan negro y pescado seco.
Inició su periplo olímpico en Amberes, 1920. Y lo hizo con lo que él consideró una derrota: obtuvo plata en los 5 mil metros planos. Dos días después, ganó los 10 mil metros sin mostrar el menor signo de emoción. Luego se llevaría dos oros en la carrera cross-country: individual y por equipos. En todas sus carreras corrió con su cronómetro en la mano. No era inseparable, porque lo aventaba a un lado al momento del sprint final.
Un par de días después vendría la carrera que más víctimas dejó en la historia olímpica y que desde entonces fue retirada del programa: el cross-country, que se realizó a las orillas del Sena entre la yerba crecida y con un calor inusual: 45 grados. De 38 participantes, sólo 15 terminaron la prueba; y de éstos, 8 tuvieron que ser llevados en camilla al hospital. Nurmi ganó fácilmente y, con cierta dificultad, Finlandia también obtuvo el oro por equipos.
Finalmente, el más grande de los finlandeses voladores ganó los 3 mil metros. Nurmi compitió en 7 carreras en 6 días, las ganó todas y regresó con 5 medallas de oro.
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