martes, junio 26, 2007

Más viñetas y reflexiones de Italia

Estas son otras observaciones, que no entraron en la entrega anterior (que es la que publicó Crónica).

Un Nuevo Vaticano

Cuando conocí el Vaticano reinaba Paulo VI, y se podía entrar a la Basílica de San Pedro por el centro de la plaza. Había, sí, mucha gente, que se congregaba en un ambiente que podría definirse como "religioso tradicional". Durante el Jubileo de 1975 se abrió la Puerta Sacra, pasando por la cual tienes indulgencia plenaria, si tocas un sellito. En diciembre de ese año, Mapes y yo pasamos por la Puerta Sacra, salimos por el centro de la catedral y regresamos a pasar por la famosa puerta en un lapso de cinco minutos. En otra ocasión, hacíamos visita turística a una iglesia parroquial de Roma. Daban misa, había mucha gente. Nos asomamos y vimos, con sorpresa, que oficiaba Paulo VI.

Ahora, el Vaticano es un bunker. Cuando fuimos, era la canonización de unos santos y la plaza estaba a retacar de peregrinos. Pero era gente muy diferente de la que visitaba la Santa Sede hace dos o tres décadas: veían la ceremonia (más que participar en ella, porque a mí me enseñaron que la misa es una comunión/comunicación) con ojos entintados de fe, de fe ciega. Una mujer, semiencaramada en una columna, mantuvo en alto por largos minutos, entre la lluvia, una bandera de Brasil. ¡Que el carisma del Papa (o del lugar) cubra mi tierra a través de la bandera!

Camiones y camiones de "turismo religioso", en esta suerte de Disneylandia de la Fe. Las mismas señoras beatas, los mismos ojos fanatizados. La Nueva Iglesia, creada por Woytila, contra la cual de nada sirve la falta de carisma personal de Ratzinger.

Controles metálicos para acceder a la plaza (¿Hay, acaso, un Alí Agca entre nosotros?), una fila india interminable para entrar a la Basílica. De plaza de masas, la de San Pedro pasó a ser plaza de rebaños. Harán cola por varias horas hasta llegar al lugar ansiado: la cripta de Woytila.

Es de madrugada. El Vaticano está cercado; una patrulla vigila que nadie entre. Es un Estado sellado herméticamente.


El nuevo Coliseo

En años idos, los autos pasaban junto al Coliseo. Te bajabas del coche, entrabas por uno de los múltiples arcos y estabas ahí, en el Circo Flavio. Te admirabas e imaginabas el festín de cristianos que se daban los leones, entre los gritos de la multitud. Ahora los arcos están cubiertos con malla, hay otra cola gigantesca para entrar, pagas tu entrada y una audio-guía que te dice dos cosas que no sabías: no está comprobado que se hayan sacrificado cristianos en el Coliseo; los mármoles fueron saqueados para construir el Vaticano.

Hay algo que da enorme tristeza. Ya no hay gatos vagabundos. Ya no se entenderá la frase "sei un gatto del Colosseo" ("eres un gato del Coliseo) que se aplica a quienes no cierran la puerta cuando entran o salen.

Cristianos contra Paganos

Taide tiene un ojo clínico. Quedó muy impresionada con las maravillas del Foro Romano, del Mausoleo de Adriano, del Capitolio y de Pompeya. Tras visitar el Vaticano llegó a una conclusión: "Aquí hubo un golpe de Estado y el Vaticano es la sede alterna al Capitolio pagano".

Es algo muy cierto, independientemente de las fechas en las que el Vaticano se convirtió en centro de la vida política y religiosa de Roma. Como católicos, nos vendieron la idea de que el paganismo había muerto de muerte natural, doblegado ante la superioridad del catolicismo.

Si los paganos tuvieron la revelación de Cristo resucitado, fue con una buena ayudadota del poder político. Primero Constantino. Luego, sobre todo, Justiniano. Dice Claudio que la última rebelión pagana fue apagada por el emperador Justiniano a sangre y fuego. Diez mil paganos crucificados. Quizá sea el equivalente a una leyenda urbana de los paganos, pero resulta creíble, toda vez que el cristianismo no siempre se ha significado por ser una religión tolerante; más aún si recordamos las atrocidades de los cruzados en Jerusalem.

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Decía Pasolini que Roma era la más pagana de las ciudades. No sé si confundía pagano con cachondo o con frívolo. Pero sin duda Pasolini conocía Roma mucho mejor que yo.


Los cristianos, antiguos comunistas

Recordé las viejas lecciones de marxismo de Martínez Contreras: el cristianismo como religión de los esclavos.

No es necesario pensar en los excesos de Nerón (el Coliseo está en lo que era el lago artificial de su casa dorada, la Domus Aurea). Basta imaginarse el lujo de las mejores mansiones de Pompeya y tomar en cuenta que todo aquello era posible gracias al trabajo esclavo.

La rebelión cristiana fue de masas empobrecidas, ignorantes, hartas de ser parte de los activos del paterfamilias; hartas de ser una cosa. En el cielo cristiano todos seríamos iguales. De ahí la inicial austeridad, la de los revolucionarios.

Llega un momento en el que el cristianismo toma el poder. Esto sirve para generar un cambio real: la esclavitud paulatinamente desaparece, y se transforma en servidumbre feudal. Pero también para que nada termine cambiando: el fasto y los lujos se transfieren a la jerarquía cristiana y a cristianísimos reyes y señores. El mármol travertino cambia sólo de lugar.

Es como el comunismo triunfante (el "socialismo realmente existente"). Una ideología popular se convierte en el instrumento para que una nueva elite controle a las masas. Lo hace, también, generando grisura. Los colores maravillosos de la era antigua dan lugar a los ocres del cristianismo. La pléyade de ideas filosóficas dan lugar al Pensamiento Único, que es el del Poder.

Bajo esa lógica, podríamos decir que la Edad Media fue como si los soviéticos hubieran controlado occidente por diez siglos. Se entiende el retroceso.

Eso también da nuevas luces sobre el Renacimiento. Cuando estábamos en el Palazzo Pitti, el antiguo castillo de los Medici, Taide hizo una reflexión interesante. En los frescos del techo se veía a uno de los Medici subir al cielo ayudado por el Valor y la Prudencia; lo recibían la Fama y la Gloria. Diversas figuras atléticas parecían soportar el techo. Era una de las salas de espera: ahí aguardaban, tal vez por muchas horas, quienes tenían cita con uno de los Magníficos. Valor, prudencia, fama, gloria, con representaciones humanas. Nuevos dioses del Olimpo. Entonces Taide dice: "fíjate cómo la gente soporta el techo y cómo los Medici se presentan como mediadores entre los humanos y los dioses". Como semidioses. En efecto, la familia Medici tenía a Hércules como protector (un semidios pagano, no un santo cristiano).
La recuperación clásica es también una recuperación pagana en el sentido político: duques, reyes y mecenas varios como intermediarios entre el vulgo y la divinidad.

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