lunes, septiembre 30, 2019

El taponero máximo


Mexicanos en GL.  2019

Terminó la temporada regular en Grandes Ligas. En ella se reconfirma el cambio generacional de los peloteros mexicanos. Ya no estuvieron los abridores conocidos, o pasaron sólo por un rato, y llegaron nuevos rostros. Algunos se consolidarán. La noticia más relevante ha sido que, por primera vez desde 2014, cuando Adrián González fue líder en carreras producidas en la Liga Nacional, un pelotero mexicano encabeza un departamento relevante en la estadística beisbolera. El sinaloense Roberto Osuna, de los Astros de Houston, fue el jugador de la Liga Americana con más salvamentos.

Aquí el balance del contingente nacional en el año, ordenado de acuerdo con el desempeño de cada uno en la temporada (como siempre, incluimos a los paisanos que han jugado con México en el Clásico Mundial) 

Roberto Osuna tuvo un excelente septiembre para cerrar una muy buena temporada. En el mes, ganó un juego, salvó 7 y su efectividad (carreras limpias admitidas por cada nueve entradas lanzadas) fue de 0.79. Difícilmente se puede pedir algo mejor. En el año tuvo un bachecito o dos, pero en general estuvo muy efectivo. Llegó a 150 salvamentos en su carrera ligamayorista; es el más joven en hacerlo (de hecho, 6 años más joven que Mariano Rivera cuando llegó a ese umbral). Su desempeño será clave en la postemporada de los Astros. En la campaña acumuló marca de 4 ganados contra 3 perdidos, los 38 juegos salvados con los que encabezó la Liga Americana (su récord personal es 39), 6 rescates desperdiciados y 73 ponches. En promedio, se le embasó por hit o pasaporte menos de un bateador por entrada: su WHIP fue de 0.88. Sin duda, el mexicano más destacado.

Giovanny Gallegos tuvo un gran año, aunque no lo cerró de la mejor manera, ya que en septiembre perdió un juego y desperdició tres salvamentos, a cambio de un rescate. En la temporada se consolidó como preparador de cierre de los Cardenales de San Luis, que lo necesitarán en postemporada. En el año, el obregonense tuvo  3-2, 2.31 de efectividad, 19 holds (ventajas sostenidas en situación de rescate) y 93 ponches.  Desperdició tres rescates –todos en septiembre- y se le embasan 0.81 bateadores por entrada.

Julio Urías pudo haber tenido una temporada histórica, pero un error personal le costó una suspensión por 15 partidos. El zurdo de los Dodgers abrió juegos, participó en relevo intermedio e incluso sirvió como cerrador en algunas ocasiones. Siempre mostró personalidad en el montículo. En septiembre vio menos acción de la que se esperaba. Su temporada regular: 4 ganados 3 perdidos, 2.49 de efectividad, cuatro salvamentos (un desperdicio), 5 holds  y 85 pasados por los strikes.

Sergio Romo tuvo algunos problemas para colocarse a principio de temporada. Recaló en los Marlines de Miami, donde acabó llevándose el puesto de cerrador; de ahí recaló a los sorprendentes Mellizos de Minnesota, donde fue, esencialmente, preparador de cierre, a veces llegando a cerrar juegos, cosa que ya no hizo el último mes. En el año, con Marlins y Twins, el Mechón acumuló marca de 2-1, 20 salvamentos (tres desperdicios), 17 holds,  3.43 de efectividad y 60 ponches. Su gran experiencia de postemporada será muy importante para Minnesota en octubre.

Joakim Soria estuvo irregular a lo largo del año, pero filoso en septiembre (con un PCL de 1.04 en el mes, en el que también ganó un juego). En la temporada: 2-4, un juego salvado (sigue siendo el máximo taponero mexicano de la historia), 21 holds, 5 rescates desperdiciados, 4.30 de limpias y 79 ponchados. A ver si ahora le va mejor en postemporada, con Oakland, al derecho de Monclova.

Oliver Pérez estuvo muy bien casi todo el año, pero en septiembre, junto con el resto de la tribu de Cleveland, se vino abajo. El especialista zurdo tuvo un mes bastante feo, con dos derrotas, un juego salvado y un horrible PCL de 11.12. Esto derivó en que sus números del año, que eran muy buenos, dieran un pasito hacia la mediocridad. En  2019: 2-3, 22 holds, 4 desperdicios, un salvado, 3.98 de efectividad y 48 ponches en 40 entradas lanzadas. El año próximo, Óliver puede convertirse en el pelotero mexicano con más temporadas jugadas en Grandes Ligas (por el momento está empatado en primer lugar con Fernando Valenzuela y Juan de Dios Castro, con 17 campañas).

Alex Verdugo se ganó, con el bate, el guante y el brazo, la titularidad en el jardín de los poderosos Dodgers de Los Ángeles, pero problemas en la pierna y en la espalda lo mandaron a la lista de lesionados por más de mes y medio. En el año de .294, 12 cuadrangulares, 44  impulsadas y 4 robos de base, además de varias muestras de un brazo poderoso y certero. Si se recupera, y los Dodgers pasan el primer escollo, tal vez juegue la Serie de Campeonato.

José Urquidy es uno de los debutantes mexicanos. El mazatleco participó el 11 partidos, de los cuales 7 fueron salidas (3 aperturas de calidad: 6 entradas o más, y 3 carreras limpias recibidas o menos). En septiembre lanzó una pequeña joya, con una blanqueada en 6 entradas, y sólo admitió 3 carreras en 18 innings de labor. El bajo nivel de Wade Miley puede que le permita colarse al roster postemporada de los Astros. En el año: 2-1, 3.95 de limpias y 40 chocolates obsequiados.

Andrés Muñoz fue en septiembre el reverso de Urquidy. Tras debutar como ligamayorista y colocarse como relevista importante de  los Padres de San Diego, tuvo una baja de juego, ligada a un tirón en el hombro. El velocista de Los Mochis tuvo marca 1 ganado, 1 perdido, el primer salvamento de su carrera y 5 holds en un agosto muy activo. En la temporada: 1-1, 8 holds,  un salvado, un desperdicio y 3.91de PCL. Ponchó a 30 en 23 entradas.

Luis Cessa  tuvo en 2019 el mejor año de su corta carrera. A pesar de que los Yanquis lo usaron esencialmente para trapear innings (lanzar en situaciones con gran diferencia de carreraje), por lo general lo hizo muy bien. Sin embargo cerró el año aceptando 4 carreras de Texas sacando apenas un out. Eso le afeó unos numeritos que venían muy bien. En el año: 2-1, 4 holds, 75 sopas de pichón recetadas, un salvado y 4.11 de PCL. Ayudará a los Bombarderos del Bronx en la postemporada.

Luis Urías  ya fue titular de la segunda base de San Diego durante septiembre. Le costó trabajo adaptarse al pitcheo ligamayorista, pero al menos al final encontró ritmo. En septiembre bateó para .289, con dos cuadrangulares y 10 producidas. Eso le permitió terminar la temporada (apenas) por encima de la Línea Mendoza: .223, con 4 jonrones y 24 producidas.

Víctor Arano sólo pitcheó en abril antes de caer a la lista de lesionados. El prometedor veracruzano tuvo 1-0, PCL de 3.86 y 7 ponches.

Gerardo Reyes pasó por la típica puerta giratoria entre AAA y el equipo grande de los Padres. Sus actuaciones fueron de lo más disparejas. En términos de efectividad, septiembre fue el mejor mes de este relevista tamaulipeco, con 1.80 de limpias en 15 innings pichados, aunque no ganó ningún juego, como cuando lanzaba mal. Sus números: 4-0 en ganados y perdidos, un hold, un rescate echado a perder y 38 ponches, pero PCL de 7.62

Héctor Velázquez tuvo un año malo, como el resto del staff de pitcheo de los Medias Rojas de Boston. Estuvo a ratos en AAA. Su  récord: 1-4, 5.43 de limpias, 49 chocolates, un hold y un salvamento tirado.

Manny Bañuelos, o la historia de la estrella que no fue. Otrora la máxima promesa de las sucursales yanquis, ha jugado a cuentagotas en las Mayores, debido a las lesiones. Tras un flojo inicio y un tiempo en la lista de lesionados, el duranguense regresó al róster de los Medias Blancas en septiembre, con suerte desigual. Terminó con 3-4, 6.93 de efectividad y 44 ponches recetados.

Marco Estrada llevaba 0-2 con 6.85 de limpias y 8 ponches cuando fue enviado a la lista de lesionados por un problema lumbar. Los Atléticos consideraron que no les iba a servir en su lucha por la postemporada, así que le dieron las gracias. Como fue su tercer año a la baja, es posible que este haya sido su último año en Grandes Ligas. .


Fernando Salas. El veterano relevista sólo lanzó 2.2 entradas para los Phillies: 6.75 de PCL y 3 ponches.

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