En San Millán de la Cogolla se reunieron académicos de la lengua representantes de 22 naciones hispanohablantes y concluyeron en hacer algunos cambios en la ortografía española, que deberán ser ratificados el 28 de noviembre en Guadalajara.
Como suele suceder en esa materia, España derrotó a América algo así como cuatro goles a uno. Decidieron quitarle la tilde a palabras que ahora se consideran monosilábicas, como guión, truhán o huí. Se les ocurrió deshacerse de cuantas cúes fuera posible, y decretaron patéticos cuórum, cuasar y el todavía peor Catar (es decir Qatar), que ni al académico Pérez Reverte le gusta. Le quitaron el acento diacrítico a sólo, que sólo se usará cuando pueda confundirse con solo y consensuaron nombres para las letras: a la ye ya le dicen ye (el único gol americano), pero a la be chica, es decir a la be de vaca, hay que decirle uve, y a la dobleú, algo así como uvedoble.
Es curioso que, tal vez movidos por la güevonería a la hora de poner acentos, haya sido este último tema, los nombres de las letras, el que más escozor causó. Yo digo que es una imposición imperial-colonialista, liderada por el banco BBVA, tan fácil que es decir “Bedeburro-bedeburro-bedevaca-A” o, todavía más fácil, como en México, “Bancomer”.
En lo personal, me parece que la nueva regla más chusca es la que obliga a juntar el prefijo (sufijo me fijo) “ex” con el sustantivo: exesposa, exprocurador, exalumno. Significa, ni más ni menos, que le han dado la razón a José Candelario Trespatines en su alegato en contra del Señor Juez, en el tremendo juicio de La Tremenda Corte intitulado “Parejiicidio”.
Reseñaremos brevemente el capítulo de aquel programa de radio de los años cuarenta, y se entenderá la reivindicación que han hecho las Academias del pícaro cubano:
Inicia con el Señor Juez, quien está “contentísimo, porque hoy me encontré con una gitana que me leyó las líneas de la mano y me dijo que se me va a curar el reuma, me voy a sacar la lotería y que el año que entra me van a nombrar magistrado… esa gitana era sincera, porque se emocionó tanto y me abrazó y todo, y yo soy un gran psicólogo para que usted lo sepa”.
El juicio es por robo y estafa, A Nananina le robaron unos vestidos. El juez pregunta:
-¿Los vestidos eran del tipo chemise?
-No eran de ningún tipo, eran mío –responde la gorda.
-¿De qué modelo?
-No eran de ningún modelo, eran mío, ya no é mi época de modelar.
Sucede que Nananina entregó esos vestidos a Trespatines y su Mamita, para que los repartieran y nunca llegaron a su destino.
-Los vestidos venían envolvidos y Mamita los desenvolvió –empieza a explicar Trespatines.
-Envueltos –corrige el juez.
-Los vestidos venían envuelto’, y Mamita los desenvueltó.
Sigue una discusión barroca y desternillante, hasta que el juez exclama:
-No lo puedo entender, porque uste’ habla en chino.
-¿Qué cosa, que yo hablo en chino? ¿Y poqqué el chino de la lavandería no me entiende? Yo me canso de decirle dame la ropa y te la pago la próxima semana y el chino dice: “mi no entiende”.
Trespatines entonces entrega al juez “una tarjetica del restablecimiento de nosotro, por si necesitas mandar una cosa para el anterior, pa’l campo”. La tarjeta reza: “Expreso Trespatines y Mamita. Reparto rápido de mercancías.”
Pero Nananina insiste:
-No entregaron lo’ paquete’. No señor, se lo' cogieron.
Toca el turno acusador al gallego Rudecindo Caldeiro y Escobiña:
-Tengo un cine en el reparto La Verdolaga, dotor. Tenía seis ventiladores pero me los rubaron, un desgraciao en cuanto apagan la luz, desturnilla los ventiladores y se los lleva. (Trespatines tiene seis ventiladores en su cuarto, aunque nunca va al cine de Rudecindo, pero Mamita va todos los días)...
-Pensé en poner un extractor de aire, -continúa el gallego- y Trespatines me diju que me vendía un extractor en 90 pesos, pero me trajo un montón de herros viejos que no servían para nada.
Trespatines exige que Nananina describa los vestidos robados:
-Lea la lista, pero despacio para que no haya confesiones.
-Confusiones –corrige el juez.
-Para que no haya horror.
-Error.
La descripción es en verso, así como la respuesta del pícaro acerca del destino de los vestidos. Uno lo vendió, otro lo empeñó, otro lo dio a Cucusa y el último a Mamita, porque “la tarjeta lo dice claro. Nos la' repartimo' rápidamente".
El juez dice que es un robo, porque ellos tenían una agencia.
La respuesta de Trespatines hoy sería aceptada por las Academias:
-¿Cuál agencia? Pero si el expreso soy yo chico, poqque yo estuve preso pero ya no lo estoy, de manera que ahora soy un expreso.
-¿Y los hierros viejos que le dio a Rudecindo?
-Eran parte de un tractor de obra pùblica que se despeñó pa’bajo y se desbarató. Eso es un extractor.
El programa termina con una confesión de Trespatines:
-Mamita tiene ahora un negocio que está ganando lo que quiere. Anda por allí vestida de tinaja.
-Gitana.
-Sí eso. Está leyéndole la mano a lo’ comebola. Ella le’ dice una pila de mentira’… pero el negocio de ella no es ése, cuando se emociona, parte p’arriba, los abraza y le’ quita la cartera…
“—Eso de erutar no entiendo —dijo Sancho.
Y don Quijote le dijo:
—Erutar, Sancho, quiere decir ‘regoldar’, y este es uno de los más torpes vocablos que tiene la lengua castellana, aunque es muy sinificativo; y, así, la gente curiosa se ha acogido al latín, y al regoldar dice erutar, y a los regüeldos, erutaciones, y cuando algunos no entienden estos términos, importa poco, que el uso los irá introduciendo con el tiempo, que con facilidad se entiendan; y esto es enriquecer la lengua, sobre quien tiene poder el vulgo y el uso.”
5 comentarios:
Certero como siempre, dottore
Grande Pancho!
Qué fuerte! Hasta pena me da abrir sin el signo de exclamacion. Y la falta de acento es culpa de éstos teclados franceses. Saludos fbaezer desde por aca.
Pohl
Sí, son unos desgraciados. Pero la b chica no es ni ha sido jamás (gracias a Dios) nombre de letra, ha sido siempre uve.
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