Eso de que a los cerdos les encanta el lodo es cada vez más cierto.
Se discute un tema: el uso faccioso de la justicia de parte de un gobernador. Hay otro adjunto: la grabación de conversaciones telefónicas privadas. El contexto es tremendo: la defensa, de parte del poder político de un grupo de pederastas y proxenetas con poder económico. De lo más vulgar.
¿Y cómo responden los políticos? Echándose lodo.
Chuayffet mete a su enemigo personal Yunes al cochinero, recordando, con meses de retraso, que él fue nombrado en el libro de la periodista perseguida.
Yunes se defiende como en el Siglo XIX: acusando a Chuayffet de "desviado" y contrastando su declarada hombría con la supuesta falta de virilidad del coordinador de la bancada priísta.
Chuayffet contrataca dando a entender que Yunes come por el culo y caga por la boca.
Escatología pura. Coprofilia a velocidad turbo.
Pobre país. Tiene una clase política que amerita perfectamente lo dicho por Umberto Eco respecto a la italiana: "han sustituido la polémica con el insulto, el tecnicismo con la grosería y, creyendo hablar como comen, hablan como eructan".
Lo peor del caso es que, como lo muestra Kamel Nacif, hay empresarios más soeces que los políticos (y, por lo tanto, que los peores carretoneros, convertidos hoy, en esta era de relativismo total, en gentiles caballeros).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario