martes, marzo 06, 2012

Leyendas olímpicas: Johnny Weissmuller


Johnny Weissmuller actuó en muchas películas pero, sin duda, la mejor de ellas fue su vida, llena de vueltas increíbles.

Este ídolo estadunidense nació en el Imperio Austro-húngaro, en el pueblo de Pardanj –que hoy es territorio serbio- de una familia de origen rumano-alemán, y se llamaba Peter Janos, pero fue inscrito como Johann al llegar, de bebé, a Ellis Island, el famoso puerto de destino de los inmigrantes europeos a Estados Unidos.

Johann contrajo poliomielitis a los nueve años, y el doctor aconsejó que el niño nadara para superar el debilitamiento de sus piernas. Resultó magnífico nadador y muy rápidamente formó parte del equipo de la YMCA. De adolescente, y tras el abandono de su padre, consiguió trabajo como salvavidas y como elevadorista de un club atlético en Chicago. Ahí fue (re)descubierto y entrenado, hasta que ganó los campeonatos nacionales en 1921.

El nivel atlético de Weissmuller le aseguraba un puesto en el equipo olímpico de EU, salvo por un detalle: él era húngaro de nacimiento. El asunto fue arreglado mediante el uso de un acta falsa, con la fecha y lugar de nacimiento de su hermano menor. En otras palabras, Weissmuller asistió a los juegos de París 1924 como todo un cachirul.

En aquellos juegos olímpicos, Weissmuller no sólo compitió y ganó el oro en los 100 y 400 metros libres, así como en el relevo 4 por 200, sino que se dio el lujo de ser parte del equipo nacional estadunidense de waterpolo, que se llevó el bronce. Es uno de los poquísimos olímpicos que ha obtenido medallas en deportes distintos. Cuatro años después, en Amsterdam 1928, Johnny compitió en dos pruebas y se llevó dos oros: en los 100 metros libres y en el relevo 4 por 200. En total, 5 oros y un bronce.

Junto con sus éxitos olímpicos, Weissmuller rompió 67 récords mundiales en una carrera que tiene una característica inigualable: es el único nadador que se mantuvo invicto desde sus inicios hasta su retiro, en 1929.

Terminada su carrera como nadador, Weissmuller empezó la de actor, con un contrato para hacer seis películas encarnando a Tarzán, el personaje de la novela de Edgar Rice Burroughs. Esas seis películas se convirtieron, primero, en éxito mundial y, después, en otras seis películas, en las que inmortalizó su grito tarzanesco.

Weissmuller era tan popular que se cuenta que una vez estaba jugando golf en Cuba cuando su grupo fue capturado por soldados rebeldes. Él trató de zafarse diciendo que era Tarzán, pero se le olvidó el acento en la segunda sílaba. Entonces lanzó su ulular y los barbudos lo reconocieron, se tomaron fotos con él y lo dejaron ir.

Después de Tarzán, Weissmuller hizo películas y una serie de TV como “Jim de la Selva”. También hizo negocios fallidos (como una Tarzanlandia en Florida) y terminó viviendo en Acapulco –la locación de su último film tarzanesco-, junto con su quinta esposa.

Eran los tiempos del Acapulco clásico, y Johnny se codeaba por igual con la gente local y con los magnates y políticos del tiempo. Se volvió un ícono del puerto. Pero con el tiempo su salud mental fue deteriorándose y Tarzán le empezó a ganar terreno a Weissmuller, con las consiguientes visitas a hospitales psiquiátricos.

Esta leyenda olímpica murió en Acapulco, en 1979, de un ataque cerebral. En su funeral, conforme a su petición, al momento que iban bajando féretro y cadáver a su última morada, se escuchó a todo volumen la grabación del inconfundible grito de Tarzán.

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