jueves, abril 08, 2010

Preferencia política y deportes favoritos

¿Hay una correlación entre el deporte favorito y la posición política? Un estudio hecho en Estados Unidos sugiere que sí. Que los amantes del golf y las carreras de NASCAR son muy republicanos, mientras que quienes gustan del basket, el tenis o el futbol (soccer) tienden a ser demócratas.
Los datos corresponden a una encuesta realizada por Scarborough -un proyecto conjunto de Nielsen y Arbitron- a más de 218 mil adultos estadunidenses. Se les preguntaba qué deporte veían por televisión, qué tanto les gustaba, cuál era su preferencia partidista y su historial de participación electoral. El eje de las abscisas divide la preferencia partidista: en la parte izquierda de la gráfica (de azul), la preferencia demócrata; en la derecha (de rojo), la republicana. El eje de las ordenadas define la propensión promedio a votar: quienes se encuentran arriba votan más.
Si recordamos las características demográficas elementales en Estados Unidos, buena parte de la gráfica cobra un sentido muy claro. Los hombres ven más deporte por televisión que las mujeres, y los hombres -en elecciones recientes- han tendido a votar republicano más que las mujeres. No extraña, por tanto, que la gráfica esté ligeramente movida hacia la derecha (y el color rojo). Esta puede ser la razón por la que los dos deportes más populares en EU, el beisbol (MLB) y el americano (NFL), así como los juegos olímpicos, estén apenas del lado rojo (dice el reporte que el grueso de los votantes que cambian de partido es fan del beis). En todos los deportes, quienes ven la versión femenina (LPGA, tenis, WNBA) están a la izquierda de quienes ven la masculina, lo que probablemente se deba a que hay más mujeres espectadoras.
Hay una correlación positiva entre nivel de ingresos y voto republicano; también la hay entre nivel de ingresos y afición al golf. Las carreras de la serie NASCAR -esas vueltas interminables al óvalo- son populares sobre todo en estados republicanos, pero entre un público más popular, por lo que no hay tanta tendencia a asistir a las urnas. El hockey sobre hielo, si bien se practica sobre todo en estados demócratas, es un deporte del gusto casi exclusivo de los blancos... que tendencialmente votan republicano. Lo contrario sucede con el basquetbol (NBA) y el futbol (MLS): en el primer caso hay una alta proporción de aficionados afroamericanos; en el segundo, de latinos -que tal vez votan menos que el promedio porque no son ciudadanos-. Otro elemento: el futbol americano es más de suburbio o pueblo; el baloncesto es más citadino.
Los deportes más populacheros, como lucha libre, deportes extremos o carreras de dragsters, son vistos por personas que -independientemente de sus simpatías políticas- tienden a votar poco. En estos casos hay una correlación con un bajo nivel de escolaridad.
Y lo que me parece un tanto sorprendente (¿será el factor ciudad?) es el carácter claramente demócrata del tenis.
De la gráfica salen conclusiones interesantes, útiles para un político capaz de leer las encuestas más allá del popularómetro. Un buen lugar para anunciarse en una primaria republicana es en la transmisión de un torneo de golf y para hacerlo en una primaria demócrata, en un partido de basquet. El beis y el americano son los espacios ideales para una campaña general. Y el fut o las luchas, el adecuado para que los demócratas llamen a sus bases a empadronarse y votar.

En México
Un trabajo similar, con propósitos parecidos, podría realizarse en México. Quien más se ha dedicado a medir las aficiones deportivas ha sido Roy Campos, de Consulta-Mitofsky. Gracias a él sabemos, por ejemplo, que los fans de las Chivas no son la mitad de la afición futbolera más uno, sino cerca de la cuarta parte, y que pelean el liderato de afición con el América (normalmente lo deciden los villamelones, que le van al que gane), que la afición de Pumas es tendencialmente joven y de un nivel económico superior, mientras que la del Cruz Azul suele pertenecer a clases populares.
No sé si fue Roy o Ricardo de la Peña quien hizo hace aproximadamentee una década, una encuesta que cruzaba preferencia partidista con favoritismo futbolero. Recuerdo claramente que, en Monterrey, la afición por los Rayados era mayoritariamente panista, mientras que la de los Tigres tendía a votar por el PRI. Y me acuerdo, también que la afición puma no era tan de izquierda como se supondría con eso del himno a puño alzado, pero sí que era la más antipriísta (en ese sentido, Demetrio Sodi, en una votación que se dirimía entre PAN y PRD, escogió bien el espacio para hacerse propaganda... otra cosa es que lo haya hecho tan desastrosamente y que lo hayan cachado en la movida).
Tengo la impresión de que, si se hiciera en México un ejercicio similar al gringo, los fans del beis resultarían priístas -por razones de distribución regional de la afición- y los del americano mayoritariamente panistas -por vía de sus ingresos superiores a la media-. Los del fut -un deporte tan popular en el país como la Vírgen de Guadalupe- son la verdadera incógnita.
Finalmente -recordando que la izquierda romana le va en futbol a la Roma y la derecha le va al Lazio-, me pregunto qué tan generalizada, a nivel mundial, es la tendencia a ligar las preferencias políticas con las deportivas. Si, al final de cuentas, no son resortes psicológicos parecidos los que nos hacen escoger candidato, deporte favorito y equipo de nuestros amores.

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