Voz Obrera
-A Raúl Trejo
Se cansa una de tanto trabajar, sí, me siento con profunda poca gana, ah turbada, acalorada de mente, chirriada. No puedo palabras hilar, con ganas de incoherenciar y escribir pochotl, tráfago, balbuceos. O se me cortan las palabras hoy no porque puedo decir esto que digo y acordarme sin acobardarme (los compañeros tienen crisis de locura, duro trabajar con fósforo no cura la locura). En la noche me viene en pensar en aplausos, se me olvida la sonrisa que me lanza Xavier en el descanso, a virgencita ruego no se me vaya lucidez, güesos siento torcidos y sin voluntad. Oh. Ahora cómo hago a decir poemas que me traduce mi hermano. Y en la madrugada me despierto con extraña palabra en la boca: Lubiam, ¿qué querrá decir lubiam? Mil atolondramientos haciendo la casa luego, malhaya la hora en que me perdí. Cosas nuestras de la vida ¿qué le vamos a hacer? Puesto que aquí estamos, pues, con los pies que no nos aguantan, muy poco deseo de llegar a la casa, moverse. Y a los compañeros les dan ataques de risa, ahjajajajaja a mí a veces qué desolado. Estamal malmuimalcarajo. Carguita que nos diste al hombro. Palabras nos pueden no salen, y también sueño con correítas que se tienden, ¿horcas? Pa los frijoles ¿verdad? Creo que Lubiam tenía como cincuenta años y murió con los huesos hechos polvo. Sí. Patrón a ofensas no llegan, dice. Yaún no sabemos cuál ha sido nuestra culpa, pasan años y desconocemos, nutrimos culpita extraña. Semanas mano engarrotada de Lupe, ni moverla ni hacer su cama podía, nadamás tele y tamaños ojotes. A mí también me duelen. El seguro de vida, ptrón, sólo caso mueran trabajadores fábrica, accidente o eso, dice tras la jaulita de cristal. A José lo corrieron, enloqueció y mentó madres, hambre, pero por mientras hubo fiesta primero de mayo, ques mi cumpleaños, representante de la CTM hermoso discurso y miradas sin luz de la Lupe, qué hacía miles de esfuerzos. Fósforos no querían encenderse. Gacha labor, pero pues ni modo, rotos güesitos, vaya. Tan mala como leer el periódico. Un mucho ingrata labor de fábrica y la música Eeees Radio Felicidad a todo volumen, tonada de moda sigues ritmo, timbeas, hasta cuando caminas por la calle. Siquiera fuera Radio AI, guapa choza. Págase poco peor fuera nada, algo se come, alcanza para tv y picnic con los domingos la familia. Una camisita de holanes padre, y Xavier se atraganta con mis pechos. No en otro lugar hay trabajo, casi tres años, desde de la escuela hasta hoy. Cuotas sindicales por nosotros y por Lubiam, qué horribles gritos cuando se desplomó. Me vienen me vienen y no los puedo aguantar, corre corre y díle que no grite. Aquí no se habla de libertad. Harta la tristeza de mi hermanita que yo he visto en sus ojos, malmuimalmalquédelcansancio. Embalar cosa, vemos visiones, a arruinarlos los aparatos y los digestivos y los huesos y nada, apenas el sabor picosito de la pecsi calma en los intervalos, yo meto las manos en muslos y me rasco las medias. Compulsión dice Celina que ella tantos años, oh. Me cae que oigo aplausos, Xavier dice que los controles de la tierra, computadora planeta están en manos de él. Le miro los labios, que susurran, ensordece Radio Felicidad. Patrón en consulta democrática felicidad como estación dice que sacó. Chin ya no hilo bien. Bienmuyviendebohilar porque si no no, es la maldicióndelavida, sabe a cigarro aplastado. Señor Patrón usté es muy hijo de su madre pero sabe que nos da de comer, José decía atole yo no sé, la verdad. Al rato fósforo necesidad del cuerpo. Patrón por los pocos pesos nos quita vida, pero qué se le va a hacer ¿nada? Medicinas gratis, eso sí, por conquista dice el representante sindical, porque si no trabajamos y luego quién, o comemos cómo. Celina y las veteranas sentadas sobre las cajas a la hora del lonch están como muertecitas, dormitan una sobre otra, pasando la comida. Lupe fuma sobre la caja de cartón con tamaño solesote sobre la cabeza, yo le huyo al Xavier, y al Miguel, que también ¿por qué no? Son horas terribles porque una se siente nadie y luego ves a las viejas ahi tiradas, engarrotadotas, turpes las manos Lope. Tres fueron los hijos del obrero Lubiam, también se sentó, antes que yo, en cajas estas de cartón para lonchar, ay qué jeroglífico vida. Por los centavos de la máscara ahorrados pocos Lubiam se deshizo por dentro gases en los güesos y venas y todo, lubiam palabra extraña en boca, ¿vida querrá decir y no como el patrón? Celina no fue al entierro, miedo dice. A los demás, que su marido no estaba dispuesto a dejarla ir, eso dicen ella y dos. Yo sí fui, gritos histéricos viuda cuando bajaba la caja, cuando caía la primera palada de tierra. Ahistaba el nudo conmigo, y yo apenas si conocía al señor. Que pena penita tan grande me dimos todos. Y hoy, saliendo del trabajo, que José me da un papelito escrito a máquina, así muy serio. Es por Lubiam, me dice.
A los compañeros de la fábrica
La muerte del compañero Lubiam deja en claro que las condiciones de trabajo que tenemos que soportar son inhumanas. Por lo tanto, exigimos:
-Que se dote a todo el personal de mascarillas, para no andar inhalando gases tóxicos que nos hacen viejos prematuros y nos matan.
-Que se permitan descansos de quince minutos por cada dos horas trabajadas, de manera que podamos recuperarnos, aunque sea un poquito.
-Que se instale un comedor en donde nos vendan, a buen precio, comida higiénica y no tengamos que andar tragando una torta y un refresco sentados sobre unas cajas.
-Que se nos respeten los días de vacaciones y que podamos decidirlo nosotros, y que no sea cuando al patrón le dé la gana.
-Que se pague a las compañeras trabajadoras lo mismo que a los hombres. No se vale que a trabajo igual haya salarios diferentes.
-Que se prohíba severamente a los jefecillos y subjefecillos tratar a los obreros de "tú" cuando saben que nosotros no podemos darles el mismo trato.
-Que podamos elegir libremente a nuestro representante sindical. Miguel Ángel no hace nada.
En esta fábrica falta la dignidad, como mínimo se debe reconocer la importancia de nuestro trabajo. El patrón siempre necesitará trabajadores; nosotros producimos, no como don Romualdo, el señor Palomino o Miguel Ángel.
Brigada Lubiam, para que los Lubiams desaparezcan
Llevo tres leídas y una copiada de este papel, mi categoría es inferior a la de Xavier y tenemos los mismos trabajos. En la tarde me la pasé viendo a Celina y a las otras veteranas, aparentan más años de los que tienen, es cierto y en realidad muy mal. Me han dado varias veces ganas de romper el papelito, no sé por qué, igual no he podido y hasta lo copié. Será que Lubiam era un nombre de mi mente que apenas algunas veces oí, pero su nombre y su cara me visitaban en las noches, acompañados de música estridente. Las facciones de José han cambiado, es otro el que gritaba tan duro en la fábrica. Hay que morirse para nacer o qué. A ver si mañana hablo con Xavier desto. Lo malo es que va a creer que me lo quiero volver a ligar y miedo no me falta. Pero hay que hablar, José tiene razón. No. Ese papelito no lo rompo.
México, 8 de septiembre de 1975
1 comentario:
hola. yo me llamo Lubiam y si no me equivoco aquí solo hay uno y otro en Tijuana, tal vez sea mi nombre el que te vista por las noches. saludos
alexgimbo@mail.com
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