Una tarde, a principios de 1974, Eduardo Mapes me cambió la vida. El y yo nos fuimos a tomar un café al Hicks, que era un restorancito en la calle de Copilco, junto a Ciudad Universitaria. Allí me dijo que a Consuelo Ceceña, nuestra amiga e hija del director de la escuela, le iban a dar una beca para estudiar Ciencias de
Eran demasiadas noticias, y una oferta que no podía rechazar, pero acerté a darme el lujo de una efímera duda.
-¿Pero Ciencias de
-Vale madre, hazme la balona. Ya luego vemos que hacemos. ¿Te imaginas en San Siro en un partido entre el Internazionale y el Milán?
Todavía tengo en la mente la imagen que se me plasmó. Yo, parado, bien abrigado, en las gradas del estadio viendo, luminosas, las playeras de los jugadores que se mueven en la grama.
-Pues va. A güevo –dije con tamaña sonrisa.
Regresé a casa sintiendo un halo de irrealidad.
Las cosas se precipitaron con rapidez. Consuelo incluyó en el grupo a Jorge Castañares (“uno que sí estudia”), el maestro Ceceña habló con nosotros y nos envió a las oficinas de
Yo seguía preocupado por lo de alimentación (nunca he entendido cómo funcionan las enzimas), y creo que los demás también. Un maestro, Adrián Lajous, se ofreció amablemente a que fuéramos a su casa y desde allá telefoneáramos a Edmundo Flores, quien se desempeñaba como embajador de México ante
Flores dijo que, efectivamente, el Señor Presidente le había llamado para avisarle que iba a enviar a unos jóvenes a estudiar ciencias de la alimentación, que de seguro las mejores escuelas estaban en Italia porque era sede de
Flores: -Señor Presidente, no existe la carrera de Ciencias de la Alimentación en Italia.
Echeverría, impertérrito: -Pues yo le voy a enviar unos jóvenes para que estudien Ciencias de la Alimentación en Italia.
Flores, sensato: -Lo que usted diga, Señor Presidente.
El Doctor Flores concluyó diciéndonos: “Vénganse a estudiar economía, les va a resultar más provechoso que en
Lajous puso la cereza recomendándonos ampliamente
Varios cuates se interesaron en sumarse a la aventura italiana. Quien lo consiguió fue Jorge Carreto. El director Ceceña obtuvo otra beca, para un cuate ya recibido, Antonio Mártir, y logró para Carreto y para otro muchacho, de apellido Ríos, un lugar en la gira presidencial. Nos exhortó a que, ya en Italia, le sugiriéramos al presidente Echeverría que también incluyera a Jorge entre los becados.
Hubo nueva visita a
En los últimos días antes de nuestra partida hubo algunas fiestas, en las que los camaradas nos aseguraban que nos volveríamos “delavolpianos” (por Galvano Della Volpe, un filósofo marxista que ellos tampoco habían leído –desconocíamos a Gramsci por completo-) y las compañeras eran más cariñosas.
Nos vuelve a llamar De
Castañares ha estado preocupado porque no hizo el servicio militar y, según las leyes, no puede salir del país. La gente del Estado Mayor lo tranquiliza: al día siguiente, el escollo ha sido superado.
31 de enero. Ya están las maletas hechas, la ansiedad me devora. Vemos 24 Horas. Ahí Jacobo Zabludovsky da una nota importante: la lista completa de quienes forman parte de la gira presidencial a Europa. Aparecemos los becados de Conasupo. A Carreto y a Ríos los describe como “líderes estudiantiles de
1 comentario:
Cómo nos deja en suspenso doctor. Las habas se nos queman por saber cómo fue el viaje y qué pasó al llegar. Felicidades y gracias por darnos otro panorama de la historia a través de las vivencias personales.
Ziggymoon
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