Si al principio de la temporada en las ligas mayores, nos hubieran dicho que los lanzadores mexicanos llevarían 11 victorias para fines de abril, habríamos pensado que Oliver, Rodrigo y Loaiza habrían tenido un inicio candente. No es así: están para llorar. Son los relevistas quienes han dado la cara por el beis mexicano. Y si nos hubieran dicho que el mexicano con más cuadrangulares sería Miguel Ojeda, simplemente no lo hubiéramos creído.
Vinicio Castilla. Obligado a jugar la mitad de los partidos en un parque –el Petco Park de San Diego- que es un paraíso para los lanzadores, el oaxaqueño ha cumplido su papel con más gloria en el guante que en la majagua. Batea para .253, lleva un palo de vuelta entera y 8 producidas.
Rodrigo López. El de Tlanepantla ha tenido problemas para trabajar las esquinas. Eso lo ha llevado a cuentas peligrosas, a otorgar un exceso de pasaportes y a recibir por lo menos 4 carreras en cada una de sus salidas. Lleva 1 ganado y 3 perdidos para los Orioles, con 6.81 de carreras limpias.
Oliver Pérez. El zurdito de Culiacán y los Piratas tiene record de 1-4 y un partido que le tiraron los relevistas. Sigue ponchando bateadores rivales a diestra y siniestra, pero sigue otorgando demasiadas bases y admitiendo batazos largos. Lo preocupante es que estos números se parecen demasiado a los del año pasado, que supuestamente era una excepción negativa.
Juan Castro. Se está agenciando la titularidad en las paradas cortas de Minnesota. Es garantía al fildeo. Empezó bateando muy bien, pero cayó en uno de sus conocidos slumps para terminar el mes con un mediocre .234, 4 producidas y un robo.
Jorge de la Rosa. Los Cerveceros le han dado al joven regiomontano la tarea del relevo intermedio en juegos cerrados. En 5 de sus 7 salidas ha funcionado. En las otras dos lo molieron a palos. Como resultado lleva 1 ganado y 1 perdido, aunque con un feo 8.59 en carreras limpias.
Humberto Cota. Se suponía que sería el receptor sustituto de los Piratas, pero ha jugado la mitad de los partidos, gracias a que tiene un mejor manejo de los pitchers que Ryan Doumit. Al bat sigue flojón. Batea para .239, con 3 impulsadas.
Esteban Loaiza. Cinco salidas ha tenido el de Tijuana. Una regular, tres malísimas y otra en la que agradeció a Tláloc la lluvia, porque le habían metido 6 carreras en la primera entrada. Con récord de 0-3, una recta que ha perdido velocidad notablemente y un porcentaje de carreras limpias de 8.35 (sería superior a 10, de no ser por el aguacero salvador), la actuación de Loaiza preocupa, y mucho, a la directiva de los Atléticos de Oakland.
Alfredo Amézaga. “¿Hay un puesto más ingrato en Grandes Ligas que el de relevista largo de los Reales de Kansas City?”, preguntábamos hace unos párrafos. “Sí: utility de los Marlines de Florida”, podría responder Amézaga. Con esa chamba (en la que incluso este infielder ha jugado de jardinero), el sonorense batea para .273, con una producida y –eso sí- dos colchonetas robadas.
Dennis Reyes. El gordito de Higuera de Zaragoza volvió a la gran carpa a fin de mes. Lanzó dos entradas con los Mellizos, y no le anotaron carrera.
Oscar Robles. Primero los Dodgers ingratos lo sacaron del roster. Tras una tacita de café en AAA, volvió al equipo grande. El utility lleva un hit en ocho turnos, pero aún así se las ha agenciado para anotar en 3 ocasiones (recuerden que contra la base por bolas no hay defensa).
Ricardo Rincón. No le ha ido bien en San Luis. Lanzó poco más de tres entradas, se le embasó la mitad de los bateadores que enfrentó, acabó el mes con 10.80 de efectividad y en la lista de lesionados, con tendinitis en el manguito rotador (y eso duele hasta cuando uno se levanta de la cama, señores).
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