La
novena mexicana de beisbol quedó eliminada en la primera ronda del Clásico
Mundial de Beisbol. Por primera vez no pasó a la segunda ronda. Y, para más
inri, tendrá que eliminarse para acceder al evento de 2017. A pesar de ello,
dio un gustazo a la afición con su victoria sobre Estados Unidos y –opino- fue
un equipo más digno que el que nos representó hace cuatro años.
La sorpresa italiana. Italia 6, México 5
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El Coco de los gringos. México 5, Estados Unidos 2
A diferencia de lo ocurrido en el primer juego, en el
enfrentamiento contra el equipo de Estados Unidos, todo funcionó a la
perfección. Una apertura estelar de Yovani Gallardo. Carreras anotadas mediante
batacazos (un precioso cuadrangular de Adrián González entre ellos), disciplina
en el plato y cambios de lanzador a la hora precisa se combinaron para que
México venciera a una novena estadunidense que jugó muy bien, particularmente a
la defensiva, robándole varios hits a los mexicanos. Por supuesto que lo fundamental fue que los
mexicanos le encontraron la bola temprano al nudillero R.A.Dickey, que traía el
prestigio de su reciente premio Cy Young, pero nada en el brazo.
La
debacle. Canadá 10, México 3
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Un
primer balance
El
juego contra las estrellas de Estados Unidos nos muestra de las posibilidades y
capacidades del equipo que se armó. Las dos derrotas, evidenciaron las
carencias. A mi gusto, fue una escuadra superior a la de 2009, que sólo pudo
ganarle a rivales muy inferiores (y no siempre) y cayó con facilidad y amplitud
ante los buenos, pero inferior a la de 2006, que hizo un gran papel. La inicial
falta de cooperación de la Liga Mexicana de Beisbol, que no quería prestar
jugadores, influyó negativamente. Más todavía, la designación de Rick Rentería
como manager, la carencia de jardineros, la necedad de que jugaran todos y,
aparentemente, la existencia de favoritismos.
El futuro del Clásico Mundial
El
Clásico Mundial de Beisbol es apasionante, pero tiene limitaciones obvias. La
principal, que se juega antes de la temporada de verano, lo que deriva en
negativas de jugadores a participar, en las reglas absurdas sobre cantidad de
lanzamientos y, sobre todo, en que los peloteros suelen estar lejos de su nivel
máximo. Así como está, interesa, pero no puede ni soñar en ser un equivalente
en el beisbol del Mundial de Futbol –que, quiero pensar, es la meta de MLB-. La
única solución que se me ocurre, por ahora, para mejorarlo es que se juegue en
noviembre, sin límites mamones, y que las eliminatorias sean en primavera.
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