viernes, junio 04, 2021

Glorias olímpicas: László Papp

 


Tuvo largos años de imbatibilidad en la época clásica del boxeo, fue el primer triple campeón olímpico en la especialidad, brincó una barrera políticamente improbable y su vida se enlazó con la de su país, Hungría, del cual terminó por convertirse en un símbolo nacional. De no haber sido contemporáneo de Sugar Ray Robinson, pocos dudarían que, en su momento, fue el mejor libra por libra, tanto entre amateurs como entre profesionales.  Es László Papp.

Papp era empleado en una oficina de ferrocarriles en Budapest, aunque dedicaba gran tiempo a la práctica del boxeo. Como pugilista, el zurdo poseía un estilo particular y, sobre todo, un gran punch. Dicen las crónicas que sus movimientos en el ring eran excelentes y que el gancho era su golpe más letal. En los viejos videos se aprecian unos volados demoledores.

Sus primeros Juegos Olímpicos fueron los de Londres 1948, donde compitió en peso medio. En ellos, noqueó a sus primeros tres rivales, para ganar por decisión unánime la semifinal y la final. En Helsinki 1952, ya como medio-ligero, noqueó a la esperanza estadunidense en su primer combate, luego al canadiense, y venció ampliamente en sus otros tres duelos.

La tercera cita olímpica del bicampeón fue especial. Apenas un mes antes de la inauguración de los juegos de Melbourne 1956, las tropas soviéticas habían aplastado a sangre y fuego una rebelión popular en contra del autoritarismo del gobierno y la injerencia de la URSS. En sus peleas, Papp siempre tuvo consigo una enorme porra de refugiados húngaros en Australia: en ese torneo, como siempre, el húngaro noqueó a sus primeros rivales, para ganar ampliamente la final al estadunidense José Torres, quien posteriormente sería campeón mundial.

Mientras algunos de los atletas de la delegación magyar en Melbourne, decidieron no regresar a su país, Papp lo hizo en calidad de ídolo. Al llegar, hizo una declaración inusual: quería convertirse en profesional, a los 31 años de edad. Esa fue su forma de decir que había que cambiar las cosas. Más inusual fue que el gobierno húngaro se lo permitiera.

Tras entrenarse duramente para acoplarse a la diferencia que hay entre pelear tres rounds y 10 o 15, Papp debutó en Alemania. Su carrera profesional fue tan fulgurante como la olímpica: victoria tras victoria, nocaut tras nocaut. Se convirtió en campeón de Europa y defendió con éxito su título en seis ocasiones. A los 38 años se declaró listo para enfrentar al campeón mundial, coronarse y entonces retirarse del boxeo.

El campeón mundial de entonces era el estadunidense Joey Giardello, y se especulaba que sería presa fácil del húngaro. Pero en Budapest les dio miedo la posibilidad de que Papp perdiera lo invicto ante el enemigo ideológico y decidieron retirarle el pasaporte a su peleador, truncándole su carrera. Se volvió entrenador del equipo olímpico de Hungría.

Salvo en sus primerísimos inicios László Papp no admitió derrota en su paso de más de 300 peleas como boxeador amateur, se llevó tres laureles olímpicos; tampoco perdió como profesional. La única fuerza que pudo cortar su marcha triunfal fue la de la gris burocracia de Europa del Este. Fue un púgil irrepetible con una historia irrepetible.

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