miércoles, febrero 28, 2024

Nerón, campeón olímpico


 

Uno de los datos curiosos de los Antiguos Juegos Olímpicos es que quien más títulos ganó en unos solos Juegos fue Nerón, Emperador de Roma. Siete veces recibió la corona de laurel que lo consagraba como campeón durante los Juegos de la 211 Olimpiada. Pasaría un milenio para que, ya en los tiempos modernos, alguien lo igualara y otras 9 olimpiadas para que fuera superado. Hay que decir, sin embargo, que las condiciones para las victorias de Nerón fueron un tanto particulares.

Nerón era, entre otras cosas, fanático de algunas partes de la cultura griega; entre ellas, los deportes. También era fanático de su ego. Ansiaba ser considerado como un semidios. Una parte de ello era coronarse como campeón olímpico. No sólo eso, ambicionaba convertirse en un periodonikes; es decir, en un campeón de las cuatro competencias deportivas panhelénicas (los juegos Olímpicos, y los juegos regionales: Ístmicos, Délficos y de Nemea), lo que hoy llamamos "el ciclo olímpico". Incluso fue más allá y creó los Juegos Nerónicos, que duraron lo mismo que su reinado.

Pero había un problema logístico para lograrlo, y este era que los distintos juegos se realizaban en diferentes años y las responsabilidades del imperio dificultaban que Nerón anduviera yendo a Grecia cada año. Así que convenció amablemente (al fin era el emperador) a los organizadores para que todos se realizaran en el año 67, y él realizara un gran gira triunfante. Eso implicó que los 211 Juegos Olímpicos de la Era Antigua, programados para el año 65, se retrasaran un par de años.

En los tiempos de Nerón, los juegos olímpicos no eran muy del agrado de la élite romana. Les parecían vulgares y algo bárbaros: demasiada desnudez, demasiados aceites, esclavos que competían, trompetas a altísimo volumen. Algo indigno para un emperador.  A Nerón esas críticas no le importaron. Escribe Suetonio: "Porque pensó que era igual que Apolo en la música y como el Sol en el manejo de cuadrigas, Nerón decidió también imitar los logros de Hércules en la lucha".

En Olimpia, Nerón participó en un evento de combate (que no era el pancracio, ganado aquellos juegos por Xenodamos de Antiquira), y se llevó la corona de laurel. También compitió en las categorías de arte: ganó el concurso de heraldos, tocando la trompeta; fue victorioso el de actuación en tragedia y, por supuesto, arrasó en el de tocar la lira. Es muy probable que los jueces, amantes de su propia vida, hayan sido unánimes.

Sus otras tres coronas de laurel fueron en eventos ecuestres. Ganó la carrera de cuadrigas y otras dos competencias, ambas inventadas por él: la carrera de cuadriga de potros y la de carruaje tirado por diez caballos (él fue el único en llevar potros y diez caballos al evento). Se cuenta que, en esta última, los corceles alcanzaron tal velocidad que tiraron a Nerón y le impidieron terminar la carrera. Aún así, los jueces, sabios y prudentes, le concedieron la victoria y los honores.

Sobra decir que, en los demás juegos panhelénicos Nerón también se llevó las coronas de laurel (de cilantro, en el caso de los juegos de Nemea) y se convirtió en periodonikes. Eso le dio tal felicidad que, "aunque no haya nada que no pueda esperarse de mi magnificencia", le concedió a Grecia la libertad y la exención de tributación al imperio. 

Nerón regresó a Roma en una cuadriga tirada por caballos blancos, rodeado de guirnaldas de la victoria, y organizó grandes y lujosas fiestas en honor a sus logros olímpicos. 

Un año más tarde, una rebelión lo obligaría a huir y a quitarse la vida.  

Moneda de 4 dracmas, conmemorativa de los Juegos Oímpicos del año 67


miércoles, febrero 21, 2024

Glorias olímpicas: Al Oerter


 

Al Oerter es el epítome del atleta olímpico del siglo XX. El Discóbolo Moderno. Siempre fue amateur.  Siempre fue buen compañero y rival. Siempre dio su máximo durante los Juegos. Tuvo en su corazón la llama olímpica de la solidaridad hasta el final de su vida. Y en el ínterin, ganó cuatro medallas de oro consecutivas, el único atleta de campo en hacerlo.

Aunque le ofrecieron becas por jugar futbol americano o beisbol, Oerter encontró en el lanzamiento de disco su mejor manera de expresión deportiva. Sus primeros juegos olímpicos fueron los de Melbourne 1956, en donde -cuentan- junto con el garrochista Bob Gutowski se birló una caja de vinos destinados a los eventos donde participaba la casa real británica. Ahí no era favorito, pero superó su propia marca y, con 56.36 metros, se hizo del récord olímpico y se llevó el oro en el lanzamiento de disco.

Para 1960 sí era favorito, a pesar de no haber quedado en primer lugar en el selectivo de Estados Unidos. Había ganado los Juegos Panamericanos y se encontraba en plena forma. En el quinto lanzamiento de la final, Oerter superó a su compatriota Rink Babka y, con 59.18 metros, se hizo de su segundo oro olímpico, otra vez rompiendo el récord.

Su prueba más difícil fue en 1964. Para entonces, ya había logrado establecer un récord mundial, pero poco antes de los juegos de Tokio, el chaco Danêk impuso uno nuevo. Además, Oerter llegó a Japón con una lesión en el disco cervical, por lo que competía usando collarín. Para colmo, resbaló entrenando en el piso mojado y se rasgó el cartílago de la costilla, que es algo muy doloroso. Decidió siempre apostar a un solo lanzamiento: en la final fue el quinto. Se quitó las vendas que le cubrían el torso, tomó una pastilla contra el dolor, lanzó el disco con lo último que le quedaba y, tras dejar el círculo, tuvo que ser ayudado a retirarse y sentarse. Pero había lanzado 61.00 metros, nuevo récord olímpico y tercer oro consecutivo.

Tampoco en 1968 Oerter era favorito. De hecho, nunca ganó un selectivo de EU. A pesar de ello, en México ganó con relativa facilidad: tres de sus lanzamientos superaron al mejor del medallista de plata. Su marca fue 64.78, cuarto récord olímpico e inédito cuarto oro. Cuando se le preguntó por qué era tan excelente en los Juegos Olímpicos, Oerter contestó: “Estos son los Olímpicos, mueres por ellos… no hay trabajo, no hay poder, no hay dinero que supla la experiencia olímpica”. Nunca buscó la fama, pero obtuvo la gloria.

El discóbolo se retiró en 1969, y se dedicó a su profesión: ingeniero de sistemas. A los 43 años, volvió a competir en busca de una plaza rumbo a Moscú 1980. Quedó en cuarto lugar del selectivo, y no se sabe si le hubieran dado la oportunidad de buscar una hazaña inigualable, porque Estados Unidos boicoteó aquellos juegos. Es probable que hubiera ganado, porque a los 45 años rompió por última vez el récord mundial.

Siempre enamorado del espíritu olímpico, Oerter estableció una fundación para promover el arte realizado por atletas olímpicos y paralímpicos. Utilizó el disco para sus propias obras, con un método parecido al de Pollock. La fundación tiene un museo en Florida que recoge las obras de competidores famosos y semidesconocidos. Y, viendo el catálogo, hay que decir que las de Oerter son de las mejorcitas.

viernes, febrero 02, 2024

Diez películas de los años 20

 Antes de que nos ganen los años 20 del siglo XXI, va una lista comentada de las diez películas de los años veinte del siglo pasado que más me han gustado:


Bronenosets Potyomkin (1925) - El Acorazado Potemkin


Película obligatoria para entender el Siglo XX. Una obra revolucionaria no sólo en la intención propagandística: también en el uso del montaje, el ritmo, los encuadres. Lenguaje cinematográfico a pleno, que atrapa al espectador. La obra maestra de Eisenstein.




Metropolis (1927)

Sentó bases para el cine inteligente de Ciencia Ficción. Hay dos elementos en esta famosa película de Fritz Lang. que son particularmente atractivos: la descripción de una sociedad futurista fuertemente dividida en clases y la extraordinaria concepción artística de la sociedad del futuro. Además, es sumamente entretenida.





Nosferatu, eine Symphonie des Grauens (1922) - Nosferatu

Esta gran versión expresionista de cine de horror, dirigida por Murnau, que tiene como antecente inmediato la pandemia de fiebre española, que estaba en sus momentos finales al tiempo de la filmación, fue particularmente terrorífica en tiempos del COVID. Es interesante que la llegada de la plaga que trae Nosferatu sea el afán de lucro. 


Un chien andalou (1929) - Un perro andaluz

Comentado aquí como uno de los cortometrajes que más me han gustado, Es una película que rompe ferozmente con todas las convenciones, Es cubismo (la segmentación de una cosa para convertirse en otra) y es surrealismo, ese lugar en donde los sueños (o las pesadillas) hacen frontera,.
Un filme imprescindible. Grande, Buñuel.





Chelovek s kinoapparatom (1929) - El hombre de la cámara

Otra visión del cine experimental soviétco. El manifiesto del cine-verdad, donde el ojo de la cámara es el del ciudadano, que es la idea de Dziga Vertov.. No hay guión, no hay actores. El escenario es la vida. Pero el filme es también una oda a la modernidad, al trabajo humano, a la vida cotidiana, al despertad revolucionario de las ciudades.







La chute de la maison Usher (1928) - La caída de la casa Usher

También inluida en la lista de cortometrajes favoritos, esta película de Jean Epstein tiene varias cosas inquietantes, además de la trama, que es buenísima. El uso del close-up para evidenciar fetichismo, el uso de la iluminación para crear un ambiente denso, lleno de sensibilidad y decadencia.. 




Das Kabinett des Doktor Caligari (1920) - El gabinete del Doctor Caligari

Esta historia de terror, en donde llegamos a la conclusión de que la autoridad está loca, es el expresionismo alemán más clásico. Aquí, la historia se entreteje con el decorado y la ambientación. El mundo se nos presenta distorsionado, porque es la visión de un loco. Y tal vez todos estemos locos y seamos víctimas inconscientes del Doctor. Esa es la magia de este filme.





Safety Last! (1923) - El hoimbre mosca


Una de las mejores comedias románticas, que termina por una insólita persecusión por un rascacielos, Safety Last es una película muy divertida y el personaje de Harold Lloyd es entrañable, como siempre. Buenísimos efectos visuales y slapstick de calidad.  








The General (1926) - El maquinista de la General

Buster Keaton era un genio de la comedia física y también un tremendo director. Esta es una comedia de acción que mantiene al espectador en suspenso, y que genera admiración por las grandes acrobacias del actor, convertido en improbable héroe de la Guerra Civil de Estados Unidos (aunque del lado equivocado).. 





The Kid (1921) - El Chico

El primer largometraje de Charlie Chaplin como director es una magnífica combinación de comedia con múltiples gags y buen melodrama lacrimógeno. 
Es también una crítica progresista a la sociedad de su tiempo, lo que sentaría un precedente para posteriores filmes de Charlot. Jackie Coogan, como El Chico, hace un papel tan bueno que casi se come a Chaplin.




Menciones honoríficas:

The Idle Class (1921)
The Gold Rush (1925)
Modeling (1921)
Oktyabr (1927)
Der Golem, wie er un die Welt kam (1920)
Regen (1929)
L’auberge rouge (1923)
Ballet mécanique (1924)
The Pilgrim (1923)
Neighbours (1920)