jueves, junio 20, 2019

Biopics: Datavox se formaliza

El haber sido el único encuestador mexicano en obtener el dato de que Cuauhtémoc Cárdenas derrotaría a Carlos Salinas de Gortari en el DF nos dio cierto prestigio a mí y a mi pequeño equipo. Por un lado Raymundo Rivapalacio, quien había sido nombrado director de Notimex me pidió que hiciera encuestas capitalinas sobre seguridad y educación; por otro, en la Asamblea de Representantes contactaron a Pepe Zamarripa para que levantáramos encuestas para ellos sobre diferentes temas. Era el momento de formalizar lo que había sido el Proyecto Datavox.

Fui con el notario Duhne, amigo del papá de Carreto a quien yo había conocido en Yugoslavia para que hiciéramos la empresa. Me sugirió que fuera una Sociedad Civil, de acuerdo con el código de comercio. Tardó un tiempo en revisar que no hubiera otra con ese nombre, nos dio el visto bueno y un buen día la constituimos. Yo tenía el 51%, Pepe Zamarripa, Chuy Pérez Cota y mi amigo Raúl Trejo, 15% cada uno, y el 4% restante quedó a nombre de Patricia para que hubiera cinco socios. Lo festejamos comiendo pasta y pensando –sobre todo Pepe y yo- que teníamos un gran futuro por delante. “El cielo es el límite”, llegó a decir Zamarripa.

Las encuestas sobre seguridad y contaminación nos las echamos con eficiencia y rapidez,  ahora sí pagándoles el trabajo de campo a unos chavos de economía que Zamarripa y yo capacitamos apresuradamente. Ambas encuestas salieron publicadas en varios periódicos del país, incluyendo El Nacional.

La encuesta de seguridad, recuerdo bien, la titulamos “Los sentimientos de una ciudad con miedo”, porque precisamente eso reflejaba. La de contaminación era más importante, ya que en realidad se trataba de una de las primeras sondas que lanzaba el gobierno para ver la aceptación social de lo que luego sería el programa Hoy No Circula. De los resultados que recuerdo, me queda claro que la idea le resultaba atractiva a la gran mayoría de quienes usaban transporte público, pero sólo a menos de la tercera parte de quienes se transportaban en automóvil particular. Quedaba claro que sí existía una masa crítica de opinión pública para que, si el gobierno modulaba bien su comunicación –y para eso terminaron sirviendo otras preguntas de la encuesta- el programa terminara siendo aceptado por la población.

En esos pininos estábamos, cuando me llama Héctor Aguilar Camín a sus oficinas de la revista Nexos. Estaban interesados en hacer una gran encuesta nacional sobre educación, y querían que nosotros la armáramos. Una parte era sobre cómo estaban valorados socialmente la educación y los maestros; la otra, sobre el aprovechamiento escolar en primaria y secundaria. Era un proyectote, y lo coordinaba Gilberto Guevara Niebla. Me aseguró que la SEP ayudaría y no estorbaría.

Le dije a Héctor que por supuesto estábamos interesados, que podíamos hacer pruebas piloto a nivel nacional, las muestras estadísticas y procesar toda la información, pero que no teníamos la capacidad para hacer el levantamiento en las escuelas, porque se requería demasiado personal de campo, que no teníamos. En ese entendido, le propuse una cifra, que le pareció razonable.

Salí muy contento, pensando que ya había conseguido el proyecto para capitalizar a la naciente empresa. La aventura de esas encuestas resultó, además de interesante, larguísima, complicada y menos venturosa de lo que nosotros hubiéramos querido.     


jueves, junio 13, 2019

Economía para beisboleros



De todos es sabido que el presidente López Obrador es un gran aficionado al beisbol. También, que los números no suelen ser su fuerte. Pero no hay fanático del beis que no sepa estadísticas beisboleras. Por esa razón supongo que una traducción de algunas variables económicas a las estadísticas del rey de los deportes puede servirle a él y a otros entusiastas de la pelota caliente para darnos una idea de dónde está México en materia económica.


El Índice de Gini es como la efectividad del pitcheo (Porcentaje de Carreras Limpias admitidas por cada 9 entradas lanzadas), sólo que moviendo el punto decimal. Este índice mide la desigualdad en la distribución del ingreso. Según él, 1 corresponde a la total igualdad (todos ganan exactamente lo mismo) y 100 a la total desigualdad (una sola persona tiene todo el ingreso). Dicen que “pitcheo es el nombre del juego”, por eso todo equipo que quiera ganar tiene buenos lanzadores. Igual con el tema de la desigualdad: toda nación que quiera tener bienestar, debe evitar las diferencias sociales extremas.

México tiene un índice de 43.4, que lo coloca en el lugar 118 entre 159 países medidos. En otras palabras, estamos bastante mal. Es como si un pitcher tuviera un PCL de 4.34 y el promedio de la liga fuera 3.70.

Si bien no tenemos la peor rotación de pitcheo del mundo (ese dudoso honor le corresponde a Sudáfrica con 63.0), estamos muy lejos del líder, que es Islandia, con 24.1. Las políticas sociales deberían llevarnos, por lo menos, a un nivel intermedio: ese 37.0 de Lituania, que es exactamente la mitad de la tabla.

Pero, ojo, como bien saben los beisboleros, la efectividad del pitcheo no lo mide todo, porque hay carreras sucias. El índice de Gini se puede bajar mediante transferencias, pero si los servicios sociales básicos que proporciona el Estado, como salud o educación, bajan de calidad o dejan de ser gratuitos, eso significará que hay más desigualdad aunque el índice no lo diga (al pitcher le anotaron un montón de carreras sucias). Y tampoco sirve de mucho tener un gran staff de lanzadores, si el equipo no anota carreras (inversión, empleo).


El control de la inflación es como el porcentaje de fildeo. Un buen fildeo ayuda a que las cosas no se desboquen cuando uno está a la defensiva. De nada sirve pitchear bien, cuidando una mejor distribución del ingreso, si luego esos ingresos se van entre las manos con los aumentos de precios.

En la tabla mundial, aquí México califica bien, con 4.8% anual. Haciendo una formulita donde la inflación ideal, de aproximadamente 2 por ciento es igual a 1.000 de porcentaje de fildeo, podríamos calificar a México con un .972, que definiría a un buen shortstop o segunda base. En ese símil, el equipo de Argentina comete error en la mitad de las  bolas en juegos y a Venezuela cualquier rolita se le convierte en jonrón, porque hay más errores que outs.

Aquí también hay que tener cuidado. Cuando un jugador sólo brilla por su defensiva, a final de cuentas resulta maletón. Si todo es combatir la inflación, la economía de la nación termina siendo como Mario Mendoza, gran fildeador que bateaba basura: la Línea Mendoza es un promedio de bateo tan bajo que, no importa que tan bueno sea tu guante, no cabes en Grandes Ligas.


El porcentaje de la inversión productiva respecto al producto es como el porcentaje de bateo. Nos referimos no a los capitales financieros especulativos, sino la que genera empleos, la que invierte en investigación y tecnología, la de infraestructura y obra pública. Una economía se desarrolla sobre bases sólidas cuando invierte.

A diferencia de la inmediata posguerra, el mundo vive tiempos de vacas flacas en términos de inversión productiva. Sólo hay un país que, traducido al beisbol, está rompiendo la liga. China, donde la inversión equivale a .446 del PIB. Ni Ted Williams en sus mejores tiempos. El mundo trae un promedio bajón: .233.

Desgraciadamente, México está por debajo de ese promedio. Bateamos para un raquítico .219 y nuestra meta es alcanzar el .240 de porcentaje. Será difícil si la inversión pública no se reactiva.


La tasa de crecimiento del PIB es como el WAR, esa nueva medición sabermétrica. El WAR compara a cualquier jugador de Grandes Ligas con uno de reemplazo (es decir, uno que casi tiene el nivel para estar ahí, pero está en Ligas Menores).  Y nos dice con cuántas victorias contribuye ese jugador titular.

En el beisbol de Grandes Ligas, jugadores estrella como Mike Trout suelen tener un WAR cercano a 10 por temporada. Pero son la excepción: un buen titular, como por ejemplo Javier Báez, tiene un WAR de 5. El WAR promedio entre jugadores titulares es de 2.5, que es apenas un poco menor al promedio de crecimiento anual de la economía global.

En ese símil, la economía mexicana, que tiene una expectativa de crecimiento, según los últimos datos de Banxico, de entre 0.8 y 1.8 por ciento, estaría jugando como oscuros peloteros de la parte baja del montón: sería algo así entre Lonnie Chisenhall y Chad Pinder.  Tal vez podríamos mejorar el WAR si tuviéramos un mejor porcentaje de bateo (es decir, más inversión).


¿Y a qué estadística beisbolera equivale la ausencia de déficit fiscal o de endeudamiento? Yo diría que a la proporción de bases por bolas concedidas por el pitcher por entrada lanzada. Es un asunto de control.

Si el lanzador no concede la base por bolas, hay menos posibilidad de que le anoten carreras (recordemos que, como dice el dicho, “contra la base por bolas no hay defensa”). Aunque no signifique una carrera inmediata en contra, genera peligro: hace más fáciles los errores (la inflación futura) y también puede atentar, si hay una crisis, contra la efectividad del lanzador (la distribución del ingreso). En estos días, la estrategia del nuevo manager nacional es la evitar a toda costa regalar una base al rival.

Sin embargo, hay ocasiones en las que la táctica obliga a conceder una base por bolas. A veces disfrazada, para evitar un bateador que sea demasiado peligroso; a veces intencional, para buscar un out forzado o un doble-play y garantizar el triunfo en el juego.


Y también hay razones más de fondo. Nadie quiere un pitcher descontrolado, pero uno que sabe usar las esquinas del home y otorgar las menos bases por bolas posibles es mejor que uno que, con tal de no otorgar un pasaporte a primera base, pone la bola en el centro del plato y le pegan tremendos batazos. Si no, pregúntenle a Greg Maddux.


Cuando escribí este artículo pendía sobre México la amenaza de los aranceles de Trump. Mi consejo fue que nos enfrentábamos a un bateador en esteroides, un tramposo que carga un bat alterado. Nada de lanzamientos rectos para él: puras curvitas. La moña, pues. 

viernes, junio 07, 2019

Google, Huawei y la guerra que viene


Hace tiempo que las verdaderas guerras mundiales, las que definen cuáles serán las potencias hegemónicas, se dirimen en terrenos distintos a los campos de batalla. Las guerras localizadas, que siguen cobrando miles de muertes, no son sino escaramuzas de carácter táctico.
Tras la Guerra Fría, vivimos una suerte de guerra financiera de divisas, en la que el dólar resultó ganador, a pesar de los esfuerzos europeos para que el Euro fuera su rival. Ahora toca el turno a la guerra tecnológica, que –en el ambiente neoproteccionista de los años recientes– amenaza con volver a dividir al mundo. Una cortina virtual.
Esa cortina virtual puede afectar la economía y la vida cotidiana de miles de millones de personas en muchos países.
El pasado 15 de mayo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump emitió una orden ejecutiva por la cual prohibía a las empresas estadounidenses utilizar servicios de firmas de telecomunicaciones extranjeras que "pongan en peligro la seguridad nacional". El mensaje estaba dirigido principalmente a las empresas de telecomunicaciones chinas, encabezadas por el gigante Huawei.
La idea detrás del decreto de Trump es que, dicen los expertos, es relativamente fácil para un tercero acceder al funcionamiento de  los equipos y el software de Huawei, el gobierno chino podría hacerlo. Y si el gobierno de Pekín le pide a una empresa china ayuda para una operación de inteligencia, es muy poco probable que ésta se niegue. El ciberespionaje de cada día.
Si la información es poder y más, si en la época que viene, con la tecnología 5G, los sistemas de seguridad y defensa dependerán cada vez más de un software conectado a la red, la paranoia puede explicarse. Sobre todo si tomamos en cuenta que Huawei es la empresa más avanzada en la generación de la 5G.
Lo curioso es que la orden ejecutiva de Trump, que prohíbe cualquier compra de tecnología extranjera que sea considerada como amenaza a la seguridad nacional de EU se parece mucho a la ley de ciberseguridad de China. De hecho, cualquier empresa no estadunidense puede ser considerada como un enemigo en potencia.
Y también es curioso que, según denunció Snowden en su momento, las agencias de espionaje de Estados Unidos piratearon datos de las redes y de las principales empresas de tecnología de su propio país.
En esas condiciones, una de las preguntas es: ¿Quién quieres que te vigile?
¿Qué puede salir de este enfrentamiento? Una respuesta fácil sería la del muro virtual. En Occidente, todo mundo con Google, YouTube, Twitter y WhatsApp; en Oriente, con Baidu, Youku y Wechat. En algunos países, con teléfonos y aplicaciones para cada uno de ellos. Pero no es tan fácil.
Llevamos décadas en un acelerado proceso de globalización de los procesos productivos, y eso ha generado una imbricada red de la que no es sencillo zafarse. Una misma empresa tiene programadores en distintas partes del mundo, los componentes del hardware suelen ser internacionales, la interdependencia en la producción, el consumo y el propio desarrollo tecnológico es enorme. Romperlo en aras de la defensa nacional, para forzar sistemas separados en la cadena de suministro es una decisión de graves consecuencias. De entrada, provocaría que todo sea más caro.
La respuesta del presidente del consorcio chino, Ren Zhengfei, es clara: “Estados Unidos no puede gestionar el mundo entero. El resto del mundo decidirá si debe trabajar con nosotros, de acuerdo con sus propios intereses comerciales y su posición… La práctica actual de los políticos estadounidenses subestima nuestra fuerza". 
Mientras crece cada día el número de empresas que advierten que cortarán relaciones con Huawei (además de Google, están Qualcomm, Intel, la japonesa Panasonic, la británica ARM, fabricante de chips, las telefónicas británicas EE y Vodafone, entre otras) la compañía china asegura que tiene la tecnología para reemplazar los suministros cortados. Si no la tiene, la desarrollará, para eso puede contar con un ejército de geeks de la propia China y de otros países. Incluso está avanzando en la creación de su propio sistema operativo.
Como se ve, no es sólo un problema de EU contra China. Es el riesgo de vivir en un mundo en el que los gobiernos puedan decidir (o se vean presionados a hacerlo) sobre qué red de suministro tener para su propio funcionamiento y para la población, o en el que corran redes paralelas.
Si Trump cree que con su decreto va a ablandar al gobierno chino, está utilizando su “arte de la negociación” con el rival equivocado. Una dictadura no va a cambiar así tan fácilmente. Y si piensa que es fácil echarse para atrás, tiene que pensar en las repercusiones políticas que ello tendría en un año electoral. 
En otras palabras, en esta guerra, Trump cruzó el Rubicón y es muy posible que esté subestimando la capacidad de un rival que ya se metió como la humedad en diversas partes del mundo, de Europa a África y América Latina.
Bien haríamos en México en seguir un poco más de cerca esta guerra. En el plazo inmediato, porque afecta a miles de consumidores nacionales. En el mediano plazo, porque las decisiones estratégicas marcarán el rumbo de una de los sectores económicos centrales en la economía del Siglo XXI. Recordemos que nuestro país tiene jugadores importantes en el mundo de las telecomunicaciones globales y puede jugar un papel activo.

Para empezar, no estaría mal que alguien le avisara al presidente López Obrador que el eje de la economía mundial ya no es el petróleo. Ni lo será. 

martes, junio 04, 2019

Un nuevo titular (y otro sinaloense en líos)


Mexicanos en GL.  Mayo 2019

Mes de pocas noticias para los mexicanos en Grandes Ligas. Lo más relevante ha sido que Alex Verdugo ya se ganó el puesto de titular en el jardín central de los poderosos Dodgers de Los Ángeles y el lío en el que se metió el zurdo Julio Urías, tras haber presuntamente empujado a una mujer en un centro comercial, lo que le valió una suspensión administrativa de 7 días (no fueron más porque la empresa no entregó el video a MLB). Se ve que nadie experimenta en cabeza ajena. Urías no lo hizo con el desaguisado que le costó media campaña a su coterráneo Roberto Osuna el año pasado.

Aquí el balance del contingente nacional en el año, ordenado de acuerdo con el desempeño de cada uno en la temporada (como siempre, incluimos a los paisanos que han jugado con México en el Clásico Mundial) 

Roberto Osuna sigue tumbando caña como cerrador de los Astros de Houston, aunque perdió su marca perfecta en salvamentos. En el mes, tuvo 1 ganado 0 perdidos y 9 rescates en 10 oportunidades (de hecho, la victoria fue porque los Astros anotaron luego de que él desperdiciara el rescate). Lo que ha caracterizado a Osuna este año ha sido su tremendo control. Sus números tras poco más de dos meses: 3-0, 16 salvamentos, un solo desperdicio, 1.98 carreras admitidas por cada 9 entradas lanzadas y 28 ponches.

Julio Urías pasó, como se tenía previsto, al bullpen de los Dodgers, al regreso de los lesionados. Ahí lo ha hecho bien. En el mes, ganó un juego (igual que Osuna, fue al desperdiciar un rescate) y salvó dos, uno de ellos en relevo largo. Por la suspensión, su actividad fue limitada: lanzó sólo 9 innings en mayo. Su marca 3-2, 3.78 de efectividad, dos salvamentos (un desperdicio) y 36 pasados por los strikes.

Alex Verdugo se benefició con la lesión del frágil A.J. Pollock y ya es titular indiscutible en un equipo repleto de buenos jugadores. En el mes siguió brillando con el guante y el brazo y haciendo mucho contacto con la pelota. Es uno de los pocos ligamayoristas que tiene más bases por bolas que ponches. Lo que le faltó fue poder. En mayo: .284 con 11 carreras producidas y 2 robos de base. En el año: .315, 4 jonrones, 28 impulsadas y 3 colchonetas estafadas.

Sergio Romo aprovechó casi cada oportunidad –no son muchas- que le dieron los Marlines de Miami para cerrar exitosamente los juegos. Sólo falló en una ocasión, de 8 posibles. En el año sus números son de 1-0, 11 salvamentos, 1 hold (ventaja mantenida en posición de rescate), un desperdicio y 21 chocolates recetados. Bajó su efectividad a 4.50. No es muy vistosa, pero recordemos que el primer día de la temporada le pegaron 4 carreras y apenas sacó un out.


Giovanny Gallegos ha escalado posiciones dentro del bullpen de  los Cardenales de San Luis, pasando de trapear innings a situaciones más cerradas. Eso se hace con base en el buen trabajo. El sonorense tiene 1-0, 3.75 de limpias, 38 ponches y 3 holds.

Oliver Pérez corrigió el rumbo y, si a numeritos nos vamos, fue el pitcher mexicano más efectivo en Grandes Ligas este mayo. El especialista zurdo de los Indios mejoró su récord a 1-0, 4 holds, un rescate desperdiciado y un aceptable 3.71 de efectividad.

Víctor Arano,  tras acumular en abril números de 1-0, PCL de 3.86 y 7 ponches, fue transferido a la lista de lesionados por una inflamación en su codo derecho. Fue intervenido quirúrgicamente y estará al menos dos meses fuera de acción.

Joakim Soria, si nos vamos a las mediciones de WAR (juegos ganados por encima de un jugador de reemplazo) compite con Osuna como el mejor relevista mexicano en las Mayores. Pero si nos vamos a números más tradicionales, está en una campaña muy por debajo de lo habitual. El de Monclova y los Atléticos de Oakland  ganó un juego y perdió 2 en el mes, mejoró mucho su control y acumuló holds, pero no da la sensación de seguridad que requiere un relevista de los últimos innings. En lo que va de la temporada: 1-4, 6 holds, 2 rescates desperdiciados, 5.02 de limpias y 27 ponchados.

Luis Cessa no ha recibido de los Yanquis, que tienen uno de los mejores bullpens de las Mayores, oportunidad de actuar en situaciones importantes, pero ha cumplido como relevista intermedio. En el mes, perdió uno de esos largos juegos de extrainnings que se deciden en la rayita. En el año: 0-1, 2 holds, 30 sopas de pichón recetadas y 4.73 de PCL.

Héctor Velázquez tuvo una buena apertura spot con los Medias Rojas de Boston, que ganó, y otra en la que estuvo pésimo, y perdió. Ha estado menos consistente que el año pasado, un poco a todo con el equipo patirrojo, que parece una sombra del anterior trabuco. Al momento lleva marca de 1-3, una efectividad malita, de 5.04 y 32 pasados por los strikes. Su WHIP (hits y bases por bolas por entrada lanzada) bajó, pero sigue siendo alto: 1.34.

Gerardo Reyes deberá prepararse para pasarse el año en la puerta giratoria entre las Grandes Ligas y AAA. Van tres veces que lo llaman los Padres de San Diego y siempre es por pocos días. En mayo tuvo la suerte de rapiñar otra victoria. Sus números del año: 2-0 en ganados y perdidos, un hold y 7 ponches, pero también un poco envidiable 18.00 de PCL: le meten dos carreras por cada entrada lanzada

Manny Bañuelos  continúa como quinto abridor de los Medias Blancas de Chicago y no sabemos si es por buena fe del manager Rich Rentería o porque de plano los patipálidos no tienen de otra. De sus cinco salidas del mes (estuvo un rato en la lista de lesionados) cuatro fueron un desastre y la otra, aunque mediocre, le sirvió para llevarse el triunfo. Tiene marca de 3-4, 7.36 de carreras limpias y 39 ponches. En promedio se le embasan casi dos bateadores por entrada.

Marco Estrada llevaba 0-2 con 6.85 de limpias y 8 ponches cuando fue enviado a la lista de lesionados por un problema lumbar, del que no ha salido. Los Atléticos se la están tomando con calma, porque de poco serviría su regreso a la rotación si va a repetir sus últimas actuaciones.

Luis Urías la ha estado rompiendo en AAA, luego de que los Padres lo bajaron, pero en San Diego no se deciden a regresarlo al equipo grande. El infielder sonorense lleva todavía los números paupérrimos de abril: .083, de porcentaje, con 2 carreras anotadas.