martes, diciembre 28, 2021

Los diez deportistas mexicanos de 2021

1. Julio Urías
2. Checo Pérez
3. Canelo Álvarez
4. Alejandra Valencia
5. Aremi Fuentes
6. Abraham Ancer
7. Gabriela Agúndez
8. Alejandra Orozco
9. Luis Abuelo Álvarez
10. José Urquidy 

jueves, diciembre 09, 2021

Biopics: La ruptura

En los primeros meses tras la separación, Camilo era muy diáfano en sus sentimientos. 
Una tarde en casa de Eduardo Mapes, me preguntó:
 -Papá, ¿cuándo va a regresar a su casa el tío Eguardo
Evidentemente, suponía (o eso le habían dicho) que cuando Eduardo regresara a su casa, yo regresaría con ellos. Le tuve que decir que eso no tenía qué ver, y que yo no iba a volver. 
Raymundo, en cambio, se hacía el fuerte. Le decía a su hermano: “lo de la separación es muy fácil: antes teníamos una casa, ahora vamos a tener dos”. Pero también le dolía el asunto, y eso no era sano. Por eso, en la Fería del Libro Infantil, le compré un librito titulado Digo lo que Siento

En esas fechas quedamos que sería yo quien llevaría a los niños la semana que nos tocaba en el tiempo compartido de Acapulco. La recuerdo como muy divertida. Una anécdota es que Raymundo anduvo moliendo todo el tiempo, preguntando cómo era que tenían sexo los homosexuales. 
 -Estás muy chiquito para saberlo. 
Pero siguió muele y muele. Cuando por fin se lo expliqué, exclamó: 
-¡Tenías razón, estoy muy chiquito para saberlo! 
En el aeropuerto, cuando esperábamos el avión de regreso, me encontré con un cuate que había estado en el Comité Nacional del MAP, Antonio Simón. Estuvimos platicando un buen rato (por fin platicar con un adulto después de una semana de hacerlo sólo con mis hijos pequeños). A las pocas semanas, Antonio fue asesinado en Pátzcuaro. 

La ruptura definitiva vino una mañana en la que yo estaba con Taide en casa de Mapes. Habíamos desayunado en Los Pinos (Taide encabezaba a su generación de Economía, y Salinas les había ofrecido un convivio) y Patricia llamó, con un pretexto. Le dije que estaba ocupado, pero igual fue al departamento de Eduardo. Como no la dejé entrar, se enojó mucho y lanzó insultos y amenazas diversas (algunas de las cuales se esforzó posteriormente en cumplir). Yo tuve que darle explicaciones a una Taide muy sacada de onda y, luego de despedirnos, fui a hablar con Patricia. Le dije que estaba sinceramente enamorado y que la separación era definitiva. 
Ella respondió sugiriendo que Taide no estaba conmigo por amor, sino buscando alguna otra cosa. Estaba rotundamente equivocada. Esa respuesta también me dijo que Patricia suponía que yo no era capaz de concitar amor del bueno. 
Al día siguiente cayó el Muro de Berlín. Literalmente.

viernes, diciembre 03, 2021

La inflación y la ruptura del pacto social


El dato: la tasa de inflación anualizada superó el 7%. Con ello, se soltaron alarmas de todo tipo. Y no faltaron entre las alarmas voces estridentes que, juntando todos los indicadores negativos posibles, ya ven la catástrofe venir. De ahí que valga la pena separar la paja del trigo, para darnos una idea de lo que está pasando y de lo que puede ocurrir.

De entrada, una inflación de 7% se considera todavía “reptante”; es decir estamos ante un incremento de precios significativo, pero que se considera todavía manejable. El chiste es cómo manejarlo.

El problema no es tanto la inflación actual, como la esperada. Para ello hay dos elementos que, en el caso de México, sí llaman a preocupación: uno es la evolución en el tiempo de los índices; otro es el análisis de la inflación subyacente (es decir, la que no toma en cuenta los bienes cuyos precios tienen grandes fluctuaciones transitorias, y que por lo tanto evita que nos vayamos con la finta de alguna distorsión en los precios). En ambos casos vemos una aceleración.

En otras palabras, si bien las alzas en energéticos y productos agropecuarios son las que explican mayormente el tamaño actual de la inflación, los aumentos en otros bienes y servicios son los que pronostican problemas para el futuro, y nos dicen que la cosa no se va a arreglar tan fácilmente.

El problema no es el de los libros de texto tradicionales, de exceso de demanda. La dinámica de la economía es baja: de hecho volvemos a la ruta del decrecimiento. No son los salarios, tampoco es el pleno empleo de los factores lo que empuja los precios al alza.

Por lo mismo, las medidas de política monetaria serán siempre insuficientes. Pueden ser lo restrictivas que se quiera: su efecto será mayor, y más inmediato, sobre los niveles de producción y empleo que sobre los precios. Para mal de todos.

La inflación actual está ligada a otros factores: las interrupciones en las cadenas de valor causadas por la lógica del pare-siga derivada de la pandemia, el intento de recuperar pérdidas (reales o potenciales) de parte de los operadores económicos que pueden hacerlo, y las expectativas, que generan una suerte de profecía autocumplida.

El primer elemento es un asunto de oferta que depende, sobre todo, de factores externos. Y en la medida en que las naciones sobrerreacionen a cada nueva noticia sobre la pandemia, las intermitencias en las cadenas de valor continuarán, sin que se pueda hacer mucho.

Pero los relevantes son los otros dos.

La estructura de precios relativos y la distribución del ingreso van de la mano. Se determinan simultáneamente. Si lo que ofrezco -y puedo vender- cuesta más en relación a lo que consumo, gano en términos distributivos. Pero si todo mundo hace lo mismo, el resultado será una carrera y, con ella, el incremento generalizado de precios.

En ese incremento, quienes suelen perder son los asalariados, porque es más difícil mover el precio de la fuerza de trabajo. De ahí que la inflación causada por una disputa en la distribución del ingreso suele tener efectos regresivos generalizados (a menos que, como en tiempos de Echeverría, entre los ganadores estén los productores primarios del campo, que no parece ser el caso ahora).

Una inflación de este tipo significa la ruptura de un pacto tácito entre los distintos agentes económicos sobre la distribución del ingreso. Controlarla, al final, implicará hacer política: restaurar el pacto, tal vez con otras proporciones asignadas para cada quien.

Esa política de concertación, hay que decirlo, es muy distinta de la política electoral o de guerra de posiciones entre grupos ideológicos, partidistas o de poder. Y obliga a una actitud proactiva de parte del Estado.

Ahora bien, sí se quiere recuperar el control de la inflación, antes de que deje de ser reptante, hay que actuar sobre las expectativas. Y esto conlleva también hacer política. Hay que calmar las voces, a veces histéricas, que imaginan, y a veces parece que desean, una depreciación grande del peso, un desplome de la inversión y escasez creciente de diferentes bienes y servicios.

Pero eso no se hace con más gritos estentóreos, con admoniciones o amenazas. Se hace generando espacios para el diálogo, en el que cada parte tiene sus razones... y también sus instrumentos de poder para hacerlas valer. 

Hay tiempo y espacio para arreglar las cosas. El problema es que, si el gobierno insiste en su política de fuga hacia adelante, donde abre frentes de combate en todos lados y lo importante es la propaganda (los malvados empresarios hambreando y haciéndole difícil la existencia al pueblo), el resultado será una agudización de la disputa por la distribución del ingreso. Es decir, más inflación, menos inversión, devaluación y cumplimiento de las profecías apocalípticas.

En esas condiciones, a ver cómo se rehace el pacto social. ¿O de lo que se trata es de estirar la cuerda hasta que se rompa?


miércoles, octubre 13, 2021

La ola antiintelectual

 Aquí, dos textos publicados en Crónica. Uno en octubre de 2021 y, el otro -que puede estar detrás de lo que está pasando recientemente- en febrero de 2019.


La ola antiintelectual


Hasta hace algunos años una de las certidumbres que había era que las discusiones y las diferencias políticas se dirimían por la razón -al menos aparentemente- y que todo mundo apostaba, así fuera de dientes para afuera, por el pensamiento racional y la ciencia.

Ahora parece que no.

Llevamos ya dos años de una andanada constante en contra del conocimiento, la ciencia y los distintos saberes. Esos ataques a menudo se han disfrazado de combate a las élites y su corrupción, pero lo que está detrás es un claro desprecio al trabajo intelectual de todo tipo, al que se le quiere contraponer una sabiduría “ancestral” que tiene mucho de usos y costumbres y otro tanto de superchería.

El reciente ataque judicial que han sufrido los miembros del Foro Consultivo Científico y Tecnológico es sólo la muestra más reciente de una política y un discurso que no sólo son ajenos a la ciencia, sino contrarios a ella: la ven como enemiga de los intereses populares.

Hemos pasado por la estampita del Detente, por la aseveración presidencial de que el coronavirus no pegó tan duro en África por las costumbres de sus pueblos, por la infravaloración del trabajo de los profesionistas, sean estos médicos o ingenieros, por el desprecio a la labor de la prensa profesional, por la negación voluntarista de los datos de medición económica y social, por la sugerencia de que hay una élite corrupta que engaña al pueblo dándose la gran vida con el pretexto de la academia.

Esta visión de las cosas también se ha expresado en el presupuesto, como lo indican la desaparición de los fideicomisos destinados a la ciencia y las artes, los recortes a las becas y la desaparición de las Cátedras Conacyt, el estrangulamiento financiero de distintas instituciones públicas de educación superior y un largo etcétera.

Durante generaciones se ha manejado, sobre todo en países desiguales como el nuestro, que tienen una correlación positiva entre nivel de escolaridad e ingresos, que estudiar y hacerse de una profesión, o utilizar productivamente los propios talentos, son caminos válidos para mejorar personalmente y para la movilidad social.

Si bien esos caminos se han vuelto más estrechos en las últimas décadas, siguen siendo parte del imaginario colectivo. Son parte de los sueños y deseos, de los valores inculcados. Y las rutas, con baches y todo, siguen existiendo.

Pero lo que ahora se dice, desde el púlpito mañanero, es que eso no debería contar. Que son caminos errados, alejados del alma del pueblo. Quien los transite es un “aspiracionista”, que está pensando sólo en sí mismo y en su familia… aunque su trabajo genere bienestar para el resto de la población.

Considero que hay dos elementos detrás de esta idea. Uno es el desconocimiento de las contribuciones de los creadores y científicos al bienestar y la grandeza del país. El Presidente dice que “no hacen nada”.  

En contra de la idea de vividores que se la pasan de coloquio en coloquio, hay una lista enorme de contribuciones de científicos mexicanos, para la que no alcanzarían las páginas.

Antimio Cruz recordó algunas en Crónica: “la ciencia mexicana ha generado las variedades de trigo más sembradas en el mundo; la molécula base de la pastilla anticonceptiva; la primera explicación para frenar el agujero en la capa de ozono, así como antídotos contra venenos, vacunas contra la enfermedad de Chagas”. También cita que es gracias a un mexicano que la insulina que usan los pacientes con diabetes ya no se extrae del páncreas de cerdos, sino de bacterias, y recuerda los avances de ingeniería ligados a la construcción del Gran Telescopio Milimétrico, en Puebla.

Podríamos agregar las investigaciones arqueológicas sobre el Templo Mayor y sobre Teotihuacan, la contribución mexicana en el colisionador de hadrones o en la misión del Curiosity a Marte, el estudio y la defensa de la biodiversidad en el país o los avances para curar el pie diabético (pienso sólo en la labor de algunos galardonados con el Premio Crónica).

El otro elemento se disfraza de ideológico, pero es más bien de resentimiento. Y ahí también confluyen algunos de los (cada vez menos) académicos que han justificado los ataques a la comunidad científica.

Es un resentimiento hacia lo que es percibido como un éxito inmerecido del que goza una parte de la población. Ese éxito y ese prestigio son vistos como una injusticia de parte de quienes, por distintas razones, se han sentido ninguneados en sus carreras profesionales. Más aún si se trata de carreras académicas o artísticas que por muchos años parecían no llegar a ningún lado. De quienes no alcanzaron a llegar al SNI, y son huérfanos de estímulos.  

De repente, por gracia de la política, el resentimiento es virtuoso. Y permite suponer -con la superioridad moral incluida- que el ataque contra el Foro Consultivo es sólo contra unos cuantos burócratas de la ciencia que habrían hecho mal uso presupuestal de los recursos. Eso es hacerle al tío Lolo.

Hubo quien entendió mejor el sentido del ataque: ese hombre del pueblo (y empresario del carbón y senador) Armando Guadiana, quien pidió a la UIF investigar a la UNAM y a todas las universidades por el “despilfarro” de dinero de sus investigadores en “turismo internacional”. De lo que se trata es de apretarlos para que agachen la cabeza, se pongan a la defensiva y ya no se sientan tan cucos. Y lo de menos es que Guadiana tenga un pasado aspiracionista, con una maestría en Ciencias por el Tecnológico de Monterrey, lo importante es que está con el Señor Presidente.


El bodrio de la Ley de Ciencia


Se está gestando un peligroso divorcio entre el gobierno federal y la comunidad científica del país. No es –como dicta la frivolidad en boga– por nombramientos en el Conacyt, sino por la pretensión de regular ideológicamente la manera en la que hace investigación científica y de humanidades en el país. La presentación de la iniciativa de Ley de Humanidades, Ciencia y Tecnología ha sido mal vista por los investigadores del país, y con razón.

Esta ley refuerza de manera muy abierta la centralización en la toma de decisiones. En vez de hacerlo de manera colegiada, pretende la instalación de un Consejo Nacional, que en realidad es estrictamente gubernamental, para regir ciencia, tecnología y también las humanidades.

Esto significa desaparecer el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, el Consejo Consultivo de Ciencias y la Coordinación de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Presidencia, y sustituirlos por foros a modo o, de plano, por una estructura vertical.

Al eliminar la participación de actores no gubernamentales que son parte del Consejo General del Conacyt, se elimina, en los hechos, su carácter colegiado y, con él, la participación plural de la comunidad científica.

Esto también puede resumirse en una frase: Todo el poder para la dirección del Cona(h)cyt. Ésta define el presupuesto para ciencia y tecnología, la política de Estado, la asesoría a los poderes de la Unión, la creación o desaparición de centros públicos de investigación, las políticas de bioseguridad y lo que usted pueda seguir sumando.

Junto con ello, la ley plantea una suerte de supervisión metodológica y de prioridades, lo que en la práctica significa dar línea política a la investigación académica.

La idea es orientar la ciencia para “resolver los problemas prioritarios de la Nación”. Parte de una concepción de las ciencias, no como generadoras de conocimiento, sino como meros instrumentos del desarrollo, predefinido éste por las prioridades del gobierno. Esto deriva, casi automáticamente, en una distinción entre ciencias útiles para resolver los problemas y las que no lo son (en principio, toda investigación teórica y de frontera).

También pone por delante las disciplinas con más posibilidades de aplicación inmediata de las que tienen efectos más de largo plazo. Las ingenierías por delante de la física, las matemáticas o la astronomía. Las ciencias sociales aplicadas por encima de la filosofía o las disciplinas artísticas.

Explícitamente, el proyecto de ley señala que el desarrollo científico y tecnológico debe quedar subordinado al proyecto de nación: es decir, a la visión nacionalista y supuestamente justiciera del lopezobradorismo. Esto significa que habrá algunas áreas de investigación o proyectos específicos que se consideren redundantes, bajo el criterio (¿de quién?) de que no corresponden al Proyecto, a la justicia social o a los intereses nacionales.

El proyecto de ley tiene conceptos peculiares, que lo hacen a uno regresar a las discusiones bizantinas universitarias de los años setenta.

Uno de estos conceptos es el de “conocimiento socialmente necesario”, que no está definido. ¿Cuál conocimiento es socialmente necesario y cuál es socialmente innecesario o, incluso, dañino? ¿Cómo se define la necesidad social de determinado conocimiento? ¿Quién es el representante de la sociedad en esa definición?

Otro es la creación de “auténticas fuerzas productivas nacionales”, tampoco definidas. Se sabe que el desarrollo de las fuerzas productivas es condición para el cambio histórico. Lo que no se sabe es cuáles son “auténticas” y cuáles no. Se sobreentiende que las hay falsas, pero no sabemos quién lo define o por qué. Y también habría que preguntarse acerca de la nacionalidad de las fuerzas productivas. Sé que no estamos pensando en la autarquía, pero hay una suerte de rechazo visceral a lo extranjero, y eso se trasmina en la propuesta de ley: pasar este rechazo a las ciencias, que se nutren del intercambio libre de conocimientos, y al desarrollo económico y social, que también se nutre de la interacción internacional, linda entre lo ridículo y lo trágico.

Hablando de cosas no definidas, el proyecto establece que “los principios de previsión, prevención y precaución regirán las actividades de investigación, aplicación y desarrollo tecnológico del país”, pero no dice de qué tratan estos principios. Tal vez tenga que ver con el deseo explícito de “minimizar o erradicar los riesgos derivados… de las actividades relativas a organismos genéticamente modificados”, en donde es claro que se trata, por razones ideológicas por aquello de “sin maíz no hay país”, de limitar la investigación y aplicación, pero no se entiende por qué se generaliza.

La cereza del pastel es que, de acuerdo con la propuesta, para ser miembro del Sistema Nacional de Investigadores, será necesario que el trabajo del académico “redunde en el desarrollo del conocimiento humano y la solución de problemas sociales de diversa índole”. Lo primero se da por descontado, pero ¿y si el trabajo es teórico o de temas ajenos a lo social? ¿O si alguien considera que un trabajo de ciencias sociales no resuelve problemas, sino que los magnifica, porque la metodología o el marco teórico no corresponden a la norma o contiene una crítica devastadora al Proyecto de Nación? ¿Qué pasa, entonces?

En el fondo, tal y como han señalado varios analistas especializados en ciencia, el proyecto de ley lo que hace es consolidar un grupo compacto en la cima de la toma de decisiones en materia científica, darle a dicho grupo la capacidad de cancelar proyectos de investigación y de premiar o castigar a los académicos, abrir las puertas a la censura en materia científica y, por lo tanto, acabar con la libertad de investigación, que es el pilar de esa comunidad, siempre comprometida con México y que no se merece ese trato.

En resumen, bien harían los legisladores de Morena en analizar a fondo el proyecto, y rechazarlo. Es un bodrio.

martes, octubre 05, 2021

Los 20 triunfos de Julio Urías









Mexicanos en Grandes Ligas 2021

Terminó la temporada regular en Grandes Ligas y la noticia para los peloteros mexicanos es, por supuesto, que Julio Urías llegó a las 20 victorias. Es el más joven en alcanzarlos desde Clayton Kershaw, en 2011. Es el primer mexicano que lo hace desde 2003, cuando Esteban Loaiza se hizo de 21 triunfos. Es el primer mexicano ganador máximo de la Liga Nacional desde 1986, cuando lo fue Fernando Valenzuela. Y es el primer mexicano en todos los tiempos en liderar todas las Ligas Mayores en ese departamento. En resumen, hizo historia.

Las otras noticias relevantes del mes fueron el cierre espectacular de temporada de Giovanny Gallegos, muy a tono con su enrachado equipo y el inesperado regreso de última hora de Andrés Muñoz.

Aquí el balance del contingente nacional, ordenado de acuerdo con el desempeño de cada uno en la temporada (como siempre, incluimos a los paisanos que han jugado representando a México en el Clásico Mundial o en otro torneo de primer nivel) 

Julio Urías tuvo una campaña para el recuerdo, y la terminó a tambor batiente, y no sólo por la marca final de 20 juegos ganados contra 3 perdidos. Tuvo 6 aperturas entre septiembre y octubre, ganó 5 de ellas y tuvo una efectividad de 2.05. De hecho, tras el Juego de Estrellas, el PCL de Urías fue de 2.04, el segundo mejor de todas Grandes Ligas. Además de ser el máximo ganador, el culichi fue el cuarto pitcher más controlado (BB/9) de las Mayores, el segundo más económico (15.01 pitcheos por entrada), el octavo en efectividad (un bonito 2.96) y el decimonoveno en ponches, con 195.  Tuvo 13 aperturas de calidad (no muchas, pero no tanto porque le pegaran, sino porque solía dejar el montículo antes de terminar la sexta entrada) y, para ponerle la cereza al pastel, fue uno de los pitchers a los que les resultaba más difícil robar base. Un año redondo.

Giovanny Gallegos se apuntó la friolera de 11 salvamentos en el último mes de temporada regular, fundamentales para explicar la racha de 17 victorias seguidas que mandó a postemporada a los Cardenales de San Luis, y además se hizo de una victoria en el juego que no salvó. Quién sabe qué números hubiera tenido si le hubieran dado la responsabilidad del inning final desde el principio de la temporada. Sus números de 2021: 6-5 en ganados y perdidos, 14 juegos salvados, PCL de 3.02 y 95 rivales pasados por los strikes.   

Alex Verdugo dio un hit fundamental para mantener vivas las aspiraciones de los Medias Rojas de Boston, pero tuvo un slump importante durante septiembre, que incluso lo mandó a la banca un par de juegos. El eficiente jardinero bateó en el año para .289, con 13 jonrones y 63 carreras impulsadas. Se robó 6 bases y anotó en 88 ocasiones. Su OPS (porcentaje de embasamiento más slugging) fue de .778. Un año decente, apenas por debajo de las grandes expectativas que se tienen de él.

José Urquidy finalmente pudo regresar, luego de un largo rato en la lista de lesionados por inflamación en el hombro. Lo hizo bien, en términos generales, pero lejos de ser espectacular. Sigue siendo muy controlado -de hecho, se le embasó en promedio menos de un jugador por entrada-, pero mostró cierta propensión a recibir cuadrangulares. Le alcanzó para ganar dos juegos más (y hubo otro par que se los tiró el relevo). La marca del mazatleco al final de la temporada regular: 8-3. 3.62 de limpias y 90 ponches,

Luis Urías tuvo finalmente la campaña de titular que llevábamos rato esperando. Con un gran rango defensivo en distintas posiciones del infield (porque Milwaukee parecía jugar a contratarle el sustituto) y bastante poder al bate. Su principal problema es que se sigue ponchando mucho, y eso afecta su porcentaje de bateo, que de todos modos es ligeramente superior a la media de MLB. Sus números a final del año: .249 de porcentaje, 23 cuadrangulares, 75 carreras producidas y 77 anotadas, 5 robos de base y un OPS de .789.

Luis Cessa resultó beneficiado de su paso de los Yanquis de Nueva York a los Rojos de Cincinnati. Estuvo casi impecable en septiembre y sólo tuvo un mal relevo el penúltimo día de campaña. Demostró que es confiable y pasó a lanzar en situaciones de mayor presión.   Los numeritos básicos del cordobés:  5-2, 2.51 de ERA y 54 sopas de pichón.

Víctor González, afectado por una fascitis plantar, pasó septiembre en AAA. El zurdo nayarita tuvo un año aceptable, en el que aceptó relativamente pocas carreras, pero en el que no fue tan dominante como en 2020. Sus números del año: 3.-1, 3.57 en carreras limpias, 33 ponches, 17 holds… pero un preocupante WHIP (hits y bases por bolas por inning) de 1.44. Esperemos que regrese en 2022 por sus fueros.

Ramón Urías tuvo una buena temporada con un mal equipo. El destino lo sacó de las puertas giratorias entre MLB y las menores y le dio la titularidad de las paradas cortas de los Orioles por un buen rato, aunque al final de la temporada pasó a la lista de lesionados. El sonorense bateó para un saludable .279, con 7 palos de vuelta entera, 38 producidas y un robo. Su OPS no fue nada malo: .774. Su fildeo, aceptable.

Sergio Romo tuvo un año por debajo de la media. El Mechón estuvo entre el relevo intermedio de los Atléticos de Oakland y labores de preparación de cierre. Empezó horrible, tuvo tres meses magníficos y terminó como empezó: del nabo. El saldo del año es 1-1, un mediocre 4.67 de carreras limpias, 2 salvamentos, 12 holds y 60 chocolates recetados.

Alejandro Kirk tuvo año de montaña rusa. Empezó con un slump largo, su bat se calentó a niveles incendiarios, se lesionó y estuvo dos meses fuera, regresó tumbando caña y terminó con otro slump, que lo sacó del line-up. El joven receptor tijuanense dio muestras de que puede ser muy bueno, pero también dio muestras de inconsistencia. En el año, .242 de porcentaje, 8 vuelacercas y 24 carreras anotadas. OPS de .764, ayudado por su buena vista y capacidad de obtener bases por bolas.

Humberto Castellanos se convirtió, al final de la temporada, en abridor regular de los terribles Diamantes de Arizona (ellos dicen que son Serpientes de Arizona), luego de haber trabajado en relevo largo. Analizando sus game-logs resulta un dato interesante: o le pegan muy pronto en el juego, o lo hacen luego de que ha lanzado cuatro o cinco entrada de manera efectivísima. Es un lanzador que requiere de un manager con buen ojo para meterlo y sacarlo. En su último partido se dio el gusto de pegar un cuadrangular. Sus números: 2-2, 4.93 de efectividad, 29 ponches.

Joakim Soria tuvo una temporada difícil, sólo aliviada por el rato en que los Diamondbacks de repente ganaban y le daban oportunidad de salvar el juego. Pasó a Toronto, pero primero se lesionó, luego tuvo una aparición desastrosa, después un problema familiar y terminó en la lista de COVID-19. Sus números de 2021: 1-4, 6 salvamentos, un desagradable 5.06 de PCL, 3 holds y 31 ponches.  

Oliver Pérez se tomó una tacita de café nomás para mejorar su récord de temporadas ligamayoristas. El veterano sinaloense dejó marca de 0-1, 0.00 de carreras limpias y 4 ponches.

Andrés Muñoz regresó a Ligas Mayores, el último día de la temporada, tras más de un año de ausencia, debido a que tuvo que repararse el codo mediante la cirugía Tommy John. El prometedor tirafuegos, ahora con Seattle, sacó dos outs (uno por la vía del ponche) y dio un par de pasaportes.

Manuel Rodríguez tuvo un septiembre desastroso, tras su buen inicio con los Cubs. Baste decir que el mes su PCL fue de 18.00 y eso que le metieron tres carreras sucias. Primero fue bajado a menores y luego pasó a lista de lesionados. En el año, 3-3, un salvamento, 6.16 de carreras limpias y 16 ponches (pero 12 bases por bolas).

Isaac Paredes regresó a final de año a los Tigres de Detroit, pero el tercera base sigue sin responder: bateó bien debajo de .200 en esta oportunidad. Sus números de la temporada: .208, un jonrón y 7 impulsadas. El hermosillense es joven y regresará.

Alejo López fue llamado un ratito por los Rojos, a ver si volvía la maquinita de hits. Pero no. No hubo uno en septiembre. A los pocos días lo regresaron a AAA. Su marca de 2021: .261 con 3 carreras anotadas.

Miguel Aguilar es otro lanzador mexicano al que probaron los Diamondbacks. En septiembre no estuvo tan mal como en agosto, pero igual lo regresaron a ligas menores. 1-1, 6.43 de PCL y 3 ponchecitos.

Manny Barreda fue una de las figuras clave en la consecución del boleto olímpico de parte de México. También fue uno de los que fallaron feo en Tokio. Y luego de una década en las menores, finalmente logró debutar en Grandes Ligas, a los 32 años. Lo hizo con los Orioles. Le alcanzó para ganar un juego y para ser apaleado brutalmente en dos ocasiones. Fue un viaje corto y regresó a ligas menores. 1-0, 13.50 de limpias, 2 ponches.

Luis González ya no regresó a Grandes Ligas. Dio 2 hits en 8 turnos, anotó dos carreras y ya.

miércoles, septiembre 29, 2021

Clasificación histórica de arqueros mexicanos

Los recientes podios mexicanos en el Mundial de Tiro con Arco me hicieron pensar en la posibilidad de hacer una clasificación histórica de arqueros mexicanos, al estilo de las muy visitadas clasificaciones de marchistas y de clavadistas.

Utilizaré un método similar, tomando como base los podios olímpicos, de mundiales abiertos y bajo techo, de las finales de la Copa del Mundo y panamericanos. La clasificación está dividida en arco recurvo y arco compuesto porque sólo el primero es olímpico y el arco compuesto apenas debutó en Juegos Panamericanos en 2019. 

(Actualizado al 5 de noviembre de 2023)

Arco Recurvo   

Aída Román 546.7 puntos

Alejandra Valencia 410

Mariana Avitia 150

Luis Abuelo Álvarez 110

Juan René Serrano 96.7 

Luis Eduardo Vélez 46.7 

Ana Paula Vázquez 33.3 

Matías Grande 26.7

Ángela Ruiz 23.3

Marisol Bretón 20

Rodrigo Lastra 20 

Karla Hinojosa 13.3 

Ernesto Boardmann 10 

Ricardo Rojas 10 

Erica Reyes 10 

Jaime Chapoy 10 

Belle Amador 6.7 

Pedro Vivas 6.7 

Carlos Rojas 6.7 

Caleb Urbina 6.7 

Zelma Novelo 3.3


Arco Compuesto  

Andrea Becerra 206.7

Linda Ochoa 130

Arminda Bastos 100

Dafne Quintero 91.7 

Lucía Chavarría 90 

Julio Fierro 50 

Uriel Olvera 33.3 

Antonio Hidalgo 33.3 

Miguel Becerra 33.3 

Ana Hernández 33.3 

Rosalba Domínguez 30 

Brenda Merino 30 

Hafid Jaime 20 

Jaime Cardoso 20 

Sebastián García 5


Un par de comentarios acerca de los parámetros utilizados: uno es que el valor de los podios se divide entre dos en caso de equipo mixto (m) y entre tres en caso de equipo por sexo (e); el otro, que para las primeras ediciones de Juegos Panamericanos sólo tomé en cuenta las medallas obtenidas en la distancia de 70 metros (porque había varias distancias).

El método se basa en los siguientes parámetros:

Juegos Olímpicos

Oro 300, plata 200, bronce 100

Campeonato Mundial abierto 

Oro 150, plata, 100, bronce 50

Campeonato Mundial bajo techo

Oro 90, plata 60, bronce 30

Final de Copa del Mundo

Oro 60, plata 40, bronce 20

Juegos Panamericanos

Oro 30, plata 20, bronce 10

(Nada más acoto que sí estoy consciente de que la competencia de tiro con arco en Panamericanos es, comparativamente, de una dificultad mayor que en los otros deportes donde he hecho "clasificación histórica", pero es lo que hay)


Y los atletas obtuvieron los puntos de la siguiente manera

Juegos Olímpicos 

Aída Román, 1 plata
Mariana Avitia, 1 bronce
Alejandra Valencia, 1 bronce (m)
Luis Abuelo Álvarez, 1 bronce (m)

Campeonato Mundial

Alejandra Valencia, 3 platas (2e), 1 bronce (e)
Aída Román, 3 platas (1m, 2 e), 1 bronce (e)
Andrea Becerra, 2 platas (1e), 1 bronce
Arminda Bastos, 1 plata 
Juan René Serrano, 1 plata (m)
Mariana Avitia, 1 plata (e)
Ana Paula Vázquez, 1 plata (e)
Uriel Olvera, 1 plata (e)
Antonio Hidalgo, 1 plata (e)
Miguel Becerra, 1 plata (e)
Ana Hernández, 1 plata (e)
Dafne Quintero, 1 plata (e)
Ángela Ruiz, 1 bronce (e)

Campeonato Mundial bajo techo

Aída Román,  1 oro
Lucía Chavarría, 1 oro
Linda Ochoa, 1 oro (e)
Rosalía Domínguez, 1 oro (e)
Brenda Merino, 1 oro (e)
Rodrigo Lastra, 2 bronces (e)
Juan René Serrano, 2 bronces (e)
Luis Eduardo Vélez, 2 bronces (e)
Julio Fierro, 1 bronce

Final de Copa del Mundo

Aída Román, 2 oros (1m)
Luis Eduardo Vélez, 1 oro (m)
Linda Ochoa, 3 platas (2 m), 1 bronce
Alejandra Valencia, 2 platas (1m)
Luis Abuelo Álvarez, 1 plata (m)
Hafid Jaime, 1 plata (m)
Jaime Cardoso, 1 plata (m)
Julio Fierro, 1 bronce
Dafne Quintero, 1 bronce

Juegos Panamericanos

Alejandra Valencia, 4 oros (1e), 2 platas (e), 1 bronce (e)
Luis Abuelo Álvarez, 2 oros (1e)
Aída Román, 1 oro (e), 2 platas (e), 1 bronce
Juan René Serrano, 1 oro (e), 2 platas (e), 1 bronce (e)
Mariana Avitia, 1 oro (e), 1 plata (e)
Dafne Quintero, 1 oro, 2 bronces (1m, 1e)
Ernesto Boardman, 1 oro (e)
Luis Eduardo Vélez, 2 platas (e), 1 bronce (e)
Matías Grande, 2 platas (1e)
Andrea Becerra, 1 plata, 1 bronce (e)
Jorge Chapoy, 1 plata (e), 1 bronce (e)
Ángela Ruiz, 1 plata (e)
Pedro Vivas, 1 plata (e)
Caleb Urbina, 1 plata (e)
Carlos Rojas, 1 plata (e)
Marisol Bretón, 4 bronces (3e)
Erica Reyes, 3 bronces (e)
Aurora Bretón, 2 bronces
Karla Hinojosa, 2 bronces (1e)
Belle Amador, 2 bronces (e)
Ricardo Rojas, 1 bronce
Sebastián García. 1 bronce (m)
Zelma Novelo, 1 bronce (e)

miércoles, septiembre 01, 2021

Lesionadero, regresadero, cambiadero y debutadero

Manuel Rodríguez, primer yucateco en Grandes Ligas 

Mexicanos en GL

Julio-agosto 2021

Se acerca el final de la temporada regular en Grandes Ligas. Como suele suceder en el penúltimo mes, esto ha sido un lesionadero, un regresadero, un cambiadero y, en el caso de los peloteros mexicanos, también -en cierto modo- un debutadero. Lo más relevante del reciente bimestre ha sido la mejoría, dentro de la consistencia, de Julio Urías, quien abre septiembre como el lanzador más ganador en las Mayores y la inopinada democión del nayarita Víctor González a ligas menores.

 Aquí el seguimiento del contingente nacional, de acuerdo con el desempeño acumulado en la temporada (como siempre, incluimos a los paisanos que han jugado con México en el Clásico Mundial) 

Julio Urías. Repasemos nada más las estadísticas mensuales del zurdo de Culiacán para darnos cuenta de cómo ha brillado. En julio tuvo marca de 3 ganados y 0 perdidos, con 2.30 de efectividad (carreras limpias admitidas por cada 9 entradas lanzadas). En agosto, aunque estuvo un rato en la lista de lesionados por un problema en la corva, sus números fueron aún mejores: 3-0, con PCL de 1.38. No todas sus salidas han sido de calidad porque no siempre completa la sexta entrada. Pero siempre deja el partido ganado. En el año, su marca es de 15-3, 3.17 de efectividad, 160 ponches y sólo 32 bases por bolas otorgadas. Es el primer mexicano que supera el umbral de las 15 victorias desde 2013, cuando lo hizo el regiomontano Jorge de la Rosa. Se barajará el nombre de Urías para el Cy Young… pero no lo ganará: Walker Buehler parece tenerlo en la buchaca.

Alex Verdugo. El jardinero de los Red Sox tuvo un julio bastante desangelado, pero un agosto candente, tal vez derivado de que pasó de segundo a quinto o sexto en el orden de los patirrojos. En el primer mes bateó para .250; en el segundo, para .341. En la temporada tiene porcentaje de .284, con 76 carreras anotadas, 49 producidas, 12 cuadrangulares y 6 robos de base.  Su OPS (promedio de embasamiento más slugging) es de .778, más que decente.

Giovanny Gallegos es, a partir de fines de agosto, el cerrador de los Cardenales de San Luis. La verdad es que se tardaron: era, de lejos, el hombre más consistente en el bullpen del Birdos, y el único que domina a zurdos y derechos por igual. En el bimestre tuvo una aparición muy desafortunada, pero las otras fueron buenas, como norma. En el año tiene marca de 5-5, un saludable 2.97 de ERA, 23 holds (ventajas sostenidas en situación de salvamento), 5 partidos salvados y 75 rivales pasados por los strikes (frente a sólo 15 pasaportes)

Luis Urías. A pesar de que pareciera que la gerencia de los Cerveceros quiere mandarlo a la banca (se reforzaron con ootro infielder para la recta final), el de Magdalena de Kino es uno de los titulares más regulares en Milwaukee. Y lo demostró con guante y bat, sobre todo en agosto. En el año tiene .244 de porcentaje de bateo, con 18 cuadrangulares, 59 producidas y 5 colchonetas estafadas. Su OPS es de .772. También tiene la mejor actuación ofensiva de la MLB en un juego esta temporada: se fue de 6-5 con tres dobletes y dos vuelacercas.

José Urquidy se pasó los dos meses en la lista de lesionados, pero fue reactivado al iniciar septiembre. El derecho de Mazatlán tiene marca de 6-3, 3.38 de efectividad y 66 ponches.

Luis Cessa dejó a los Yanquis de Nueva York (y por lo tanto, las calladas labores de trapeo de innings) para pasar a los Rojos de Cincinnati, también contendientes, en tareas de más presión. Lo ha hecho igual de bien. El veracruzano tiene marca combinada de 4-2, un muy buen 2.72 de carreras limpias y 38 ponches. En el camino también tiene 3 holds.

Manuel Rodríguez. El Bolón debutó el último día de junio en Grandes Ligas, convirtiéndose así en el primer pelotero yucateco en llegar a la Gran Carpa. Lo hizo con los Cachorros de Chicago, y su labor ha sido muy buena. Salvo una ocasión en la que no traía nada en la pelota y lo apalearon, en las otras 13 ha cumplido bien. Eso se ve en sus números: 3-2, con 2.63 de PCL, un juego salvado y 13 sopitas de pichón.

Sergio Romo, como buen veterano, se ha ido calentando con la temporada. Calladamente, se ha convertido en una de las anclas del bullpen de Oakland. En el par de meses reseñados estuvo tan bien, que bajó su PCL De 5.06 a finales de junio a un decente 3.18 al final de agosto. En la temporada, 1-0, un juego salvado, 52 ponches y 11 holds.

Joakim Soria era el cerrador de Arizona, cuando los tristes Diamantes lo cambiaron por prospectos en su venta de garage. Pasó a los Azulejos de Toronto, donde estuvo un rato en la lista de lesionados, para regresar como preparador de cierre (y todavía no acepta carrera). En julio acumuló, por fin, algunos juegos salvados. Sus numeritos: 1-4, 6 salvamentos, 3.82 de efectividad, 3 holds y 36 ponchados.

Ramón Urías finalmente es titular en el infield de los débiles Orioles. Su mayor contribución ha sido con la majagua. Tiene marca de .272, con 7 jonrones, 36 producidas y un robo de base.

Alejandro Kirk regresó a finales de julio al roster de Toronto, tras haber estado en la lista de lesionados desde el 2 de mayo. Ahora enfrenta la titularidad con otro cátcher, y de nuevo la está ganando, a pesar de sus limitaciones defensivas. Ha jugado varios partidos también como bateador designado. Sus números en el año: .264 con 4 jonrones y 16 producidas.

Humberto Castellanos ha lanzado bien este año, por lo que no se entiende la razón por la que los Diamondbacks insisten en tenerlo dando vueltas en la puerta giratoria entre Grandes Ligas y menores. El de Tepatitlán abrió dos juegos, de los cuales ganó uno y el otro se fue sin decisión, y cumplió en el relevo. Tiene 1-1, un notable 2.14 de limpias y 13 ponches recetados… pero inició septiembre en las menores.

Víctor González tuvo en el bimestre dos visitas a la lista de lesionados, con fascitis plantar. Las microfracturas de estrés han de haber cobrado su cuota, porque no fue usado con mucha regularidad. Su problema, más que las carreras recibidas, ha sido que se le embasan bastantes corredores (1.44 por entrada, en promedio). El caso es que a finales de agosto lo mandaron a Oklahoma. A rehabilitarse, esencialmente, quiere uno suponer. Su marca en 2021: 3-1, 3.57 de PCL, 33 ponches y 16 holds.  

Isaac Paredes jugó un ratito, estuvo lesionado otro rato y ahora está en Ligas Menores. El tercera base de los Tigres tiene .256 con un jonrón y 6 producidas.

Oliver Pérez hace rato que está en la Liga Mexicana. Se dio un paseo por Tokio2020, en el que le fue muy mal y dejó marca de 0-1, con 0.00 de PCL en su breve paso con los Indios de Cleveland.

Alejo López tuvo un partido excepcional, en donde se fue de 5-4 al otro día de su debut. A este novato infielder chilango se le conoce como una “maquinita de hits sencillos”. Los rojos enviaron a las Ligas Menores a esta maquinita por buena parte del bimestre, para volverlo a llamar en la recta final de la campaña. Batea para .316, con 3 carreras anotadas.

Miguel Aguilar ya se tomó su primera tacita de café en las mayores. El sonorense lanzó en seis ocasiones para los Diamondbacks, se llevó una victoria, una derrota y un feo 9.00 de carreras limpias de regreso a las sucursales.

Luis González no ha sido vuelto a llamar a Grandes Ligas. Eso sí, los Medias Blancas lo cambiaron a San Francisco, donde lo primero que hicieron fue colocarlo en la lista de lesionados. Batea para .250, con dos carreras anotadas.


viernes, agosto 27, 2021

Estado de Simibienestar

 


A veces se cree que las palabras tienen, por sí solas, capacidad para crear realidades, o para exorcizarlas.  En otras ocasiones, se usan las palabras adrede, para dar a entender que algo es, cuando en realidad no lo es. Como cuando alguien te dice que eso que está vendiendo es queso, pero se trata de grasas vegetales con colorante..

La palabra favorita en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador es “bienestar”. Tenemos la Secretaría del Bienestar, el Banco del Bienestar, las Universidades del Bienestar Benito Juárez, el Instituto de Salud del Bienestar, la Pensión del Bienestar, los Tianguis del Bienestar y hasta esa contradicción de términos que son las Tandas para el Bienestar. No tarda en llegar el Gas Bienestar.

La idea, obviamente, es que el gobierno busca el bienestar de la población. Bienestar para tu familia (ah, no, perdón, esa era la consigna electoral de Zedillo, hace más de un cuarto de siglo). Bienestar para los mexicanos (ahora sí).

Se habla a menudo de que López Obrador tiene fijación por el pasado. Por algunos pasados específicos. También la tiene por algunos conceptos, más por lo que resuenan que por lo que significan. Uno de esos conceptos es el Estado de Bienestar, que corresponde a un pasado específico: el periodo posterior a la II Guerra Mundial.

Durante los años que corrieron de 1948 a 1971 en muchos países del mundo hubo un crecimiento económico acelerado que estuvo acompañado por tres cosas: aumento en el empleo, mejoras en la distribución del ingreso y una actitud proactiva del Estado, que garantizó derechos básicos: a la salud, a la educación, a una vivienda digna.

Los ejemplos más conocidos de Estado del Bienestar fueron los que desarrollaron en los países de Europa del Norte y Escandinavia, en donde triunfaron gobiernos socialdemócratas (tal vez por eso AMLO alguna vez se refirió a los sistemas de salud de Dinamarca y Noruega como metas que alcanzaríamos). Pero no se limitaron a esas naciones. Hubo Estado del Bienestar con los laboristas en el Reino Unido. Lo hizo con los democristianos en Italia e Alemania; lo hubo con los liberales en Francia y Japón, y también en Estados Unidos, con partidos que están lejos de ser de izquierda.

Varios elementos se conjuntaron para crear ese círculo virtuoso que duraría un cuarto de siglo. Señalo los más elementales: un sistema monetario que permitió a Estados Unidos exportar cantidades ingentes de capital, y todo su sistema de producción, la apertura de las economías europeas, un aumento sustancial a los impuestos de las empresas y las clases acomodadas, la existencia de sindicatos fuertes que presionaron para aumentos salariales relevantes y, por último, la amenaza ideológica del bloque soviético, que en la inmediata posguerra parecía una opción atractiva para muchos trabajadores de las naciones ricas.

En otras palabras, el Estado de Bienestar no nació como Minerva, que lo hizo de la cabeza de Júpiter. Nació en un contexto histórico específico, y como resultado -más que del triunfo de uno u otro partido político- de la conjunción de la fuerza de organizaciones populares de la sociedad civil (en primer lugar, reitero, los sindicatos) y del temor de las clases dominantes ante una ola socialista.

Ese ciclo terminó por dos razones: la principal es la crisis fiscal del Estado, que se vio en la necesidad de incurrir en déficits cada vez más grandes para costear el gasto social. La otra es que se acabó la disposición de parte de los empresarios para financiarlo, y una situación en donde no hay pleno empleo de los factores de la producción les resultaba beneficiosa.

Si a eso le sumamos que algunos excesos sindicales habían enajenado las simpatías de las clases medias y la decadencia de los países de la órbita soviética (que ya no representaban atractivo alguno), encontraremos algunas de las claves que explican, en lo político, el regreso a lo que entonces se llamó “el capitalismo salvaje” y que ahora se da por llamar “neoliberalismo”.

En México, las condiciones son totalmente otras a las que existían en aquellos países hace 70 años. El país está inserto en una economía global, en la que hay un exceso de capital que no siempre encuentra ocupación productiva y en la que manda el capital financiero. Una economía mundial que crece muy despacio, pero de la cual ningún país puede desasirse.

Adicionalmente, no existe un esquema tributario que ayude a generar los cambios en la distribución del ingreso y, sobre todo, la calidad de servicios públicos que se requerirían para un Estado de Bienestar. Tampoco existe la voluntad política para hacer una reforma fiscal de gran calado.

Eso sí, tenemos un Estado en eterna crisis fiscal, por lo poco que recibe en relación a lo que gasta, que invierte menos que en los años 40… y dentro de lo que gasta figuran las obras de relumbrón y el rescate de lo imposible de rescatar.

Finalmente, los pocos movimientos sociales autónomos capaces de generar presión auténtica sobre las condiciones materiales de vida de los trabajadores, o son débiles o son avorazados y tienen los defectos que suelen enajenar apoyos. Encima de ello, a menudo son atacados desde el poder político.

En resumen, en vez de acercarnos al Estado de Bienestar, en México cada vez nos estamos alejando más.

Pero eso, a la hora de la retórica, no importa. La palabra crea realidades bellas y exorciza los males. Secretaría, banco, tandas, tianguis, pensiones, universidades, instituto de salud y hasta gasera son del Bienestar. Aunque no lo produzcan. Un simibienestar. Un simulacro más falso que el Teocalli de cartón-piedra.

Sartre, en el famoso prefacio a Los Condenados de la Tierra, de Frantz Fanon, se refería a las élites coloniales como “mentiras vivientes” que no tenían qué decir más que un eco. Si en Occidente se lanzaban palabras como “¡Partenón! ¡Fraternidad!, ellos repetían: “¡…tenón! ¡…nidad!. 

Ahora vivimos algo parecido, sólo que el grito es “¡…nestar!”   

viernes, agosto 20, 2021

Más pobres ¿menos desiguales?

Con los datos de la ENIGH y del Coneval, van dos textos sobre pobreza en México


Más pobres, ¿menos desiguales?



Llegaron los datos de la Encuesta Nacional de Ingreso-Gasto de los Hogares (ENIGH) correspondiente a 2020, y con ellos, un balde de agua fría sobre la situación económica de las familias de mexicana. Ese balde de agua fría debería despertar a muchos sobre lo que no está funcionando.

En primer lugar, cabe señalar que la ENIGH no es una encuesta con una muestra pequeña. Abarca más de 100 mil familias, a las que el INEGI da un seguimiento detallado sobre las distintas formas con las que obtienen recursos y cómo gastan su dinero. Durante años ha sido el principal indicador de la situación real de las personas, más allá de los datos macroeconómicos.

En segundo lugar, cabe aclarar que las mediciones correspondientes a 2020 están signadas por la pandemia, y los efectos que tuvo el confinamiento sobre empleo, ingresos y formas de gasto. Hay que entender que se trata de un momento excepcional. Sin embargo, no por su excepcionalidad deja de ser real y no dejó de tener efecto sobre ingresos y gastos de los siguientes meses, hasta estas fechas.

La principal conclusión de la ENIGH es que las familias mexicanas tenían, en promedio, un ingreso 5.8% inferior al de dos años atrás. En otras palabras, eran -y son- más pobres que entonces.

La disminución del ingreso se da en casi todos los deciles. Los ingresos caen tanto entre el diez por ciento más rico de las familias (el decil X) como entre quienes están en la media nacional (deciles V y VI, con ingresos entre 9 y 13 mil pesos al mes), como en aquellas familias pobres, que tienen ingresos mensuales de 5 mil pesos (decil II). En otras palabras, en la pirinola de la pandemia y su manejo de política económica, todos esos perdieron.

En el único sector de la población en donde hay un aumento marginal es en el diez por ciento más pobre de las familias, que en 2018 ingresaron, a precios constantes, 3 mil 250 pesos al mes, cifra que subió a 3 mil 313 en 2020. Esta subida se dio casi exclusivamente en el sector rural, ya que el campo resultó menos afectado por la pandemia que las ciudades.

Como el diez por ciento más rico fue el que más vio afectados sus ingresos y, en la medida en que baja el ingreso, disminuye la pérdida neta, también tenemos que hay una mejora en el coeficiente de Gini, que mida la desigualdad en la distribución. Esta mejora es de menos de un punto.

En resumen, México entero empobreció y al mismo tiempo se hizo menos desigual. Una igualación a la baja. Está por verse si ese empobrecimiento y esa menor desigualdad son efectos permanentes o temporales, resultado de una coyuntura extraordinaria.

Cuando vemos por dónde cayeron los ingresos, no debe sorprender que las caídas más grandes son en los salarios y en la renta de la propiedad. Es lógico, al caer la producción y el empleo, derivados de la pandemia. El único rubro donde hay un aumento es en las transferencias: los pagos directos del gobierno o el envío de remesas desde el extranjero.

La disminución de salarios, rentas y ganancias está estrechamente ligada a la baja de la producción de bienes y servicios y a una menor demanda de los mismos. Todos esos ingresos están ligados a los factores tradicionales de la producción: trabajo, tierra, capital. Los únicos que crecen, y poco, son subsidios directos, privados o públicos. Recordemos que el tamaño de los subsidios, al final de cuentas, depende de cuánto pueda recogerse de los factores de la producción. Si estos bajan, será difícil mantener la tendencia.

Al ver la evolución de los ingresos por entidad, encontramos que las dos en donde más bajaron son, no casualmente, de las más golpeadas por la pandemia y su efecto en las distintas ramas del sector servicios: Ciudad de México y Quintana Roo. Algunas entidades, sobre todo en el norte y sur del país, lograron quedar parejas, pero la mayoría resintió una baja, más pronunciada mientras más urbana la entidad.

Esta evolución diferenciada provocó un cambio en el orden de estados con mayores ingresos promedio por familia, en el estrato urbano: en 2020 fue Nuevo León, seguido por Baja California y la Ciudad de México cayó hasta el tercer lugar.

A la hora del gasto, también hay cambios de todo tipo. En primer lugar, la disminución del gasto familiar fue todavía superior a la de los ingresos: 12.9 por ciento. En otras palabras, hubo ahorro, pero no porque el dinero sobrara, sino como previsión ante el futuro incierto.

El gasto para esparcimiento, transporte, comidas afuera de casa y para vestido y calzado se vino abajo estrepitosamente, en tanto que aumentó el de alimentos consumidos dentro del hogar y sobre todo el destinado a cuidados de la salud, que creció 40.5% (lo que no habla bien del sistema de salud pública).

Así como con el ingreso, quienes más disminuyeron su gasto fueron los integrantes del decil más rico, y la proporción fue bajando según se desciende en el nivel de ingresos. El único decil que aumentó su gasto (y lo hizo más que sus ingresos) fue el I, correspondiente a las familias más pobres.

Todo esto se traduce, en términos generales, en una baja dinámica de la demanda, que hace difícil que el mercado interno sea capaz de jalar a la economía en el futuro próximo. No es casual que las familias que viven en las entidades ligadas a la exportación hayan resentido menos el golpe.

Hay varias preguntas a hacerse: ¿estamos ante un proceso de lenta equidad por empobrecimiento o se trata de un efecto de una sola vez y volveremos a lo mismo cuando la economía se recupera?


¿Es viable una sociedad en la que los ingresos monetarios son menos por el trabajo, la renta y la ganancia y más por las transferencias?

¿Sirven de algo las transferencias directas, si las transferencias en especie de las instituciones públicas (educación, salud, vivienda) están disminuyendo al mismo tiempo? ¿Si no compensan la caída en salarios y en ingresos no monetarios?

¿De qué sirven esas transferencias, si contemporáneamente baja la calidad de los servicios ofrecidos por el Estado y se dificulta su acceso?      

¿Es esto un modelo económico o sólo el calamitoso resultado social de una catástrofe sanitaria?   

Más le valdría a todos los actores políticos y sociales responderlas.


Pobreza de nuevo cuño


Después de los datos contundentes de la Encuesta Nacional de Ingreso-Gasto de los Hogares, llega el informe de medición de la pobreza, realizado por el Coneval, a confirmarlo y a abonar con nuevos datos: los mexicanos en 2020 eran más pobres que dos años atrás.

Al presidente López Obrador no le gustó que aparecieran y se difundieran estos datos. Él tiene otros, que salen de su corazón y de su fuerza moral. Y no le gusta que los resultados de su gobierno se vean con lentes diferentes a los de color rosa.

Es una lástima, por al menos dos razones. Una es que las mediciones de la pobreza deben servir para algo más que solamente medirla y darse golpes de pecho. Deberían ser utilizados para reforzar las medidas que sí funcionan y desechar las que no.

La otra razón es que, si López Obrador se hubiera tomado la molestia de leer el resumen del informe de Coneval, pudiera haber argumentado algunas cosas a su favor. Pocas, pero documentadas en los datos.

Como se sabe, el Coneval mide la pobreza desde distintos ángulos. Uno es el de ingresos, pero los otros son tanto o más importantes, porque son los relacionados con el acceso a distintos derechos sociales y a una vida digna. Acceso a la educación, a los servicios de salud, a calidad, espacios y servicios básicos en la vivienda, a una alimentación nutritiva.

En el informe de 2020 se puede ver que la población en situación de pobreza aumentó en 3.8 millones de personas. Ahora son 55.7 millones de mexicanos, equivalentes al 43.9% de la población. Considerando los efectos económicos de la pandemia, la explosión del desempleo y subempleo, y la ausencia casi total de políticas de apoyo durante la misma, el número resulta menor a lo temido.

La gente en situación de pobreza extrema llegó a 10.8 millones de personas, casi dos millones más que en 2018, y representa el 8.5% de la población.

Si nos atenemos únicamente a los ingresos, poco más de un millón de personas se volvieron vulnerables en el bienio. Eso significa, por un lado, que la política de transferencias directas evitó que la caída fuera aún mayor, pero por el otro, que más de la mitad de los nuevos pobres lo son porque antes tenían acceso a servicios sociales y ahora no.

Y si atendemos a la evolución en el ejercicio de los derechos sociales básicos, encontraremos que la variación es marginal respecto a educación y alimentación, que en el acceso a seguridad social, la baja en el empleo se compensa con el aumento de personas pensionadas, que hay una mejoría sensible en lo relativo a vivienda y que donde está el desastre es en el acceso a los servicios de salud.

Para darnos una idea de la magnitud: 15 millones de mexicanos perdieron el acceso a los servicios de salud. Uno de cada ocho. Y lo hicieron en medio de la pandemia por Covid-19, una de las crisis sanitarias más grandes que ha vivido la nación.

En otras palabras, el grueso del aumento de la pobreza, medida multifactorialmente, resulta de la desaparición del Seguro Popular y su sustitución apresurada por el Insabi, en el peor momento posible.

Mientras que las políticas de equipamiento en viviendas, de educación e incluso de alimentación medio alcanzan a justificarse por los efectos de la pandemia, la de salud no tiene defensa. Sería obligatorio revisarla. Lamentablemente no será así. Al menos hasta 2024.

Otro tema de gran interés del informe es la evolución de la pobreza por estados, que es muy desigual. En 13 de las 32 entidades, Coneval identifica una reducción de la pobreza, mientras que aumenta en las otras 19.

¿En dónde es que baja la pobreza? En algunos estados industriales del norte, con la economía muy ligada a la de Estados Unidos, como Baja California y Chihuahua. También en algunos del sur, que han sido atendidos por este gobierno, y que de todos modos siguen con tasas muy altas de pobreza: Chiapas, Guerrero, Oaxaca, son los ejemplos más notables.

¿Y en dónde es que ha aumentado más? En las zonas más golpeadas económicamente por la pandemia. Por una parte, Jalisco, Puebla, la Ciudad de México y el Edomex; por la otra, y de manera radical, en las que dependen ampliamente del turismo: Quintana Roo y Baja California Sur.

El caso de estas dos últimas entidades es tremendo: en ambas, el número de personas en situación de pobreza extrema casi se triplicó. En tanto, entidades que casi no tenían pobres extremos, como CDMX y Nuevo León, los vieron igualmente multiplicarse.

Estamos ante una pobreza de nuevo cuño, que se generó en zonas que tenían una economía muy dinámica y se cayeron. Una nueva pobreza predominantemente urbana, que requiere políticas específicas de atención, diferentes a las de la pobreza rural tradicional en los estados del sur.

Estamos, también, ante una pobreza altamente relacionada con las carencias en el acceso a la salud, por lo que el sector requiere un cambio total en el eje de su política.

Si bien para lo primero es pensable que, ante la evidencia acumulada, se desarrolle una estrategia de paliación (que no de resolución, porque no se les da más que el corto plazo), para lo segundo predominará el dogma presidencial. Y para la próxima medición Coneval recibirá, de nuevo, una ola de descalificaciones gratuitas.


lunes, agosto 16, 2021

Delegación olímpica mexicana Tokio 2020. Evaluación atleta por atleta (IV)




Taekwondo

Algo no funciona en el taekwondo mexicano cuando sólo califican dos atletas a Juegos Olímpicos, aun cuando había cuatro medallistas mundiales. Algo no funciona cuando dejan ir a un entrenador como el medallista olímpico Óscar Salazar y éste ayuda a que Egipto obtenga dos medallas. Algo no funciona cuando, por cuarta olimpiada consecutiva, uno de los representantes varoniles cae en la primera ronda.

Femenil

Más de 67 kg.
Briseida Acosta, 11° lugar, eliminada en la primera ronda. Briseida había obtenido la plaza y derrotado apretadamente a la multimedallista María del Rosario Espinoza. Había con ella esperanza de medalla. Le tocó en suerte una francesa muy alta, a la que no pudo leer, y que a la postre se llevó el bronce. Al menos Briseida luchó toda la pelea. Todo indica que el taekwondo moderno está dominado por competidores de gran estatura. A María del Rosario le había costado adaptarse. Parece que a Briseida también. C-

Varonil

Más de 80 kg.
Carlos Sansores, 11 lugar, eliminado en la primera ronda. Su único combate fue contra un croata que traía poco y que se acomodó. Lo menos que se le debía exigir a Sansores era más combatividad. Faltaban 30 segundos y seguía estudiando al rival. D


Tenis

Hace ya mucho que México no da tenistas de calidad. Para Tokio calificaron en dobles femeninos, gracias al ranking en dobles de Giuliana Olmos. La plaza individual resultó del abandono por COVID de una competidora de Estados Unidos y Renata Zarazúa entró nada más a llenar el hueco.

Singles
Renata Zarazúa, perdió 2-6, 3-6 ante la japonesa Doi. Esto nos da idea del nivel de la joven Zarazúa, que todavía está verde. C-

Dobles femenino
Giuliana Olmos/Renata Zarazúa, perdieron 2-6, 7-6. [7-10] ante la dupla española Badosa/Sorribes. Lucharon, pero sólo una jugadora con cierta experiencia en dobles. C 


Tiro

La clasificación fue a través de los Juiegos Panamericanos de Lima, porque en los Mundiales no hubo nada. Se extrañó la no participación de Alejandra Zavala.

Femenil

Fosa Olímpica
Alejandra Ramírez, 13° lugar. En la clasificatoria, tuvo una mala cuarta ronda, que fue lo que le impidió pasar a la final. Estuvo por encima del nivel esperado. B-

Skeet
Gabriela Rodríguez, 12° lugar. Hizo una buena clasificatoria, yendo de menos a más, y quedando a sólo dos tiros de pasar a la final. Superó expectativas. B-

Varonil

Fosa Olímpica
Jorge Orozco, 4° lugar. El segundo día de la clasificación, que fue el mismo de la final, estuvo inspirado. Necesitaba tres rondas perfectas para luchar por un puesto en la final, y las hizo. En el desempate, acertó 17 veces seguidas a los platos para estar entre los seis mejores. En la final, inició ganando. Llevaba 86 platos consecutivos cuando tuvo su primer fallo. En la séptima ronda de cinco tiros, cuando sólo quedaban cuatro competidores vivo, iba en segundo lugar, con ventaja sobre un checo y el inglés. Podía darse el lujo de fallar un tiro. Le ganó la presión y falló tres. Es joven y tiene mucho futuro. A-

Rifle de aire de 10 metros
Edson Ramírez, 18° lugar. El jovencito Ramírez había dado de qué hablar en competencias anteriores, pero en Tokio se fue sin pena ni gloria. C

Rifle de aire, 3 posiciones, 50 metros
José Luis Sánchez, 33° lugar. Tenia pocas posibilidades y lo demostró, quedando en la parte baja de la tabla. C

Mixto
Fosa olímpica por equipos
Alejandra Ramírez/Jorge Orozco, 12° lugar. Viendo la competición individual de los dos mexicanos se hubiera esperado algo más en el equipo. Alejandra comenzó nerviosa y, cuando ella agarró ritmo, ya había contagiado a Jorge. C


Tiro con arco

Es una federación con apoyos, y un deporte que ha sabido promocionarse a nivel mundial y dado frutos a nivel nacional, aunque desde hace rato estos escasean en la rama varonil, que por segundos Juegos consecutivos no pudo calificar por equipos.

Femenil

Individual
Alejandra Valencia, 5° lugar. Para dar una idea del nivel de Alejandra, vale señalar que en la clasificatoria rompió el récord olímpico (sólo que las tres coreanas también lo hicieron, con más puntos). Desde la siembra 4, derrotó a dos bielorrusas, a una francesa (con la que tuvo un bonito gesto) y se enfrentó en cuartos de final con la estadunidense Brown. Dos veces la tuvo a punto y las dos veces perdonó (o falló en el momento clave, para decirlo de otra forma). En el shoot-out, perdió por 12 milímetros el chance de pasar a semifinales. A

Aída Román, 17° lugar, tras haber clasificado en la posición 6. Derrotó a una tunecina, pero perdió en la segunda ronda con una británica. Su labor esta vez estuvo más en hacer equipo unido que en la puntería con el arco. B-

Ana Paula Vázquez, 33° lugar, tras clasificar en la posición 32. A diferencia de lo sucedido en el preolímpico de París, la joven arquera se vio nerviosa en Tokio, y lo demostró en la prueba individual, cuando cayó apretadamente ante la brasileña Dos Santos en la primera ronda. C-

Por equipos
Valencia/Román/Vázquez, 5° lugar. Tras haber quedado segundas en la ronda clasificatoria, sólo detrás de las coreanas, se esperaba mucho del equipo que había ganado en preolímpico parisino, que con eso pasaba bye la primera ronda. Pero cayeron en cuartos de final ante Alemania, en condiciones complicadas de viento. Ana Vázquez se vio nerviosa e imprecisa; Aída Román estuvo en nivel aceptable y Alejandra Valencia no pudo cargar al equipo. B- 

Varonil

Individual
Luis Álvarez, 33°. Quedó 17° en la clasificación y cayó en la primera ronda ante el japonés Furukawa, quien acabaría haciéndose del bronce. Pero para entonces, el Abuelo ya había hecho la tarea principal. B

Mixto

Equipo mixto

Alejandra Valencia, Luis Álvarez, medalla de bronce. En la clasificatoria, el Abuelo Álvarez hizo lo necesario para que, con la gran actuación de Ale Valencia, México estuviera en una siembra decente: cuarto lugar. En el torneo, apoyándose mutuamente, Alejandra y Luis derrotaron a Alemania y pasaron por encima de Gran Bretaña, para enfrentarse en la semifinal a los durísimos Coreanos, a los que apenas sacaron un punto. El duelo por el bronce, contra Turquía, tuvo un momento difícil, cuando Álvarez perdió una flecha. Pero mostró temple para recuperarse, a pesar del viento. Valencia siempre estuvo al mando. Una excelente actuación de ambos. A

Triatlón

Federación bastante activa, y algunos buenos resultados internacionales. No esta vez.

Femenil

Cecilia Pérez, no terminó. Iba a media tabla cuando, en la etapa de bicicleta, se le ponchó una llanta, que tuvo que cambiar. Se atrasó demasiado y decidió abandonar. C

Claudia Rivas, abandonó. Aparetemente recibió una patada accidental en el esternón durante la etapa de nado. SC

Varonil

Crisanto Grajales, 31° lugar, con 1:48-36. Se atrasó mucho en natación y ciclismo, recuperó un poco en la carrera, pero hizo una prueba más floja que en Río 2016. C

Irving Pérez, 46° lugar, con 1:54.02. Iba más o menos tras la etapa de natación, pero en bicicleta se atrasó un montón, y no se recuperó en la carrera. Terminó más de 20 puestos atrás que en los anteriores Juegos. C-

Mixto

Relevo mixto
Cecilia Pérez/Crisanto Grajales/ Claudia Rivas/Irving Pérez, 16° lugar, con 1:28.53. En la prueba sprint, el equipo mexicano empezó a rezagarse a partir de la etapa en bicicleta de Cecilia Pérez; Grajales mejoró un poco la situación, pero con Rivas, México cayó al último lugar, Irving Pérez hizo una buena etapa de nado, pero en las dos siguientes quedó claro que la representación nacional terminaría la prueba, sí, pero en el lugar 16.  C


Vela

Deporte que en México no suele practicarse como de alto rendimiento. Resultados acordes a ello. Uno de por sí espera poco, pero suelen quedar por debajo.

Femenil

RS/X
Demita Vega, 18° lugar. La atleta con mayor experiencia olímpica en vela fue la única en mantenerse más o menos a media tabla durante las diferentes regatas. C

Laser radial
Elena Oetling, 32° lugar. Tuvo una regata buena, dos muy malas y en el resto estuvo abajito de la media tabla, que es donde terminó. C

Varonil

Finn
Juan Ignacio Pérez, 17° lugar. Casi en todas las regatas estuvo cerca de los últimos lugares (eran 19 competidores). C-

RS/X
Ignacio Berenguer, 23° lugar. Sólo en una de las doce regatas llegó en un lugar decente (eran 25 competidores). C-


Volibol de playa 

Un deporte que cada vez se practica más en México. En mujeres, no ha habido nada de qué presumir tras el retiro de Bibiana Candelas. En hombres, en cambio, antes había una pareja competitiva a nivel internacional, y ahora hay dos. 

Pareja masculina
Josué Gaxiola/José Luis Rubio, 9° lugar. Esta pareja sinaloense primero fue la que obtuvo el pase, derrotando a Canadá y luego, la que se ganó estar en Tokio, al derrotar a los históricos Vírgen y Ontiveros. Cayeron en el Grupo de la Muerte, estuvieron cerca de ganarlo y terminaron perdiendo con quienes eran todavía campeones olímpicos.

En su debut, llevaron al tercer set a los campeones mundiales (que en Tokio se llevarían la plata) Krasilnikov y Stoyanakovski, en un juego cardíaco. En la prolongación del set definitivo, una acarreada del lado mexicano decidió el partido, que terminó 26-14, 15-21, 16-18. Después enfrentaron a los checos y sucedió algo parecido. El partido se fue al alargue, con resultado 21-17, 16-21, 14-16. En el partido de sobrevivencia, enfrentaron a Letonia, y ganaron en sets seguidos: 21-18, 21-16. Letonia terminaría accediendo a la semifinal.

Calificados entre los mejores terceros lugares, a los mexicanos le tocó Brasil que -a diferencia de letones y rusos- se basaba en saques potentes y remates veloces. Gaxiola y Rubio cayeron ampliamente: 14-21, 13-21, no sin dejar un buen sabor de boca. B+