miércoles, mayo 01, 2013
Siete abridores y un solo cerrador
Regresamos con los Mexicanos en GL.
Abril 2013
Durante el primer mes de la temporada de Grandes Ligas se dio algo de lo cual no tengo memoria: en una sola semana siete lanzadores mexicanos abrieron juego. En estricto orden alfabético: Alfredo Aceves, Jorge De la Rosa, Marco Estrada, Yovani Gallardo, Jaime García, Miguel González y Luis Mendoza. Pero quien más ha lucido es el cerrador de los Gigantes de San Francisco, Sergio Romo. De lado de los jugadores de campo, con el megaslump del Cochito Cruz, pareciera que después de Adrián González no hay más que un desierto.
Aquí, el desempeño del contingente nacional, de acuerdo con lo realizado en la temporada (como siempre, se incluyen los mexico-americanos que estuvieron en el equipo de México en el Clásico Mundial).
Sergio Romo. El californiano (“I just look illegal”) encabeza las Ligas Mayores en salvamentos, con 10. Ha sido sobreutilizado por los Gigantes, que en este principio de temporada parecen especializarse en partidos cerrados. En el primer mes, el chaparrito de la piocha acumula 1 ganado, 2 perdidos, 15 ponches y 2.13 carreras limpias admitidas por cada 9 entradas lanzadas.
Adrián González está, al parecer, en la transición de slugger a bateador de porcentaje. En eso influye que a menudo le toca batear en parques gigantescos. El primera base de los Dodgers se embasa con facilidad creciente, y lideró la NL en average durante buena parte del mes, antes de caer en un pequeño slump durante los últimos días. Su fildeo, como siempre, de guante de oro. Sus números de abril: .333 de porcentaje, 2 cuadrangulares y 18 carreras producidas.
Jaime García empezó 2013 como había finalizado su irregular 2012: a tambor batiente. Cinco de las seis salidas del zurdo de Reynosa pueden calificarse como de calidad (aunque en dos de ellas se quedó a un out de terminar la sexta entrada) y, de no ser por el desastroso bullpen de los Cardenales –que le tiró dos juegos que dejó ganados-, encabezaría las Mayores en triunfos. Su pitcheo es de gran economía: no muchos ponches, pero sí hartos roletazos, y pocos lanzamientos para dominar a los adversarios. Su marca en abril: 3-1, un magnífico 2.50 en PCL y 28 chocolatotes recetados.
Óliver Pérez, para decirlo brevemente, está convertido en uno de los mejores especialistas zurdos de las Mayores. Desde que dejó de ser abridor, el de Culiacán ha estado intratable. Los bateadores contrarios le batean para un minúsculo .156, y su PCL es igualmente microscópico: 0.79. Tiene en su haber un hold (que se otorga por sostener una ventaja en situación de salvamento) y 12 ponches.
Yovani Gallardo, es ya costumbre, comenzó un poco flojo la temporada, pero en la medida en que ésta avanza, el michoacano se va asentando. Sus tres primeras aperturas estuvieron entre lo mediocre y lo malo; sus tres siguientes fueron de calidad. Está ponchando a los rivales a un ritmo inferior al que nos tiene acostumbrados. Su récord de abril: 3-1, 4.25 en limpias y 22 strikeouts. Donde Yovani se ha visto espectacular es con el bat: los dos jonrones que lleva conectados hacen 12 en su carrera y lo colocan como el máximo pitcher-jonronero mexicano en la historia, superando a Fernando Valenzuela y como el máximo pitcher-jonronero en la vida de los Cerveceros de Milwaukee.
Jorge De la Rosa recuperó la forma perdida tras su operación Tommy John. Cuatro de sus seis aperturas, para los Rockies de Colorado, han sido de calidad. En dos de ellas no contó con suficiente apoyo ofensivo. El zurdo regiomontano ha mejorado en su control, pero parece haber perdido su capacidad de abanicar bateadores. Lleva 2-3, con 4.18 de carreras limpias y 19 ponches.
Marco Estrada es, normalmente, un lanzador dominador. Su problema es que parece ser heredero de la tendencia de Rodrigo López (y del Oliver Pérez abridor) a recibir cuadrangulares. Esos, en ocasiones, deshacen una buena actuación. Su marca en abril, lanzando para Milwaukee, es de 2-1 (cuatro de seis aperturas, de calidad), 4.58 de limpias, 10 jonrones admitidos (con lo que encabeza a las mayores en ese desagradable departamento), pero –eso sí- 34 sopitas de pichón recetadas.
Miguel González. El Mariachi ha estado consistente, pero no brillante. Tres de sus cinco aperturas en el año califican, apenas, como “de calidad”; las otras dos califican, apenas, como mediocres. El resultado para el tapatío de los Orioles, en términos de números: 2-1, 4.60 de carreras limpias y 17 ponches recetados.
Fernando Salas podía ser parte de la solución, pero ha sido parte del problema del bullpen de los Cardenales de San Luis, sobre todo en la primera mitad de abril. El de Huatabampo tiene récord de 0-2 (una de esas derrotas iba a ser victoria de Jaime García), una ventaja sostenida y un rescate desperdiciado, con 4.22 de efectividad. En la segunda quincena del mes se le vio más asentado.
Luis Ayala ha tenido uno de los meses más traqueteados de su ya larga carrera en las Mayores. Inició con Baltimore, con quienes obtuvo una victoria y desperdició un rescate. Fue cambiado a los Bravos de Atlanta, con quienes perdió un juego. Su marca: 1-1 y 5.40 de PCL. Sorpresivamente, a finales de mes, se le diagnosticó al de Los Mochis un “trastorno de ansiedad” del que no se dieron detalles, por lo que ha pasado a la lista de lesionados y no sabemos cuándo pueda regresar Luis Ignacio al montículo.
Luis Mendoza, como quinto lanzador de los Reales de Kansas City, tuvo un debut magnífico –pero el relevo le tiró el juego- y una salida mala. Alternará entre apertura y bull-pen. Su marca, 0-1, con 5.14 de limpias.
Ramiro Peña sin duda está mucho más a gusto en la Liga Nacional, con los Bravos, que en la Americana, con los Yanquis, donde se pudría en la banca. El utility ha jugado preferentemente la segunda base, y participado en 18 juegos. Batea para .270, con un jonrón y 6 impulsadas. Y su guante y su velocidad son garantía.
Jerry Hairston Jr. El veteranísimo utility de los Dodgers ha jugado en cuatro posiciones distintas, en el infield y los jardines, en lo que va del año. Batea para .233, con un jonrón y 5 producidas.
Scott Hairston. El menor de los Hairston Arellano volvió a no jugar todos los días. Ahora está con los Cachorros de Chicago. Batea para un mísero .093, pero con poder: 2 vuelacercas y 4 producidas. Tiene también un robo de base.
Alfredo Aceves de seguro no tendrá los mejores recuerdos de los Medias Rojas de Boston. El Patón inició abril en el bullpen, con más pena que gloria. La lesión de John Lackey lo convirtió en el quinto abridor de los patirrojos. Tuvo 3 salidas. En dos de ellas estuvo bien a secas –en ambas lo aguantaron de más en la loma-. En la tercera, fue vapuleado sin misericordia. Los Medias Rojas lo enviaron a AAA, con la esperanza de venderlo –sin que hubieran hecho mucho esfuerzo para hacerlo-, o de que no se reportara –y así lo cortaban con todo y su sueldo millonario-. El Patón se reportó, disciplinado, a ver cuando lo regresan a Boston. Su marca: 1-1, con un feo 8.86 de efectividad.
Cèsar Ramos ha lanzado, sin la efectividad de otros años, en el relevo intermedio de las Rayas de Tampa Bay. Su marca 0-0, 7.11 de PCL y un hold.
Luis Cruz, luego de su año de ensueño en 2012, tenía asegurada la titularidad en la tercera base de los Dodgers. El Cochito cayó en un slump de bateo –acompañado de sólo un poco de mala suerte- de esos que hacen historia. Tras de que no pegó hit en sus primeros 17 turnos, empezó a repartirse la tercera y el short con Juan Uribe y Jerry Hairston Jr. El regreso de Hanley Ramírez al roster angelino, tras recuperarse de una lesión, pronostica larga banca al sonorense, si no enciende su bate. En abril: .089, con 2 empujadas.
Édgar González entró de panzazo al róster de Houston, pero antes de que lanzara un solo inning, el relevista fue cambiado a Toronto. Con ellos alcanzó a lanzar 3 entradas y 1/3, en las que aceptó 2 carreras, antes de ser enviado a Ligas Menores.
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