Hace apenas poco más de una década, había una viva
discusión sobre quién era el más grande deportista olímpico de todos los
tiempos. Que si Paavo Nurmi, Larisa Latynina o Carl Lewis. Hace años que esa
discusión terminó. El más grande de todos los tiempos se llama Michael Phelps y
sus marcas difícilmente serán alcanzadas, al menos en una generación.
Michael Phelps era un niño en Baltimore que tenía
problemas en la escuela. De aprovechamiento y de socialización. Se le había diagnosticado
déficit de atención. Era hiperactivo y nada parecía interesarle de veras. Como
terapia, su madre decidió inscribirlo a clases de natación, donde ya estaban
sus dos hermanas. Al pequeño Michael no le gustaba meter la cabeza bajo el
agua, su monitor lo enseñó a flotar y empezó a nadar de espaldas. Un día sintió
que nadando podía entrar a otro mundo, en el que se deshacía de tantas cosas
que lo distraían. Se volvió fanático de la alberca. En la escuela su mejora fue
sólo relativa, pero constante.
En la secundaria, entró al equipo de natación y
encontró al entrenador que lo acompañaría hasta la gloria olímpica, Bob Bowman.
Dice Bowman que jamás ha conocido alguien tan concentrado –paradojas- ni tan
competitivo. A los 15 años logró formar
parte del equipo olímpico de Estados Unidos que fue a los juegos de Sydney
2000, pero ahí no ganó medallas. Al año siguiente obtendría su primer título
mundial.
En Atenas 2004 fue cuando en realidad empezó su
deslumbrante carrera olímpica. Ganó 6 medallas de oro: 400 metros combinados
(con récord mundial), 100 metros mariposa, 200 metros mariposa, 200 metros
combinados, relevo 4 x 200 libre y 4 x 100 combinado; también se llevó dos
bronces: en los 200 libres y en el relevo 4 x 100 libre. Rozaba los niveles, que se antojaban
inalcanzables, de Mark Spitz.
Entró a la universidad, siguió rompiendo récords
mundiales y ganando medallas, merced a una disciplina de entrenamiento que
buscaba llevar el cuerpo al límite. 5 horas diarias por 6 días a la semana, sin
vacación alguna. Su dieta rica en
calorías, con cantidades industriales de pasta, se hizo famosa. “Comer, dormir
y nadar, es todo lo que hacía”. Así se preparó rumbo a la cita de Pekín, donde
se propuso romper el récord de Spitz para unos juegos.
Phelps lo cumplió. Participó en ocho competencias y se llevó 8 medallas de oro. No sólo eso. Salvo en los 100 metros mariposa donde sólo rompió su récord olímpico, en cada una de las pruebas rompió el récord mundial. Hubo dos ocasiones en las que Phelps estuvo a punto de perder el perfecto. Una fue precisamente los 100 mariposa, prueba en la que se fue adelante el serbio Milorad Cavic, pero que acabó ganando por una milésima de segundo (“¿Qué es una milésima de segundo? Es nada”, dijo para la historia el narrador serbio). La otra, el relevo 4 x100 libres, en el que Estados Unidos empezó atrás y el héroe fue Ryan Lohte en el tramo final. En Pekín se convirtió en el atleta olímpico con más medallas de oro.
Pero vendrían más. En Londres 2012 se llevó 6
medallas: 4 de oro y 2 de plata. Los oros fueron en los relevos 4 x 100
combinados y 4 x 200 libres y en sus pruebas favoritas: 100 mariposa y 200
combinados; las platas, en 4 x 100 libres y 200 metros mariposa. Su cuenta
llegó a 22 preseas olímpicas, deshaciendo la marca que tenía la soviética
Latynina.
Entonces Phelps anunció su retiro. En realidad, estaba
batallando contra un mal común en esta época: la depresión, de la que quería
salir a través de las drogas y el alcohol. En dos ocasiones fue arrestado por
manejar borracho y se hizo famosa una foto de él fumando bong. Se pasaba días
en la cama: “no quiero hacer más deporte, no quiero seguir vivo”, dice que
llegó a pensar. Pero buscó ayuda profesional. Identificó algo como “depresión
post-olímpica”, que –afirma el propio Phelps- sucede a muchos atletas de alto
rendimiento. Dos años después, volvió a entrenar. Y llegaría a Río 2016, sus
quintos Juegos Olímpicos.
En Río, a los 31 años, obtuvo oro en los 4 x 100
libres, en los 200 mariposa, en el 4 x 200, en el 4 x 100 combinado; también logró
vencer a su amigo y rival Lochte en los 200 combinados (cuarta vez que subía a
lo más alto del podio en esa prueba) y
se llevó la plata en los 100 mariposas.
Hagamos cuentas: En Juegos Olímpicos obtuvo 23
medallas de oro, 3 de plata y 2 de bronce. Agreguemos: en Campeonato Mundial se llevó 27
oros, 6 platas y un bronce. De locura.
Por eso Phelps está en lo más alto del podio en la
historia de la natación.
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