Hay deportistas que empiezan a brillar a los 24
años. A esa edad se retiró Janica Kostelić. Para entonces su palmarés era tan
grande, que se duda que vuelva a haber una esquiadora alpina con tantos logros
en un periodo tan corto: 4 oros y 2 platas olímpicas; 6 campeonatos mundiales.
Su padre, Ante, era kinesiólogo, ex jugador y
entrenador de balonmano. También era gran aficionado a los deportes invernales.
Janica y su hermano Ivika (ganador de cuatro medallas olímpicas de plata)
practicaron el ski desde muy pequeños: empezaron a los tres años. Janica
destacó muy pronto y a los 16 años ya era parte del equipo olímpico croata en
Nagano 1998. En esa ocasión no obtuvo medalla.
En el ciclo olímpico posterior Janica tuvo su
primera lesión: se rompió los ligamentos de la rodilla y se perdió todo un año.
Pero ya en 2001 ganó la Copa del Mundo, al obtener los mejores resultados de la
temporada.
Un año después, en Salt Lake City 2002, la joven
veinteañera arrasó con la competencia. Ganó oro en el slalom, el slalom gigante
y la prueba combinada (slalom + descenso libre). Se tuvo que conformar con la
plata en el super-gigante. Ninguna otra esquiadora alpina ha ganado cuatro
medallas (o tres oros) en unos Juegos Olímpicos.
Tras los juegos volvieron las lesiones, y nuevas
operaciones: una en la rodilla; otra, de la tiroides. Estuvo a tiempo para el
campeonato mundial de 2003, donde se llevó dos oros, en el slalom y en la
combinada. En los Juegos Olímpicos de Turín 2006 obtuvo otras dos medallas: oro
en la combinada y plata en el super-gigante. Allí se convirtió en la esquiadora
más exitosa en la historia del olimpismo.
Cada triunfo de Kostelić era recibido con euforia
masiva en Croacia. A su regreso de las competencias, multitudes la aclamaban:
nunca ningún croata había tenido tanto éxito deportivo como ella. Sucedió tras
los juegos de Salt Lake City, tras los mundiales de St. Moritz, tras los
olímpicos de Turín y también luego de los mundiales de Bormio, de los que
regresó con tres oros: slalom, descenso libre y combinada.
A esta euforia correspondía también un enorme bombo
mediático. Janica era seguida en cada una de sus actividades. Sentía que no
tenía privacidad. Detrás de su fortaleza, había una enorme fragilidad: no eran
sólo los meniscos o los problemas endócrinos. También estaba muy cansada de que
sus problemas físicos fueran públicos, de tener encima a la prensa. “Quiero que
me dejen en paz”, llegó a declarar. La combinación de estas circunstancias la
empujó al pronto retiro de las pistas. “Sin prensa, hubiera esquiado hasta los
100 años”, dijo. De todos modos, habita el Olimpo invernal.
Sin embargo, parece que el destino de Janica Kostelić
está cerca de los titulares de los periódicos. Ahora es Ministra de Deportes de
Croacia, y logró que unos jóvenes que la insultaron verbalmente en la calle fueran
encarcelados por unos días por ese delito (lo es en Croacia, aunque nos parezca
extraño).
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