jueves, noviembre 03, 2011

México en los Panamericanos de Guadalajara: un balance deportivo

Es tiempo de hacer un balance deportivo de la delegación mexicana a los XVI Juegos Panamericanos, realizados en Guadalajara. Para ello, es necesario dejar triunfalismos y derrotismos, y hacer un comparativo razonable con lo realizado en la edición anterior, efectuada en Río de Janeiro 2007.
Lo primero que hay que decir es que lo correcto es comparar Panamericanos con Panamericanos, no con Juegos Olímpicos o con Centroamericanos y del Caribe. Peras con peras y manzanas con manzanas. Comentaremos, pero sólo como addendum, algunas posibilidades a futuro.
Esto viene a cuento porque algunos han insistido en que el recuento tan favorable a México está viciado por la existencia de muchas medallas en deportes no olímpicos ("medallas de chocolate", les llegaron a decir). El caso es: 1) que en la edición en la que México había conseguido anteriormente más oros, Mar del Plata 1995, varios de sus triunfos también fueron en estos deportes: de hecho ganó más títulos en frontón en Argentina que en México; 2) que. aun si eliminamos todas las medallas de deportes no olímpicos, México se mantiene en el cuarto lugar del medallero, con 27 oros y 101 medallas totales, rompiendo sus máximos históricos; 3) en Río 2007 obtuvimos medallas en 23 deportes; en Guadalajara 2011, en 33.
Eso significa, simple y llanamente, que la delegación mexicana tuvo en Guadalajara la mejor actuación de su historia. Pero es un resultado desigual y combinado, así que vale la pena desmenuzarlo.

Confirmando la tendencia que se había verificado en los JCC de Mayagüez, la situación en los tres deportes más importantes del ciclo olímpico es preocupante. En atletismo obtuvimos 10 medallas en total, 4 oros, 4 platas y 2 bronces. En Río habíamos ganado 15: 3 oros, 7 platas y 5 bronces. Locales, y a la baja. Como de costumbre, los semifondistas fueron quienes más contribuyeron, y finalmente México volvió a tener un 1-2 en marcha. Marisol Romero fue la figura, Juan Luis Barrios demostró que es atleta de elite y la dupla Nava-Ojeda devolvió el orgullo a la marcha mexicana. Gabriela Medina fue la sorpresa positiva en los 800 metros. Lanaro y Rifka cumplieron en salto de garrocha y de altura. Fuera de eso, los velocistas hicieron el ridículo, refrendando el fracaso de Mayagüez, se mantiene la pobreza -a veces extrema- en las pruebas de campo y Éder Sánchez se demostró como el perdedor con los peores pretextos (fue spaghetti en Pekín; en Daegu, que se preparaba para los Panamericanos y ahora fue el ácido láctico).
En natación, 4 bronces panamericanos no son nada de qué vanagloriarse. Una medalla más que en Río, pero 2 platas menos. México cayó al décimo lugar del medallero en la especialidad, por debajo de Cuba, Chile e Islas Caymán. Las mujeres dieron un poco la cara, en especial Fernanda González. La natación varonil es un desastre total, imposible de maquillar.
En ciclismo, el estancamiento es evidente. Otra vez 4 medallas y ningún oro, mejorando marginalmente los colores de las medallas. Hay dos jóvenes prometedoras, Luz Gaxiola y Sofía Arreola. Como en Río, los hombres no lograron colarse a un solo podio.

Pasemos ahora a los deportes en donde hubo un avance apreciable. Donde es más evidente es en los clavados. México hizo una plausible imitación de China y se llevó el carro completo de manera espectacular. A pesar de la coexistencia no siempre pacífica de cinco entrenadores, el fogueo constante y la competencia nacional e internacional, han convertido a México en una potencia en la especialidad. México supero con facilidad a medallistas olímpicos y mundiales y se llevó 12 medallas (8 oros), frente a las 6 (3 oros) que había obtenido en Río de Janeiro.
También hubo buenas sorpresas en la gimnasia artística. En Río se había obtenido un bronce por equipos femenil (luego retirado por una estupidez burocrática de la delegación). En Guadalajara, la cosecha fue de 3 oros, una plata y 3 bronces, revirtiendo la tendencia a la baja y encontrando nuevas figuras en Daniel Corral y Ana María Lago. Estados Unidos trajo un equipo B, reforzado en la rama femenil por dos atletas del equipo A que se reponían de lesiones, entre ellas Shawn Johnson, campeona mundial all-around y olímpica en viga de equilibrio (misma prueba que ganó la mexicana Lago, de 16 años).
El tiro con arco es otro deporte en el que la mejora mexicana es evidente, porque sus competidores ya están en la élite mundial. Las mujeres arrasaron con el oro por equipos e individual (Alejandra Valencia y el desparpajo de sus 16 años derrotaron a la campeona mundial), mientras que Aída Román se quedó con el bronce. Los hombres se quedaron con la plata (y el abanderado Juan René Serrano, como empieza a ser su preocupante costumbre, falló a la hora buena). En Río sólo se habían obtenido una plata y un bronce.
En remo, convertimos una plata en oro, y además ganamos otro oro, una plata y un bronce. En pentatlón moderno no se consiguió nada en Río y ahora un oro, con Oscar Soto, un bronce, con Tamara Vega, y dos plazas olímpicas.
Finalmente está el boxeo, en donde México tuvo la misma cantidad de oros (1), pero consiguió 4 platas y 4 bronces, frente al único bronce en Río.Una de las platas provino de la derrota del medallista mundial de bronce, Oscar Valdez, frente al cubano Lázaro Jorge Álvarez, actual campeón mundial. Hay que acotar que Estados Unidos no mandó a su equipo A a los Panamericanos (pero no les había ido nada bien en el Mundial de Bakú)..

Del taekwondo se esperaba mucho y se obtuvo poco. El pleito intestino entre los entrenadores Onofre y Salazar, en vez de promover en positivo la competencia entre los taekwondoines, está causando estragos. Hubo una medalla más que en Rïo, pero los colores se trocaron. Allá fueron 3 oros y un bronce. En Guadalajara, un oro, una plata y tres bronces. María del Rosario Espinoza y Guillermo Pérez no calificaron a los Panamericanos. De sus verdugos, sólo Damián Villa hizo una buena competencia (aunque cayó en la final, por especulador). Irma Contreras se llevó el único oro.
Fuimos potencia panamericana en canotaje. Ya no lo somos. De 5 oros conseguidos en Brasil, ahora sólo fue uno. Everardo Cristóbal Quirino repitió en el C-1, pero no ha podido encontrar una buena pareja desde que se deshizo de Valdés para competir junto a su primo Dimas Camilo, primero y con Castañeda, ahora. Manuel Cortina fue un desastre. A cambio, la delegación obtuvo plata en el K4 femenil, 500 metros.
En tiro deportivo alguna vez tuvimos leves esperanzas. Ahora es una sola, una jovencita de 17 años que se llevó el único bronce. En Brasil habían sido tres las medallas de ese metal.

En varios otros deportes hubo mejorías que van de lo relativo a lo muy relativo. Cynthia Valdez, en gimnasia rítmica tuvo unos grandes juegos, llevándose dos oros y tres platas, pero su compañera Rut Castillo no pudo competir por doping y México no se inscribió en la rutina por equipos. La dupla de volibol de playa dio un torneo riñonudo, eliminando a las de EU, pero Bibiana y Mayra se quedaron en la orilla frente a Brasil  (pasaron de bronce a plata). En judo, Vanessa Zambotti -que da una de cal y dos de arena- no pudo repetir el oro de Río, pero de una medalla pasamos a cinco, merced al mayor fogueo internacional. En halterofilia, Carolina Valencia se lesionó y no pudo defender su título. Damarys Aguirre refrendó su plata y en total sumamos 6 medallas, el doble que en Río, con la sorpresa de que una fue de los varones. En lucha, pasamos de un solitario bronce a una plata (hacía años que no se llegaba a una final) y dos terceros lugares. Exactamente lo mismo sucedió en esgrima. En tenis, trocamos una plata por un oro (y en los dos casos, la mayor parte del mérito debe adjudicársele a Santiago González). En vela, siempre con los mismos (y siempre con Tania Elías Calles quedándose en la rayita), mejoramos un poco los metales. En badminton, ecuestres y tenis de mesa se consiguieron medallas donde antes no las había. En gimnasia de trampolín se debutó con un bronce.

Continuemos el análisis con los deportes de conjunto. Lo más destacable son las medallas de plata conseguidas por los equipos de basquetbol, un deporte muy practicado y en el que es paradigmática la división de los federativos. Con apoyos diferentes entre ellos, pero inferiores a los recibidos por otras disciplinas, con una grilla tan grande que dos semanas antes de los Juegos no se sabía si iban a participar (los basquetbolistas ni siquiera están en el libro oficial de la delegación), las dos escuadras, a base de riñones y buen baloncesto, dieron una agradabilísima sorpresa, que dificilmente se repetirá si nadie da un fuerte manotazo sobre la mesa y empieza a poner la casa del basquet mexicano en orden (adelanto que ni el Presidente ni la Conade darán ese manotazo).
En el futbol, el Tri varonil cumplió, al ganar un torneo de bajo nivel, mientras que el femenil demostró su estancamiento al llevarse un bronce, a pesar de la ausencia de Estados Unidos.
De los demás deportes de conjunto, es menester dar un reconocimiento a las escuadras femenina de balonmano y masculina de volibol, que hicieron un torneo más que decoroso y se quedaron a un tris del podio. Las mujeres del voli de sala se vieron muy mal. En balonmano masculino, waterpolo y hockey, los esfuerzos no bastaron para salir de la mediocridad. En beisbol ganaron todos los partidos menos los importantes. En softbol seguimos mal y en rugby estamos todavía en pañales.

Terminamos el análisis con los deportes no olímpicos. México mejoró notablemente en squash respecto a Río: 4 oros y 7 medalls en total, frente a un 1 oro y 4 medallas en Brasil. Gran actuación de Samantha Terán. En karate, Bertha Gutiérrez convirtió en oro su plata brasileña y además obtuvimos 3 platas y 2 bronces. En boliche, para atrás, con una plata solitaria. Logramos broncitos en patinaje y ski acuático, que antes no hubieron. El frontón produjo 5 oros y 9 medallas totales (¿alguien esperaba más?) y el racquetbol, con la imbatible Paola Longoria, otras cinco doradas, una plata y un bronce. En la cuenta de estos deportes, México se llevó 15 oros, frente a 12 de Estados Unidos, 8 de Colombia y 7 de Argentina.


En resumen, un crecimiento real, pero con algunas zonas oscuras evidentes. Como de costumbre, los deportes en los que se buscó más roce internacional para los competidores dieron, por lo general, mejores resultados. Ojalá y no pase con Guadalajara 2011 lo que sucedió con México 1968 y se utilicen estos éxitos deportivos como plataforma para el despegue de los deportes olímpicos y panamericanos en esta joven generación y las siguientes.

Algo que puede impedir ese despegue -y más en una situación de posible alternancia política- es que las expectativas deportivas creadas por estos Juegos sean excesivas, y se pretenda un espejo en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Sobre eso hay que ser muy claros. A nivel de auténtica elite se encuentran solamente los clavados.Tal vez algo se pueda rascar en tiro con arco (si Valencia mantiene su desparpajo, Román demuestra su calidad y Serrano se quita los changos de la espalda), pentatlón moderno, boxeo y taekwondo (si los sorteos nos favorecen en éstos dos) y los marchistas cincuenteros pueden aspirar al bronce. Las dos parejas campeonas de remo pueden llegar a la final y la dupla femenina de volibol de playa a cuartos de final. Todo lo demás seria sumamente sorpresivo. Las grandes metas deben fijarse para Río 2016.


Y hay otra gran meta: aprovechar la localía para superar a Cuba en los JCC de Veracruz 2014. Quedamos relativamente cerca de ellos en Cartagena de Indias y se han estancado (en un alto nivel).


1 comentario:

David dijo...

Creo que lo principal para evaluar una competencia es fijarse en los últimos juegos. Si bien soy Argentino e hincho por ese país, el hecho de haber estado viviendo los últimos años en Chile me hace hinchar un poco por el. Creo que se ha destacado en los últimos años por su gran crecimiento económico, pero lo que mas me gusta a mi es la comida providencia