Los números de Julio Urías en las temporadas 2021 y 2022 mueven a hacer una comparación que puede ser incómoda, pero cuyos resultados son por demás interesantes. ¿En qué tanto se parecen las primeras temporadas ligamayoristas del culichi Urías y del Toro Fernando Valenzuela?
Para hacer el comparativo hay que tomar en
cuenta algunos factores: mientras que, tras pocos partidos como relevo en la
temporada de 1980, Valenzuela se convirtió en abridor de lujo de los Dodgers, el arranque de Urías fue mucho más lento: tuvo muy poca acción
entre 2017 y 2019, casi siempre como relevista y no se convirtió en abridor
hasta la campaña reducida de 2020.
Pero en este momento estamos en condiciones de
comparar los primeros 7 años de Urías en las Mayores con los primeros cuatro de
Valenzuela. El de Culiacán ha sumado 101 aperturas en temporada regular,
mientras que el de Etchohuaquila llevaba 97 al terminar la temporada de 1983.
Empecemos con la estadística más tradicional: ganados
y perdidos. Urías tiene marca de 49 ganados contra 17 perdidos, mientras que
Valenzuela llevaba 49-30. Puede aducirse, con razón, que al Toro le
tocaron muchos partidos en los que su equipo no lo apoyó lo suficiente a la
ofensiva, pero el dato es que Urías tiene 13 perdidos menos. Ahora bien,
también se puede obtener el promedio por cada 162 partidos de temporada (es
decir, se descuentan tiempos en lista de lesionado y se ponderan las temporadas
reducidas de 1981 y 2020): el resultado es que Urías tiene 14-5 y Valenzuela
16-10.
Pasemos ahora a la que se considera la
estadística más importante en el pitcheo: el promedio de carreras limpias
recibidas por cada 9 entradas lanzadas. Urías tiene un PCL de 2.82; el de
Valenzuela era de 3.00. Es una diferencia pequeña, pero no irrelevante.
La estadística ERA+ nos dice cuál es la diferencia
entre el pitcheo de determinado lanzador y el promedio de las Mayores. 100
equivale al promedio. En el periodo analizado, el ERA+ de Urías es de 148; el
de Valenzuela era de 117. Otro punto a favor del culichi.
Una estadística fundamental para saber si un
lanzador está dominando a sus rivales es el WHIP (hits y pasaportes otorgados
por cada inning lanzado). Ambos tienen números brillantes. Urías, 1.09, y
Valenzuela 1.18. Marginalmente es mejor la estadística del sinaloense. A
Valenzuela los rivales le bateaban para un ridículo .208 de porcentaje; a
Urías, todavía menos: .200. Urías da 2.5 bases por bolas por cada 9 innings;
Valenzuela daba 3. Urías poncha a 8.9 adversarios por cada 9 entradas y
Valenzuela ponchaba a 7.
Empecemos las diferencias a favor del Toro
con una menor: a Valenzuela le pegaban 0.5 jonrones por cada nueve entradas de
trabajo; a Urías 0.9. Puede alegarse que se trata de épocas diferentes y, en
efecto, ahora los bateadores tienden a pegar más palos de vuelta entera… pero
tienen 20 puntos menos de porcentaje de bateo.
Vienen las fundamentales: en el periodo
analizado, Valenzuela lanzó la friolera de 38 juegos completos, de los cuales
16 fueron blanqueadas. Urías, cuando ha abierto un juego, nunca ha llegado a la
octava entrada. Esto significa también que el sonorense pitcheó muchísimos más
innings que el de Culiacán, con todo y que tuvo unas cuantas aperturas menos:
752 contra 600.
Sin embargo, a la hora de contar los ponches, la
diferencia se esfuma y Urías le da la vuelta: ha pasado por los strikes a 593, contra
584 víctimas de Valenzuela.
¿Qué tanto contribuyeron estos dos peloteros a
sus equipos en el periodo analizado? Para eso está el WAR (victorias sobre
reemplazo), que mide la diferencia entre cada jugador y un hipotético suplente
que está marginalmente en Grandes Ligas (en el límite entre ligas menores y
MLB). Están casi igualitos, de acuerdo con Baseball Reference: Valenzuela,
13.3; Urías, 13.2.
Y la diferencia más importante es que,
arrancando en aquella mágica temporada de 1981, se desarrolló la Fernandomanía,
alrededor del carismático zurdo sonorense. El otro zurdo, a pesar de que tiene
de verdad una gran personalidad, está lejos de alcanzar esos brillos.
Es claro que ambos peloteros lanzaron en
épocas muy diferentes. Esencialmente, Valenzuela lo hizo antes del predominio
de la sabermetría. Había más bateo de contacto y menos de poder, más
agresividad en las bases y los managers se manejaban con el inexistente librito
de la tradición. Pero sobre todo había una menor división del trabajo entre los
relevistas, que ahora son parte esencial de la estrategia. Lo común era que los
pitchers intentaran lanzar todo el juego, el conteo de lanzamientos era cosa
secundaria y eso de que evitar enfrentar al line-up por tercera vez en el
partido era un tema desconocido.
La carrera de Valenzuela fue fulgurante, pero
bajó de nivel antes de tiempo, debido, precisamente, a que su brazo fue usado
en exceso por varios años. A Urías lo han tenido entre algodones, y el número
de innings lanzados por temporada crece de manera lenta. La idea es que dure
mucho más. Si lo hace, y conserva el nivel mostrado hasta ahora, podremos -entonces
sí- hacer una comparación que no sea tan precoz como la actual.
Para comparar sus actuaciones de postemporada,
que se actualizan al finalizar, favor de ver, en este blog, Peloteros mexicanos en postemporada (un análisis histórico).
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