Terminamos
este tour de force de filias y fobias
deportivas con el atletismo y otros deportes.
Atletismo
El
atletismo es, junto con el beisbol, un deporte favorito para mí. Son los dos
que he practicado con un cierto grado de calidad. Como espectáculo, me encanta
el circo de las múltiples pistas, y le sé un poquito a todo. Tengo particular
debilidad por las especialidades que nunca pude dominar: el salto de altura y
las vallas. También, por los héroes de México 68 –Beamon, Biwott, el podio de
los 200 planos, Fosbury, Figuerola, Keino, Mahmoudi, Wolde-.
Filias
Masculino
1.
Usain Bolt. Me encanta el divertido espíritu raggae de este gran velocista. En
sus carreras no sólo quería que ganara, sino que dejara muy atrás a todos sus
competidores.
2.
Raúl González. Siempre fui fan, y destaco su perseverancia aún en tiempos en
los que las grillas en el equipo de caminata estaban por desbarrancar su
carrera.
3,
David Rudisha. Un corredor de gran estilo y en verdad poderoso. El bicampeón
olímpico de los 800 metros, además, tuvo la buena onda de colocar por un
instante su medalla de oro en el pecho de mi nieta.
4.
Félix Sánchez. Gran estilo como vallista. Me emocioné mucho con su enorme
regreso como veterano.
5.
Ato Boldon. El enemigo público número uno de Carl Lewis. Un velocista serio y
sin pelos en la lengua.
Femenino
1. Ana Guevara. La seguí desde antes de los Centroamericanos de 1998, una atleta
extraordinaria. Me enojan los comentarios machistas que recibe. Como dirigente del deporte, eso sí, un desastre.
2.
Marlene Ottey. Fan de ella por guapa, por su estilo de correr y porque sus
rivales eran gringas. Más fan por su mala suerte olímpica.
3.
Valerie Adams. La sonrisa de la gran lanzadora neozelandesa de bala me ganó.
4.
Florence Griffith. Quién sabe si el doping la mató, pero ver correr a esta
gacela sonriente era una delicia.
5.
Blanka Vlasic. En general soy gran admirador de las saltadoras de altura. De la
Vlasic, además, admiro su calidad y me maravillo con sus ojos.
Fobias.
1. Carl Lewis. Tipo más mamón no ha corrido ni saltado. Disfruté cuando le ganó
Ben Johnson, lástima que el canadiense se haya pasado de tramposo (le creo a
Boldon: el dopaje de Carl Lewis era de más calidad).
2.
Justin Gatlin. La versión moderna de Lewis, afortunadamente opacada por Bolt.
3.
Joachim Cruz. Otro ejemplo de mi disgusto con la mezcla entre religión y
deporte. Más si se trata de evangélicos.
4.
Jefferson Pérez. En realidad el ecuatoriano era simplemente un gran marchista.
Su pecado, ganarle a los mexicanos y demostrar que la marcha mexicana había
entrado en crisis. En cualquier caso, no quería que Jefferson ganara.
5.
Renaud Lavilleine. Garrochista, pero tan mamón que parece velocista gringo.
Femenino
1. Mary Decker. Le iba a Zola Budd y a Maricica Puica sobre la Decker, corredora
inflada. Le jodió a Budd la prueba y encima le echó la culpa. Me dio gusto
cuando la suspendieron por dopaje.
2.
Allyson Felix. Gran corredora, pero siempre tiene cara de estar oliendo caca.
3.
Yelena Isinbayeva. Tremenda atleta, demasiado consciente de su belleza, y ha
sido, gustosa, un peón político de Putin.
4.
Ana Fidelia Quirot. Admirable como atleta, superando una tragedia (causada por
ella misma). Odiosa como competidora, de lo más engreído que hay.
5.
Tonique Williams. Le ganó el oro olímpico a Ana Guevara. Nomás por eso.
Pasemos
ahora a deportes de apreciación.
Clavados
Siempre
me han gustado, aunque lo que he aprendido ha sido en la tele, donde pasamos de
las pedestres reseñas de Sonny Alarcón (“no salpicó mucha agua”) a las
explicaciones con más clase de Luis Niño de Rivera y a los especialistas
actuales, con los que sentimos que aprendimos tanto que podemos ser jueces. Hay alguien que está en filias y fobias al mismo tiempo.
Filias
Masculino
1. El Pollo y El Duva. No puedo dejar de ponerlos juntos, porque Iván García y
Germán Sánchez revolucionaron los clavados sincronizados. Su audacia les dio
frutos. Menos de los que merecían, pienso yo.
2.
Rommel Pacheco. Personalmente, me parece el clavadista más simpático y
alivianado que he visto.
3.
Dimitri Sautin. Casi tan simpático como Rommel, pero en ruso.
4.
José Guerra. El cubano era un clavadista enormísimo… que luego fallaba clamorosamente
unos clavados fáciles.
Femenino
1. Paola Espinosa (hasta 2016). Me encantaron su gracia y su tenacidad. Después su tenacidad se convirtió en necedad.
2.
Laura Sánchez. La suya es una gran historia personal. Siempre sentí que no la
trataban como la gran deportista que era.
3.
Pandelela Rinong Pamg. Me gusta el nombre, me gusta la tenacidad. Y que Malasia
haya logrado tener una gran clavadista.
4.
Jennifer Abel. De ella me encanta su fuerza. Es la demostración de que los
clavadistas son atletas.
Fobias.
Masculino
1.
David Boudia. Me cae mal por múltiples razones. Una, que sólo brilla en las
competencias fuertes. Dos, porque trae todo ese rollo cristiano empalagoso.
Tres, porque el rollo cristiano le ha impedido salir del clóset.
2.
Qiu Bo. Otro rival de los mexicanos. Percibo que los jueces lo ayudan.
3.
Tom Daley. Nunca me ha gustado el boato que hacen los ingleses con él. Aunque es buenísimo, es el
único clavadista superstar.
4.
Patrick Hausding. Entra en la lista por consistente. Porque sé que nunca hace
grandes clavados. Por eso quiero que dé el ranazo y rara vez lo da.
Femenino
1.
Chen Ruolin. No es posible que esta china jamás de los jamases falle
mínimamente un clavado. Y que ni siquiera esboce una sonrisa en sus
competencias.
2.
Tania Cagnotto. Otro caso de la obsesión del padre. Siento que la pobre Tania
se pasó la vida tratando de quedar bien con su papá. De emularlo, cuando en la
época de Cagnotto padre no competían los chinos. Siento que no gozaba su
deporte. Por eso también, sádicamente de mi parte, me gusta cuando pierde.
3.
Marijose Alcalá. De ella me cayó mal su conformismo. Después del bronce mundial
se dedicó a justificar resultados: “estoy feliz porque soy la novena mejor
clavadista del mundo… porque estoy entre las primeras 20… porque estoy entre
las primeras 36”... No lo ha hecho mal en el COM.
4. Paola Espinosa (desde 2017). Sus deseos de trascendencia llegaron al exceso de que pasó por encima de otras clavadistas, mediante grillas. Y no quiso aceptar que había bajado de nivel.
Patinaje
artistico
Prueba reina de los olímpicos de invierno. La seguía más en los años 80 y 90 que en la actualidad.
Filias.
¡Los saltos mortales de la Bonaly! |
1. Surya Bonaly. La francesa era simplemente espectacular. Hacía lo que nadie se
atrevía (y ahora varias de sus acrobacias están prohibidas, por peligrosas).
Los jueces se ensañaban con ella.
2.
Katarina Witt. Tenía una clase y una elegancia naturales que enamoraban.
Entiendo la fascinación de Alberto Tomba con ella.
3.
Viktor Petrenko. El ucraniano es el mejor ejemplo de las bondades de la escuela
soviética de patinaje artístico. Como, además, no exageraba en la estética, me
caía muy bien.
4.
Phillipe Candeloro. El primer gran rebelde del patinaje artístico.
5.
José Fernández. La versión moderna de Candeloro, atrevido. Y con más técnica
que el suizo.
Fobias
1. Nancy Kerrigan. Un invento total de la mercadotecnia gringa. Le regalaron la
medalla de plata para que la telenovela-vodevil con Tonya Harding, con la madre
ciega y toda la parafernalia les funcionara.
2.
Brian Boitano. El patinador canadiense Brian Orser era un hígado. Pues bien,
Brian Boitano era tan insoportable que,
en la “Batalla de los Brian”, yo le iba a Orser.
3.
Tara Lipinsky. Otra gringuita inflada.
4.
Scott Hamilton. La versión antigua de Boitano.
5.
Michelle Kwan. Patinaba con el mismo estilo soso de Kerrigan, pero sin el
melodrama añadido.
Gimnasia
Me gustaba mucho de joven, al grado de ir a ver los entrenamientos de la selección mexicana; ahora siento que le entiendo menos. Mis filias y fobias están todas en la gimnasia femenina.
Karin Janz, 1968 |
Filias
1. Karin Janz. Dirán que Vera Caslavskà fue la Novia de México en las olimpiadas
del 68, pero yo, entonces puberto, me enamoré de Karin Janz, que era como de mi
edad. En mis sueños, yo calificaba a las olimpiadas de Munich y me la ligaba en
la Villa Olímpica (¡Qué iba yo a saber en aquel entonces de la existencia de la
Stasi!)
2.
Nelly Kim. Me gustaba la alegría en las ejecuciones de la rival de la seria
Nadia Comaneci.
3.
Ali Reisman. Es, creo, la gimnasta más elegante que he visto en la nueva
generación.
Fobias
1. Mary Lou Retton. La ñiña mimada de aquella borrachera de nacionalismo gringo
que fueron los Juegos Olímpicos de 1984.
2.
McKayla Maroney. Es el ejemplo más visible de los excesos competitivos en EU.
La niña que le hizo el feo a una plata olímpica. Me encantaron los memes que se
burlaban de ella.
3.
Svetlana Khorkina. Es la versión rusa de McKayla, avant la lettre.
Otro deporte colectivo muy popular:
Basquetbol
Sólo he seguido la NBA en los tiempos de Jordan. A nivel selecciones, en cambio, lo he hecho bastante, con excepción de los años negros del baloncesto mexicano (los 80s, la segunda mitad de los 90 y primeros años del siglo XXI). Admito que soy villamelón y apenas entiendo un poco de táctica.
Filias
1. Michael Jordan. Su carisma y su calidad me hicieron ver algo de NBA por unos
años.
2.
Gustavo Ayón, el resucitador en la duela del basquetbol mexicano.
3.
Manuel Raga, el embajador del deporte mexicano en Europa en los años 70. “¿Mexicano?
¡Ah, como Manuel Raga!”.
1. Dennis Rodman. Un payaso metido al básquet. Los Pistons eran maloooosos, lo cual
está bien, pero este tipo era otro nivel, y en Chicago desentonaba, a mi gusto. Su affaire con Norcorea lo hace más
vomitivo.
2.
Charles Barkley. Tipo sucio, capaz de dar foules arteros a jugadores amateurs.
Lo hizo en Barcelona ’92.
3.
Arturo Guerrero. El Mano Santa era buen
jugador, pero también el típico mal compañero, poco solidario con el equipo. De
comentarista se la pasa diciendo que era mejor que Raga, lo que nunca será
cierto.
Otros deportes
Taekwondo
Filia
María
del Rosario Espinoza. Fan de toda la vida. Una gloria del deporte mexicano.
Fobia
Steven
Lopez. No se puede presumir de ser el mejor taekwondoin del mundo cuando
conmocionas a propósito a un rival sin experiencia. El personaje parece sacado del
equipo de los Cobra Kai en Karate Kid.
Natación
Filia
Michael
Gross. Dos cosas me encantan del Albatros. Que haya sido la única lucecita
extranjera en la natación de Los Ángeles 1984 y que haya contribuido para
taparle la boca a Matt Biondi.
Fobia
Matt
Biondi. Me cayó mal por bocón, cuando dijo que iba a romper el récord de Spitz.
Por fortuna no pudo.
Pesas
Woolfolk, queriendo sonreir |
Puras
filias.
Leonid
Zhavotinsky. El pesista soviético conquistó corazones en México 68 con su
sonrisa y su apetito por las sandías.
Naim
Suleymanouglu. Impresionante, la diferencia entre el pequeño halterista y el
peso que levantaba.
Natalie
Woolfolk. Esta pesista estadunidense me encantó porque parte de su técnica era
sonreir mientras hacía el levantamiento. Fui a una sesión de los Panamericanos
de 2011 esencialmente para verla a ella… y no compitió.
Patinaje
pista corta
Fobia.
Apolo
Ohno. Su mamonería era asombrosa. Años después me enteré que lo hacía a
propósito, para atraer gente a su deporte. Le salió bien.
Volibol
Filia
Julio Velasco, de joven |
Julio
Velasco. El extraño caso de un deporte en el que mi única filia real es con un
entrenador. Conocí a este argentino de origen peruano cuando entrenaba al
Panini Modena (y su hija era compañera de mi hijo en preescolar). Un buen tipo,
solidario. A partir de ahí seguí toda su carrera, con distintos equipos y
selecciones, que fue exitosísima (dos veces campeón mundial, plata olímpica,
tres veces campeón europeo, cinco veces ganador de la Liga Mundial).
Para que vean qué clase de personaje, en este vínculo hay una entrevista de 2017.
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