Toca
el turno de las filias y las fobias a dos deportes individuales muy populares.
Boxeo
Cuando
yo era pequeño, la televisión pasaba todos los miércoles y los sábados la
función de box capitalina. Yo consumía la de los sábados religiosamente, con
las narraciones de Toño Andere. Luego vinieron los tiempos del pago por evento
(que seguí poco) y, más tarde, el regreso del boxeo a la pantalla general.
He
visto bastante box por TV, pero nunca he asistido a una pelea profesional, sólo
a sesiones olímpicas. La experta de la casa es Taide, mi esposa, siempre atenta
a las guardias y al movimiento de piernas. Con ella he aprendido y me he
divertido.
Filias
1.
Mantequilla Nápoles. Uno de los más
grandes ídolos deportivos de mi infancia. Lo seguí desde su debut en México, me
desesperé porque, a sabiendas de que era el mejor del mundo, no le daban la
oportunidad de disputar el título y gocé a pleno sus victorias. Mantequilla tenía una técnica depurada y
también el punch del noqueador.
2.
Mohammed Alí. De niño admiraba a Cassius Clay por bocón y porque terminaba
rápido sus peleas. Luego me di cuenta de su rapidez excepcional y su fiereza.
De adolescente, me gustó su posición contra la guerra de Vietnam. Siempre fue
un grande.
3.
Julio César Chávez. Junto con Hugo Sánchez y Fernando Valenzuela, a través del
deporte, JC le dio alegrías a México en tiempos difíciles. Era un gusto verlo
pelear y ganar.
4.
Sugar Ray Leonard. Un boxeador fino,
veloz, disciplinado. Sus peleas contra Roberto Manos de Piedra Durán fueron épicas… y al final se demostró quién
era quién.
5.
Juan Manuel Márquez. Similares características que Leonard, con un
extraordinario juego de piernas. Además Márquez ha sido siempre un hombre
discreto, ajeno a los excesos y las faramallas. El nocaut a Pacquiao está en la
retina de millones.
6.
Finito López. Hay a quienes no les
gusta el Finito, y es sabido que peleaba en una división muy menor. La cantidad
de defensas, el uso extraordinario de la mano izquierda y que siempre saliera
limpio de los combates me hicieron admirarlo.
7.
Marvin Hagler. Para mí, el más grande fajador que he visto. Disfruté cómo le
dio la vuelta a una pelea que tenía perdida con Manos de Piedra y también la felpa que se puso con Tommy Hearns. Su
pelea con Leonard es de las mejores que he visto. También cuenta en mi filia,
que sea casi exactamente de mi edad.
8.
Lupe Pintor. En sus tiempos, la prensa decía abiertamente que El Grillo de Cuajimalpa no tenía
carisma. Tal vez por eso me caía bien. Recuerdo mi impresión cuando noqueó (y
mató) a Owen. Era un tremendo boxeador.
9.
Ultiminio Ramos. El lado B de Mantequilla.
Noqueador puro. Confieso que no me gustó que lo destronara Saldívar.
10.
Mundo Esparza. Este oscuro peleador
chihuahuense de mi infancia tenía la característica de no hacer rounds de
estudio, sino llegar directo a los golpes. Eso me encantaba. Cuando lo imité,
para sorprender al rival en un torneo de box de la prepa, nos pusimos una
tranquiza estúpida, los dos sin guardia. Ahora entiendo por qué no llegó lejos.
Fobias.
1,
Macho Camacho. Era bueno en el ring,
pero es para mí el ejemplo máximo de lo que no debe ser un boxeador:
exageradamente fantoche, sucio, ajeno a cualquier cosa que parezca fair-play, metido siempre en escándalos
y drogas. Me encantó ver la madriza que le puso Julio César Chávez y sentí
mucho que le hubiera ganado a un Leonard ya cuarentón.
2.
Carlos Monzón. Me cayó mal porque le ganó a Mantequilla Nápoles, en una pelea
sospechosa pero tremebunda, en la que ambos quedaron desfigurados. Fantoche del
pobrismo, abusaba del alcohol. No me sorprendió cuando me enteré que mató a su
esposa, tirándola del balcón tras darle una golpiza. Mal bicho.
3.
Manos de Piedra Durán. Tercer
fantoche en la lista. Su verdadera calaña quedó en evidencia cuando le dio la
espalda a Leonard en la pelea de revancha.
4.
Floyd Mayweather. Su sobrenombre lo dice todo: “Money”. Tiene gran técnica,
pero abusa de ella, de enconcharse y de correlón.
5.
Mike Tyson. Tipo desagradable. Salía a matar. Pienso que la gente que muerde
orejas está muy mal de la cabeza.
6.
Julio César Chávez Jr. O la obsesión del padre. Tal vez tenía algo de talento,
pero nunca tuvo ganas de triunfar. Un golfo. Un matalote inflado.
7.
Octavio Famoso Gómez. Era la versión
vulgar del Púas Olivares. En otras
palabras, está bien ser puerquitos, pero no tan trompudos.
8.
Chartchai Chionoi, boxeador tailandés. Siempre sentí que le regalaban las
peleas contra mexicanos.
9.
Toluco López. Tal vez porque cuando
empecé a ver box, el Toluco ya estaba en decadencia. Era popular, pero nunca le
encontré el chiste a un tipo al que el alcohol lo deshizo.
10.
Sal Sánchez. Sé que era muy buen boxeador, pero nunca me apasionó. Está en la
lista por sus fans póstumos. Después de su prematura muerte, resultó para ellos
que era extraordinario.
Tenis
Mi
afición al tenis ha sido por fases. De niño estaba atento a la Copa Davis
(tanto que llegaba a escuchar narraciones por radio de partidos lejanos y a
deshoras). Lo seguí un poco más de lejos en los setenta y principios de los
ochenta, para luego volver, con cierta pasión, en la última década del Siglo
XX. En los últimos años lo he seguido poco. Creo que eso se nota en mis filias
y fobias.
Masculino - Filias
1.
Rafael Osuna. Estrella fulgurante durante mi infancia. En particular, aquella
Copa Davis en la que México, de su mano, llegó a la final con Australia, está
en mi recuerdo. Lo seguía con pasión y me dolió su trágica muerte.
2.
André Agassi. Me gustaban su estilo desenfadado, sus cambios de look y su buen
humor.
3.
Bjorn Borg. Era una máquina desde el fondo de la cancha. Con él aprendimos
muchos lo que es un passing shot. Derrotaba
a némesis como Rod Laver, Jimmy Connors e Ilie Nastase, y a los jugadores
basados en el puro saque potente, que no me gustan.
4.
Juan Martín Del Potro. Del Gigante de
Tandil me gustan su garra y su tenacidad. Ha tenido mala suerte por partida
doble: le tocó jugar en una época de enormes estrellas del tenis y lo han
azotado las lesiones. Ese kilométrico juego olímpico contra Federer lo debió
ganar, digo yo.
5.
Arthur Ashe. Creo que es el último gran caballero de las canchas de tenis.
Masculino. Fobias
1,
Jimmy Connors. Ganaba demasiado, era todo all-American y era rival de Bjorn
Borg. Sus fans eran odiosos, con amenazas a quien lo derrotara (como Borg).
2.
Pete Sampras. Además de que me parecía muy aburrido su estilo de juego, era el
coco de Agassi.
3.
John McEnroe. Un tipo desagradable para mí, no sólo por su rivalidad con Borg,
sobre todo por su famoso mal humor, su maltrato a los jueces y por ser muy mal
perdedor.
4.
Ivan Lendl. Daba una güeva enorme verlo jugar.
5.
Ilie Nastase. Otro berrinchudo y grosero.
Femenino. Filias.
1.
Mary Joe Fernández. Me gustaban sus trenzas y su estilo de juego. Era la que me
caía mejor en la época de oro del tenis femenino.
2.
Gabi Sabatini. Además de guapa, era muy buena, sobre todo cuando su estilo se
hizo más agresivo.
3.
Pam Shriver. Altota, de estilo clásico, a pesar de ser muy buena tenía una
suerte de humildad que no se les da a las tenistas estadunidenses. Por eso la
filia.
4.
Arantxa Sánchez. Me encantaba lo aguerrida que era.
5.
Amelie Mauresmo. Me cayó bien desde el principio. Por machorra y porque no lo
escondía.
Femenino. Fobias.
1,
Serena Williams. Además de que ha sido demasiado dominante, es alegosa y muy mala
perdedora.
2.
Mary Pierce. Me pareció siempre una niña mimada.
3.
Lindsay Davenport. Era “la mala” en los tiempos de Mary Joe, Sabatini y
Arantxa. De mala onda, mi mujer y yo le
decíamos “la gorda Davenport”.
4.
Angélica Gavaldón. Jugaba con cien gramos de maquillaje a pasar la bolita por
encima de la red. La “representante de México” era malísima.
5.
Steffi Graf. Es la mejor jugadora de tenis que he visto. Por lo mismo, deseaba
que perdiera porque sabía que era improbable. Sus fans eran odiosos… y eso sin
contar al que acuchilló a Monica Seles. Pero en lo personal, me cae bien desde
que dijo que le encantaba correr su auto a 250 kilómetros por hora en plena
autobahn.
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