Una
consecuencia colateral de las huelgas de junio de 1983 fue la breve
resurrección de la revista Solidaridad, que había dejado de publicarse el año
anterior.
La
iniciativa fue de Arturo Whaley, el dirigente del SUTIN que luchaba por
mantener la principal fuente de trabajo de sus agremiados y viva la flama de
aquella insurgencia sindicalista. La revista dependía de un “Consejo Directivo
Sindical” y estaba patrocinada por dos docenas de organizaciones que habían
participado en aquella movilización. No todos los compañeros que habían sido
del Movimiento de Acción Popular le entraron (y de hecho, en algún momento
alguien comentó que la revista era hecha por “la izquierda del MAP”). La
dirigía Erwin Stephan Otto.
Tengo
en mis manos el número Cero de aquella revista (número que, de todas formas,
circuló). Tiene una suerte de editorial, firmado por don Francisco Martínez de
la Vega, un ensayo de Carlos Tello sobre la desigualdad, otro de Adolfo Aguilar
Zinser, de política exterior, tres ensayos sobre el tema Uramex y Sutin, dos textos míos que se resumían en una tesis:
la lucha por los aumentos salariales atacaba la lógica de la política económica
del gobierno delamadridista y, por lo tanto, era necesario convertirla en una
lucha en contra de esa política económica, otro de Hermann Bellinghausen –una suerte
de cronología- y uno más de uno de los miembros de aquella redacción, Hugo
Martínez Téllez, quien años después se convertiría en buen amigo mío, cuyo
título “El movimiento obrero se fortalece”, en ocasión de la firma de un pacto
de unidad entre 13 sindicatos, tal vez nos diga mucho de las fallas de la
estrategia de la izquierda obrerista en aquellos tiempos.
No
recuerdo cuantos números más tuvo Solidaridad en esa etapa. ¿Dos, tres? El caso
es que, como el SUTIN de Whaley y nuestros demás camaradas, se fue muriendo de
a poquito.
1 comentario:
Un abrazo, maestrísimo
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