Ver el Campeonato Mundial de Atletismo por la televisión es una combinación de dicha y tortura. Dicha, por la extraordinaria exhibición deportiva. Tortura, porque es muy fácil pasársela haciendo corajes con los comentaristas de Televisa Deportes Network.
Enrique Burak, todos los mexicanos lo sabemos, es un chico aplicado. Un comentarista estudioso, de correcta dicción, aunque con poco talento. Lo acompaña la más grande atleta mexicana de todos los tiempos, Ana Guevara. Parecería en el papel una combinación triunfante. No lo es.
Sucede que Ana no pudo o no quiso tomar un cursillo de locución antes de partir a su aventura periodística en Corea, y se nota demasiado. En los primeros días, el pobre de Burak se desgañitaba con la reseña de los eventos y las descripciones, pasaba el micrófono a Ana... y se hacía el silencio, roto con un par de frases mal armadas y peor pronunciadas. Con el paso del tiempo, las cosas empeoraron, porque se hizo una suerte de simbiosis negativa: Guevara comenzó a hablar más, sin mejorar para nada, y Burak, a cometer errores.
Aceptemos que algunos de los problemas lexicales de Ana se deben a modismos e incorrecciones del habla del noroeste del país ("la primer mujer", "se enseñó a correr") y que la ex velocista tiene problemas para sintetizar el pensamiento (dice varias veces "es la que siempre gana sus competencias" y no se le ocurre decir "ha sido dominante en sus pruebas" o "lleva mucho tiempo invicta"). Eso es peccata minuta. Pero hay cosas imperdonables, especialmente para alguien que ha sido atleta de elite, como decirle corredores a los marchistas o hablar de conseguir un "palmar" (por decir un triunfo) o varios "palmares" (para significar varias medallas). Seguramente Ana ha de haber leído en algún lado que ella tenía un gran palmarés deportivo, la pobrecita se confundió, creyó que palmar es sinónimo de medalla y no distingue que un palmar en una plantación de palmeras y un palmarés es el historial de logros en competiciones y concursos. De pilón, dijo que Jamaica es colonia de la Gran Bretaña, ya en franca competición histórica con Fernando Schwartz -quien alguna vez dijo, en ocasión del mundial de fut del 90, que la arquitectura de Roma es "colonial", supongo que como sinónimo de "antigua"- y con Luis Villicaña -quien en unos Juegos Olímpicos, transmitidos por Azteca, explicó que la diferencia entre las banderas italiana y mexicana es la estrella en el centro-. Por el momento, Ana se lleva el bronce, pero parece que buscará el oro en Londres.
En la reseña de la competencia de 50 kilómetros de marcha, una prueba que pudo haber sido interesantísima con dos buenos narradores, Burak y Guevara se trenzaron en una competencia de errores, a ver quien se llevaba el "palmar", pero lo fundamental es que estaban muy distraídos. No se dieron cuenta de los rebases, ni cuando Bakulin rebasó a Leake para hacerse de la punta, ni cuando mi gallo Nevzhogorod se acercó a Tallent para hacer emocionante la disputa por la plata, ni menos cuando lo rebasó, en la carota de los comentaristas de Televisa, que seguían colocando al australiano Tallent en el segundo lugar. Y vamos, que un rebase en los primeros sitios y en la etapa final de una competencia de 50 K. es algo poco común, que se cocina con tiempo y que toma como un minuto. Burak decía que al líder le faltaban "unos metros" para llegar a la meta y sí... eran como 2 mil metros, pues todavía había otra vuelta. Y al rato, le faltaban "unos metros" y era un kilómetro. Ana, al parecer, nunca se enteró de que Nevzhogorod rebasó a Tallent porque al otro día afirmaba que había conseguido plata para Australia.
Ahora si, como en la película, Burak es dumb y Ana es dumber, el que editó la competencia de marcha se merece el título de dumbest. Me explico. Inicia la prueba y el francés Diniz se pone a la cabeza. Corte. Regresamos cuando ha transcurrido una hora. Los comentaristas nos explican que a Diniz lo descalificaron (no lo vimos), ahora lidera el australiano Deaks. Media hora de ver a Deaks adelante, Bakulin está por rebasarlo y los comentaristas ni lo notan. Corte. Van casi dos horas de competencia y Bakulin va adelante. Nos enteramos que a Deaks le han dado "dos o tres calambres", que no nos muestran., pero sigue en segundo lugar Vemos un tercer o cuarto calambre de Deaks, pero se repone y sigue marchando. Vuelta a ver a Bakulin otro rato. Corte. Regresamos y nos dicen que el pelotón de persecusión se comió a Deaks, pero no lo vimos, vueltas de Bakulin en solitario. Corte. Faltan tres kilómetros para que termine la competencia (Burak dice "tres minutos"), nos dicen que Tallent, Nevzhogorod y el chino Su se despegaron del grupo persecutor (no lo vimos), imágenes de Bakulin, de Tallent y de Nevzhogorod, el rebase que no notan los locutores y el final de la competencia. ¿Qué fue lo interesante? La descalificación de Diniz (que no vimos), el calambre de Deaks que lo alejó de Bakulin (que no vimos), la ruptura del pelotón que determinó los otros dos medallistas (que tampoco vimos). Comparados con el editor, los locutores son Einstein.
¿La cereza en el pastel? Uno pensaba que un nadir de Televisa Deportes había sido cuando el inefable Schwartz le preguntó por tercera vez lo mismo a Carl Lewis, quien había ganado su tercer oro olímpico: "Ar yu japi?". El reportero apodado El Furbi lo superó. Usain Bolt, descalificado en los 100 metros planos, se corona con facilidad en los 200, y en la zona mixta El Furbi lo alcanza y le pregunta -of all things- qué opina del Chicharito Hernández.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario