viernes, septiembre 09, 2011

Alboradas lezamescas


Con suerte de escupitajo
y los ojos al revés
se mueve el escarabajo
escamoteando sus pies,
la odisea del jerez
se agota en tantas rendijas
que la luna no se fija
en los campos de pleamar
que vamos a escriturar
debajo de la cobija.


Avanza el icosaedro
con pasos de gamo y trina
musas de metal y cedro
con parsimonia divina.
Se detiene en la cocina,
huele ajos y cebollas,
reborbotear de las ollas
como vuelo de perdiz:
a medida del desliz
el poliedro se desolla.


Sobre la tierra, la cerca;
sobre la cerca, las púas,
encima la noche terca
y el machacar de las grúas,
su sonar de capicúa
ante el cielo montañoso,
a veces aguamieloso,
de Cástor, Pólux y Orión,
la casta de Agamenón
y los grillos prodigiosos.


Estos versitos, escritos de manera semiautomática en los años ochenta, quieren jugar con algunos temas caros a José Lezama Lima y apropiarse de alguno que otro barroquismo.
  

No hay comentarios.: