viernes, agosto 29, 2008

Delegación olímpica mexicana; evaluación atleta por atleta III

Tercera y última entrega.
Remo


Lila Perezrul y Gabriela Huerta, 13º en double-sculls ligeros. Quedaron en cuarto lugar tanto en el heat clasificatorio como en la repesca, lo que las mandó a la final C. Allí tuvieron una mejor actuación, al llegar primeras. C-
Patrick Loliger. 15º en single-sculls. Inició bien, quedando tercero en un heat rapidísimo. Tal vez ese esfuerzo le costó en cuartos de final, donde peleó por la calificación, pero no la obtuvo. Ganó la semifinal C/D, pero en la final C quedó detrás de las embarcaciones de Holanda y Brasil, y no pudo refrendar su décimotercer lugar. C

Taekwondo
Los triunfos son resultado de una federación que trabaja aceptablemente en un deporte que ha cobrado auge en el país. Durante el ciclo olímpico, la mayor parte de los apoyos fueron para los taekwondoines entrenados por Reynaldo Salazar –el padre y mentor de los medallistas de Atenas, Óscar e Iridia-, pero a lo largo del tiempo los de José Luis Onofre mostraron mayor calidad y consistencia. De hecho hay dos equipos enfrentados, a los que -hasta ahora- la competencia ha hecho mejores. En la medida en que esto no se traduzca en divisiones, el futuro del taekwondo mexicano es muy brillante.


María del Rosario Espinoza, Medalla de oro, + de 67 Kg
La sinaloense tuvo una competencia sensacional, que dominó de principio a fin, a pesar de que le tocaba una llave complicadísima. En su primer combate se deshizo de la tunecina Khaoula Ben Hamza, por 5-0 y un punto deducido a la mexicana. En el segundo le tocó la sueca Carolina Kedzierka, campeona europea. María del Rosario fue agresiva, siempre superior, y ganó 5-2, con un punto deducido por salir del tatami. Se suponía que la semifinal sería la final adelantada entre la mexicana, campeona mundial de peso medio y la china Chen Zhong, bicampeona olímpica y campeona mundial de peso completo, quien aparentemente había derrotado a la británica Sarah Stevenson, pero una apelación de la delegación de Gran Bretaña obligó a revisar la pelea, en donde los jueces no marcaron una clara patada a la cabeza de Stevenson, con valor de dos puntos. La decisión se revirtió y Espinoza combatió contra la británica. Ésta se vio valiente, pero la mexicana se vio superior y ganó 4-1. La final, contra la noruega de origen coreano Nina Solheim –quien venía de la llave más fácil- fue de un solo lado: María del Rosario ganó 4-1, menos un punto por salirse del tatami a pocos segundos del final. Una victoria contundente. A+


Guillermo Pérez, Medalla de oro, - de 58 Kg.
Pérez empezó con algunos problemas, ya que se dejó empatar a 2 por el joven británico Michael Harvey, al que superó, gracias a su experiencia, en punto de oro. Chu Mu-yen, de Taiwán, y al campeón mundial, el español Juan Antonio Ramos. Con estilos diferentes, Mercedes atacó y Pérez contraatacó. El mexicano conectó un punto en el segundo asalto pero, cuando estaba a menos de medio minuto del final, un giro del dominicano impactó el peto de Pérez, empatando la contienda. En el round extra, Pérez pareció haber conectado, pero no le dieron punto. Sin embargo, al final, ganó por decisión y se llevó el título olímpico. A+
En cuartos de final se enfrentó al afgano Rohulla Nikpai, quien ya había hecho la hombrada de sacar al alemán Levent Tuncat, que era la otra carta fuerte de la llave de Guillermo. El afgano no resultó sencillo, pero el mexicano lo derrotó 2-1. La semifinal, contra el tailandés Chutchawal Khawlaor, resultó la pelea más sencilla en el camino al oro. Pérez la dominó de principio a fin, y ganó 3-0. En el combate final, se encontró con un rival inesperado. El dominicano Gabriel Mercedes se había encargado de despachar, ni más ni menos que al campeón olímpico,
Idulio Islas, eliminado en la primera ronda. A diferencia de los pupilos de José Luis Onofre, el entrenado por Reynaldo Salazar estuvo medroso, calculador y poco agresivo ante un taekwondoin sin palmarés, Adam Muhammad, de Nigeria, quien se puso al frente en el segundo asalto. Obligado por las circunstancias, Islas empató el marcador. En el round de desempate, Muhammad buscó e Islas especuló. El nigeriano se llevó, justamente, la decisión. ¿Para eso peleó tanto la plaza con Erik Osornio? D-

Tenis de mesa
Yadira Silva, eliminada en ronda preliminar. No se esperaba nada de la primera mexicana clasificada a Juegos Olímpicos en este deporte. Sólo en el primer juego dio pelea a la croata Andrea Bakula. Se tardó más de medio partido en darse cuenta de que a la zurda le dolía el revés. El marcador: 10-12, 8-11, 2-11, 8-11 habla de la superioridad de la europea. México sigue en pañales en tenis de mesa. D+

Tiro
Una federación tranquila, que trabaja sobre todo en Monterrey, y que tuvo el acierto de traer a la entrenadora china Wan Yang.
Natalia Zamora, 36º en rifle a 50 m. en 3 posiciones (Tendido: 193; de pie: 190; de rodillas: 186). Natalia hizo una prueba aceptable, sobre todo en las posiciones de tendido y de pie –que suele ser la más difícil-. Donde se desplomó en la tabla fue en la serie de rodillas. C
José Luis Sánchez, 24º en pistola de aire a 10 m. Estuvo consistente, pero lejos de los parámetros para buscar la final. Su consuelo, que superó a Roberto Elías, mejor rankeado. Es actualmente el tirador mexicano con mejor futuro. C
Roberto Elías, 25º en pistola de aire a 10 m. El multimedallista centroamericano tuvo una cuarta serie malísima, que lo condenó a la media tabla y lo dejó fuera de la final. C-
Ariel Mauricio Flores, 27º en skeet. Era el “caballo negro” de la delegación mexicana, tras su triunfo en la Copa Mundial, que lo llevó a la segundo posición del ranking mundial. En Pekín se vio que aquello había sido un día excepcional. Nunca estuvo en la pelea. No le funcionó la mentalidad. D

Tiro con Arco
México ya había tenido varios arqueros destacados a nivel regional, pero el salto mundial lo dieron con el entrenador coreano Lee Wong, contratado originalmente para equipos juveniles. Al ver la rapidez con la que avanzaban los chavitos, a Lee se le encomendó el equipo mayor, con resultados alentadores.

Femenil
Mariana Avitia, 8º en ronda olímpica individual. La más joven de la delegación mexicana tuvo una actuación destacada. Originalmente calificó en el lugar 20, pero en sus rondas estuvo bastante segura. Derrotó 112-107 a Son Hye Yong., de Corea del Norte; 110-109 a Malgorzata Cwienzek, de Polonia y 109-108 a Kathuma Narimadidze, de Georgia. Bajo un aguacero, cayó ampliamente en cuartos de final ante la norcoreana Kwon-Un Sil, por 105 a 99. B+
Aída Román, 13º en ronda olímpica individual. Inició bien, colocándose en el lugar 12. En las rondas de eliminación ganó 108-97 a Veronique D’Unienvielle, de Islas Mauricio y 111-105 a Victoriya Kobal, de Ucrania. Tenía en la bolsa su pase a cuartos de final –se enfrentaría a Avitia y una mexicana pasaría a la semifinal- pero los nervios la traicionaron, falló terriblemente en su penúltima flecha y cayó 110-105 ante Kwon. B-

Varonil
Juan René Serrano, 4º en ronda olímpica individual. Su principio fue muy prometedor, ya que se clasificó en primer lugar. Ganó fácilmente la primera ronda, a Joseph Muaausa, de Samoa, por 116 a 88. Se vio seguro en un match muy tenso, ante el español Daniel Morillo, a quien derrotó 112-111. Se deshizo del bielorruso Maksim Kunda por 110 a 106 y del medallista de Sydney, Vic Wunderle, de EU por 113 a 106. Disputó el pase a la final con el coreano Kyon Mo-Park, quien traía una porra numerosa y ruidosa. La penúltima flecha decidió al finalista: el coreano ganó 115-112. La disputa por el bronce, con el ruso Bair Badenov, inició con volteretas. La sexta flecha, que ampliaría la ventaja del mexicano, le resultó fatal. Perdió 115-110. A-
Eduardo Vélez, 52º en ronda olímpica individual. No tuvo un buen torneo. De inicio calificó en el lugar 24. En el primer match, cayó ante Wunderle, quien no traía mucho en su carcaj, por 106-102. D

Triatlón
Fabiola Corona, descalificada por lapeo. Inició en el lugar 53 de 55 en la natación, fue mejorando un poco en la bicicleta. Iba en el lugar 50 cuando las líderes le llevaron una vuelta completa y la sacaron de la competencia. Su única disculpa, que llevaba poco tiempo practicando el triatlón. Los Juegos Olímpicos son algo mucho más duro que hacer deporte extremo en televisión. D-
Francisco Serrano, 44º. El mexicano empezó entre los últimos lugares, al quedar en el lugar 51 de la natación, su prueba débil. Hizo una rápida transición y recortó distancias en la bicicleta, su especialidad, hasta alcanzar al pelotón. Luego tuvo los arrestos para lanzarse en fuga, junto con un suizo y un luxemburgués, pero no la pudo culminar del todo. Llegó tercero a la transición para la carrera, pero también fundido. C

Vela
Una federación que trabaja bastante, con independencia, aunque todavía no con los resultados deseados.
Tania Elías Calles, 13º en Láser Radial. Habrá sido la lesión que la molestó hace unos meses, habrá sido la falta de viento, el caso es que Tania promete y no cumple. A veces inicia bien y se cae al final. Ahora fue al revés: sus primeras regatas fueron desastrosas –en una hasta tuvo una salida en falso- y mejoró su posición sólo cuando todo estaba perdido. D-
Demita Vega, 23º en RS:X femenino. Puede decirse que fue constante. Todas sus regatas las terminó entre los lugares 21 y 25. Ya antes había logrado su meta posible, que era calificar. C-
David Mier y Terán, 17º en RS:X masculino. Tuvo una buena experiencia. Inició en el lugar 16 y fue avanzando hasta el décimo (obtuvo un 4º, un 5º y un 6º en tres de las regatas), pero al final –porque esto de la tabla también es de mucha resistencia- cedió lugares. C

Volibol de Playa
En el caos de la Federación Mexicana de Volibol, sobreviven los volibolistas de playa, a través de su participación en las giras mundiales. Las chicas han sido, consistentemente, mejores.
Bibiana Candelas – Mayra García, 17º lugar. La pareja mexicana inició bien el torneo, ganando un set a Brasil, pero Talita y Renata leyeron perfectamente las fortalezas y debilidades de las mexicanas e iniciaron una estrategia que todas las demás duplas repetirían. Sacar a Mayra, para obligar a Bibiana a colocar. De esa manera forzaban errores e impedían los remates contundentes de Bibianita. Dieron la vuelta al primer juego, que terminó 21-18, 16-21, 8-15. En el segundo juego, las mexicanas se impusieron a las griegas Karantasiou y Arvaniti con marcador 21-17, 16+-21 y 15-12: primera victoria olímpica de México en este deporte. El juego por el pase directo fue contra las hermanas Schwaiger, austriacas, y Mayra anduvo totalmente perdida. Lo perdieron 17-21, 12-21. Pasaron a la siguiente ronda y, en un juego emocionante –Mayra un poco menos descolocada- sucumbieron 22-20, 12-21 y 11-15 ante la dupla Nila/Ingrid, de Noruega. Las estadísticas del torneo señalan al mexicano como el 7º mejor equipo en servicio (por Bibiana), 17º en ataque (por la estrategia de evitar que Candelas atacara), 8º en bloqueo (de nuevo por Bibiana) y 21º en rescates (que era tarea primordial de Mayra). Si las estadísticas no mienten, y tomando en cuenta que García es una veterana, es momento de que Candelas se busque una nueva compañera. C

jueves, agosto 28, 2008

Delegación olímpica mexicana; evaluación atleta por atleta II

Continuamos con la segunda parte de la evaluación de la delegación mexicana en Pekín.

Ecuestres
El escándalo en esta federación fue la exclusión de Eduardo Salas, quien había clasificado en el equipo de salto, bajo el argumento de mantener un buen ambiente. Salas recurrió hasta las instancias legales para ver si le resarcen lo gastado para clasificar. Fuera de eso, es evidente que México no será protagonista en saltos o en la Prueba de Tres Días hasta que los miembros del Ejército retomen el mando. Tal vez en las calendas griegas. En lo que respecta a adiestramiento, las cosas pintaron mucho mejor.
Bernadette Pujals, 9º lugar en el Gran Prix de Adiestramiento. Llegó a estar en la puja de las medallas, con su exquisito caballo Vincent. B
Equipo de Salto, (Antonio Chedraui, Alberto Michan, Federico Fernández, Enrique González), 11º lugar en la prueba por equipos, lejos de los resultados históricos de México; en la individual, el mejor fue Chedraui, que se ubicó en las posiciones 22 (primera ronda) y 23 (segunda) y cedió en la final su lugar a Michan; Michan inició en el 26, pasó al 47 (calificando sólo como reserva para la final) y allí tuvo una nueva oportunidad, quedando en el 29º; Fernández inició en el 49, mejoró al 24 y terminó en el 29º. El binomio montado por González resultó el peor. Quedó en el lugar 51 individual en la prueba por equipos, con lo que su puntaje no contó para el equipo y él no pasó a la segunda ronda. Equipo: C-; Chedraui, Michan y Fernández: C-; González: D

Esgrima
Angélica Larios, 33º, eliminada en la primera ronda de sable individual. Su experiencia olímpica duró menos de 5 minutos, en los que fue ampliamente vencida por la española 15 toques a 4. D

Gimnasia
Esta disciplina resintió la pérdida de la medalla por equipos obtenida en Río de Janeiro por una estupidez administrativa del federativo Alejandro Peniche y por la grilla que se desató posteriormente. En rítmica, Cinthia Valdés no calificó (y, como comentarista resultó malita). En artística, sólo tuvimos una representante.
Marisela Cantú, 56º general. Empezó bien en su especialidad, con un salto de caballo que la colocó en 11º lugar, cerca de las finalistas; siguió muy mal, con una caída en las barras asimétricas; continuó peor, presa del nerviosismo, con una rutina terrible en la viga de equilibrio, la que menos calificación obtuvo de todas las concursantes y terminó apenas cumpliendo en los ejercicios de piso. D

Halterofilia
México sufrió la remoción de una de las plazas reservadas al país por los resultados, debido al doping positivo de una halterista de Sonora. Se hizo un selectivo correcto, que dejó fuera a Carolina Valencia, campeona panamericana, pero que tenía una competencia mucho más fuerte en su peso.

Damaris Aguirre, 6º en -75 kilogramos.. Estuvo muy segura durante toda la competencia e hizo buenos todos sus levantamientos. Rompió su marca personal en arranque con 109 kilogramos, en envión con 136 y en total, con 245 kilos. La estrategia estaba dirigida a superar a la colombiana Ubaldina Vayoles, quien le había ganado en los Panamericanos, lo que se consiguió. También superó a la armenia Khurshudyan, candidata a medalla. Damaris pudo haber buscado levantar más peso, pero al riesgo no hubiera correspondido una oportunidad seria de podio durante la competencia. A
(Tras la descalificación de atletas dopadas, a Damaris le fue entregada la Medalla de Bronce)

Luz Acosta, 8º en -63 kilogramos. Pudo superar lo sucedido en Río, cuando se fue en blanco. En esta ocasión, falló su segundo levantamiento en arranque, pero hizo bueno el tercero con lo que se quedó en 103 kilos; en envión, comenzó levantando 120 kilogramos, pero falló dos veces consecutivas su intento de levantar 125. Superó su marca personal con un total de 223. También logró el cometido de superar a la campeona panamericana, la colombiana Mercedes Pérez. Si hubiera hecho buenos todos sus levantamientos, hubiera arañado la medalla. B

Lucha
Lawrence Langowski, + de 105 kg, libre, eliminado en la primera ronda. La historia de Langowski, un crisol unipersonal de distintas culturas, es de las que hacen lindos los Juegos Olímpicos. El luchador de Northwestern University entró al equipo mexicano cuando buscaba con quien entrenar en nuestro país, adonde venía todos los veranos a visitar a la familia materna. Hecho en el sistema estadunidense, es el primer mexicano en tres olimpiadas en calificar en lucha, lo cual debe decir bastante de la situación lamentable de las luchas asociadas a nivel nacional. En Pekín, de entrada le tocó un iraní dificílísimo, que hizo con Langowski lo que quiso. D

Judo
Vanessa Zambotti, + de 78 kg., 9º lugar. Le tocó una llave muy dura. Inició contra la británica Karina Bryant, número 5 en el ranking mundial. La derrotó con dos yukos. Luego pasó con la vencedora de un duelo entre favoritas, la impresionante japonesa Maki Tsukada, quien le propinó un ippon a menos de dos minutos de combate. En la repesca cayó ante su coco, la francesa Anne-Sophie Mordiere, a quien Zambotti, según reconoce, nunca ha podido descifrar. La ganosa chihuahuense fue honesta al declarar que estuvo bien su táctica, pero le faltó técnica. B-
Arturo Martínez, -100 kg, eliminado en la primera ronda. Tenía una llave fácil, pero perdió contra Frank Moussima de Camerún, por un waza-ari. Moussima posteriormente fue eliminado por un húngaro que terminaría en séptimo lugar. D-

Nado Sincronizado
Poco queda de la época en la que Adriana Loftus tuvo al equipo mexicano constantemente en las finales. Las generaciones cambian muy rápido y el nivel de dificultad en este deporte ha aumentado exponencialmente en los últimos años.
Dueto (Mariana Cifuentes y Blanca Delgado) 17º lugar, sin acceder a la final. Lo único salvable es que siguen estando mejor en su rutina libre que en la obligatoria (donde estaban en el lugar 19), lo que indica que todavía manejan cierto grado de dificultad.. Quien sabe si eso sea consuelo, pero Cifuentes y Delgado terminaron 4 lugares arriba del dueto australiano, en el que participaba Erica Leal, ex integrante del equipo mexicano. C-

Natación
Es una federación que ha tenido apoyo y que trabaja sin mayores problemas, pero cuyos principales resultados se han visto a nivel regional. En el olímpico todavía están lejos, a pesar de que varios de los integrantes del equipo mexicano se entrenan en universidades de Estados Unidos (que son, al parecer, la mejor opción competitiva para nuestros nadadores). La federación nacional tuvo a bien poner una marca más difícil que la de la FINA para poder acceder a la justa olímpica. Varios récords nacionales, pero nada más.

Femenil
Susana Escobar, 18º en 800 m. libres, con 8:33.51; 20º en 400 m. libres, con 4:11.99; 30º en 400 m. combinado, con 4: 47.32; por su juventud, por su tipo de competencia y por el amplio margen con el que rompió sus propios récords nacionales, Susana es, en estos momentos, el prospecto más serio de la natación mexicana. C+
Adriana Marmolejo, 22º en 200 m. pecho, con 2:28.10; 31º en 100 m. pecho, con 1:10.73. La veterana nadadora rompió, con escaso margen, sus propias marcas. Con su tiempo en los 200 pecho hubiera superado, en el toque, al Tibio Muñoz en México 68. Todavía le queda algo de cuerda, pero es improbable que llegue a Londres. C
Fernanda González, 28º en 200 m. dorso, con 2:14.64; 35º en 100 m. dorso, con 1:02.76. La más joven de las nadadoras mexicanas no pudo mejorar sus tiempos. C-
Imelda Martínez, 20º en maratón 10,000 m. aguas abiertas, con 2:01:07.9. Durante buena parte de la competencia estuvo en el grupo puntero; se rezagó al final. C

Varonil
Juan José Veloz, 23º en 200 m. mariposa, con 1:57.32; 45º en 100 m. mariposa, con 53:58. Compitió en los 200 en el mismo heat de Phelps, pero no llegó al objetivo de estar entre los 16 primeros. En ambas pruebas mejoró marginalmente sus marcas, en lo que muy probablemente fue la despedida olímpica de un gran prospecto que nunca cuajó del todo. C
Luis Escobar, 18º en maratón 10,000 m. aguas abiertas, con 1:53:47.9; nunca pudo estar en la lucha y llegó retrasado respecto al amplio grupo puntero. C

Pentatlón Moderno
Ha sido una disciplina con impulso en México. Primero, cuando el Ejército la tomó en serio: de ahí surgieron generaciones brillantes, como las de Ivar Sisniega e Iván Ortega, que dieron pauta y ejemplo. Pero también manda la burocracia: por ejemplo, la Federación no inscribió a ningún atleta para la Copa del Mundo, que daba puntos para ir a Pekín, y buscó que Sisniega –vicepresidente de la Unión Internacional- les “hiciera el paro”. Aún con estos obstáculos, dos mexicanos calificaron a Juegos Olímpicos. Por primera vez, una mujer.

Marlene Sánchez, 28º lugar general (4º en tiro, 18º en esgrima, 31º en natación, 29º en equitación y 30º en campo traviesa). La joven de 16 años había ya hecho algo grande con calificar a esta compleja prueba. Tras obtener su plaza, tuvo que superar los problemas derivados de la separación de su cargo del entrenador, por denuncias de acoso sexual de otras deportistas. Ya en la prueba, cumplió a secas, dada en cuenta su novatez. C

Oscar Soto, 8º lugar general (31º en tiro, 7º en esgrima, 30º en natación, 3º en equitación y 6º en carrera a campo traviesa). Su actuación fue relevante, particularmente en la monta. Tiro y natación (su deporte de origen) lo sacaron del podio: normalmente los medallistas tienen una prueba débil, pero no se pueden dar el lujo de tener dos. La de Soto es la segunda mejor actuación olímpica de un pentatleta mexicano, sólo detrás de la de Ivar Sisniega en Los Ángeles 1984. B+

martes, agosto 26, 2008

Delegación olímpica mexicana; evaluación atleta por atleta I

Entre otras cosas, porque es importante no meter a todos los deportes y a todos los deportistas en un mismo saco, intentaremos aquí, en varias entregas, hacer una evaluación particularizada –y necesariamente subjetiva- del desempeño de las disciplinas y los atletas mexicanos en los XXIX Juegos Olímpicos. A los deportistas se les otorga una calificación “a la gringa” (A= muy bien; B= bien; C= regular; D= mal, pero aprobado; F= reprobado) en la que se toman en cuenta dos factores. Uno es la expectativa que generaron en función de sus resultados anteriores. Otro es el hecho indiscutible de que todos hicieron un esfuerzo para calificar e intentaron dar lo mejor de sí en sus competencias olímpicas. El resultado es de claroscuros y difuminados, pero en el que, lamentablemente, predominan los oscuros.

Atletismo

Desde hacía 20 años que México no se iba en blanco en atletismo en los Juegos Olímpicos. Primero los marchistas, y luego Ana Guevara, se encargaron de poner a México en el podio. En 2008, el desempeño de los atletas mexicanos estuvo a punto de ser un desastre total. Las buenas actuaciones de Juan Luis Barrios y Horacio Nava y el decoroso pase de Gabriela Medina a las semifinales intentan lavar la cara del atletismo mexicano, pero no lo logran.

En particular, resulta lamentable que, rodeados de grillas y divisionismo, sólo haya tres marchistas con capacidad competitiva, que –salvo Barrios- el mediofondo y el fondo mexicanos, alguna vez manantiales de atletas de alta calidad, estén convertidos en páramos. También es penoso que no haya calificado un solo lanzador.

Esto es resultado del caos –oportunamente denunciado por Ana Guevara- en que está convertida la federación del ramo. Y por supuesto, la actitud y el retiro de la velocista en nada ayudaron a levantar los ánimos de la delegación.

Femenil

400 metros planos

Gabriela Medina. 23º lugar. Inició muy bien, con 51:96 en su heat eliminatorio, para pasar a semifinales. En éstas, se desfondó, y acabó penúltima con 52:97. Su actuación habla bien, esencialmente, de Raúl Barreda, su entrenador. B-

10,000 metros

Dulce María Rodríguez, 27º lugar, con 32:58:04, más de un minuto por encima de su marca habitual. No se vio ni fuerte, ni confiada. D-

Maratón

Madaí Pérez, 19º lugar, con 2:31:47. Luchó un buen tiempo en el grupo de punteras, hasta que aceleraron el paso y definieron la prueba. El resultado en sí no fue malo; sí lo fue su actitud perdedora ante las cámaras. C

Patricia Retiz, 55º lugar, con 2:39:34. Desempeño por debajo de lo esperado. D

Karina Pérez, 61º lugar, con 2:47:02. Bajo desempeño, tiempo fuera de la calidad exigida en Juegos Olímpicos. D

4 x 400

(Ruth Grajeda, Gabriela Medina, Nallely Vela, Zudikey Rodríguez): 14º lugar, con 3:30.36. Se esperaba la eliminación, tras la ausencia de Ana Guevara. Lo lamentable es que sólo Gaby y Zudikey corrieron los 400 metros por debajo de los 52 segundos. C-

Salto de altura

Romary Rifka. fiel a su costumbre, falló totalmente en competencias a nivel mundial. Esta vez adujo problemas estomacales previos a la competencia. No libró siquiera el 1.80 inicial. Mala despedida para una atleta que nos dio satisfacciones en eventos regionales. F

Varonil

5,000 metros planos

Juan Luis Barrios, 7º lugar, con 13:19:79, su mejor marca de la temporada. Juan Luis hizo bien en saltarse los 1,500 metros para concentrarse en la otra prueba. Allí estuvo a punto de quedar fuera –como le sucediera en el Mundial- por una estrategia conservadora en las eliminatorias. Hizo una gran carrera en la final, con un buen cierre; quedó sólo atrás de seis corredores africanos, pero adelante del campeón mundial. Tiene un gran futuro, aunque es posible que se pase al maratón para evitar la tramitología a la que lo tiene sometido la FMA. A-

10,000 metros planos

Juan Carlos Romero, 29º, con 28:56:57. Hizo una competencia mediocre. Lo más rescatable es su declaración sobre nuestro atraso en medicina deportiva. D

Alejandro Suárez, 35º, con 29:24:78. Salió un rato en la foto, pero su estrategia de carrera fue pésima, al grado que fue el último en llegar a la meta. D-

David Galván, el mejor semifondista mexicano, se resintió de una lesión (de nuevo, el asunto de la medicina del deporte) y se retiró de la prueba. F

Maratón

Carlos Cordero, 32º, con 2:18:40. El de menos renombre entre los maratonistas mexicanos –y de quien se dudaba incluso que terminara el maratón- hizo la carrera más decorosa. Lástima de celebración al final. C-

Procopio Franco, 47º, con 2:23:24. Hundido en la media tabla de la competencia, sus últimos 15 kilómetros no tuvieron nada que ver con los primeros. D

Francisco Bautista, 66º, con 2:29:37, nunca estuvo en la pelea en la primera mitad; en la segunda fue más lento y lo rebasaron corredores de Perú, Guatemala, Nepal, Andorra… D-

Marcha 20 Kilómetros

Eder Sánchez – 15º lugar, con 1:21:53. Mientras los punteros no presionaron el ritmo, se mantuvo en el grupo; tras perderlos intentó de todas formas aumentar la velocidad, pero se le acabó el gas. Sus últimos 5 kilómetros fueron relativamente lentos. Se tenía esperanza de que consiguiera medalla. Sus declaraciones posteriores fueron de pena ajena. D+

David Mejía: 36º lugar, con 1:26.45. Todo el tiempo estuvo fuera de competencia. Además, tuvo dos amonestaciones. D

Marcha 50 Kilómetros

Horacio Nava – 6º lugar, con 3:45:21, su mejor marca personal en la distancia. Hizo una competencia inteligente, en la que no intentó forzarse en los primeros kilómetros, superó unos calambres y posteriormente fue incrementando la velocidad y remontando lugares. Salió sin una sola amonestación. Buen prospecto. B+

Jesús Sánchez – 18º lugar, con 3:52:58. Al contrario de Nava, empezó fuerte y terminó desgastado. C-

Mario Iván Flores – 23º lugar, con 3:58:04. Mantuvo un ritmo intermedio y tuvo una crisis severa a la altura del kilómetro 40. C-

Salto de Altura

Gerardo Martínez – 17º lugar, con 2.15 m. Es otro al que le cuestan trabajo las citas grandes. Saltó 15 cm. menos que su mejor marca y 9 cm. por debajo de su marca del año. C-

Salto con garrocha

Giovanni Lanaro, 25º, con 5.45 m., lejos de su mejor marca (4.82) y de la que había conseguido en el año (4.80), que lo hubieran puesto en el podio. Tiene gran talento, pero las competencias grandes suelen indigestársele. C-

Badminton

Otra federación que vive entre denuncias, con resultados ínfimos, teniendo en cuenta que este deporte se practica bastante en el país.

Deyanira Angulo, eliminada en la primera ronda de singles. Se podría argumentar la novatez y juventud de la que, sin duda, es la mejor badmintonista mexicana. Pero su rival era igual de joven y novata, y tenía un ranking más bajo. Deyanira perdió ante Nadia Hosny, de Egipto, por 18-21, 21-7 y 14-21, en juego rápido y de bajo nivel. D

Boxeo

Es una de las historias más típicas de los pleitos entre la Conade y el COM. La Federación de Boxeo es presidida, desde hace varios ciclos olímpicos, por Ricardo Contreras, Secretario General del COM, quien la maneja como su feudo. La Federación no se quiere registrar como asociación civil, porque eso la obligaría a justificar los recursos recibidos. De ahí que la Conade le haya soltado dinero sólo para los eventos clasificatorios y oficiales, y haya otorgado beca sólo para los púgiles clasificados y sus managers. Esta situación obligó al manager Francisco Bonilla a hipotecar su casa, esperando el pago de Conade con las clasificaciones a los diferentes eventos. Bonilla lleva años en el banquillo de los boxeadores olímpicos, con resultados más bien negativos, pero es inamovible para la Federación. Las pocas giras de fogueo que tuvieron los púgiles fueron por intercambio porque, para que hubiera recursos públicos, era necesario que la Federación presentara un programa y un plan de trabajo. Nunca lo hizo, y Bonilla se dedicó a buscar sparrings para sus muchachos en los establos profesionales.

El resultado es que sólo tres boxeadores clasificaron a Pekín y que sólo uno de ellos, Arturo Santos, lo hiciera con suficiente antelación como para recibir beca por un tiempo razonable. En esas circunstancias, es extraordinario que uno de los púgiles estuviera a punto de ser medallista.

Arturo Santos, 5º lugar, peso pluma. Inició derrotando ampliamente al keniano Nicholas Okoth, mostró técnica, buena guardia y velocidad. Continuó su camino ante el tunecino Alla Shili, donde se vio que tenía madera de medallista. Sin embargo, perdió ante el francés Khedafi Djelkir (a la postre medallista de plata), en un combate en el que lo puso en la lona, pero manejó –o le manejaron- mal una pelea que tenía ganada: un tercer round de pesadilla, en el que buscó fajarse cuando iba ganando, acabó con sus aspiraciones. Una medalla de bronce hubiera sido justa. A-

Francisco Javier Vargas, 9º lugar, peso ligero. Su primer combate fue ante un malgache atrabancado, Soloniania, al que superó fácilmente. En el segundo se vieron sus carencias y fue vencido por el rumano Popescu. C

Óscar Valdez, eliminado en la primera ronda. Al más inexperto de los púgiles nacionales le tocó bailar con la más fea. Se enfrentó de inicio con el favorito –y ganador de la medalla de oro-, el mongol Badar Enkhbat. El mexicano estuvo valiente; el mongol fue superior. C

Canotaje

A pesar de que pocos practican este deporte en México –aproximadamente mil personas- ha habido resultados con una federación que hace relativamente poco arregló sus diferendos con la Conade y, a partir de entonces ha crecido en recursos y en resultados. En 2004 ningún piragüista fue a Atenas. Sin embargo, tras los éxitos en Mundiales, Panamericanos y en el Mundial Juvenil, se esperaba más de esta disciplina en Pekín.

José Everardo Cristóbal Quirino, 13º en C-1 1,000 metros; 15º (con Dimas Camilo) en C-2 500 metros; 15º (con Dimas Camilo) en C-2 1,000 metros. El michoacano fue una de las grandes decepciones de estos juegos, ya que lo menos que se esperaba de él era que accediera a la final en C-1. Hay varios elementos que contribuyen a explicar, pero no justificar, su actuación. Por un lado, su insistencia en calificar en C-2 con su primo Dimas (cuando había tenido excelentes resultados con Jesús Valdés); por otro, la programación de las pruebas, que lo obligó a hacer ambas el mismo día –donde no cumplió su dicho de que se dejaría eliminar en el C-2 para concentrarse en el C-1-; por un tercero, un aparente sobrepeso (¿Cómo está eso de que el uniforme si era de su medida pero le quedaba chico?). En cualquier caso, el ex campeón mundial se vio fuera de forma y de competencia. D

Dimas Camilo, 15º (con Everardo Cristóbal) en C-2 500 metros; 15º (con Everardo Cristóbal) en C-2 1,000 metros. El medallista de oro en C-4 del Mundial Juvenil no mostró por qué fue elegido, en lugar del multimedallista panamericano Jesús Valdés. D

Manuel Cortina, 15º en K-1, 1000 metros; 21º en K-1 500 metros. Estuvo por debajo del nivel exhibido en los Panamericanos, donde obtuvo cuatro oros, y esta vez un argentino fue superior a él. Su desempeño fue cercano a lo esperado. C-

Ciclismo

Una de las presencias más pobres de México en esta disciplina Juegos Olímpicos, resultado de otra federación que está de cabeza, desde la época de Guillermo Gutiérrez. No hay trabajo estructurado, a la mejor promesa en pista, Jenny Ríos, no se le da oportunidad. Se permitió que a Belem Guerrero la echara a perder su estrellitis. Nunca se le tiró un lazo a nuestro mejor rutero, Julio Pérez Cuapio. En general, un desorden que no se merece un deporte ampliamente practicado en nuestro país, en donde hay talentos tanto para ruta como para pista.

Giuseppina Grassi, 45º lugar en ruta femenil. Aunque Belem lo niegue, Giuseppina es nuestra mejor rutera, y eso por sus participaciones en tours europeos, como el Giro d’Italia. Un choque múltiple frente a ella al momento de la fuga echó por la borda su esfuerzo. Tuvo la dignidad de desmentir a los propagandistas de TVAzteca que la querían orgullosa de un lugar tan mediocre. C-

Moisés Aldape, 47º lugar en ruta varonil. No se esperaba nada de él, con su palmarés escasísimo. En la larguísima prueba, hizo una carrera buena para su nivel –que algunos dudan que sea olímpico- y sólo un calambre hacia el final impidió que tuviera una mejor posición. C-

Clavados

Esta disciplina depende de la Federación Mexicana de Natación, que trabaja razonablemente bien. En el caso particular de los clavados, se tuvo que hacer frente a una telenovela para adultos en el equipo y a las divisiones y desplazamientos provocados por la inclusión de la magnífica pero muy dura entrenadora china Ma Jin. Se temió por el futuro de la disciplina en México, pero al final, la existencia de grupos rivales en lo deportivo –aunque, desgraciadamente, también en lo personal- ha redundado en mayor competitividad y en que, en todas las pruebas en que participaron, hubo al menos un mexicano en la final. Las pupilas de Ma Jin obtuvieron una medalla, pero los de Jorge Rueda –otro entrenador exitoso- por lo general no desentonaron.

Femenil

Plataforma 10 m. Sincronizados


Paola Espinosa y Tatiana Ortiz. Medalla de Bronce.
Las dos muchachas de Ma Jin obtuvieron la primera medalla para México en los juegos de Pekín. Subieron al podio porque, de lejos, eran las mejores clavadistas después de las chinas, incluyendo en ello su capacidad para ejecutar saltos de alto grado de dificultad. Se quedaron sólo con el bronce porque su sincronía no fue tan buena como la de las australianas. Eso se notó sobre todo en los primeros saltos –los obligatorios-, que las colocaron en la parte baja de la tabla y las obligaron a remontar. A

Plataforma 10 m.

Paola Espinosa, 4º lugar. Tuvo una competencia irregular. En las eliminatorias tuvo un clavado muy fallido, que la mandó al séptimo lugar. En la semifinal estuvo excelsa y calificó en segundo. En la final, le volvió a fallar el clavado en reversa, de tres y media vueltas en posición C, que la hubiera puesto en la pelea por medalla. B+

Tatiana Ortiz, 5º lugar. Sin rozar nunca la excelencia, Tatiana tuvo una competencia muy constante, con clavados difíciles que nunca falló del todo. Los expertos dicen que es buenísima en el aire, pero tiene problemas en la entrada. A-

Trampolín 3 m.

Laura Sánchez, 10º lugar. Tuvo una aceptable eliminatoria, con problemas en un clavado de tres y media vueltas al frente en posición B, una trastabillante semifinal, en la que falló varios y una final en la que el mismo clavado le impidió ir más arriba en la tabla. Una actuación que da cuentas del talento de Laura, pero también de que no lo llegó a desarrollar al máximo. C+ Jashia Luna, 16º lugar. Se contentó con pasar a la semifinal y estar, según sus palabras, “entre las primeras 16 del mundo”. No podía ser de otra manera, ya que sus clavados tenían un grado de dificultad notablemente más bajo que el de las aspirantes al podio. Nunca aspiró a la excelencia, porque es difícil. C-

Varonil

Trampolín 3 m.

Yahel Castillo, 7º lugar. El “Ángel de los Clavados” dio muestras de calidad en el Cubo de Agua, pero también de nerviosismo a la hora buena. El joven pupilo de Jorge Rueda hizo una muy buena preliminar, una magnífica semifinal y una final apenas aceptable, en la que no pudo colocar de manera excelente clavado alguno. Nos quedaremos con su ejecución magistral del “clavado imposible” de 3.9 grados de dificultad en la semifinal y con la sensación de que este joven de 21 años puede convertirse en un grande. B

Plataforma 10 m.

Rommel Pacheco, 8º lugar. Rommel bajó dos posiciones respecto a Atenas (donde era candidato a medalla). En él se ve la doble cara del método de Ma Jin, ya que algunos aseguran que influyó en la lesión en el tobillo que alejó a Rommel por meses de plataformas y torneos. Repuesto, tuvo una actuación discreta, competitiva, pero sin la perfección ni la dificultad requeridas para buscar el podio. B-

Germán Sánchez, 22º lugar. El jovencito de 15 años tuvo momentos buenos en su debut olímpico, y estuvo cerca de calificar a la final. Su último clavado se lo impidió. C

México olímpico: ni gloria, ni tragedia


Terminaron los Juegos Olímpicos y, como cada olimpiada, se reabre la discusión acerca del desempeño de la delegación mexicana, del trabajo de las autoridades deportivas y de la autoestima nacional medida en medallas.


Como sucede cada cuatro años, tras una primera semana desastrosa –al menos en apariencia-, en la segunda mitad de los juegos viene algún triunfo, y entonces el país se divide. Por un lado, los que quieren utilizar ese triunfo para borrar toda huella de fracaso y por el otro, los que insisten en que todo está perdido.


En el primer grupo, destacan las grandes televisoras; en el segundo, los opinadores de otros medios, de café y de Internet. Los primeros desean quedar bien con el poder y buscar nuevos ídolos patrocinables. Los segundos dicen que los fracasos son culpa de las autoridades, pero –eso sí- los éxitos son logro exclusivo y personalísimo de los atletas.


Sabemos que en este caso es imposible hacer un análisis totalmente objetivo, pero bien vale la pena intentarlo, usando los números, la información disponible y el sentido común. Se puede concluir que el desempeño no fue trágico, pero sería inadmisible echar las campanas al vuelo por dos oros.


Una nación del tamaño de México, con su población y economía, debería obtener entre 10 y 15 medallas en cada cita olímpica. No estamos hablando de competir con los grandes, sino de una actuación similar a la que acaban de tener Brasil, Hungría o Kazajistán. En ese sentido, seguimos muy lejos de una meta razonable, nuestros pocos atletas triunfadores son sometidos a presiones mediáticas excesivas y nuestro deporte sigue careciendo de rumbo, envuelto como está en la pugna eterna COM-Conade y en la lógica feudal de la mayoría de las federaciones deportivas.


Pero esto tampoco significa que, como rezó la vox populi durante la primera semana “hayamos hecho el ridículo” o que la delegación haya sido “de turistas”. Un vistazo al medallero nos coloca en igualdad de circunstancias con Bulgaria o Suecia (nosotros con más oro) y muy por encima de Bélgica, Austria o Grecia. E incluso, yendo más allá de las medallas, nuestro país colocó a 20 de sus deportistas (casi la cuarta parte de la delegación) entre los diez primeros lugares. El problema es que, en la gran mayoría de ellos, los mexicanos se quedaron en la orilla. El famoso “ya merito”.


El porcentaje de deportistas que terminaron bien colocados es similar al de naciones deportivas fuertes, pero no superpotencias. En otras palabras, la gran mayoría de los atletas mexicanos fue a competir en serio. El primer problema es la conversión de diplomas (de finalista) en medallas. Y aunque hay muchos elementos a tomar en cuenta, sólo señalaré los que considero más importantes: el atraso relativo en medicina deportiva –todavía hay quien cree que es cuestión de “echarle ganas”-, la presión excesiva sobre quienes tienen posibilidades –mientras menos son, mayor es su carga- y, en algunos casos, insuficiencias en los entrenadores y el equipo técnico. Aquellos casos en los que se trabajó de manera científica, con entrenadores de calidad –nacionales o extranjeros- y en los que se manejó correctamente la presión, resultaron los más exitosos.


El segundo problema es que 20 son muy pocos finalistas para un país como México. Por poner un parámetro, España tuvo 56 finalistas, que le rindieron 18 medallas olímpicas. Y ahí entramos a otro asunto, que es la falta de una auténtica cultura polideportiva en el país. Hubo demasiados deportes en los que nuestro país estaba representado por un solitario competidor, que tenía pocas oportunidades. La nación se dedica al futbol, al básquet, al beis, al taekwondo y poco más. Y cada vez más los medios masivos de comunicación nos empujan a la cultura unideportiva, es decir cien por ciento futbolera. Casualmente, es que ahí está el negocio.


La ausencia de una cultura polideportiva está ligada a la feudalización de las federaciones deportivas. Eso explica, por un lado, la exitosa resolución –con resultados para todos- del culebrón que protagonizó hace unos años el equipo de clavados, los constantes triunfos en el taekwondo (donde las rivalidades internas pudieron ser canalizadas en forma de competencia deportiva) y, por el otro, las grandes debacles en el atletismo –nos quedamos en blanco por primera vez en dos décadas- y el boxeo –algo que, desgraciadamente, no es nuevo-. Pero también nos explica por qué en muchos deportes que sí se practican en nuestro país, vamos con una representación magra (judo), simbólica (badminton, ciclismo) o nula (tenis). Y las grillas más tenebrosas están detrás de la dramática ausencia nacional en todos los deportes de conjunto.


En el mundo fragmentado del deporte mexicano, unas federaciones funcionan adecuadamente, pero la mayoría no lo hace –y en varias de ellas campea la corrupción-. Las autoridades deportivas no se han dotado de los instrumentos para deshacer los entuertos y no han informado con la claridad necesaria de la situación real que guardan las federaciones. Es ingenuo –como de seguro harán los políticos oportunistas de siempre- pedir la cabeza de Carlos Hermosillo para satisfacer a cierto público ávido de ver caer la sangre pirámide abajo, porque el problema del deporte en nuestro país es sistémico: suele organizarse en función de camarillas, sin sustento científico y poniendo por delante, exclusivamente, el dinero rápido (cuando, en el largo plazo, podría ser un negocio mucho más grande).


Si de verdad México quiere pasar de la tercera división olímpica –entendiendo que el desempeño deportivo es un espejo nacional, fundamental para la autoestima colectiva- tendría que abordar, de manera creativa, este problema sistémico, que es político, financiero, científico y de asignación óptima de recursos.


Honestamente, no parece tarea para gente de pants, tampoco para empresarios, sino para gente de auténtico pantalón largo, capaz de revitalizar lo bueno que se ha hecho (por ejemplo, las olimpiadas nacionales juveniles), de proponer esquemas audaces e incluyentes, de atraer posibles inversionistas de largo plazo, de trabajar basados en los números y en la ciencia deportiva moderna. Sólo así podría el país aprovechar la gran ventana de oportunidad deportiva (porque competiremos en todas las disciplinas) que nos ofrecen los Juegos Panamericanos de Guadalajara en 2011. De otra forma, seguiremos dando vueltas a la noria.

martes, agosto 05, 2008

Leyendas olímpicas: Florence Griffith


La primera vez que se vio a esta gacela de largas uñas pintadas en unos juegos olímpicos, fue en Los Angeles 1984, donde consiguió la plata en los 200 metros, detrás de su compatriota Valerie Brisco-Hooks. Pero fue cuatro años más tarde cuando deslumbró al mundo.


En los trials de Indianápolis, clasificatorios para los juegos de Seúl, la joven de clase obrera, a la que el coach Bob Kersee sacó de trabajar, corrió los 100 m en 10:49 segundos, un tiempo increíble, que un ventenio después sigue siendo la marca mundial.



En Corea, tras la descalificación de Ben Johnson por dopaje, Florence fue la estrella absoluta, con su imagen de mujer nueva, femenina y musculosa, llena de luz y de color, que arrasaba feliz toda competencia. 

Se llevó el oro en los 100 metros planos, con un tiempazo de 10:54; también ganó los 200 metros, estableciendo la marca mundial de 21.34, aún vigente; fue parte del relevo campeón en el 4 x 100 y obtuvo la plata en el 4 x 400, en su primera competencia internacional en la distancia. Su éxito era total: era la mujer del futuro. Se retiró en medio de la gloria (y, coincidentemente, cuando se anunciaron los controles antidoping por sorpresa).


La noche del 20 de septiembre de 1998 Florence Griffith-Joyner decidió irse a la cama a las dos de la madrugada. El informe del forense de Orange County establecería más tarde que la ex campeona olímpica, de 38 años, falleció dos horas después. Su marido, el triple saltador Al Joyner, en su primera declaración indicó que apagó tarde la televisión y se fue a la cama a eso de las seis y media de la mañana.
Posteriormente rectificó y señaló que había estado trabajando en su despacho hasta altas horas de la madrugada.

Cuando la policía llegó al domicilio, se encontró con un lugar muy desordenado. Ella se encontraba en el dormitorio del piso superior, tendida boca arriba sobre la alfombra. Al parecer, Al Joyner había hallado a su mujer con la cara hundida en la almohada, boca abajo, y la había trasladado para intentar reanimarla.

Hemorragias en puntos en el pecho, el cuello, los ojos, las mandíbulas y los pechos hicieron sospechar al forense una muerte violenta; eran compatibles con una posible estrangulación, pero no se pudo determinar una causa de muerte con precisión, porque no había traumatismo visible.

Un mes después del fallecimiento, se hizo público un documento oficial que listaba tres causas: asfixia posicional, convulsiones epilépticas y angioma cavernoso (una malformación de los vasos sanguíneos) en el cerebro. La ex atleta se habría asfixiado contra la almohada como consecuencia de una crisis epiléptica de gran intensidad.

En cualquier caso, la autopsia reveló agrandamiento de las paredes cardiacas, que es uno de los signos que presentan los corazones sometidos a la acción de esteroides anabolizantes. También las fibrosis del miocardio que se le detectaron apuntan al uso de testosterona. Florence Griffith había quemado la vela de su vida por los dos lados. Es una de las razones por las que fue de una brillantez cegadora. La oficina forense de Orange County sigue negándose a hacer públicos los documentos completos de la autopsia.

Flo-Jo alguna vez declaró que todos sus récords serían superados algún día. Los años pasan y eso sigue sin suceder. Tendría que existir otra como ella.


lunes, agosto 04, 2008

Los juegos olímpicos y el canon occidental

Los juegos olímpicos se originaron en la antigua Grecia. Esta cultura es, a su vez, origen de la civilización occidental. Si nos atenemos a los significados profundos, lo que conocemos como olimpiadas no son otra cosa que la demostración, en clave moderna, del triunfo de los valores de occidente.
Son estos valores los que transporta la llama encendida por las vestales de Olimpia a través del mundo. Les ponemos otros nombres: amistad entre los pueblos, paz, hermandad, pero en realidad el fuego está marcado por la competencia, la búsqueda de superioridad nacional y, más recientemente, por el reino de la mercadotecnia.
La idea original de Pierre de Coubertin era clasista y elitista. Suponía que si los mejores jóvenes de las diferentes naciones se conocían a través del deporte, estarían menos dispuestos a guerrear entre ellos. Por eso el énfasis inicial en que asistieran universitarios –los futuros líderes de las naciones- y en la glorificación del amateurismo.
La etimología de la palabra “atleta” significa “alguien que compite por un premio”. Los participantes en los juegos olímpicos de la antigua Grecia eran profesionales. Pero normalmente –y era todavía más claro hace un siglo- quienes practican deporte profesional no provienen de las clases acomodadas. Son pueblo, no elite. Los juegos olímpicos de la era moderna no fueron ideados para ellos. Mucho menos para los pueblos no occidentales.
Bajo esa lógica férrea, no resultó tan extraño que en San Luis Missouri, en 1904, hubiera una competencia paralela a los Juegos Olímpicos, “antropológica”, en la que participaban atletas de razas diferentes a la blanca. Y terminaba por ser obvio que personajes como Jim Thorpe, Dorando Pietri y Paavo Nurmi –precisamente los pioneros que han alcanzado inmortalidad olímpica- fueran impedidos de seguir participando por haber cobrado alguna vez (y a Thorpe, por ser indio y tremendamente popular, le arrebataron sus medallas).
El concepto “lo importante no es ganar, sino competir” implicaba, por un lado, seguir las reglas del caballero finisecular; por el otro, también significaba ser competitivo sin querer avasallar. Ojo, la frase no dice que lo importante sea participar (haciendo bola en los últimos lugares), sino luchar efectivamente por la gloria.
Pero los tiempos fueron modificando el evento. Tal vez el cambio más evidente fue en Berlín 1936, cuando se obvió su uso político de parte del régimen nazi. Recordemos que el fascismo glorificaba la juventud, la virilidad y la pureza (esa que se obtiene mediante el fuego), y la competencia misma estaba destinada, en medio de ceremonias solemnes y grandiosas, a testificar la superioridad de la raza aria. Jesse Owens no alcanzó la inmortalidad por sus logros excepcionales como deportista, sino porque le aguó -relativamente- la fiesta al Führer.
Los juegos de 1948 y 1952 son recordados con cariño por los románticos del olimpismo: exitosos sin grandilocuencia y todavía no dominados por el siguiente tema que ciñió su sombra: la Guerra Fría. Cuando la Unión Soviética decide participar, lo hace para demostrar la superioridad de su sistema político: los nuevos Espartacos derrotarían a los señoritos aburguesados. El asunto se convierte en una competencia política descarnada en la que el Tercer Mundo se queda “nomás milando” (los chinos no, porque a Mao no le interesa competir en esa cancha).
Pronto los atletas de Europa del Este amenazarán el liderato de los estadounidenses. Es un espejo de lo que sucede a nivel mundial. Mientras la propaganda socialista asegura que sus éxitos se deben a que los pueblos son más sanos y la gente tiene más oportunidades, la propaganda occidental subraya los métodos “ilegales” para “fabricar” campeones detrás de la Cortina de Hierro. Unos mienten porque, efectivamente, la mayor parte de sus grandes atletas son de laboratorio, en el sentido de que fueron escogidos desde pequeños y desarrollados en deportes que no se practican a nivel masivo. Otros, porque sólo quieren mostrar la paja en el ojo ajeno: también en Occidente los métodos de selección y entrenamiento se hacen sistemáticos y científicos. La idea de “representantes de la juventud” que departen en paz en la Villa Olímpica es realidad esencialmente en los anuncios de Coca-Cola.
La organización de los juegos en México resulta un hito en muchos sentidos. Aquí resaltaremos solamente la agresividad con la que fue tratada la ciudad sede por los medios primermundistas. La contaminación y la altura harían que los atletas cayeran “como moscas”. Su vida estaba en peligro por competir en una nación subdesarrollada. No cayeron como moscas, volaron como mariposas, y Bob Beamon es el mayor ejemplo. No parece casual que los mismos temas hayan regresado a la palestra en los juegos de 1988 y 2008, y que no lo hayan hecho en otras ciudades famosas por su contaminación, como Los Ángeles y Atenas (ventajas de ser miembro de la UE). Nadie cierra los ojos ante los problemas ecológicos del tercer mundo, pero resulta por lo menos sintomático que se hayan cerrados ante los del primero.
En México, también, se hace explícita otra vía de politización de los juegos. El saludo negro de Smith y Carlos, los gestos de Caslavská –que entendió a la perfección su papel de representante de la oposición checa a la ocupación soviética- y el contexto general de aquellos juegos y año dejaron claro que había terminado una época. Ya no había espacios para dinosaurios filo-amateurs, y también filo-nazis, como Avery Brundage.
Hace rato que los juegos se habían comercializado –la gran nadadora australiana Dawn Fraser fue suspendida de por vida por usar un traje de baño distinto al del patrocinador en el lejano 1964-, con su difusión mundial también se volvieron caja de resonancia. Así sucedió, trágicamente, en el Septiembre Negro de 1972.
Vinieron inútiles boicots mutuos y el olimpismo resurgió, sobre todo desde 1992, con nueva fuerza, inyectada en buena medida por los patrocinadores oficiales que aprovecharon el fin de la guerra fría para tomar el campo. El canon occidental dio paso a unos cuantos deportes orientales (puedo asegurar que el frontón sería olímpico si, en vez de los dragones asiáticos, el milagro económico regional hubiera sido en América Latina) para que cada quien ocupe su lugar en el concierto deportivo de las naciones (hay palcos, plateas, luneta y gayola, según el poderío económico).
Que los juegos hayan llegado a China es significativo no sólo como aval definitivo de la globalización cultural y de los mercados, sino también como reconocimiento –el de México así lo fue- a una nación que crece dentro de estos últimos y como empujón –el de México así lo fue- para que continúe por ese camino.
Durante las próximas semanas, los fanáticos del olimpismo, disfrutaremos el espectáculo de la competencia entre los mejores deportistas del mundo de las más diversas disciplinas. Habemos quienes no nos hacemos las ilusiones de que brindarán hermandad. Al contrario, servirán para demostrar que unos pueden más que otros.
México, como otras naciones en su condición, invierte esfuerzos y recursos en jugar a alcanzar a las potencias –o a no quedarse muy atrás-. Hay que entender que lo hacemos porque somos parte de la civilización occidental (replicamos “...tenón” cuando nos dicen Partenón) y no queremos que nuestro nacionalismo sea relegado al basurero. Todo es parte de la mercadotecnia de las naciones.
Hay que entender que el canon occidental exige que si perdemos gacho, nos asalte un complejo de inferioridad cuyo resultado sea el querer “americanizarnos” en todos los sentidos, no nada más en el deportivo. Habría que comprender, también, dos cosas: que tenemos el derecho a competir sin doblegarnos a ese canon, y que cada victoria, por pequeña que sea, es percibida por las potencias como estupor y consternación. Así saben más rico.

viernes, agosto 01, 2008

Un mes de buena(s) estrella(s)

Mexicanos en GL. Julio


Tuvieron que pasar 22 años y un día desde que Fernando Valenzuela ponchara a Teodoro Higuera e hiciera historia al empatar el récord de 5 ponches seguidos en el Juego de Estrellas, pero el 16 de julio dos mexicanos volvieron a estar frente a frente en el All-Star Game (que, por cierto, fue el mejor que me haya tocado ver). Joakim Soria y Adrián González llegaron ahí por méritos propios, y lo demostraron en el terreno de juego. Fue el momento cumbre de un mes casi redondo para los peloteros mexicanos en la Gran Carpa. En julio, Joakim rompió el récord de salvamentos en una temporada para un lanzador mexicano, Adrián mantuvo el paso, Jorge Cantú lo redobló, Edgar González Sabín (en la foto) se enrachó con el bate y por un rato superó a su famoso hermano, Jorge Campillo se vio dominador, Oliver Pérez tuvo su mejor mes en tres años y otro connacional debutó en la Gran Carpa: el tamaulipeco Jaime García. A cambio, fue la despedida final de un grande: Esteban Loaiza.

Aquí el seguimiento de los mexicanos en GL, siempre de acuerdo con el desempeño acumulado en la temporada:

Joakim Soria. El de Monclova ya es parte de la minúscula elite de cerradores ligamayoristas. Estuvo a punto de ganar –y luego de perder- el Juego de Estrellas. Se salvó ponchando a Don Uggla con un lanzamiento precioso que bajó dos minutos después del swing. Lleva 30 salvamentos en 32 oportunidades (y uno se le fue por un error del receptor, que mandó la bola al jardín durante un tira-tira). Rompió la marca de mexicanos en una temporada, que tenía Juan Acevedo y la de dos temporadas seguidas, que tenía Aurelio López. Ahora va tras el récord de todos los tiempos, en poder del inolvidable Aurelio, el Buitre de Tecamachalco. En unos tres años. Sus números en el mes: 1-1, 8 salvados y 2.04 de carreras limpias.

Adrián González. Si bien no tuvo un julio maravilloso, el tijuanense sigue siendo el bat más temible de los Padres de San Diego. Adrián bateó en julio para .250, con 4 jonrones y 14 producidas. Ya es cliente asiduo de las bases por bolas intencionales. En el año lleva .280, con 25 cuadrangulares y 82 impulsadas. En las dos últimas categorías perdió el liderato de la Liga Nacional ante Ryan Howard.

Jorge Cantú. El grandote de los sorprendentes Marlines ha tenido una consistencia inusitada en 2008, y durante julio mejoró. Bateó para .360, con 5 jonrones, 15 producidas y 2 robos de base. Lo mejor es que varios de sus hits dejaron tendidos a los rivales en el campo de juego. Queda claro, en su caso, que una cosa es ser demasiado impaciente en la caja de bateo y otra, igualmente improductiva, es concentrarse demasiado en tirarle sólo a las bolas buenas.

Jorge Campillo. El tijuanense tuvo cuatro salidas de calidad en julio, una fue mala y en otra iba muy bien hasta que llegó la lluvia a interrumpir su labor. Ya es un hombre clave en la rotación de Atlanta. En el mes, con su “bola invisible”, tuvo poco apoyo ofensivo, lo que se tradujo en 2 ganados y 2 perdidos con 3.21 de carreras limpias. En la temporada: 5-4, y 2.76. Apenas se le embasa un hombre por inning.

Oliver Pérez. Con el zurdo de Culiacán pasó algo inusitado. Tras uno de sus partidos buenos, lanzó otro igual, y luego otro y otro. Fue uno de los mejores lanzadores de Grandes Ligas durante el mes, y seguramente el que menos apoyo ofensivo recibió. Tuvo 6 salidas, todas de calidad, pero los Mets anotaron 6 carreras durante las 33 entradas que lanzó. El resultado, que a pesar de un extraordinario 1.38 de PCL, sólo haya obtenido una victoria y una derrota para su cuenta personal. En el año, 7-6, con una marca mejorada de carreras limpias a 4.02 y 112 chocolates suministrados, que son bastantitos.

Dennys Reyes. El gordito de Higuera de Zaragoza apenas si vio acción en nueve brevísimas apariciones con los Mellizos durante julio. Sacas un out y pa’fuera. En una de ellas le pegaron. En el mes 0-0, con 6.75 de limpias. En el año, 2-0 y 2.93.

Yovani Gallardo sigue rehabilitándose tras la exitosa operación en los ligamentos de la rodilla. 0-0 y 1.80 de limpias.

Edgar González Sabin. El mayor de los González estuvo candente durante las primeras tres semanas del mes, para enfriarse en los últimos días. Durante ese período, la algarabía que mostró con el bat se combinó con una extraña dificultad para sacar la bola del guante tras capturar un rodado. Ahora que el titular de la segunda base de los Padres, Tadahito Iguchi, regresa de la lista de lesionados, las cosas se complican para Edgar. Su bate lo mandaría al shortstop; su dificultad para deshacerse de la bola lo mandaría a la banca. El tijuanense bateó en julio para .256, con 2 vuelacercas y 7 producidas. En la campaña lleva .296 con 5 cuadrangulares y 21 impulsadas.

Alfredo Amézaga, está comprobado, funciona bien como utility. En esa circunstancia, ocupando distintas posiciones con Florida, ha tenido casi tanta actividad como cuando era titular del jardín central. En julio bateó .315, con un jonrón, 6 producidas y un robo. En el año, .263, 2 cuadrangulares, 14 impulsadas y 5 robos.

Jaime García se tomó su primera tacita de café en Grandes Ligas cuando los Cardenales de San Luis lo llamaron para llenar, temporalmente, la plaza de quinto abridor. También relevó en una ocasión. No lo hizo mal. Lanzó 7 entradas, ponchó a 6, recibió 3 carreras y se fue sin decisión. Su PCL: 3.86

Jorge de la Rosa recupera su título de Míster Inconsistencia. De repente lanza una joya de pitcheo, pero normalmente o se descontrola o le pegan hasta por detrás. En el mes tuvo dos salidas de calidad, que ganó; una mediocre en la que fue bien apoyado y también ganó y dos terribles, donde fue apabullado. 3-2, pero un feo 7.43 de limpias. En el año, 5-6, con 6.94 de limpias. El desastre general de la rotación de los Rockies permitirá mantenerlo; a ver si mejora en los meses que quedan.

Luis Ayala parece predestinado a nunca ser cerrador. Cuando preparaba los cierres de Chad Cordero era impasable. Cuando Cordero se lesionó el mochiteco no andaba bien y el cerrador fue Jon Rauch. Cuando los Nacionales vendieron a Rauch, Ayala desperdició su oportunidad de salvamento y comprobó que 2008 no es su año. Ahora se rumora que pasará a los Mets, a ver si el cambio de aires le ayuda. En julio, tuvo números de 0-2, un rescate desperdiciado y 5,47 de carreras limpias. Su marca en el año: 1-6, 5.54, cero salvamentos, dos rescates desperdiciados.

Oscar Villarreal. El relevista neoleonés apenas lanzó una entrada en julio (le anotaron una carrera) y los Astros de Houston lo dejaron ir. Seattle lo contrató, pero lo tiene jugando en sucursales. En la campaña lleva 1 ganado, 3 perdidos y 5.02 de limpias.

Luis Mendoza. El de Veracruz la hizo bien en el bullpen de Texas, lo mandaron a la rotación y regresó a los nervios y a las andadas. Sólo una de sus cinco salidas fue de calidad; en otra le metieron 9 carreras en menos de 2 entradas; en una tercera dejó ir una ventaja de 9 anotaciones. En el mes, 1-2 y 8.86 de limpias. En el año: 2-4 y 7.34.

Germán Durán logró batear por encima de Línea Mendoza, pero ni así pudo mantenerse en el roster de los Rangers de Texas (entre otras cosas, porque su rival para la titularidad de la tercera base, Ramón Vázquez, ha bateado fuego). El ratito que estuvo en junio bateó para .333, con 2 producidas; en la campaña lleva .225, 3 cuadrangulares, 11 impulsadas y un robo.

Juan Castro ha tenido más clubes que acción ligamayorista en el año. Inicio con Cincinatti, pasó a Colorado, pero nunca jugó con los Rockies, y terminó regresando con los Orioles de Baltimore. Como siempre, luce con el fildeo, pero no con el bat. Con los Orioles batea para .194 –que ya es ganancia-, incluido un improbable cuadrangular como bateador emergente. En conjunto de la temporada tiene .146 con 1 cuadrangular y 2 producidas.

Edgar González. El Edgar que no es hermano de Adrián está en la lista de lesionados. El lanzador de Arizona tiene marca de 1-3, con 6.00 de limpias.

Esteban Loaiza. (1-2, con 5.23 de efectividad). Dejamos al final la parte triste del mes. Después de mucho deshojar la margarita, y tras ver que Loaiza no recuperaba la velocidad en sus lanzamientos, los Medias Blancas de Chicago –el equipo donde vivió su año de gloria- lo dejaron ir “incondicionalmente”. Todo indica que es el fin de la carrera ligamayorista de uno de los grandes pitchers que ha dado México. Sus números de por vida: 126 ganados, 114 perdidos, 1 salvamento, 14 juegos completos, 6 cierres, 1,362 ponches y 4.65 de carreras limpias. Abrió el Juego de Estrellas de 2003, año en que ganó 21 juegos y fue segundo lugar en la votación por el Premio Cy Young de la Liga Americana.