jueves, diciembre 21, 2023
Los diez deportistas mexicanos de 2023
domingo, diciembre 10, 2023
¿Qué hizo votar a los argentinos por Milei?
¡Qué pudo haber hecho que
los argentinos votaran mayoritariamente por el estrafalario y peligroso Javier
Milei? Van algunas hipótesis.
“Es la economía, estúpido”,
decía el slogan de la triunfante campaña de Bill Clinton. Aquí también lo fue.
Pero no por las propuestas alucinadas de Milei (que comentaremos), sino por la
situación del argentino medio.
De entrada, es difícil
vivir con una inflación del 142% anual y cada vez más acelerada. Las nuevas
generaciones mexicanas no lo vivieron, pero salir a la calle sin saber cuánto
van a costar las cosas, desde la despensa hasta las medicinas o los pañales, es
complicado, y más cuando se tiene un salario fijo que nunca llega a la
quincena. Peor, endeudarse con una compra, si las tasas de interés superan el
160%, como allá. Tampoco es fácil invertir: primero porque no hay liquidez; en
segundo lugar, porque la incertidumbre sobre costos y precios futuros es
enorme.
Agreguemos a eso que la
economía no está en recesión, sino en clara depresión: una baja de casi 5%
anual, que implica menor creación de empleos. Tan es así que mucha gente ya ni
busca trabajo, que la economía informal ocupa a casi la mitad de la población y
que, según los datos oficiales, 40 por ciento de los argentinos vive en la
pobreza. Una proporción cada vez mayor vive exclusivamente de las ayudas del
Estado. La depresión no es reciente: lo normal en los últimos años en Argentina
es que la economía decrezca. Hay diez paridades diferentes del dólar, que sube
y sube, y sólo algunos pueden acceder a las preferentes. Y no es nada más que
el dólar esté caro: es difícil de obtener.
En resumen, la economía va
para abajo en todo, y los empleos y salarios están precarizados (salvo para
aquellos que están en sindicatos protegidos por el gobierno), sobre todo para
los jóvenes.
Y en medio de todo eso está
un sistema financiero que se quedó anclado en los años ochenta del siglo
pasado. El Banco Central de Argentina en los hechos no es autónomo, sino que
trabaja “en el marco de las políticas establecidas por el gobierno nacional”, y
además tiene la obligación de financiar al Tesoro con el propósito de pagar
deuda. De hecho, una parte del equivalente al encaje legal (la parte del
capital que depositan obligatoriamente los bancos comerciales) ha ido a
financiar gasto público. Y otro hecho es que las reservas del banco alcanzan
apenas los 20 mil millones de dólares, cuando hay una deuda inmediata a pagar
de 44 mil millones. Como México en tiempos de López Portillo. O peor.
A la economía hay que
sumarle otras cosas. Por ejemplo, “la grieta”, que es la división entre los
peronistas y los opositores, fomentada por muchos años en el poder, por los
propios peronistas. La Patria contra la antipatria. La idea de que un no
peronista es un antiperonista encubierto. La exigencia, por un lado, de lealtad
absoluta a los líderes; o, por el otro, de crítica absoluta al gobierno. La
ausencia de espacio crítico o deliberativo, condenado por “carnero”, por
esquirol. Pocos le creyeron a Massa cuando declaró, una década después, que la
grieta había terminado y que gobernaría para todos.
Además, otros dos factores.
Uno es el sueño del nuevo pobre, generado a partir del mito de que alguna vez
se fue muy rico. Extrañamente, y ha de ser porque tiene éxito en el imaginario
colectivo, los políticos de ese país hablan de la “Argentina potencia mundial”.
Ya Milei prometió que volverían a serlo.
El caso es que, según las
mediciones de Angus Maddison, Argentina fue el país con el mayor PIB per cápita
en el mundo en los años 1895 y 1896. Hace trece décadas. El problema es que
esas mediciones se basan en estimaciones muy genéricas, y posiblemente imprecisas.
Pero sobre todo que sólo mide el PIB per cápita, que Argentina era entonces un
país muy poco poblado y que todo derivaba de los ingresos por las exportaciones
agropecuarias. No era una nación industrial, sino un exportador de materias
primas que, por lo tanto, dependía enteramente del precio de las mismas. Sin
embargo, esa idea de que alguna vez fueron la Gran Potencia está inscrita en el
imaginario colectivo.
El segundo, es el nivel
real del capital humano. Puede parecer un dato menor, pero Argentina quedó muy
por debajo de México en las pruebas PISA, y eso que México anda mal. El nivel
de sus estudiantes está entre el de Ecuador y el de Honduras, para darnos una
idea. Hay, entonces, una disociación entre el nivel real y el nivel
autopercibido.
Tenemos entonces una
economía hecha un desastre, una juventud con pocas expectativas, una sociedad
polarizada, sueños históricos de grandeza y poca comprensión de lectura.
Aparece un charlatán que aúna a su narcisismo y vulgaridad y a sus ataques a
las instituciones y la prensa, un lenguaje con un montón de terminajos
económicos que, si uno está desesperado y no tiene ni idea de economía, puede
hasta sonar razonable. Milei habló como si supiera, y le creyeron.
Sumémosle otros dos
elementos. Uno es la capacidad histriónica de Milei. Lo mismo que asusta a las
personas razonables, puede parecer atractivo y hasta cool a otros. “Se parece a
Wolverine, es un antihéroe”.
Milei está lejos de eso.
Sus propuestas de desarticular el Estado y de privatización salvaje no pasan
por el principal problema que ha tenido Argentina, que es la falta de acuerdos
sobre la distribución del ingreso. El mandatar al mercado (como si fuera perfecto)
lo único que traerá son más desequilibrios sociales. El banco central necesita
una redefinición, no su destrucción: requiere ser de verdad autónomo.
Paradójicamente, eso sólo puede lograrse domando primero la inflación, como
sucedió en México en los años 90. La dolarización de la economía es un mito,
sobre todo cuando no hay dólares. No digamos ya que implica ceder la autonomía
monetaria a otro país. Le resultará difícil lograr todos sus objetivos, pero
hará una destrucción institucional en el intento.
En fin, una receta para el
desastre social, para la continuación de los problemas políticos y para la
alimentación de la incertidumbre sobre el futuro.
martes, noviembre 07, 2023
México en los Panamericanos Santiago 2023, un balance deportivo
Los resultados de los Juegos Panamericanos Santiago 2023 fueron alentadores para México. A pesar de la austeridad presupuestal y del desorden administrativo en la CONADE, los deportistas cumplieron en general. Es importante hacer un balance que no se quede sólo en cuentas alegres, y hacerlo midiendo justas continentales, sin comparar peras con manzanas.
El medallero nos dice que México logró más medallas de oro que nunca en la historia de los Juegos Panamericanos (52) y que también obtuvo más medallas en general (142). Con ello superó las marcas obtenidas, respectivamente en Guadalajara 2011 y Lima 2019. Hay que señalar que, ya que había más competencias en Santiago, es más relevante el aumento en los oros que en el de totales. También es de subrayarse que la delegación mexicana consiguió el objetivo de quedarse con el tercer lugar general, sólo detrás de Estados Unidos y Brasil, superando a Canadá -y, de lejos, a las demás delegaciones-,
Si vemos la evolución del medallero respecto a Lima 2019, encontramos que Brasil y México fueron, en ese orden, los principales beneficiarios de una baja marginal de Estados Unidos (que no siempre mandó a sus mejores atletas), una nueva caída de Cuba y un desplome de Argentina, que parece haberse especializado en deportes de conjunto. Canadá, por su parte, mejoró un poco respecto a cuatro años atrás, pero quedó muy lejos de sus resultados cuando fue sede, en Toronto 2015.
Este resultado, sin embargo, no es parejo en todos los deportes. De ahí la conveniencia de hacer un breve análisis disciplina por disciplina.
Empezamos, como de costumbre, con los deportes más importantes del ciclo olímpico. Ahí hay claroscuros.
En el atletismo, el número de medallas no varió respecto a Lima, pero disminuyeron los oros, pasando de tres a sólo uno, el de la maratonista Citlali Cristian Moscote. Dado que en pocas competencias asistió la elite, se trata de un estancamiento. Las figuras son practicamente las mismas: la fondista Laura Galván, el lanzador de bala Uziel Muñoz, Jesús Tonatiu López en los 800 metros. La única novedad relevante fue Luis Avilés. En la marcha femenina hubo un error tremendo de los organizadores, que midieron mal la ruta. Eso impidió a Alejandra Ortega dar la marca olímpica, con todo y que llevaba ritmo para ello.
En la natación, sigue la mejoría relativa. Ahora ya hubo platas y se repitió una medalla en relevos, pero en realidad México, que fue cuarto lugar en el medallero de la disciplina, está muy muy lejos de las potencias de la región: Estados Unidos, Brasil y Canadá. Son ligas distintas. Paulo Strehlke consiguió meritorio bronce en aguas abiertas, y se ve que tiene futuro.
Donde es visible que sigue el avance es en el ciclismo. México consiguió los mismos oros que en Lima, sólo que en esta ocasión fueron todos en pista. Las velocistas siguen estando entre las mejores del mundo y hubo avances entre los hombres, como se probó en la competencia de Madison. En cambio, nuestros medallistas de Lima en ciclismo de montaña cedieron ante un error que le causó una suspensión (Ulloa) y ante la edad (Campuzano).
Y donde se puede hablar de retrocesos es en gimnasia artística, sobre todo la varonil. Las mujeres resintieron la ausencia y liderazgo de Alexa Moreno, pero cumplieron. Los hombres quedaron muy por debajo. En general, dos bronces saben a poco. Sólo Alexa podrá hacer algo en París.
Seguimos, con nuestro método, con los deportes en los que México ha destacado recientemente. Ahí se encuentra parte de la explicación del éxito de la delegación.
En clavados, México estuvo a punto de hacer una imitación de China, llevándose 8 de los 10 oros en disputa. Es el doble que en Lima. Los problemas con las autoridades deportivas parecen haber tenido el efecto de moderar la desunión que imperaba, no hubo problemas mayores en los selectivos, y una nueva generación está tomando las riendas. Particularmente espectacular fue la actuación de Osmar Olvera, quien se llevó tres oros, y en la final de trampolín le sacó casi 100 puntos al segundo lugar. También fue notoria la manera como Randal Willars se hizo del oro en el último clavado de la plataforma. Gran dominio de Agúndez y Orozco en la plataforma femenil y hasta Arantxa Chávez por fin superó la presión y subio dos veces al podio.
En taekwondo, hubo un par de medallas doradas más que en Lima. Lo destacable es la consistencia de Carlos Sansores, que no será muy espectacular pero gana. Daniela Souza consiguió un doblete panamericano.
En tiro con arco, una gran distancia entre la actuación de las mujeres y los hombres. Un oro más que en Lima. Alejandra Valencia ya es tricampeona panamericana. Matías Grande logró boleto olímpico. En arco compuesto, lo relevante fue la victoria de Dafne Quintero sobre la favorita Sará López, de Colombia, en su camino al oro individual.
Ahora agrego un cuarto deporte: pentatlón moderno. En esta disciplina, a México le fue muy bien en el campeonato mundial, y demostró en Santiago que pasa por un gran momento. Se llevó los 5 oros en disputa (ganó tres más que en 2019) y también las dos platas en pruebas individuales. Una federación pequeña, que trabaja bien, puede ser parte de la respuesta al por qué.Paso a otros deportes olímpicos, y ahí se ve que unos van para adelante -a veces con fuerza- y otros como el cangrejo.
Entre las que van claramente hacia adelante -quizá también impulsadas por las disputas con Ana Guevara- están las deportistas de natación artística. Se llevaron dos oros (primera vez en la historia de los Juegos Panamericanos), y sendos boletos olímpicos colectivos. Derrotar a Estados Unidos en esa disciplina no es fácil, y más si está una plaza para París en juego (digo, es obvio que la selección de EU de natación artística tiene rating en su país). Gran actuación.
Otra disciplina que ayuda a explicar la suma de oros es el tiro deportivo, que había estado a la baja en años recientes y en el que México tuvo una mala actuación en el Mundial de este año. Pasamos de cero medallas de oro a cinco, con Alejandra Zavala y Edson Ramírez como figuras (pero no las únicas). Tanto la veterana como el joven (pero no novato) dieron muestras de gran capacidad. Se lograron de paso boletos para cinco tiradores.
Finalmente, uno de los deportes que avanzaba paso a pasito, dio otro pasito más, ahora sí definitivo para obtener plaza olímpica: la gimnasia rítmica. El pase, sí, tuvo la ayuda de que Brasil, que despegó, consiguió plaza en los Mundiales. Pero de nuevo, México lo hizo superando a Estados Unidos.
Aquí terminan los avances evidentes. Hay disciplinas, como el remo, en las que México tiene, claramente, algunos representantes fuertes: Kenia Lechuga y Alexis López, quien tomó, de manera mejorada, la estafeta de Alan Armenta. Repitieron oro. Detrás de ellos, muy poco. Algo similar sucede en el canotaje: pasamos de uno a dos oros, pero tiene que estar Brenda Briones (y, de preferencia, también Alanís y Montemayor). Pero hubo 6 medallas menos que en Lima.
Golf y vela dieron una medalla de oro cada uno, con el profesional Abraham Ancer y la gran promesa Mariana Aguilar, respectivamente. Igual son flores en el desierto (sobre todo en el caso del velerismo, porque en golf hay unos cuantos nombres). Triatlón cumplió, con un oro y dos bronces (uno, del eterno Grajales). En gimnasia de trampolín hubo las consabidas medallitas de la mano de Dafne Navarro. El equipo fifí de equitación (los mismos nombres de siempre) logró su objetivo de plaza olímpica, pero ninguna medalla.
Pasamos a las decepciones. La más notoria, a mi entender, fue en halterofilia. Ninguna de las mujeres obtuvo medalla. Da la impresión de que no hubo una adecuación ordenada hacia los nuevos pesos olímpicos. Los levantadores de pesas varones pueden ser competitivos a nivel continental, pero difícilmente lo serán a nivel olímpico. Ya no hubo oros.
En los deportes de combate, la actuación fue entre mediocre y mala (y uno piensa si en ello tuvo que ver el prolongado cierre del CNAR y de los gimnasios). En boxeo, la muy destacada actuación de Marco Verde (quien se despachó, en seguidilla, al cubano y al estadunidense) no debe ocultar que en la mayor parte de las categorías los nuestros caían como moscas. En judo, hubo una mejoría marginal, pero seguimos sin sacar oro En karate, un oro bien ganado y una plata un tanto casual, pero en general una actuación poco destacada. En esgrima, los últimos cantos -tres bronces- de la que pudo ser una generación dorada de tiradoras. Y en lucha, una verdadera desgracia: muchos eliminados a la primera y solamente un bronce.
Otras actuaciones decepcionantes fueron en volibol de playa, donde ambas parejas repitieron su fracaso del mundial de Tlaxcala (sic) y en surf, donde el campeón mundial Alan Cleland se quedó sin llegar siquiera a las semifinales (habrán sido las olas que escogió, la verdad no sé).
Por otra parte no se puede decir mucho de los deportes en donde México nunca ha sido relevante. Logró tres bronces en badminton y uno en tenis de mesa, cuando se había quedado en blanco cuatro años atrás. Unos desconocidos no hicieron nada en un torneo de tenis lleno de desconocidos. Y en deportes olímpicos nuevos, como escalada, skateboarding y breaking, estamos en pañales.
Pasemos a los deportes de conjunto. La nota la dio la selección femenil de futbol, que ganó todos sus partidos y se quitó la espina de la eliminación olímpica. La varonil inentó hacerlo, pero no pudo, y se quedó con el bronce. Bronce también obtuvieron los beisbolistas, ganando a equipos fuertes y perdiendo contra escuadras sin renombre. El bronce de las volibolistas es meritorio, tomando en cuenta también que lograron llevarse dos sets ante Brasil en la semifinal. Hubo actuaciones decentes en softbol y basquetbol 3x3. En los demás, la diferencia fue si perdíamos apretadamente o si casi todos nos pasaban por encima y nos aplastaban (como en rugby).
Termino con los deportes no olímpicos, que ayudan mucho a la hora de revisar el medallero.
En pelota vasca, México cumplió con todas las expectativas, y se llevó un oro más que en Lima, con seis, además de las dos platas en trinquete, donde estaba cantada la victoria argentina. Fueron todas victorias contundentes.jueves, noviembre 02, 2023
Argentina y las paradojas del populismo
Argentina es un país con características
políticas propias, pero lo sucedido en la primera vuelta de sus elecciones
presidenciales deja mucho qué analizar más allá de esas particularidades.
“¡Que se vayan todos!” era la consigna
contra los políticos de ese país durante la durísima crisis económica de 2001,
que acabó con disturbios sociales y con la renuncia, a finales de ese año, del
presidente Fernando de la Rúa.
Esa crisis económica y social tuvo su
origen en una serie de medidas draconianas que, por una parte, ahogaron a la
clase trabajadora del sector formal (recortes en pensiones, baja en los
salarios reales), por otra, empujaron a muchas empresas pequeñas a la
informalidad, con la bancarización forzada de pagos y también afectaron a las
clases medias con el famoso “corralito”, que impedía el libre uso de los ahorros.
Agreguemos política de extrema austeridad fiscal y prioridad al pago de la
deuda, y tenemos la receta perfecta.
La paradoja del “¡Que se vayan todos!” es
que, indefectiblemente, llegan otros, porque alguien tiene que gobernar el
país. Quienes llegaron fueron los Kirchner. Primero Néstor y luego su esposa
Cristina. Y nació -ya desde el interino Duhalde- el kirchnerismo, variante de
esa segunda religión argentina que es el peronismo.
Características principales del kirchnerismo
son: intervencionismo estatal, rechazo a los sectores tradicionales del
peronismo, nacionalismo económico, uso clientelar de los apoyos sociales,
políticas caudillistas y personalistas y, sobre todo, la división del país
entre “patria” y “antipatria”, en el que todo opositor o crítico es considerado
como un traidor.
Tras algunos éxitos iniciales, que le
dieron popularidad al movimiento, hubo una serie de desajustes económicos y
políticos. A años de alto crecimiento seguían otros de recesión. Y luego se dio
una danza de cifras, a partir de que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner
(CFK) decidió manejar otros datos, cambiando la metodología de mediciones sobre
pobreza, empleo, etcétera. Aumentaron los salarios, pero -otra tradición
argentina- la inflación también se disparó.
Vino un interregno, con el fallido gobierno
liberal de Macri, y luego regresó el grupo kirchnerista, con Alberto Fernández
como presidente y CFK como vicepresidenta y verdadero poder tras el trono…
hasta que las acusaciones por corrupción la debilitaron.
Ahora Argentina está sumida en una crisis
económica casi comparable con la de principios de siglo. Se han disparado
precios, pobreza, desempleo y dificultades financieras. Es un país, otrora rico,
que vive en crisis económicas recurrentes. En crisis está, igualmente, el
modelo de expansionismo económico irresponsable, así como las políticas sociales
que son populistas y a la vez excluyentes: es decir el kirchnerismo, todavía
hegemónico dentro del peronismo.
En esas circunstancias llegó a la cita
electoral y apareció el fenómeno Milei, que es una nueva forma de decir “¡Que se
vayan todos!”. Javier Milei es un tipo que se dice economista pero que en
realidad es un gurú extremo del libertarianismo en su versión más
conservadora: libertad económica absoluta, pero restricciones a derechos
humanos (como el de la interrupción voluntaria del embarazo o el de tener
educación sexual). Odia al Estado como si fuera un mal en sí mismo (se define
como anarcocapitalista) y también a las organizaciones sociales. Cada quien por
sí y Dios contra todos.
Pudo predicar ese credo y volverse famoso gracias
a la televisión (¡eso, es un economista de la tele!), en donde se caracterizó
por un lenguaje extremamente soez, una agresividad patológica y una gran intolerancia.
Su oferta, al lanzarse para la Presidencia, fue cerrar o fusionar una gran cantidad
de Ministerios de Estado: cultura, educación, salud, de la mujer, etcétera.
¿Por qué pudo avanzar tanto Milei? Por
hartazgo, sí, pero también porque del lado peronista la figura es Sergio Massa,
ni más ni menos que el ministro responsable del desastre económico actual y, del
lado de la alianza entre radicales y republicanos (los partidos antiperonistas
tradicionales), la candidata fue Patricia Bullrich, ni más ni menos que la ministra
de Trabajo cuando la crisis de 2001.
El extremismo de Milei le impidió ganar en
la primera vuelta. De hecho, casi no ganó respecto a las primarias que
definieron candidatos, y quedó 6 puntos porcentuales debajo de Massa. En cuatro
semanas vendrá la votación definitiva. En ese balotaje hay varias paradojas.
La primera es que Argentina no logra
zafarse de la tentación del caudillismo, que le ha hecho daño por casi un
siglo. Una parte importante de la población sigue esperando un salvador de la
Patria, y no una construcción paciente de instituciones funcionales.
La segunda es todavía más interesante. Para
asegurar la victoria, los peronistas necesitan del voto de quienes se
inclinaron por Bullrich: los electores de los partidos tradicionales que no se
dejaron llevar por los locos cantos de sirena de Milei (con todo y que la
candidata de ese frente era malísima). La propia Bullrich ha dado a entender
que prefiere el salto en el vacío del libertario que dar el voto “a los
populistas” (como si Milei no lo fuera también), pero quién sabe si sus
electores confirmen esa idea.
Ahora, ¿cómo llamar a votar por ti a quienes
tu partido ha insultado por dos décadas? ¿Cómo pedir que la “antipatria” salve
a la “patria”? La política divisionista, típica de los populistas del siglo
XXI, tiene ese bumerang: cuando llega el desgaste por gobernar, es difícil
apelar a quienes se ha excluido como “no verdaderos”.
Massa parece haberlo entendido. Como buen
peronista (o priista en México) es un camaleón. Ha declarado que “la grieta” (que
es la división entre los peronistas y los opositores) ha terminado. Eso
significa que tiene cuatro semanas para distanciarse abiertamente de esta
última versión del peronismo, que representaron los Kirshner y, haciendo el
papel de presidente, Alberto Fernández.
Milei, por su parte, quien decía que la
alianza de partidos tradicionales era más sucia que el kirchnerismo, ahora le
ofrece un ministerio a Bullrich y se dice abierto a dialogar con Macri, a quien
antes calificó de “repugnante”.
Lo probable es que el voto por Bullrich termine
dividido, y que la clave sea quién se lleva la parte más grande de ese pastel.
Más le vale a Massa ser convincente. Es preferible para los argentinos y para
América Latina que Argentina viva con su enfermedad crónica y al parecer incurable
(vendrán otros y otros peronismos) a que termine en manos de un caudillo insensible
y delirante que termine por acrecentar las desigualdades y ahogar la democracia
jueves, octubre 19, 2023
Israel, Hamás y cáscaras de huevo
Escribir sobre el conflicto entre Israel y
Hamás es como caminar sobre cáscaras de huevo. Hay que hacerlo con cuidado, sin
caer en generalidades, sin romper lanzas inútilmente y, sobre todo, manteniéndose
atentos ante la avalancha de información falsa y exagerada que circula por
redes sociales y medios de comunicación.
A menudo nos quejamos de que vivimos en
una sociedad polarizada. La guerra que se lleva a cabo en el Medio Oriente nos hace
ver que el mundo entero está polarizado, y de una manera diferente, incluso más
visceral que durante los años de la Guerra Fría.
No es que la tragedia que se vive en
Israel y en Gaza haya polarizado el mundo. Es una polarización anterior, que también
se refleja en este conflicto. Hay poco espacio para el análisis sereno y mucho
para las condenas unilaterales, que a menudo se ejercen desde una falsa
superioridad moral.
De hecho, la polarización política es tal,
que muchas voces que, años atrás, eran capaces de señalar razones, defectos y
excesos de cada uno de los lados en pugna, ahora se decantan mecánicamente por
uno de ellos, a veces por razones que no tienen qué ver con el conflicto
palestino-israelí, sino por afinidades políticas en el propio país, como -me
parece- ha sido el caso de México.
Así, tenemos por una parte quienes afirman
que el ataque terrorista de Hamás es, simplemente, parte de la autodefensa
palestina ante las agresiones cotidianas del Estado de Israel, y respuesta a la
discriminación que sufren los palestinos en su propia tierra. No toman en
cuenta que Hamás desde hace muchos años dejó de representar a la población de
Gaza, que la organización terrorista se ha alejado de los intereses de los
palestinos y obedece a otras causas.
Esa actitud mancha una consigna válida, la
de “Palestina Libre”.
Y tenemos del otro lado a quienes justifican
y minimizan los actos del gobierno israelí en contra de la población civil palestina,
son incapaces de ver el carácter desproporcionado de la respuesta y argumentan
que todas las víctimas son en realidad obra de Hamás, porque ellos iniciaron esta
vez, y de manera abominable, las hostilidades.
Ambas facciones hacen la ecuación
incorrecta de asimilar al grupo terrorista con el pueblo palestino de la Franja
de Gaza, que en realidad se ha convertido en rehén por partida doble.
Todo esto, en tiempos de posverdad y de
falta de control en las redes, se adereza con grandes cantidades de información
falsa. Hemos visto imágenes de videojuegos a las que se quiere hacer pasar por
intercambios reales de fuego, bulos de un bando y otro que pretender dar toques
de horror gótico o minimizar los daños humanos, según de quién se trate, al
tiempo que acusan a la parte odiada de fabricar mentiras, y un largo etcétera.
Y quienes osan contradecir las versiones
maniqueas son descalificados con adjetivos calificativos, no con argumentos. Con
esos adjetivos quieren dar clases de moralidad. La discusión está muerta.
Ahora sí, a caminar sobre cáscaras de
huevo.
Al gobierno de Benjamin Netanyahu, envuelto
en una serie de escándalos y obsesionado en su intento deshonesto por hacerse
del poder judicial, que fracturó la sociedad, las fuerzas armadas y los
servicios de seguridad israelíes, le convino esta crisis. Desoyó en distintos
momentos las advertencias de sus propias fuerzas de seguridad y de otros países.
Ahora ha ganado tiempo, tiene un gobierno de (parcial) unidad nacional y a una
sociedad herida, momentáneamente exaltada por los horrores sufridos. Su ánimo
belicista, y su obcecación por mantenerse en el poder, lo impulsan a tomar
decisiones que sólo alimentan el fuego. Sólo la presión de los aliados
internacionales será capaz de dotar un poco de racionalidad a la política del
Estado de Israel.
Hamás y Hezbolá son organizaciones terroristas,
formadas fundamentalmente por mercenarios. En otras palabras, por gente a la
que se paga una cantidad de dinero que no podría obtener en un trabajo
pacífico. Cada una de ellas, y otras menores que operan en diferentes
territorios del mundo árabe, tiene cierta base social, que suele ser pequeña, y
ligada por cuestiones materiales más que ideológicas. Se sabe que estas
organizaciones son tremendamente corruptas y, por lo tanto, poco confiables.
Sin embargo, han gozado de financiamiento externo (de otro modo, no hubieran
podido sobrevivir, ni armar sus milicias, ni pagar a sus sicarios). Y si uno
busca la hebra del financiamiento, varios caminos conducen a Teherán, al
ayatolá Jamenei quien, según declaró, besa la frente y las manos de quienes
perpetraron los ataques del 7 de octubre. Irán, a su vez, tiene aliados y
rivales, tanto en el mundo musulmán como fuera de él.
Estamos entonces ante un tablero
internacional muy complicado, porque no se trata sólo de Israel y Hamás. Hay
multitud de otros participantes, unos más embozados que otros. Hay un conjunto
de ecuaciones geopolíticas simultáneas, que tienen que ser resueltas en grupo. Y
todo indica que, tras las primeras, ingenuas, reacciones de botepronto, el
gobierno de Estados Unidos está empezando a entender que el asunto no se
resuelve nada más pidiendo al eterno aliado israelí que no se le pase la mano,
como de costumbre. La reciente gira internacional de Blinken de algo le ha de
haber servido. Un verdadero estado palestino, libre y con instituciones, es una
necesidad.
Esperemos. Por el bien de la población
civil de Israel y Palestina, que es la que está sufriendo por este horrendo
juego macabro.
martes, octubre 03, 2023
Julio Urías tropieza dos veces
Mexicanos en GL. 2023
Finalizó la temporada de Ligas Mayores y uno querría destacar los resultados deportivos del contingente mexicano, cada vez más amplio. Pero no. La nota del mes, y de la temporada, fue el arresto de Julio Urías, acusado de violencia doméstica agravada. Es la segunda vez que esto le sucede, sólo que ahora es más grave. El zurdo sinaloense se tropezó dos veces con la misma piedra, con la diferencia de que lo que sigue ahora no es una suspensión por unos cuantos partidos, sino que Urías, por un arranque de furia, pone en riesgo su carrera ligamayorista (no digamos el contrato que le esperaba en la agencia libre). La ignorancia y el machismo le cobrarán una pesada cuota.
Del lado deportivo, a destacar en el año son los cuadrangulares de Isaac Paredes (tercer mexicano que llega a la cota de 30), el liderazgo de Randy Arozaren3a y el surgimiento de Javier Assad como algo más que una promesa. En el mes, la salida de José Urquidy, que respondió a la hora buena, cuando los Astros más lo necesitaban.
Aquí el balance del contingente nacional, ordenado de acuerdo con el desempeño de cada uno en toda la temporada (como siempre, incluimos a los paisanos que han jugado representando a México en el Clásico Mundial o en otro torneo de primer nivel).
Isaac Paredes firmó en 2023 la mejor temporada de su joven carrera. Demostró, de paso, que la gerencia de los Rays es genial a la hora de manejar las transacciones de peloteros. Su defensa, en distintas posiciones del infield, pero sobre todo en la antesala, fue buena, aunque no brillante. Al bat, este enorme jalador de pelota, por fin bateó un promedio superior a la media: si a eso agregamos su gran poder y su facilidad para embasarse por base o golpe, tenemos un pelotero temible, que ya no depende del poder aislado. En la temporada bateó .250 de porcentaje, 31 cuadrangulares, 98 carreras impulsadas y un robo. Su OPS fue de .840, el octavo mejor del Joven Circuito; su OPS+ es de 130, lo que significa que batea 30% por encima del promedio de las mayores.
Randy Arozarena tuvo una sensible baja de juego en septiembre, debido sobre todo a molestias físicas que incluso lo dejaron unos juegos fuera de acción. Es el más completo jardinero izquierdo de la Liga Americana: combina buen fildeo, bateo, velocidad, brazo y liderazgo. Su único defecto: se poncha mucho. Su porcentaje en la temporada no es grandioso: .254, pero lo combinó con 23 cuadrangulares, 83 carreras impulsadas, 95 anotadas y 22 colchonetas robadas. Su OPS llegó a .789; su OPS+, a 120.
Andrés Muñoz está ya cumpliendo lo que se esperaba de él. Como relevista y cerrador de Seattle, el tirafuegos respondió normalmente. Tremendo ponchador, todavía necesita que se le embasen menos rivales para entrar dentro de la elite. En la temporada, 4 ganados, 7 perdidos, 2.94 carreras limpias permitidas por cada nueve entradas lanzadas, 67 ponches, 13 juegos salvados y 14 holds.
Alex Verdugo terminó una temporada de altibajos on un tremendo slump de bateo. A lo largo de los últimos años, Dugie ha dejado claro que se trata de un buen beisbolista titular, pero cada vez deja más dudas sobre si alguna vez será una estrella, como prometía en un principio. Verdugo en el 2023 tuvo .264 de porcentaje, 13 cuadrangulares, 54 carreras producidas y 85 anotadas, 5 bases robadas y su OPS fue de .745.
Taijuan Walker aprovechó el poder ofensivo de los Filis para terminar la temporada con un número importante de victorias, a pesar de que su efectividad no fue magnífica y de que se le embasaron bateadores al pormayor. Sólo 11 de sus 31 salidas fueron de calidad. Su récord en la campaña: 15-6, PCL en 4.38 y 138 ponches
Julio Urías tuvo una mala salida en septiembre antes de su día de furia. Esto deja sus números de 2023 muy por debajo de como nos tenía acostumbrados: 10 de sus 21 aperturas fueron de calidad, pero terminó con 11.8, PCL de 4.60 y 117 ponches.
Jarren Durán estaría mucho más arriba en esta lista, de no ser por la fractura en el dedo gordo del pie que le impidió jugar los últimos dos meeses. El veloz jardinero de los Medias Rojas terminó la campaña 2023 con .295 de porcentaje, 8 vuelacercas, 40 producidas. 24 estafas y .828 de OPS. Veremos si en 2024, con campaña completa, tiene mejores números. El caso es que promete, y mucho.
JoJo Romero lo hizo bien en el relevo de los Cardenales, en la que ha sido su mejor campaña en la Gran Carpa. Terminó en la lista de lesionados. En la temporada: 4-1, 3 salvamentos, 3.68 de limpias, 3 holds y 42 chocolates. Del contingente nacional, al que menos bateadores se le embasaron por entrada lanzada.
Giovanny Gallegos estuvo lejos de tener una temporada para el recuerdo. Dos veces dos perdió el puesto de cerrador de los Cardenales, con actuaciones normlamente buenas, pero con varias implosiones en la lomita de las responsabilidades. Terminó en la lista de lesionados. Sus números en el año: 2-4, 4.42 de PCL, 10 salvamentos, 20 holds, 59 ponches y 6 rescates desperdiciados.
Ramón Urías es, hoy por hoy, uno de los mejores infielders defensivos de la liga. Su problema es que los Orioles tienen al novato sensación Gunnar Hendersson y ha tenido que jugar como utility, debido a que no es un gran bat. En la campaña, sus números ofensivos fueron: .264, 4 jonrones, 42 producidas, tres colchonetas estafadas y .703 de OPS.
Alejandro Kirk regresó en septiembre a la titularidad de la receptoría de los Azulejos. El Capitán, que el año pasado llegó al Juego de Estrellas, en 2023 tuvo números ofensivos de un catcher promedio, que suelen ser bajos. Eso sí, sigue teniendo un gran ojo: le dan muchos pasaportes y se poncha muy poco. A la defensiva, es de presumirse su machete para sacar corredores. Numeritos: .250 de porcentaje, 8 jonrones, 43 impulsadas y OPS de .692.
Brennan Bernardino. tuvo año prácticamente completo en el bullpen de Boston, como relevista y opener. Es un caso de meritorio debut tardío, similar al de Cabajoey. La acompaña con 2-1, 3.20 de efectgividad, 58 ponchados y 4 holds.
Víctor González fue inopínadamente mandado a AAA por los Dodgers en septiembre, cuando estaba lanzando bien, pero regresó al equipo grande al final de la campaña y para los playoffs. El zurdo nayarita terminó con marca de 3-3, 4 holds, PCL de 4.01 y 30 chocolates servidos.
Patrick Sandoval estuvo inconsistente toda la temporada. Al parecer, dio lo mejor de sí en los juegos que abrió por México contra Estados Unidos y Japón. El lanzador de los Angels coleccionó derrotas en septiembre. En el año: 7-13, 4.11 de limpias y 128 pasados por los strikes. Se le embasó bateador y medio por entrada lanzada. 8 de sus 28 salidas calificaron como de calidad..
Alek Thomas, brillante a la defensa, veloz en los senderos, carece de efectividad en el bat como para asentarse en la titularidad. Con los D'Backs bateó en el año para .230, 9 vuelacercas, 39 producidas, 9 robos y un bajo .647 de OPS
Daniel Duarte vio bastante acción saliendo desde el bullpen de los Rojos de Cincinnati, tras un montón de viajes a AAA. En el año: 3-0, 3.69 de limpias, un salvamento, dos holds y 23 ponches.
Rowdy Téllez, entre lesiones y bajas de juego, no pudo replicar anteriores campañas jonroneras. Terminó en un slump tal que los Cerveceros lo dejaron fuera del róster de la ronda de comodines. Eso sí, es el primer jugador de cuadro de la historia que termina lanzando el juego en el que su equipo amarra el pase a postemporada (era una paliza, Rowdy colgó el último cero y luego declaró que estaba en la lista de probables ganadores del Cy Young) En la temporada: .215, 13 cuadrangulares, 47 impulsadas y OPS de .667.
Alan Trejo, con acción a ratos en el infield de los Rockies, estuvo lejos de competir por la titularidad, y eso que el equipo es bastante malo. Sus numeritos: .232, 4 jonrones, 26 producidas, 5 robos, .631 de OPS
Jonathan Aranda tomó el lugar en el róster del investigado Wander Franco (otro caso complejo) y ha jugado varias posiciones, incluso como bateador designado, para Tampa Bay. Se disparó un Grand Slam el último día de la campaña, pero en general no ha brillado todavía. .230 de porcentaje, 2 jonrones, 13 carreras impulsadas, .708 de OPS-.
José Urquidy anduvo dando lástima en el bullpen de los Astros hasta que fue llamado a lanzar en un juego clave. Tuvo una gran salida, que resultaría fundamental para que los de Houston consiguieran el título. Si algo tiene el mazatleco es la sangre fría necesaria para esos duelos. Eso no quita que haya sido un año muy malo para él: 3-3, 5.29 de carreras limpias, un salvamento y 45 ponches. De sus 10 aperturas en el año, sólo dos fueron de calidad.
Luis Urías pasó de los Cerveceros a AAA a los Medias Rojas, donde se desempeñó como utility hasta que a mediados de septiembre ima lesión lo sentó. Números muy pobres para el sonorense: .194 de porcentaje, 3 jonrones, 18 producidas y OPS de .636
Adrián Martínez, en el humilde trabajo de trapear innings para los Atléticos de Oakland, tuvo marca de 0.2, 4.75 de efectividad , un hold y 47 sopitas de pichón.
Austin Barnes, gran manejador de pitchers, no puede ser titular de los Dodgers por dos razones: porque delante de él está Will Smith y porque batea poquísimo: .180, 2 jonrones, 11 producidas, dos robos y un mísero .448 de OPS
Alfonso Rivas jugó algo, sobre todo con los Piratas y sobre todo hacia el final de la campaña. Batea poco para ser primera base: .229 con 3 cuadrangulares y 15 producidas, además de una base robada..
Alejo López se tomó un buchito microscópico con los Reds. El intermeriadista chilango jugó sólo un juego en el que se lució con una joya defensiva, bateó de 2-1, impulsó una carrera y anotó. Al día siguiente, lo volvieron a bajar.
Gerardo Reyes se ha de haber mareado de tantas vueltas entre AAA y los Angels. Fue usado esencialmente para trapear innings. Tuvo un horrendo 7.45 de limpias y se le embasan casi dos rivales por entrada lanzada.
César Salazar inició como catcher de reserva de los Astros, vio poquísima acción, fue enviado a AA y no regresó a la Gran Carpa. Bateó para .111, con una anotada.
Luis Cessa tuvo un año de horror. Ganó su primer juego, luego coleccionó derrotas, perdió el lugar en la rotación y también falló como relevista. Fue despedido primero por los Rojos, luego por los Rockies y finalmente por los Nacionales. Sus números en MLB 2023: 1 ganado, 4 perdidos, 9.00 de efectividad, 11 ponches (pero 12 pasaportes) y los rivales le batean para .397.
Irving López, hermosillense, infielder, es el más reciente debut mexicano en las Mayores. Juega para los Cardenales. Tuvo 12 apariciones en el plato. En 11 no dio hit. En la otra, pegó elevado de sacrificio e impulsó carrera. Tendrá que esperar para 2024 para que le den la pelota de su primer imparable en Grandes Ligas.
jueves, septiembre 14, 2023
50 años: legados del golpe chileno
Yo también pertenezco a esa generación a la que marcó
políticamente el golpe militar en Chile, que acabó con el gobierno de Salvador
Allende, y con su vida. Medio siglo después, sigue siendo un hito.
Muchos jóvenes de entonces estábamos ilusionados con
el gobierno de Unidad Popular, que estaba probando la vía democrática para la
instauración del socialismo. Más allá de errores específicos en la conducción
económica, veíamos en lo que llamábamos “el experimento” de Allende, una forma
no violenta e institucional de cambiar las relaciones de poder y, sobre todo,
las condiciones sociales de las mayorías.
En la UNAM, recuerdo, había una discusión nada
soterrada acerca de la democracia y el socialismo, muy ligada al asunto
chileno. Todos sabíamos que los “momios” no se iban a dejar: ahí estaban,
defendiendo sus intereses, y con ellos la Kennecott Copper, tratando de
sabotear el esfuerzo del gobierno; ahí estaban Nixon y Kissinger -tiempos de
guerra fría-, poniendo piedras en el camino de Allende, y tachuelas en los
caminos para que se poncharan las llantas de los camiones y el desabasto dañara
la reputación del gobierno de la Unidad Popular. Pero había diferencias: los
más ultras querían que Allende radicalizara discurso y acciones, mientras otros
teníamos la esperanza de que simplemente avanzara hacia el socialismo por la
vía democrática (y criticábamos como “provocadores” a los que impulsaban la
radicalización).
No sólo los “momios” eran tema, también lo era el ala
radical del Partido Socialista y el MIR, el Movimiento de Izquierda
Revolucionaria, situado a la izquierda de la Unidad Popular. ¿Ayudaban a
radicalizar el proceso o en realidad lo estaban torpedeando? No sabíamos hasta
que grado, pero intuíamos que nuestras mismas largas discusiones se reproducían
en Chile a gran escala. Sólo que allí tenían el efecto de paralizar a las
fuerzas revolucionarias y allanar el camino a los momios. En la Facultad de
Economía, como en la clase de cierto maestro, sólo era “puro rollo, pura pinche
ideología”.
Llegó el golpe traicionero, pero no sorpresivo, de
Pinochet. Con él, la dictadura que, mientras hacía de Chile el laboratorio
económico de los Chicago Boys, se cebaba en una población inerme, con acciones
que pasaban de la humillación a las vejaciones sádicas. Con la dictadura,
también una caterva de mentiras (como que el golpe evitó un complot para “matar
a un millón de chilenos”), que sin embargo fueron repetidas por una minoría no
irrelevante en Chile, la misma que en su momento dio su apoyo silencioso al
dictador y que ahora se niega a reconocer su complicidad.
El golpe chileno tuvo un efecto de división tajante
entre la izquierda mexicana. Por una parte, estaban los que se preguntaron si
estaba cerrada la vía para un cambio social de fondo por la vía democrática, y
a menudo se contestaban que sí y apostaban por el foquismo. Por la otra,
quienes queríamos un cambio profundo en las relaciones sociales, pero también
queríamos democracia, y no concebíamos uno sin la otra. En medio, unos cuantos
que decían querer democracia, pero la veían sólo como un camino para imponer la
“dictadura del proletariado” (al que ellos, y sólo ellos, representaban, no
vayan a creer que se trataba de los trabajadores).
Pero me tocó ver otra lectura, mucho más profunda, de
los efectos del golpe chileno. La de Enrico Berlinguer, a la sazón dirigente
del Partido Comunista Italiano, quien publicara en la revista Rinascita, una
serie de artículos, entre septiembre y octubre de 1973, en los que delineaba
una nueva línea política para el PCI, el Compromiso Histórico.
La parte elemental del Compromiso Histórico era que,
aun si la izquierda en su conjunto obtenía el 51 por ciento de los votos, no
podía esperar gobernar el país, ya que la reacción de la derecha causaría una
situación inmanejable. El reciente ejemplo chileno estaba a la mano (si nos
atenemos a las fechas, habría que pensar que el golpe de Pinochet fue el
pretexto para sacar a la luz una idea que venía gestándose por años).
Berlinguer lanzaba “la perspectiva política de una
colaboración y de un entendimiento entre las fuerzas populares de inspiración
comunista y socialista con las fuerzas populares de inspiración católica y las
demás fuerzas democráticas”. Un concepto de profundas raíces en la historia
italiana del siglo XX, pero que podía entenderse de manera superficial como un
gobierno de unidad nacional con la sola exclusión de los neofascistas. Una gran
coalición.
En realidad, el concepto tenía dos intenciones. La
primera, y la más obvia, se malogró con el asesinato de Aldo Moro -el político
democristiano más proclive al Compromiso- de parte de las Brigadas Rojas; la
segunda, que había que leer entre líneas, fue exitosa: la propuesta de
Berlinguer inoculó a la Democracia Cristiana y a los grupos medios
conservadores de las tentaciones autoritarias que, también alimentadas por el
gobierno de Nixon, resurgían en un contexto donde los Comunistas rozaban la
mayoría relativa de los votos.
Esa otra visión me parece la más lúcida. Según esta,
el error del demócrata Allende fue intentar gobernar sin mayoría y sin alianzas
fuera de la Unidad Popular. Y que es igualmente erróneo intentar hacerlo, sin
tender puente alguno con otras fuerzas, con medio país en contra. Así sea la
mitad menos uno.
Todavía es más equivocado creer que medio siglo
después vivimos los mismos tiempos de guerra fría, que los opositores son
iguales en todos lados y que el antídoto contra un golpe es otorgar porciones
cada vez mayores de poder a los militares. Nomás digo.
viernes, septiembre 01, 2023
Paredes presume poder
Mexicanos en GL. Agosto 2023
En agosto, de nuevo, hubo claroscuros entre los peloteros mexicanos que juegan en las Grandes Ligas. Entre los claros, destacan la vuelta en forma de Julio Urías, la buena racha de Randy Arozarena y Joey Meneses, el papel estelar de Andrés Muñoz y las actuaciones de Javier Assad, ahora como abridor. Entre los oscuros, el desplome de Giovanny Gallegos, la lesión de Jarren Durán y que ni José Urquidy, ni Alejandro Kirk hayan podido enderezar el rumbo en la campaña. Pero hay un pelotero que ha sido consistente toda la temporada, que se ganó el puesto a pulso y que ha presumido todo el año tremendo poder al bat: el sonorense Isaac Paredes.
Aquí el balance del contingente nacional, ordenado de acuerdo con el desempeño de cada uno en toda la temporada (como siempre, incluimos a los paisanos que han jugado representando a México en el Clásico Mundial o en otro torneo de primer nivel).
Randy Arozarena se vio bastante bien en agosto, con el bat, con el guante, con la velocidad en los senderos y, sobre todo, con la pimienta que lo hace espectacular y también lo convierte en un rival con el que nadie se quiere enfrentar (como bien saben los Yankees) Subió su porcentaje en la temporada a .261, con de porcentaje, con 21 cuadrangulares, 76 carreras impulsadas y 20 colchonetas robadas. En el mes anotó la friolera de 23 ocasiones, para llegar a un total de 85. Su OPS ya es de .809
Isaac Paredes confirma que está teniendo un temporadón. Al guante, pero sobre todo al bat. Si vemos sus números en agosto, son muy buenos, pero ni siquiera fue el mejor mes de su campaña. El caso es que el de Hermosillo tiene el mejor OPS (es el mejor bateador, pues) entre todos los antesalistas de Grandes Ligas, y eso que hay varias estrellotas en esa posición. Una de las claves puede ser que ahora se para más cerca de home, lo que redunda en más bolas jaladas (le ayudó la prohibición del shift) y también en más golpes (ha recibido, en promedio, cinco veces más pelotazos que en sus años anteriores en GL). Según las estadísticas, Paredes batea mejor de noche, contra abridores y con hombres en posición de anotar. En la temporada lleva .256 de porcentaje, 27 cuadrangulares, 84 impulsadas y un robo. Su OPS es de .860, el quinto mejor de la Liga Americana y el mejor entre todos los tercera base de la Gran Carpa.
Julio Urías tuvo en agosto su mejor mes de la temporada, con 4 juegos ganados y 1 perdido, junto con su tradicional 2.90 de efectividad, que contrasta con la de meses anteriores. El zurdo de Culiacán sigue siendo muy dominante, y sigue teniendo como su peor enemigo a su propensión a los batazos largos. La mitad de sus 20 aperturas califica estadísticamente como de calidad. Sus números: 11 ganados, 7 perdidos, PCL de 4.41 y 113 ponches.
Joey Meneses ha sido el clutch de los Nacionales de Washington, bateando a la hora buena. En agosto, bateó más para porcentaje que para poder, pero se despachó tres cuadrangulares. En el año .284 de porcentaje, 11 palos de vuelta entera, 76 producidas y un OPS de .746. A pesar de que casi no contribuye con el guante, Cabajoey es una de las razones por las que los Nacionales de Washington han tenido una temporada más decorosa de lo que se esperaba.
Andrés Muñoz, cerrador de Seattle, colgó normalmente los ceros que se esperan de él, y ha contribuido al ascenso meteórico de los Marineros. El mochiteco ganó en el mes un juego y perdió otro; además tuvo 9 salvamentos, que son muchos, y PCL de 1.93. En la temporada 3-5, 2.56 de limpias, 54 ponches, 11 juegos salvados y 13 holds.
Taijuan Walker logra salir de problemas, ayudado por su experiencia. Esto le ha permitido, a pesar de que se le embasan bastantes rivales, estar entre los lanzadores con más victorias en la Gran Carpa. En agosto, gano 2 y perdió 1, con efectividad de 4.76 y con un alto WHIP (pasaportes otorgados y hits admitidos por entrada) de 1.56. Su récord en la campaña: 14-5, PCL en 4.05 y 119 ponches
Alex Verdugo tuvo un buen mes en agosto, sobre todo con el madero (aunque se anotó una atrapada de antología en el jardín) y le dio la vuelta al slump. Verdugo lleva en el año: .277 de porcentaje, 11 cuadrangulares, 51 carreras producidas y 74 anotadas, cuatro bases robadas y su OPS regresó a un aceptable .781.
Jarren Durán tomaba vuelo y una fractura en el dedo gordo del pie izquierdo lo bajó de la nube y lo mandó al quirófano. El joven beisbolista de los Medias Rojas terminará la campaña 2023 con .295de porcentaje, 8 vuelacercas, 40 producidas. 24 estafas y .828 de OPS. El próximo año estará de regreso y se dará gusto.
Javier Assad, pasó, por sus buenas actuaciones en el relevo intermedio, a la rotación de los Cachorros de Chicago, y ha ayudado a ponerlos en la pelea por el comodín. En agosto tuvo cinco aperturas, de las cuales tres califican como de calidad y se apuntó dos victorias. El tijuanense lleva 3-2, 2.96 de limpias, un hold , 60 sopitas de pichón y la satisfacción de asentarse como abridor ligamayorista.
JoJo Romero lo ha seguido haciendo bien en el relevo de los Cardenales. Tanto, que le quitó el puesto de cerrador a Giovanny Gallegos (pero Helsley está por regresar y recobrar el lugar) Ganó dos juegos y obtuvo el primer rescate de su carrera: 4-1, 3 salvamentos, 3.34 de limpias, 3 holds y 40 chocolates. Se le embasa menos de un rival por entrada.
Brennan Bernardino, relevista y opener de los Medias Rojas, ganó un juego y perdió otro, pero con un buen PCL de 2.84 durante agosto. A fin de mes, le dio Covid y tendrá que esperar a que la prueba sea negativa para regresar. A la fecha es el lanzador del contingente nacional con mejor efectividad: 2.55. La acompaña con 2-1, 49 ponchados y 3 holds.
Giovanny Gallegos, tras un buen mes de julio y, con la encomienda de volver a ser el cerrador de los Cardenales, tuvo en agosto el que tal vez haya sido el peor mes de su carrera ligamayorista, y se cerró él mismo la puerta. Logró un salvamento y un hold, pero implosionó varias veces, acumulando una efectividad en el mes de 14.73, un horror. Con esto, sus números pasan a 2-4, 4.44 de PCL, 16 holds, 49 ponches… pero 6 rescates desperdiciados.
Ramón Urías sigue presumiendo su guante de oro, y tremendo brazo, en la tercera base de los líderes Orioles. Juega un día sí y otro no porque su bat no es la gran cosa. El de Magdalena de Kino batea para .253, 4 jonrones, 38 producidas, tres colchonetas estafadas y .692 de OPS.
Patrick Sandoval tuvo un mes parecido a los anteriores, dominado por la inconsistencia. Una salida buena, una regular, una mala, y así. En agosto se le embasaron más bateadores que de costumbre (lo que ya es decir), pero también estuvo más ponchador. En el año: 7-10, 3.95 de limpias y 109 pasados por los strikes.
Alek Thomas, brillante a la defensa, flojo con la majagua, cubriendo casi regularmente las praderas de los Diamantes de Arizona, mejoró algo sus números ofensivos en agosto En el año: .244, 7 vuelacercas, 25 producidas, 7 robos y .686 de OPS
Rowdy Téllez, tras una larga inactividad por lesión, volvió al roster de los Cerveceros, a jugar, normalmente de bateador designado, contra pitchers derechos, y ya pegó su primer jonrón en el regreso. En la temporada: .219, 13 cuadrangulares, 44 impulsadas y OPS de .692.
Alejandro Kirk estaba compartiendo responsabilidades de cátcher de los Azulejos con Danny Janssen y ahora sólo juega un par de partidos a la semana. A sus rachas de bateo siguen periodos de silencio sepulcral. .255 de porcentaje, 6 jonrones, 33 impulsadas y OPS de .686 para el Capitán.
Daniel Duarte ha cumplido en el relevo intermedio de los Rojos de Cincinnati, pasando un poco por la puerta giratoria: 1-0, 3.48 de limpias, un salvamento, dos holds y 18 ponches.
Víctor González de nuevo está en el equipo grande de los Dodgers y, aunque fue utilizado en situaciones de poco estrés, deja la impresión de que está totalmente de regreso: no admitió carrera en el mes. El nayarita tiene marca de 2-3, 3 holds, PCL de 4.30 y 27 chocolates servidos.
Alan Trejo, con acción intermitente en el infield de los Rockies, pudo despacharse dos jonrones en el mes. Sus numeritos: .237, 3 jonrones, 22 producidas, 4 robos, .636 de OPS
José Urquidy fracasó en su regreso a la rotación de los Astros, tras casi dos meses en la lista de lesionados. Por lo tanto, fue movido al bullpen donde lo ha hecho mejor, incluso apuntándose un salvamento: 2-3, 5.21 de carreras limpias y 36 ponches.
Luis Urías, ahora como utility de los Medias Rojas, está paulatinamente reencontrándose con el bat, y haciendo buenas jugadas a la defensiva. Aún así sus números siguen siendo magros: .183 de porcentaje, 3 jonrones, 16 producidas y OPS de .629
Adrián Martínez, regresó al róster de los Atléticos de Oakland, esencialmente a trapear innings. El cachanilla tiene marca de 0.2, 5.35 de efectividad , un hold y 32 sopitas de pichón.
Austin Barnes jugó un poco más en agosto y siguió mejorando al bat, mientras manejaba con excelencia a sus pitchers. Pero sus números de bateo siguen dando grima: .168, un jonrón, 8 producidas, dos robos y un mísero .446 de OPS
Alfonso Rivas fue traspasado de los Padres a los Piratas, y ha jugado un poco más. El inicialista batea para .197con 2 cuadrangulares y 7 producidas.
Jonathan Aranda de nuevo aprovechó la coyuntura y regresó al roster de Tampa Bay, pero ha jugado muy poco. .214 de porcentaje, 1 jonrón, 4 carreras impulsadas.
Gerardo Reyes. Los Angels lo trajeron de aquí p’allá y de allá p’acá, pero igual no se subió a la lomita en las Mayores durante agosto. Sus números: 6.75 de limpias con 4 ponches.
César Salazar sigue en AAA. El cátcher sonorense batea para .111, con una anotada con los Astros.
Luis Cessa, despedido primero por los Rojos y luego por los Rockies, ahora consiguió ser despedido también por los Nacionales, al no funcionar ni siquiera en Ligas Menores. Sus números en MLB 2023: 1 ganado, 4 perdidos, 9.00 de efectividad, 11 ponches (pero 12 pasaportes) y los rivales le batean para .397. Esperemos que enderece el camino
jueves, agosto 10, 2023
Hollywood y el ludismo
La huelga de guionistas y actores en
Hollywood no es un tema menor, aunque nos sintamos tentados a considerarlo así.
Se trata de la primera gran definición del siglo XXI ante los efectos de la inteligencia
artificial sobre los mercados de trabajo.
Se puede leer la queja de los huelguistas
bajo un primer prisma: el del desplazamiento de personal de parte de la
tecnología. Programas de inteligencia artificial sustituyen, al menos
parcialmente, a los guionistas, e imágenes generadas por computadora sustituyen
a actores (algunos llegaron a ceder, años atrás, derechos por su imagen), a
dobles de acción y a centenares de extras.
Uno podría pensar que se trata de un nuevo
ludismo; la repetición, con otras claves, del movimiento que se dio a
principios del siglo XIX entre artesanos y obreros especializados, y que
consistía particularmente en destruir las máquinas que los desplazaban (pero en
realidad los sustituían por trabajadores menos calificados y peor pagados).
En cierto modo lo es, pero no en el sentido
peyorativo que se ha dado al ludismo en tiempos actuales. Aquel movimiento, a falta
de organizaciones sindicales -y dado que la maquinización se extendía por todo
el Reino Unido- era una forma de presionar a los empleadores, y no veía a las
máquinas como un enemigo; se trataba de mejorar la posición negociadora ante
los patrones.
Al mismo tiempo, sobre todo entre los
gremios artesanales, el ludismo era una forma de protesta contra lo que veían
como una descalificación del producto. Las nuevas máquinas normalmente
producían mercancía de peor calidad que las que fabricaban los artesanos con
las máquinas tradicionales. Ese tipo de producción burda y masiva era visto
como una afrenta al oficio.
La historia nos dice que el movimiento ludista
estaba condenado desde el principio, y se llevó a cabo una maquinización masiva,
que ha pasado por varias fases en los dos últimos siglos. Al mismo tiempo, la
historia no deja mentir en cuanto que, en algunos oficios, la producción se
mantuvo por dos carriles: el industrial y el artesanal, dirigidos a mercados diferenciados
y que la artesanía de alta gama alcanza precios muy altos y es, incluso, base
para algunas de las más grandes fortunas del mundo.
El segundo elemento de la huelga de
Hollywood está ligado, hasta cierto punto, a este carácter de “artesanía de
alta calidad” que se ufanan en producir actores y guionistas. Artesanía en el
sentido de arte, de creación. El alegato fuerte, y no sólo de protección de las
condiciones laborales, es que el desplazamiento de trabajadores por parte de la
inteligencia artificial redundará en una notable baja de calidad del producto. Y
al respecto hay que tomar en cuenta dos cosas: que el cine ha sido el arte por
excelencia en el último siglo, desplazando a la novela, y que en ese siglo la
influencia cultural de Estados Unidos (el llamado “poder suave”) se ha dado
principalmente a través de las pantallas.
En otras palabras, se trata de un asunto
humano y también de influencia política internacional.
La lógica de los estudios es la de
maximización de ganancias en el corto plazo: con unos cuantos jóvenes
informáticos ayudados por programas informáticos de calidad, pueden eliminar el
trabajo en locaciones con CGI y sustituir a escritores reconocidos y a actores
famosos o de reparto, y sacar a menor precio un producto vendible, masivo, que
puede llenar salas y pantallas si es bien promocionado. No importa si el
resultado es menos fino o hay imprecisiones evidentes. Importa si hay ventas y
se abaten costos.
Tampoco les importa si, en el mediano
plazo, hay una corrida hacia el cine independiente y extranjero. En el primero
hay muchas productoras y mucha competencia, a diferencia del oligopolio del que
gozan. El segundo tiene menos capacidad de penetración fuera de sus países… y
también acabará tentado por la inteligencia artificial.
Quienes pierden, si las productoras ganan
la partida, son el cine y su capacidad expresiva, los espectadores y, de paso, Estados
Unidos en una parte fundamental de su exitoso “poder suave”.
Pero sabemos que la introducción de la
inteligencia artificial se está dando en muchas ramas de la economía, de la
información y la cultura. Y que es capaz ya de afectar la política también,
como lo hace en la publicidad. Una tercera ola de revolución tecnológica puede
tener muchos aspectos, capaces potencialmente de cambiar la construcción
social.
Por una parte, esta introducción masiva de
la inteligencia artificial, puede afectar severamente la estructura de los
mercados ocupacionales, mejorando la oferta en algunos, pero perjudicándola en
los más. Puede afectar empleo y uso del tiempo libre. Puede afectar la
distribución del ingreso. Puede poner presión sobre el Estado, que necesitará
garantizar ingresos mínimos a la población laboral desplazada, si no quiere que
le hagan olas. Puede tener efectos sobre la demanda global y al rato los economistas
estarán repitiendo el famoso debate entre David Ricardo y Thomas Malthus sobre
el consumo de las clases improductivas. Y más.
Hasta ahora, lo único que ha habido de regulación
es un acuerdo entre las grandes empresas de tecnología informática para generar
códigos de seguridad que impidan las fugas de información. De seguro habrá
necesidad de más acciones, pero por ahora habrá primero que ver cómo termina el
pulso entre los sindicatos y los estudios de Hollywood. Es el primero de lo
que, preveo, será una larga serie de conflictos sociales con la inteligencia
artificial de por medio.