viernes, febrero 26, 2021

Biopics: Una comida con Salinas de Gortari

Una tarde llegó el presidente Carlos Salinas de Gortari a comer a las instalaciones de El Nacional, con el pretexto de ver la remodelación que había hecho Pepe Carreño a las oficinas y parte de la redacción, pero en realidad a departir y hacer migas con el equipo que hacía el periódico.

A la comida hemos de haber asistido una veintena de personas. De ella recuerdo sólo unas cuantas cosas. En primer lugar, que Salinas estuvo amable y articulado, y que realmente nos escuchaba como interlocutores. Era el primer año de su sexenio.

Una cosa que me llamó la atención aquella vez, fue que percibí en Salinas de Gortari una preocupación muy viva acerca de su legitimidad. Incluso pidió, de una manera tangencial y sin usar explícitamente la palabra, sugerencias para poder consolidarla. Creo que no le dimos ni una que fuera útil.

A mí me tenía ubicado por las encuestas que publiqué en Punto y La Jornada, que eran las únicas mexicanas que daban ventaja a Cuauhtémoc Cárdenas en el Distrito Federal. Lo sé porque me preguntó a qué atribuía yo que la victoria de Cuauhtémoc en la capital resultara mucho mayor que lo que indicaban las encuestas, incluida la mía (de hecho, todos fallamos, sólo que los otros por más). Salinas tenía la hipótesis de que los asesinatos de Francisco Xavier Ovando, cercano colaborador de Cárdenas, y de su secretario, Román Gil, ocurridos cuatro días antes de las elecciones, habían tenido qué ver con su propio desplome electoral.

Le respondí que no pensaba que esos crímenes hubieran influido mucho, porque no es que la población hubiera estado tan informada.

Hizo un gesto de extrañeza, con el que me dio la impresión de que en verdad creía que eso había sido un acto decisivo (y que, por tanto, pensaba que el asesinato de los cardenistas era parte de un complot), y me preguntó:

-¿Entonces?

-Hay tres elementos -le dije-: en primer lugar, la tendencia respecto a las semanas anteriores era clara: usted iba a la baja y Cárdenas, al alza; luego me parece que el acto final de campaña fue contraproducente, usted sabe (me refería a los acarreados) y finalmente, en las colonias marginales, los encuestados no respondieron con la verdad.

Salinas hizo una mueca un tanto incrédula:

-Me está diciendo que mintieron.

-Pues en mi encuesta usted perdía fuerte en las colonias populares, pero ganaba en las muy marginadas. Mi hipótesis es que una parte de esa gente dijo que iba a votar por usted y se quedó en su casa.

El presidente Salinas medio asintió, y de inmediato cambió el tema de la conversación.

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