Víctor González |
Mexicanos en GL. 2020
Se fue casi tan rápido como llegó. Terminó la breve
campaña regular en Grandes Ligas, los aficionados nos preparamos a una
postemporada con nuevo formato, en la que participarán diez compatriotas, y
llegó la hora de hacer cuentas con lo poco que pudimos ver de los mexicanos en
este año. Subrayaré dos cosas. Una es la gran cantidad de debuts nacionales en
tan poco tiempo: siete jugadores se estrenaron en la Gran Carpa. La otra es
que, salvo por dos de los novatos, los lanzadores mexicanos se caracterizaron
por su buena efectividad (de no ser porque el último día le metieron dos
carreras a Sergio Romo sin que sacara un out, todos habrían acabado con PCL
debajo de las 4 carreras limpias por cada 9 entradas lanzadas).
Aquí el balance del contingente nacional en el año,
ordenado de acuerdo con el desempeño de cada uno en la temporada (como siempre,
incluimos a los paisanos que han jugado representando a México
en el Clásico Mundial o en otro torneo de primer nivel)
Alex Verdugo fue el mexicano más destacado, una de las pocas
bujías que le funcionaron a los tristes Red Sox de 2020. El originario de
Arizona quedó en cuarto lugar de porcentaje de bateo en la Liga Americana, con
.308 y demostró que es capaz de grandes cosas. Su fildeo es extraordinario, se
poncha poco, corre bien las bases. Podría tener algo más de poder. Una lesión
de último momento contribuyó en bajarle el porcentaje unas 20 milésimas, porque
terminó en un slump. Sus numerotes: .308 de porcentaje de bateo, 6
jonrones, 15 carreras impulsadas, 36 anotadas y 4 robos de base.
Víctor González fue la revelación de la temporada entre los
mexicanos y. sin duda, el mejor entre ellos el mes de septiembre. El slider venenoso
de este zurdo hizo estragos en los bateadores rivales y lo ha hecho ganar
confianza con el manager Dave Roberts, de los Dodgers. Terminó la temporada con
3 ganados y 0 perdidos, un estelar 1.33 de carreras limpias, 23 ponches (sólo
dos bases por bolas otorgadas) y dos holds (ventajas sostenidas en
situación de rescate).
Giovanny Gallegos no tuvo un septiembre tan espectacular como
el mes anterior, en particular porque se lesionó la ingle, tuvo que dejar la
casa llena en un partido, entraron tooodas esas carreras y perdió el juego. Aún
así, el taponero sonorense de los Cardenales, finalizó la minitemporada con
marca de 2-2, 4 salvamentos, un decento 3.60 de PCL,21 sopitas de pichón
servidas y un hold.
Julio Urías por fin se afianzó en la rotación de los
Dodgers, aunque al ideático manager ya le dio por ponerlo a “abrir” a partir de
la segunda entrada. El zurdito de Culiacán tuvo 10 aperturas, en el año, de las
cuales 5 fueron de calidad, aunque casi nunca llegó a la séptima entrada. Termina
la campaña con 3-0, 3.27 de efectividad y 45 rivales pasados por los strikes.
José Urquidy no reapareció hasta septiembre, porque salía
positivo a la prueba de COVID, aun cuando ya había superado la enfermedad.
Pocas aperturas, pero muy buenas. Cuatro de las cinco fueron de calidad. Tuvo
una suerte del nabo con el apoyo de bateo de los Astros y con el relevo. Por
eso acabó con marca de 1-1, 2.73 de carreras limpias y 17 ponches.
Joakim Soria, ya veterano, es parte importante del bullpen más
exitoso de Grandes Ligas, que es también el más trabajado: el de los Atléticos
de Oakland. Participó en 15 juegos y sólo
en cinco admitió carrera. Su marca de 2020: 2-2, con 2 juegos salvados y 4 holds.
Su efectividad quedó en 2.82 y ponchó a 24.
Oliver Pérez, en el año en que estableció su récord, ha dejado
en claro que los años no pasan por él y ha sido muy útil en el relevo para los
Indios de Cleveland. Culminó la campaña regular con 1-1, un excelente 2.00 de
carreras limpias, 14 ponches y 3 holds. Cada nuevo año que juegue en Ligas
Mayores establecerá marca de longevidad para mexicanos.
Sergio Romo. El menudo Mechón estuvo muy activo en
septiembre, combinando labores de preparación con las de cierre, para los
Mellizos de Minnesota. Como suele suceder con este maestro de la moña,
normalmente se despacha a todos sus rivales, pero cuando le pegan, le pegan
duro. Sus números del año: 1-2, 5 salvamentos, 10 holds, 4.05 de
efectividad y 23 pasados por los strikes.
Luis Cessa, aunque suele ser relegado a labores de trapeo de
innings por los Yanquis, año con año mejora sus números y su seguridad. El
derecho de Córdoba cumplió con marca de 0-0, un salvado y un hold, 3.32
de ERA y 17 ponches.
Roberto Osuna se lesionó en su tercer juego. Su marca del
año 0-0, 2.08 de carreras limpias, un rescate y un hold. Reportan
que está lanzando de nuevo, en un proceso de rehabilitación con el que busca
evitar la cirugía Tommy John, que lo sacaría un año entero del montículo.
Luis Urías disputó la titularidad en el infield de los Cerveceros
de Milwaukee, y no la terminó asegurando. Como cuando estaba en San Diego, sigue
enorme con el guante y desilusionante con el bat. Sus números: .239 de
porcentaje, 11 producidas y dos robos.
Alejandro Kirk tuvo un interesante debut con los Azulejos de
Toronto. De este receptor de Tijuana, de apenas 21 años, bajito y pesado, se
hablan maravillas, sobre todo en materia ofensiva. Llegó a asustar a Danny Jansen,
el titular que estaba en medio slump y probablemente le hubiera
arrebatado la titularidad en una temporada más larga. Kirk bateó para .375 con
un cuadrangular y 3 producidas. Habrá qué ver cómo funciona a la defensiva y,
sobre todo, manejando a los lanzadores. No es buen dato que en dos de sus cinco
apariciones como titular en la receptoría, su equipo haya sido apaleado.
Ramón Urías tuvo dos momentos con los Orioles de Baltimore.
Mucho mejor el segundo. El hermano de Luis acabó con números casi idénticos a
los de Kirk. .360, un jonrón y 3 producidas. Y como el otro mexicano, no se vio
muy bien a la defensiva.
Isaac Paredes compartió la tercera base de los Tigres de Detroit,
que lo ven como apuesta para el futuro, ya que tiene sólo 21 años. Se le ven
hechuras, pero también que está verde. En la temporada: .220 de promedio, un
vuelacercas y 6 impulsadas.
Humberto Castellanos fue el mexicano a quien le tocó estar en la puerta
giratoria, entre el equipo grande y la sucursal (que esta vez fue el “grupo
taxi”). Cuatro veces entre unos y otros. A final, 0-1 en ganados y perdidos.
6.75 de PCL,12 ponches y un futuro incierto en las Mayores.
Jesús Cruz lanzó una entrada con San Luis, ponchó a dos, pero le
anotaron dos carreras y a los pocos días perdió la chamba.
Luis González no volvió en septiembre. En agosto tomó dos turnos
como emergente para los Medias Blancas de Chicago. La primera vez lo golpearon
(y anotó carrera); la segunda lo poncharon.
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