lunes, septiembre 28, 2020

El club de los pitchers efectivos

 

Víctor González


Mexicanos en GL.  2020 

Se fue casi tan rápido como llegó. Terminó la breve campaña regular en Grandes Ligas, los aficionados nos preparamos a una postemporada con nuevo formato, en la que participarán diez compatriotas, y llegó la hora de hacer cuentas con lo poco que pudimos ver de los mexicanos en este año. Subrayaré dos cosas. Una es la gran cantidad de debuts nacionales en tan poco tiempo: siete jugadores se estrenaron en la Gran Carpa. La otra es que, salvo por dos de los novatos, los lanzadores mexicanos se caracterizaron por su buena efectividad (de no ser porque el último día le metieron dos carreras a Sergio Romo sin que sacara un out, todos habrían acabado con PCL debajo de las 4 carreras limpias por cada 9 entradas lanzadas).

Aquí el balance del contingente nacional en el año, ordenado de acuerdo con el desempeño de cada uno en la temporada (como siempre, incluimos a los paisanos que han jugado representando a México en el Clásico Mundial o en otro torneo de primer nivel) 

Alex Verdugo fue el mexicano más destacado, una de las pocas bujías que le funcionaron a los tristes Red Sox de 2020. El originario de Arizona quedó en cuarto lugar de porcentaje de bateo en la Liga Americana, con .308 y demostró que es capaz de grandes cosas. Su fildeo es extraordinario, se poncha poco, corre bien las bases. Podría tener algo más de poder. Una lesión de último momento contribuyó en bajarle el porcentaje unas 20 milésimas, porque terminó en un slump. Sus numerotes: .308 de porcentaje de bateo, 6 jonrones, 15 carreras impulsadas, 36 anotadas y 4 robos de base.

Víctor González fue la revelación de la temporada entre los mexicanos y. sin duda, el mejor entre ellos el mes de septiembre. El slider venenoso de este zurdo hizo estragos en los bateadores rivales y lo ha hecho ganar confianza con el manager Dave Roberts, de los Dodgers. Terminó la temporada con 3 ganados y 0 perdidos, un estelar 1.33 de carreras limpias, 23 ponches (sólo dos bases por bolas otorgadas) y dos holds (ventajas sostenidas en situación de rescate).

Giovanny Gallegos no tuvo un septiembre tan espectacular como el mes anterior, en particular porque se lesionó la ingle, tuvo que dejar la casa llena en un partido, entraron tooodas esas carreras y perdió el juego. Aún así, el taponero sonorense de los Cardenales, finalizó la minitemporada con marca de 2-2, 4 salvamentos, un decento 3.60 de PCL,21 sopitas de pichón servidas y un hold.

Julio Urías por fin se afianzó en la rotación de los Dodgers, aunque al ideático manager ya le dio por ponerlo a “abrir” a partir de la segunda entrada. El zurdito de Culiacán tuvo 10 aperturas, en el año, de las cuales 5 fueron de calidad, aunque casi nunca llegó a la séptima entrada. Termina la campaña con 3-0, 3.27 de efectividad y 45 rivales pasados por los strikes.

José Urquidy no reapareció hasta septiembre, porque salía positivo a la prueba de COVID, aun cuando ya había superado la enfermedad. Pocas aperturas, pero muy buenas. Cuatro de las cinco fueron de calidad. Tuvo una suerte del nabo con el apoyo de bateo de los Astros y con el relevo. Por eso acabó con marca de 1-1, 2.73 de carreras limpias y 17 ponches.

Joakim Soria, ya veterano, es parte importante del bullpen más exitoso de Grandes Ligas, que es también el más trabajado: el de los Atléticos de Oakland.  Participó en 15 juegos y sólo en cinco admitió carrera. Su marca de 2020: 2-2, con 2 juegos salvados y 4 holds. Su efectividad quedó en 2.82 y ponchó a 24.

Oliver Pérez, en el año en que estableció su récord, ha dejado en claro que los años no pasan por él y ha sido muy útil en el relevo para los Indios de Cleveland. Culminó la campaña regular con 1-1, un excelente 2.00 de carreras limpias, 14 ponches y 3 holds. Cada nuevo año que juegue en Ligas Mayores establecerá marca de longevidad para mexicanos.

Sergio Romo. El menudo Mechón estuvo muy activo en septiembre, combinando labores de preparación con las de cierre, para los Mellizos de Minnesota. Como suele suceder con este maestro de la moña, normalmente se despacha a todos sus rivales, pero cuando le pegan, le pegan duro. Sus números del año: 1-2, 5 salvamentos, 10 holds, 4.05 de efectividad y 23 pasados por los strikes.

Luis Cessa, aunque suele ser relegado a labores de trapeo de innings por los Yanquis, año con año mejora sus números y su seguridad. El derecho de Córdoba cumplió con marca de 0-0, un salvado y un hold, 3.32 de ERA y 17 ponches.

Roberto Osuna se lesionó en su tercer juego. Su marca del año 0-0, 2.08 de carreras limpias, un rescate y un hold. Reportan que está lanzando de nuevo, en un proceso de rehabilitación con el que busca evitar la cirugía Tommy John, que lo sacaría un año entero del montículo.

Luis Urías disputó la titularidad en el infield de los Cerveceros de Milwaukee, y no la terminó asegurando. Como cuando estaba en San Diego, sigue enorme con el guante y desilusionante con el bat. Sus números: .239 de porcentaje, 11 producidas y dos robos.

Alejandro Kirk tuvo un interesante debut con los Azulejos de Toronto. De este receptor de Tijuana, de apenas 21 años, bajito y pesado, se hablan maravillas, sobre todo en materia ofensiva. Llegó a asustar a Danny Jansen, el titular que estaba en medio slump y probablemente le hubiera arrebatado la titularidad en una temporada más larga. Kirk bateó para .375 con un cuadrangular y 3 producidas. Habrá qué ver cómo funciona a la defensiva y, sobre todo, manejando a los lanzadores. No es buen dato que en dos de sus cinco apariciones como titular en la receptoría, su equipo haya sido apaleado.

Ramón Urías tuvo dos momentos con los Orioles de Baltimore. Mucho mejor el segundo. El hermano de Luis acabó con números casi idénticos a los de Kirk. .360, un jonrón y 3 producidas. Y como el otro mexicano, no se vio muy bien a la defensiva.

Isaac Paredes compartió la tercera base de los Tigres de Detroit, que lo ven como apuesta para el futuro, ya que tiene sólo 21 años. Se le ven hechuras, pero también que está verde. En la temporada: .220 de promedio, un vuelacercas y 6 impulsadas.

Humberto Castellanos fue el mexicano a quien le tocó estar en la puerta giratoria, entre el equipo grande y la sucursal (que esta vez fue el “grupo taxi”). Cuatro veces entre unos y otros. A final, 0-1 en ganados y perdidos. 6.75 de PCL,12 ponches y un futuro incierto en las Mayores.

Jesús Cruz lanzó una entrada con San Luis, ponchó a dos, pero le anotaron dos carreras y a los pocos días perdió la chamba.

Luis González no volvió en septiembre. En agosto tomó dos turnos como emergente para los Medias Blancas de Chicago. La primera vez lo golpearon (y anotó carrera); la segunda lo poncharon.


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