En vez de hacer un balance del año terminado o, peor todavía,
una perspectiva del que apenas empieza, podremos ponernos a pensar en lo que no
fue y, por lo tanto, no será. Puede ser una buena vacuna contra la malhadada
costumbre de simplemente proyectar lo de hoy para un mañana inercial. El futuro
no suele ser inercial.
¿Qué mejor manera de especular que a través de la ucronía?
La ucronía es una suerte de historia contrafactual llevada a los extremos. La
historia contrafactual es el análisis de lo que hubiera sucedido a partir de un
cambio en algún momento histórico. Hay varios ejemplos de ella: ¿Qué hubiera
sucedido con el PIB de Estados Unidos si se hubiera retrasado la invención del
ferrocarril? ¿Cuáles hubieran sido los cambios en la política de haber
sobrevivido Kennedy al atentado que acabó con su vida?
Mientras que la primera pregunta puede contestarse a
través de corridas estadísticas (y el resultado es apenas un retraso de un par
de años), en la segunda cabe más la especulación (y hay libros que suponen su
reelección sin problemas y otros que hacen hincapié a una serie de escándalos
con los que tiene que lidiar).
La ucronía tiene más de ejercicio literario de
ficción y termina con la creación de mundos paralelos, que pueden ser muy
diferentes del actual, pero –si la ucronía está bien hecha- resultan
inquietantemente posibles. Van algunos ejemplos.
En 2008 la revista Letras Libres pidió a distintos escritores hacer algún ejercicio de
ucronía. El más memorable resultó el de José Emilio Pacheco, Desde las mesas de
fondo de La Bombilla, dos comensales disparan a José de León Toral y el
candidato Álvaro Obregón no es asesinado. “El Caudillo Inmortal, el Padre de la
Patria, el Rayo de la Guerra, el Héroe de la Paz que, como Presidente
Vitalicio, Secretario del PRO y Jefe Máximo de las fuerzas armadas, condujo a
México a lo largo de casi todo el Siglo XX”, hasta su muerte, un 2 de octubre
de 1968, y hay una matanza contra quienes festejan el fin de la tiranía.
Hay varias historias que imaginan un triunfo de la
Confederación en la Guerra de Secesión americana. Una es Bring the Jubilee (Lo que el Tiempo se Llevo, en la edición
española), de Ward Moore; en ella, los sureños conquistaron América Latina y su
capital es Leesburgh –antes llamada Ciudad de México-; un historiador nacido en
el derrotado y empobrecido EU, viaja al pasado con el fin de estudiar la
guerra, pero accidentalmente causa la muerte del oficial que ocuparía una
posición clave en la batalla de Gettysburg, y le da vuelta a la historia: el
mundo que vivimos es resultado de ese Efecto Mariposa. El tipo queda atrapado
en un pasado que lo conducirá a un futuro diferente al que vivió.
Otra es del campeón de la ucronía, Harry Turtledove:
How Few Remain parte de que los
soldados de la Unión no pudieron hacerse –como en realidad sucedió- de un
mensaje que detallaba la estrategia del general sureño Robert E. Lee, la guerra
se prolonga e incluso hay una Segunda Guerra Mexicana (porque los sureños quieren
llegar al Pacífico y le han comprado Chihuahua y Sonora a Maximiliano).
Turtledove también es autor de Joe Steele, una
novela en la que Stalin es hijo de emigrantes georgianos en EU y se abre paso
en la política gringa, con métodos brutales. Se enfrenta al líder soviético,
Trotsky, pero al final se alía con él y con Churchill para derrotar a Hitler.
La victoria sobre Japón tarda más que en la realidad histórica porque Joe
Steele mandó asesinar a varios de sus generales “por incompetentes” y a varios
científicos del Proyecto Manhattan (Einstein, Fermi, Oppenheimer).
Un cuento maravilloso de Turtledove narra el
esfuerzo que hacen un grupo de frailes cristianos y de clérigos musulmanes por
convencer, en el Siglo VIII, al líder de los búlgaros –un pagano- a convertirse
a su religión. Los cristianos tienen a su favor que al búlgaro le gusta la
bebida; los musulmanes, la perspectiva de tener varias esposas. Al final, lo
que decide es el cielo: mucho mejor departir con vírgenes que cantar loas a
Dios por la eternidad. Bulgaria y buena parte de Europa central se islamizan y
el imperio bizantino cae cinco siglos antes.
Philip Roth tiene una novela, El Complot contra América, en la que el aviador Charles Lindbergh,
conocido antisemita, gana la presidencia de Estados Unidos por el partido
republicano en 1940, con la consigna de “Voten por Lindbergh o voten por la
guerra”. EU firma un pacto de no agresión con Alemania Nazi y con Japón. Hay
conflictos que llevan al país al borde de la guerra civil. El asunto se resuelve
con la desaparición de Lindbergh, la radicalización del vicepresidente (y los
pogromos) y nuevas elecciones, en las que gana Roosevelt. La vida de los judíos
en Estados Unidos se vuelve difícil y está contada por un niño, el propio
Philip Roth.
A veces no conviene cambiar la historia. En Making History, de Stephen Fry, el
personaje logra viajar al pasado y envenenar con unas píldoras anticonceptivas
masculinas el pozo del pueblo donde nació Hitler. Al regresar al futuro,
resulta que no hubo Hitler, pero sí nazismo, con un líder igualmente
carismático, pero más paciente y efectivo. De hecho, el agua del pozo la usaron
para esterilizar a los judíos europeos.
Una de las novelas ucrónicas más destacadas es de
Philip K. Dick, conocido por ser la fuente de películas como Blade Runner, El Vengador del Futuro y Sentencia Previa. La novela se llama El Hombre en el Castillo. En esta
historia alterna, Franklin D. Roosevelt es asesinado y las administraciones
republicanas son incapaces de sacar a Estados Unidos de la depresión económica.
En esas condiciones, enfrenta al eje nazi-fascista en una situación de
debilidad y es derrotado. La novela se desarrolla en unos Estados Unidos
divididos en zonas de influencia alemana y japonesa, Lo interesante es que los
personajes leen una novela ucrónica… en la que alemanes y japoneses fueron
derrotados por los Aliados en la Guerra Mundial.
El inglés Brian Aldiss tiene dos cuentos
extraordinarios de historia contrafactual. Uno se llama “¡Peligro: Religión!” y
juega con la idea de mundos paralelos. Un sociólogo británico es raptado por
unos humanos provenientes de otro bucle de tiempo, que han logrado encontrar el
camino para ver otras posibles derivaciones históricas. Estos hombres viven en
un mundo dominado por la Iglesia Católica, con grandes diferencias sociales y
niveles de servidumbre inaceptables para nuestros estándares. Buscan sociólogos
de otras historias para que los ayuden a combatir una insurrección popular. El
británico encuentra eso inaceptable y busca ayuda de otros sociólogos
capturados, pero se encuentra con dificultades: uno, por ejemplo, viene de una
realidad en la que hay una dictadura maoísta global. Finalmente se hace de un
aliado: deciden usar el bucle para destruir el mundo de sus raptores. Al final
de la historia, resulta que al aliado no le interesan la democracia o los
derechos humanos: quiere destruir a los cristianos con las innumerables
centurias del milésimo César.
El otro se llama “Capullo en Flor”. Es un relato
erótico. Lobinson Jon hace el amor con una joven prostituta en una Inglaterra
conquistada por China. La muchacha le habla de rumores increíbles: que en
realidad China nunca derrotó a Occidente y que todo es propaganda. Lobinson Jon
se burla de ello. Luego del acto sexual, se asoma por la ventana y la
descripción del Londres con techos de teja que mira es, en realidad, la de un
pueblo chino tradicional. Lo curioso es que esta ucronía necesita ahora dos
cambios de la historia, no sólo uno.
Hablando de religión, hay una novela de Keith
Roberts, titulada Pavana. La Armada
Invencible sí fue invencible; Isabel I de Inglaterra fue asesinada, el
protestantismo fue extirpado, el Papa tiene un enorme poder temporal y en el
siglo XX viven con tecnología atrasada por un siglo respecto a nuestra
historia.
Hay también ucronías españolas. La mayor parte de
ellas, habría que imaginar, hablan de una república española triunfante sobre
Franco. La suerte –buena o mala- de esa república depende, lógicamente, de la
posición ideológica del autor. La más conocida es En el Día de Hoy, de Jesús Torbado, escrita en 1976, cuando apenas
iniciaba la transición a la democracia. En la novela, la posibilidad de tener
suministros permite a la República ganar la batalla del Ebro y los rebeldes
huyen. Ernest Hemingway escribe la novela “Madrid era una Fiesta”. Pero eso
significa que Alemania invadirá la república de España en el marco de la II
Guerra Mundial…
Y nada menos que el ex presidente francés Valery
Giscard D’Estaing escribió una novela ucrónica: La Victoria de la Grande Armée, según la cual Napoleón hace un
movimiento estratégico genial durante su campaña rusa y termina ocupando Moscú.
El resto es puro grandeur francés.
Las historias ucrónicas no tienen que ser siempre
políticas. El cuento The Undiscovered relata
la historia de un dramaturgo inglés que se emborracha y cuando despierta está
en un barco que lo llevará a América. Allí es capturado por los cherokees. Se hace
llamar “Agita-la-lanza” (o Shakespeare, en inglés). Lo adoptan y ese extraño
miembro de la tribu escribe una obra de teatro, Hamlet, que les parece absurda y divertidísima, cuando el pobre
Agita-la-lanza creía que era una tragedia.
Un grupo de periodistas argentinos escribió diez
historias ucrónicas con tema local: en una de ellas, el árbitro ve la “mano de
Dios” de Maradona, lo expulsa, invalida el gol y Argentina es eliminada por los
ingleses: el Pelusa se convierte,
entonces, en un apestado social. En otra, lo que son las cosas, imaginan lo
impensable: que el cardenal argentino Jorge Bergoglio se convierte en Papa e
impone en el Vaticano un estilo tercermundista. Su único error, un lapso de
siete años entre lo imaginado y lo sucedido. Ni modo.
Reitero que es notable la escasez de ucronías mexicanas.
Va una serie de propuestas sobre el momento del cambio:
Hernán Cortés y Moctezuma han llegado a un arreglo;
la expedición de Pánfilo de Narváez termina en naufragio, lo que retrasa la
llegada de la viruela, evita la matanza de Tlatelolco a manos de Pedro de
Alvarado y…
Las inundaciones en el Siglo XVII obligan a cambiar
la capital de la Nueva España. Ya no será la Ciudad de México, sino Puebla…
Miguel Hidalgo se decide a tomar la Ciudad de México
(por lo que no hay derrota en Puente de Calderón), lo que da un nuevo giro a la
guerra de Independencia…
Guillermo Prieto llega tarde, por lo que no puede
pronunciar su frase de “Los valientes no asesinan”. Los soldados de Landa han
asesinado a Juárez…
Madero desconfía de Victoriano Huerta y, tras el alzamiento
de la Decena Trágica, pone a Felipe Ángeles al mando de las tropas federales…
Carranza considera que el contenido del Telegrama
Zimmermann puede ser interesante, en el Telegrama Carranza responde que…
La bala pasa rozando la cabeza del candidato Luis
Donaldo Colosio, pero no lo toca...
Hay historias ucrónicas anglosajonas, italianas, españolas, francesas,
alemanas, japonesas, chilenas y hasta cubanas... Pero cabe una pregunta: ¿Por
qué en México han sido tan escasas? Tal vez sea porque, en el fondo, le tenemos
demasiada reverencia a la Historia.
Tal vez si pensamos en las historias que no fueron,
podamos entender mejor la que sí sucedió. Por eso digo que, además de
divertida, es una asignatura que los mexicanos tenemos pendiente.
2 comentarios:
Sumamente interesante el tema. Estoy formándome como escritora aún y no sabía como era llamada este género literario. Igual, me había hecho la pregunta de porque no existe una buena historia mexicana que moviera el pensar con, que hubiera pasado si... muchas gracias por este aporte.
En un mundo determinista no hay ucronía que valga, excepto como entretenimiento o para ganarse la vida.
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