miércoles, diciembre 26, 2012
Los 10 deportistas mexicanos del 2012
1. José de Jesús Corona
2. Aída Román
3. Juan Manuel Márquez
4. Paola Espinosa
5. Iván García
6. Germán Sánchez
7. Sergio Checo Pérez
8. Laura Sánchez
9. Mariana Avitia
10. Alejandra Orozco
Esta lista actualiza la de Los 10 atletas mexicanos del Siglo XXI
Y esta es la lista del 2011
martes, diciembre 11, 2012
Biopics: Las huelgas de junio de 1983
Los
primeros meses del gobierno de Miguel de la Madrid fueron de inflación
galopante y salarios cuyo poder adquisitivo mermaba día con día.
Adicionalmente, el discurso oficial abonaba a la idea de que el principal
elemento para estabilizar los precios sería la contención salarial. En otras
palabras, los asalariados pagaríamos por el despilfarro gubernamental del
sexenio anterior y por las ganancias especulativas de quienes dolarizaron sus
activos.
El
gobierno estableció un Programa Inmediato de Reordenación Económica (PIRE),
cuyos ingredientes principales eran una fuerte devaluación, aumento a precios y
tarifas públicos, incremento de la carga fiscal –pero sin tocar las ganancias
de capital- y una reducción severa del gasto público. La receta recesiva del
FMI de los ochenta (que era todavía más draconiana que sus recetas de hoy).
La
reordenación no surtió el efecto antinflacionario previsto (esperaban que
bajara a 50% anual, andaba por el 90%), golpeando todavía más los ingresos de
los trabajadores y haciendo nugatorio el efecto de la devaluación.
Esa situación,
por supuesto, creó malestar. Era indicativa de que el tácito pacto interclasista
que había funcionado en México durante décadas, se estaba rompiendo. Nosotros,
quienes habíamos estado en el movimiento sindical democrático, la vimos también
como una oportunidad para mover al sindicalismo oficial hacia posturas más militantes.
El resultado fue un mes políticamente muy intenso, que nos dejó amargas
lecciones.
En
mayo, la CTM acordó emplazar a huelga a 174 mil empresas, en demanda de 50% de
aumento salarial. Sabíamos que no lo lograría: la intención era que estiraran
la cuerda lo más posible y el movimiento obrero no cediera a las intenciones
originales del gobierno, que eran las de “otorgar” un aumento risible. A la
iniciativa de la CTM se unieron todo el Congreso del Trabajo y una buena
cantidad de sindicatos independientes.
De la Madrid respondió que el gobierno no podía ofrecer una
solución a corto plazo para la crisis y que para poder salir adelante se
requería de un clima de confianza, de disciplina financiera por parte del
Estado y de moderación, tanto en utilidades como en salarios. Agregó que era
inaceptable pretender que los mexicanos siguieran viviendo con una inflación
tan elevada, pues agravaba la desigualdad social y atentaba contra las bases
del crecimiento del país.
Para el
30 de mayo, aproximadamente la mitad de las empresas emplazadas por la CTM
habían otorgado aumentos de entre 15 y 30%, y Fidel Velázquez, el sempiterno
dirigente cetemista bajó la pretensión de aumento general a 25%. En ese día y
el siguiente, estallaron las huelgas de los compañeros del SUTIN y de los
sindicatos universitarios, No se trataba solamente de incrementos salariales,
sino de expresar un rechazo a la política económica vigente.
Las
huelgas empiezan a estallar por todos lados. Desde los trabajadores de la
refresquera Pascual –que terminarían, tras largos meses, por convertirse en cooperativa-
hasta los de aerolíneas extranjeras, pasando por los de Volkwagen, hoteles,
líneas camioneras… Se multiplican los emplazamientos, y empiezan las
movilizaciones. La CTM ratifica el apoyo al movimiento. En la misma lógica, los
sindicatos que servíamos de gozne, SUTIN y STUNAM, reducimos nuestra demanda a
30%.
No era
todavía una huelga general, pero para el 9 de junio había huelgas en
hospitales, en cines, en centros turísticos, en la industria cementera, en la
del papel, en los Denny’s y en los Sanborn’s. En la Industrial Vallejo casi no
había actividades, los obreros jugbaan cascarita en las calles, fábrica contra
fábrica. Velázquez prorrogó 48 horas sus 374 mil emplazamientos en espera que
las autoridades dieran un aumento al salario. Hubo un paro nacional de
actividades educativas y una movilización que llenó el Zócalo en demanda de un
giro a la política de contracción económica.
Ese fue
el momento cumbre. El 10 de junio, la Comisión Nacional de Salarios Mínimos
anunció oficialmente que el aumento promedio de dichos salarios sería de 15.6%
y que regirían a partir del 14 de junio y hasta el 31 de diciembre. Por su
parte, el Secretario General de la FSTSE anunció que más de un millón de
burócratas recibirían el aumento de 15% a partir del día 15 de junio Con ello,
el gobierno sentó una base para las negociaciones, que ya no fueron dándose de
manera generalizada, sino dispersa.
Pero De la Madrid había entendido que no se trató solamente
de una jugada económica, porque las movilizaciones atacaban una de las premisas
fundamentales de su gobierno, que era la sustitución del pacto social por las
fuerzas del mercado. También, porque los sindicatos-gozne habían hecho a la
burocracia sindical coquetear con un proyecto distinto al gubernamental en lo
referente a la política de ingresos de la población. Y decidió castigar
particularmente al STUNAM y al SUTIN.
El gobierno primero hizo a la Rectoría de la UNAM retirar su ínfima propuesta de 4.5% de
aumento salarial. Luego, se negó a pagar salarios caídos y terminó otorgando
sólo la mitad. Fue difícil convencer a los compañeros a levantar la huelga con
una pérdida neta, por ahí del día 23 (los ultras, por supuesto, querían continuarla).
Pero en donde se colmó de venganza fue con los compañeros
nucleares (y de hecho, si había una bisagra entre el Congreso del Trabajo y los
indepedientes esa era Arturo Whaley, líder del SUTIN). Cuando este sindicato se
desistió de la huelga, a cambio de un aumento al salario equivalente al que se
había dado en el mínimo oficial, la empresa Uramex se negó a recibir las
instalaciones, contestando que la ley no contempla el desistimiento unilateral
como causa de terminación de huelga y para resolver el conflicto propuso que
ante "la evidente inoperancia del organismo, la empresa sólo estaría
dispuesta a convenir la liquidación de los trabajadores en los términos de la
ley". Para Uramex el estado de huelga persistía, haciendo responsable al
sindicato del movimiento que había iniciado.
En otras palabras, el Estado mexicano se desistía de la
exploración de uranio y del desarrollo de la industria nuclear, con tal de dar
un golpe mortal a un sindicato incómodo. Era algo que no habíamos previsto.
Fue –hay que decirlo- una jugada maestra en términos
políticos. Contradecía, es cierto, los propósitos del Plan Nacional de
Desarrollo, y profundizaba nuestra dependencia respecto al petróleo, misma que
hoy seguimos padeciendo. Pero cortaba el principal hilo comunicante entre dos
grandes áreas del movimiento obrero y, en términos objetivos, lo descabezaba.
Se abría así el camino a un modelo económico basado cada vez más en el mercado,
que olvidaba los pactos sociales y fortalecía al capital frente al Estado y a
los trabajadores.
Para mí, eso significó que el sexenio de Miguel de la Madrid
definitivamente iba a estar muy jodido.
viernes, noviembre 30, 2012
Un sexenio gris oscuro.
Termina el gobierno encabezado por Felipe Calderón y es hora
de hacer un balance de su gestión. Se trata de un balance necesariamente
preliminar, porque todavía no contamos con la ventaja de la perspectiva que da
el tiempo y porque probablemente habrá mucho por conocer de los intríngulis de este sexenio.
En un balance que no puede ser en blanco y negro, pero que
tiende al gris oscuro, abordaré las tres áreas principales del trabajo de
gobierno: la economía, la seguridad y la política.
En lo económico, el saldo está bastante claro para todos.
Estabilidad macroeconómica, financiera y fiscal, con tasas muy bajas de
crecimiento y de creación de empleos formales y aumento en el número de pobres.
Calderón no deja la economía prendida con alfileres. Los
flujos de capital son estables –aún en tiempos de volatilidad-, las reservas
son muy amplias, las finanzas federales están sanas en lo fundamental y la inflación
no es un problema mayor (como tampoco lo fue en el sexenio de Fox).
En cambio, la dinámica productiva ha sido todo menos
dinámica. El crecimiento del PIB en este sexenio ha sido el más bajo desde el
de Miguel De la Madrid, y eso sin que haya habido una crisis del sector externo
de por medio. El crecimiento del ingreso ha sido sólo marginalmente superior al
de la población. En otras palabras: hemos vivido seis años de estancamiento
estabilizador.
Los panegiristas del gobierno que sale podrían alegar, a su
favor, que –a diferencia de otros sexenios- en medio de éste el mundo vivió una
severa recesión, de la que no sale completamente. Que las finanzas federales se
manejaron con prudencia y que, por eso, mientras otras naciones se ven
obligadas a realizar políticas de ajuste, en México hay márgenes de maniobra
para el nuevo gobierno.
Pero también se puede argumentar, en su contra, que –a
diferencia de otros gobiernos- el de Calderón gozó de un precio promedio del
petróleo que supera, con mucho, al de otras épocas, y que los ingresos extraordinarios
por esa causa no sirvieron ni para capitalizar a Pemex ni para detonar un
crecimiento económico más acelerado. A cambio, tenemos una acumulación de
reservas que, más que blindaje, parece un monumento a la aversión al riesgo… y
una pobreza creciente.
Calderón no fue, evidentemente, “el presidente del empleo”.
Al menos si nos referimos al sector formal. Se crearon alrededor de 250 mil
empleos formales por año; es decir, la cuarta parte de lo ofrecido y la quinta
parte de lo demandado por el aumento de la población económicamente activa. El
resultado neto fue un incremento del empleo informal, mal pagado, sin
prestaciones y con bajísima productividad.
Otra transformación negativa se dio en los salarios. Hay una
notable diferencia de calidad entre los empleos que se perdieron en 2009 y los
que se recuperaron en los años siguientes. La mayoría de los últimos paga menos
de tres salarios mínimos. Un proceso de pauperización.
Las políticas de combate a la pobreza ideadas durante el
zedillismo y adoptadas por los gobiernos panistas dieron muestras de sus
límites al topar con recesión. El saldo es que, a pesar de que aumentaron
recursos y esfuerzos para Oportunidades y anexas, creció el número de personas
en pobreza extrema, en pobreza alimentaria y en situación general de pobreza.
Abarca casi la mitad de la población.
En ese contexto, de poco consuelo sirve saber que, en
términos de ingreso disponible, los de los más pobres bajaron menos que los de
los más ricos. El caso es que todo mundo tiene menos.
No extraña que sea así, si toda la maraña de subsidios
apenas si alcanza a bajar dos centésimas el Índice de Gini, que mide la
desigualdad del país. Mal andamos cuando hasta a las asociaciones de
empresarios les preocupa la mala distribución del ingreso (que se refleja en un
mercado interno famélico).
Sin política industrial digna de ese nombre, el gobierno de
Calderón apostó a la competencia
epidérmica (a partir de bajos salarios),
confundió prudencia con pusilanimidad y mandó a las calendas griegas la
oportunidad de atraer capital productivo en las áreas destinadas a jalar la
economía en los próximos años, que son todas intensivas en conocimiento.
En el terreno educativo –tal vez por razones políticas-
privaron el inmovilismo y la simulación en lo referente a la educación básica.
Y en educación superior, hubo apoyos a la creación de institutos tecnológicos
destinados a apuntalar las necesidades de mano de obra técnica de parte de la
manufactura, pero muy pocos a las universidades públicas. Se continuó con la
política de favorecer, por razones estrictamente ideológicas, a las
instituciones privadas. Del área social se salva el Sector Salud, que continuó
la buena labor del gobierno anterior.
El balance en seguridad difícilmente podría ser peor. Posiblemente
lo que marque en la memoria colectiva la gestión de Felipe Calderón sea la
estrategia en la lucha contra el crimen organizado, que tuvo problemas tanto en
su operación como en su comunicación a la población.
Al apoyo inicial a la intervención masiva de las Fuerzas
Armadas en el combate a los criminales, ha seguido una creciente cauda de dudas
respecto a los resultados. No es por la labor de Ejército y Marina, que ha sido
institucional, sino por otras razones.
Una es el desprecio evidente a las vidas humanas perdidas,
así hayan sido la mayoría de éstas de miembros de bandas criminales. Demasiados
casos se despacharon como “pleito entre delincuentes” y no se investigaron (y,
en ocasiones, aparecía que los criminales y pandilleros no eran tales).
Otra, la negativa a discutir de parte del Presidente, que en
esos casos mostró un talante autoritario. “No hay más ruta que la nuestra”,
respondía igual a las críticas mal intencionadas que a aquellas que buscaban
matizar las prioridades y otorgar más recursos a acciones de inteligencia. Equiparar
a los críticos con aliados de los enemigos del Estado terminó por generar una
suerte de autismo respecto del tema, que –no casualmente- empieza a
desvanecerse lentamente en los últimos días del sexenio, cuando ya no hay nada
qué hacer.
El saldo, en términos de capos capturados y del
debilitamiento de las estructuras criminales, me parece que es positivo. Pero a
costo muy alto, en vidas, en la imagen del país y en la involución en el
respeto a los derechos humanos. En tanto, Colorado y Washington despenalizan el
uso recreativo de la mariguana y aquí la droga sí llega a tus hijos.
Termino con un par de párrafos sobre el tema político.
Calderón dejó de lado las supuestas veleidades de su antecesor y optó por un
gobierno monocolor, de tinte partidista. Hubo un vuelco respecto a Fox.
Calderón fue activo panista, tanto al interior de su
partido, como en su relación con las demás fuerzas políticas. Utilizó la
estrategia de apelar a la opinión pública en sus disputas con los otros
partidos y no vaciló, en ello, en torpedear el pacto federal lanzando
constantes dardos –justos e injustos- a los gobiernos estatales que no actuaban
como él quería.
En este caso, el saldo se pudo ver el 1º de julio pasado,
con el PAN en un lejano tercer lugar en las votaciones. No pudo haber sido
ninguna sorpresa porque, si nos fijamos, las áreas de gobierno que mejor
trabajaron fueron las menos partidizadas.
martes, noviembre 20, 2012
El robo del medallón (minicuento)
El ladronzuelo sale de la tienda donde acaba de comprar cigarros. Atisba el panorama. Ubica a una mujer muy alta en el arroyo; ha bajado de la banqueta, debe estar esperando un taxi o un camión. Tiene bien apretada la bolsa de mano, pero le cuelga libremente en el pecho una brillante cadena dorada.
El muchacho esboza una rapidísima sonrisa, se sube a su motocicleta, arranca, baja a la calle, acelera, jala con fuerza y precisión la cadena. La rompe. La mujer se dobla y lanza un grito seco.
Él ya dio la vuelta en la esquina. Voltea un instante a ver su botín, qué extraño grabado. En eso se da cuenta de que va en sentido contrario y un auto está por impactarlo. Hace una maniobra para esquivarlo, pero termina estampado en un poste. La moto, deshecha.
Escucha entonces un resuelto taconeo que viene hacia él. Es el mujerón, que se le planta enfrente y le dice con voz muy grave:
-Gracias, me arrancaste el medallón mágico que me obligaba a andar de travesti. Puedes quedártelo.
martes, noviembre 13, 2012
Biopics: Cómo torturar un gato
Entre
las cosas alivianadas de los años ochenta destacaban dos estaciones de radio,
Rock 101 y Radio Educación. La primera cambió la concepción tradicional de las
estaciones roqueras en México, y ayudó a difundir, entre otras cosas, el buen
rock en español (que en los años setenta era prácticamente inexistente). Radio
Educación tenía un espectro todavía más amplio, y en los tiempos en que no
había otra alternativa musical en el auto que la radio, este tándem constituía
un verdadero oasis (porque desde entonces el tráfico capitalino es un caos;
sólo que antes los conductores eran todavía más cafres).
Esto
viene a cuento porque una vez venía yo escuchando Radio Educación rumbo a una
junta de la Comisión de Análisis en la oficina de apoyo al grupo parlamentario
del PSUM, que estaba en Lafragua. Y estaban pasando una canción triste, muy triste, que quién
sabe por qué recónditas razones me llegó al alma y la apuñaló. Al estacionar,
ya estaba yo bañado en lágrimas. Se llama “Cómo torturar un gato”, de Víctor
Manuel:
Arrancarle el bigote que es su tacto;
Repetirle cien veces que es un guarro
Y crearle complejo de tarado.
Prohibirle que duerma recostado,
Prohibirle que fume celtas largos,
Recordarle su origen desgraciado
De una madre soltera y un gusano.
Sin mirarle a la cara regañarlo
Porque acude a la misa y al rosario;
Que sexualmente es bastante raro
Y no tiene valor para aceptarlo.
Y si no hay interés en torturarlo
Se le desprecia un mes de tres a cuatro,
Repitiéndole frases como ésta:
Suficiente desgracia tienes con ser gato.
La reunión posterior a ese llanto transcurrió con
tranquilidad, pero extrañamente la recuerdo muy bien (una intervención de
Carlos Márquez sobre transferencias familiares y movilidad social; una
acotación personal de Enrique Provencio al respecto), porque traía los sentidos
insólitamente prendidos.
Al salir, me quedó claramente la impresión de que tenía una
insatisfacción profunda, una herida escondida. Quise escudriñar en mí para
encontrarla, pero me topé con muy poco. Mejor puse otra música, un buen
rockcito, y lo olvidé por un tiempo. Pero ahí estaba, pertinaz, la desgarradura.
viernes, noviembre 02, 2012
Seis años de calaveras
Hago calaveritas "literarias" desde hace años, con el seudónimo de Tamiahua. Aquí, una selección de las que he publicado en Crónica durante los últimos seis años. Van en orden cronológico.
“Tu castigo será eterno,
Hugo Chávez
Estaba
Chávez contento
(petrodólares
contaba)
cuando
le llegó la muerte
pa’
llevarlo a su morada
“!Erej
muerte imperialista
al
servicio del tal Bush!”,
gritó
Chávez asustado
y
ya en pose de avestruz.
La
calaca, guapachosa,
se
puso a bailar melao
y
le dijo al pobre Hugo:
“Caballero,
se ha espinao”.
George W. Bush
A
Bush Junior alcanzó
la
calaca muy hambrienta;
y
el gringo se sorprendió
al
verla tan harapienta.
“¿Tu
quien ser? ¿Por qué venir?
¡Esta
ser la Casa Blanca!
¡Yo
mandar a mis guaruras
Y
demostrarte quien manda!”
“Soy
tu novia”, dijo Muerte,
“que
me amas, lo has mostrado,
en
Irak, Beirut en llamas, y
adonde
al Army has mandado”.
“Y
me ves llena de harapos,
tan
jodida, te aseguro,
porque
vine de mojada
y
tuve que saltar tu muro”
George
ya nada pudo hacer;
su
novia gran beso le dio
le
chupó el último aliento
y
al infierno lo envió.
José Cristóbal
Quirino
Murió
Cristóbal Quirino
en
Pátzcuaro ya lo velan
con
los cantos se consuelan
entre
olores copalinos.
“Ese
nunca se hizo maje”,
dice
un deudo muy dolido
“fue
campeón de canotaje.
¿Dónde
estará el ser querido?”
Más
allá del horizonte
está
su destino final:
le
hará la chamba a Caronte
en
boga de eternidad.
Roberto Madrazo
Aún
estaba caliente
el
cadáver de Roberto
y
él ya tenía su tridente
con
dos segundos de muerto.
Si
cuesta tanto trabajo
cruzar
el río de la muerte,
y
si es un gran relajo
llegar
al infierno inerte,
¿Cómo
le hizo Madrazo?
No
fue pura buena suerte
sino
que tomó el atajo.
Zhenli Ye Gon
Cuando
cargaban un barco
con
pura pseudoefedrina,
llegó
la muerte catrina
a
llevarse al chino narco.
Zhenli,
al verla, asustado,
exclamó
desesperado:
“Molilme,
Palca, no quielo,
felpal
me da mucho mello”.
La Flaca, sin más
desgaste,
dijo
–sonrisa de hielo-:
“Chinito,
ya te flegaste,
ola
coopelas… y cuello”.
El entierro de Felipe
Es
Felipe Calderón
el
que yace en esa caja
con
presidencial mortaja
va
derechito al panteón
¿De
qué murió? Pues les digo
que
al parecer se espinó
y que un yunque lo aplastó.
Lo
victimó fuego amigo.
Cuanto
todos se persignan
pa’
sepultar al finado
que
se escucha una consigna
que
El Peje se había inventado.
No
creía que Calderón
muerto
y bien muerto estaba,
e
indignado reclamaba
una
nueva votación.
¿Qué
decía la muletilla?
(da
pena pensar en eso):
“Hueso
por hueso /
Costilla
por costilla”
Marcelo en el infierno
Sin
poder ya celebrar
cumpleaños
de gobierno,
el
carnal Marcelo Ebrard
se
fue directo al averno.
En
el infierno encontró
pobres
diablos a millones,
ambulantes
a montones,
rateros
y mordelones.
Como
en casa se sintió.
Había
un aire irrespirable,
todo
el lugar olía a azufre,
un
tráfico inescapable
para
el ánima que sufre.
¿Es
que eso puede empeorar?
Satanás
dijo: “eso quiero”,
y
ordenó, sin más dudar,
que
gobernara Marcelo
Paola Espinosa
Palmó
Paola Espinosa
tras
un clavado mortal,
sí
guardó la vertical
pero
cayó como losa.
La
culpa fue de la fosa
Que
de clavados no era;
¡Pobre
de Paola hermosa!
Era
fosa panteonera.
Sven Goran Eriksson
Le platicaron a Sven
que México era un edén,
mas Eriksson no sabía
que aquí a la muerte
hallaría
La Calaca confesó:
“Soy fanática del Tri,
ya no quiero verlo así.
¡Su juego es muy aburrido,
ni parece que están
vivos!”…
y al sueco se escabechó.
Marcelo Ebrard
Ya murió el carnal
Marcelo.
Por una grieta cayó
allá por Iztapalapa
se lo tragó el agujero
Llegó a fétidas regiones
de donde nadie se escapa
(es que el Drenaje
Profundo
es umbral del inframundo)
Dicen que tranquilo está:
que ya no tiene tensiones,
que en el Averno no hay
tráfico o manifestaciones.
Barack Obama
Cuando a pocos días estaba
de festejar su victoria
llegó la Parca malvada:
le quitó a Barack la
gloria.
Cuando mustio acompañaba
a la muerte el pobre Obama
y se empinaba a la fosa,
se dio cuenta de una cosa:
¡Blanca calaca inhumana…
con carnet… republicana!
Agustín Carstens
Agustín Carstens murió.
Los médicos no deciden
qué fue lo que lo mató
y pa’ nada que coinciden.
Unos creen que “un catarrito”;
otros, que la indigestión.
El catarrito devino
en tremenda pulmonía
y con frenón asesino
deshizo la economía.
La indigestión, con impuestos
de IEPS, ISR e IVA
también tuvo un fin funesto:
sólo el dólar fue p’arriba
Agustín nomás no entraba
en una caja muy chica,
pero el diablo economista
solución le dio a la traba:
“Esto es igual que el garlito,
de la reforma fiscal:
todo cabe en un jarrito
sabiéndolo acomodar”
Silvio Berlusconi
Al cavaliere
rampante
que Italia mal gobernaba
la calaca le echó el guante
cuando a jueces sobornaba.
Entre fiestas y velinas,
como emperador romano,
tenía la Bota en la mano.
No sabía que la Catrina
odia tanta presunción…
y que lo manda al panteón.
Manuel Camacho
Al pobre Manuel Camacho
la muerte de dio su abacho
y le dijo: “Ay muchacho,
¿Por qué siempre has sido gacho?
Te lo digo sin empacho:
¿Qué es eso del FAP, a lo macho,
si no unes medio cacho?
¿Tú de izquierda? Ni un pizcacho.
¡Ex salinista, caracho!,
y por eso te despacho”.
Chicharito Hernández
Ya se murió el Chicharito,
que tantos goles metiera,
lo cubre el polvo bendito
de las tierras
panteoneras.
Mucho lo llora la gente
de Manchester y mexicana.
(Por complacer a un
agente,
a cambio de buena lana
la encanijada Pelona
mandó al Chícharo a la lona)
Cuanto no será el espanto.
¡El vil agente era El Vasco!
Querrá repetir el
fiasco
y alinear al Guille Franco
Mario Vargas Llosa
Ya se murió Vargas Llosa.
También el Escribidor,
Zavalita, el Hablador,
van para la misma fosa.
Van Antonio Consejero,
el Ambrosio, Cayo Mierda,
y Palomino Molero,
Fushía y Anselmo en la
selva…
Caen El Jaguar y El Esclavo,
Panta, Pochita, Pichula,
Don Rigoberto, Tía Julia,
y también María Cuadrado.
En la sombra sepulcral,
Mayta, Lituma, el Chivo,
la triste Urania Cabral,
la radiografía del mal,
del fanático obsesivo
y del sabio amor carnal.
Muertos están, mas
reviven,
los personajes y autor;
vuelven con cada lector,
nacer mil veces consiguen.
Felipe Calderón
Ya bien muerto y enterrado
estaba el Presi en su
caja;
muy tranquilo en su
mortaja
no se dio por enterado.
“¡Estoy muy vivo!”, decía,
“y al mando de la nación”.
Pobrecito, repetía:
“¡Es cosa de percepción!”.
Ernesto Cordero
Murió
Ernesto Cordero,
pero
no se fue pa’l cielo.
Al
Averno fue a parar,
tuvo
cita con Satán.
Le
pregunta, preocupado:
“¿Qué
pecado cometí?
No
sé por qué estoy aquí”.
Y
el Chamuco, muy taimado:
“Pues
soberbia… y avaricia
(y
un poquito de estulticia)”.
“Tu castigo será eterno,
muy
difícil, como ves:
vivirás
en este infierno
con
6 mil pesos al mes”.
El Canelo y JC Junior
El
Canelo y Chávez Junior
se
paseaban, valentones,
presumiendo
cinturones
que
dicen “Campeón del Mundo”
Con
la Flaca se dan tope
y
ésta les grita indignada:
“¡Sólo le ganan a bofes,
“¡Sólo le ganan a bofes,
se
los llevó la fregada!”.
A
los dos –qué gran bochorno-
les
dio eterno cloroformo
Adrián González
La
muerte se llevó a Adrián
que
tantos hits conectara,
no
le importó el qué dirán
ni
su fama o lana o nada.
El
reclamo de los fans
a
la Flaca no hizo mella:
“Esos
Red Sox eran flans,
y
ese Titán, de grosella”.
AMLO
El Peje se enamoró
de una vistosa Morena,
y como estaba tan buena
al sol azteca dejó.
Cuando de paseo la saca
algo muy extraño ocurre:
esa morena se escurre
y se convierte en calaca
"Ejto é un compló del PRIÁN,
del IFE, el TRIFE y Satán",
exclamó el Peje enojado
y también algo asustado.
La morena descarnada
le respondió con voz crítica:
"Soy cenizas, polvo, nada,
"Soy cenizas, polvo, nada,
y soy tu muerte política"
Enrique Peña Nieto
Enrique Peña murió
sin llegar a Presidente
y, por si tienen pendiente,
esto después le pasó:
Llegó a las puertas del cielo
y se encontró con San Pedro
quien le puso dura prueba
para su vida postrera:
"Un breve interrogatorio
de una pregunta toral
me define si usted va
a cielo, infierno o purgatorio:
los tres libros diga usted
que más marcaron su vida".
Con la mirada perdida,
Enrique al limbo se fue.
Sergio "Checo" Pérez
Hecho la mocha iba Checo
y su auto aceleraba
cuando vio por el espejo
que la muerte lo acechaba
Tras observar el reflejo
de neumáticos de fuego
Checo suspiró aliviado:
no era Pastor Maldonado.
La muerte le dio un cerrón
para hacer su mala obra;
Sergio, con hábil maniobra
en la curva la esquivó.
Checo no cabía en sí
y empezaba a festejar...
cuando -saliendo de pits-
Pastor lo vino a chocar.
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