Futbol:
Se la pasan corriendo de un lado a otro tratando de meter la pelota en la casillita, pero no pueden. Se la quitan unos a otros y a veces se pasan la bola. Casi nunca llegan al otro lado. Cuando eso sucede, los locutores se desgañitan como si fueron algo emocionantísimo. Si acaso hay un gol, el locutor entra en orgasmo y también en competencia para gritarlo por más segundos que el de la cadena de televisión rival.
Si uno enciende la TV a medio juego, las probabilidades más altas son: 1. Están peloteando a media cancha y el locutor dice "es un partido muy trabado"; 2. Hay un jugador revolcándose de manera exagerada en el pasto a causa de un faul; 3. La pelota está inmóvil y hay varios jugadores dispuestos a pegarle, los narradores discurren sobre si debe disparar el zurdo o el derecho; 4. Están peloteando a media cancha y los locutores, ya de plano aburridos, hablan sobre glorias futbolísticas del pasado.
Basquetbol.
Si en el futbol, el gol es una rareza, en el basquet la canasta es de lo más normal. Ataca un equipo, anota. Ataca el otro, anota también. Si el equipo que ataca no anota, es que le cometieron un faul, y entonces le dan chance al jugador de anotar la canasta de tiro libre. Aquí nada de orgasmos de anotación, se hacen puntos por rutina. Los partidos parecen arreglados para que todo se resuelva en los últimos minutos, porque llegan parejísimos y el que anota al final, gana.
Si uno enciende la televisión a medio juego, no pasa nada porque: 1. Los equipos van empatados, y si uno tiene amplia ventaja, cuando falten dos minutos ya no la tendrá; 2. Los locutores hablan de cuántos minutos ha jugado tal basquetbolista y de que hay "una transición"; 3. Un equipo pidió tiempo y van a comerciales.
Beisbol.
Aquí sí no pasa nada de nada. Hay al menos 30 segundos entre un lanzamiento y otro. Total, para que el bateador pegue el enésimo faul. El juego dura como cuatro horas y si hay diez minutos de acción son muchos. Casi todas las carreras son por jonrones que duran como dos segundos para llegar al otro lado.
Si uno enciende la televisión a medio juego, casi seguramente proyectará la imagen del pitcher que se toca la gorra, o del bateador que se acomoda y se vuelve a acomodar los guantes. Por eso a los narradores les da tiempo para platicarnos toda la vida de los jugadores, para sacar una retahíla de estadísticas incomprensibles, para platicar sus anécdotas personales y, por supuesto, para recordar las glorias beisboleras del pasado.
Futbol Americano
Otra mentira. De entrada se juega con las manos, y no con el pie; y no hay bola, sino un balón ovoidal. El juego dura más de tres horas y te dicen que la acción real es de una hora, pero eso tampoco es cierto: normalmente pasan 30 segundos entre jugada y jugada. En esas jugadas, le dan a uno el balón y todos se le echan encima. Cuando muy de repente hay una jugada medianamente interesante, hay un pañuelo en el suelo, lo que significa que la jugada no vale. Donde atrapó el balón no cuenta, y donde no atrapó el balón sí cuenta. Lo peor es que te pasan la repetición y ni los locutores saben por qué voló el famoso pañuelito.
Si uno enciende la televisión a medio juego, la probabilidad más alta es que estén pasando comerciales, porque cambio de posesión, pausa de los dos minutos, tiempo pedido por los Cowboys o algún otro pretexto. Si no, lo más seguro es que los jugadores se están poniendo de acuerdo para la siguiente jugada, mientras los locutores se preguntan si van a correr o pasar.
Automovilismo Fórmula 1
Si uno enciende la tele a media carrera, lo más probable es que encuentre una perspectiva en la que se ve un auto corriendo solo en la pista; si tiene suerte, habrá una "lucha por el undécimo lugar" entre coches que no van tan rápido. Mientras, Fernando Tornello hace cuentas con los segundos que le saca el líder al segundo lugar (cada vez más) y Chacho López comenta: "Checo Pérez está haciendo una carrera muy inteligente".
Boxeo
De entrada es un deporte de bárbaros, no de gente civilizada. Pero bueno, si uno ve el box es para que haya una moquetiza, pero nada de eso. Se la pasan tirando golpes de finta, bailando en el cuadrilátero. De repente hay uno que otro golpe, pero luego se asustan y se alejan, incluso cuando un boxeador va ganando. Como esos incivilizados no acaban con la cara destrozada, la pelea será por decisión de los jueces, y ahí sabe uno que va a ser un robo..
Si uno prende la televisión en medio de una pelea de box, lo más seguro es que los encuentre tirando golpes de tanteo, mientras los locutores gritan aparentemente emocionados, pero no están hablando de la pelea, sino recitando las líneas de un comercial.
Tenis.
Deporte fifí. Se pasan la pelota de un lado a otro de la red, en una cosa interminable. La razón de que es interminable está en la puntuación. De entrada, empiezan a contar de 15 en 15 y luego suman 10, y uno no sabe si el que ganó el juego terminó con 50, 55 o más puntos. Después, no importa ganar un juego con amplitud, o incluso un set. El tenis está hecho para prolongar la partida lo más que se pueda, para hacer que estén empatados aunque uno haya ganado muchos más puntos que otro. Es como un fraude electoral. Al final gana el que menos agotado termina.
Si uno prende su aparato de TV a la hora de una partida de tenis, encontrará a los competidores peloteando, o a uno de ellos secándose el sudor con una toalla. Y rara vez escuchará al comentarista, que está en silencio, probablemente porque ya se durmió.
Atletismo
100 metros planos. Se pasan cinco minutos presentándote a los corredores; otros cinco o más, cuando están en los bloques de salida. La carrera apenas dura diez segundos y normalmente llegan tan apretados que no sabes quién ganó. Los locutores se equivocan al menos con uno de los tres primeros.
Lanzamiento de bala. Un fortachón con una bola de hierro. Es tan pesada, que al tirarla no llega lejos. No tienes idea de si hizo un buen tiro o no, porque la diferencia es de centímetros. La supuesta emoción llega cuando los oficiales dan la distancia. Paso a otro fortachón que se echa talco al pecho y axilas. Es tan aburrido que la cámara deja la final de bala para las eliminatorias de 100 metros planos. Cinco minutos presentándote a los corredores; otros cinco o más, cuando están en los bloques de salida....
Caminata 50 kilómetros. Salen los competidores en bola, los ves marchar unos kilómetros y siguen en bola, los comentaristas hablan de lo extenuante que es la prueba. Regresas media hora después y ahora están en fila india. Los comentaristas hablan de lo extenuante que es la prueba, y que se definirá a partir del kilómetro 35. Regresas al cabo de otras dos horas, seguro ya pasó el kilómetro 35, y ahí siguen caminando, sólo que ya no sabes quién va en qué lugar, porque hay muchos a los que le sacan la vuelta. Si a esas alturas se da el milagro de un rebase de verdad, lo probable es que no lo pasen.
Maratón. Como la caminata, pero corriendo y sin vueltas a un circuito. Aquí no sabes quién va en qué lugar porque no sabes en qué kilómetro está tal edificio.
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