martes, septiembre 17, 2019

Biopics: La Lanterna

La Lanterna

El 5 de mayo de 1989, el día antes del cumpleaños de Taide y mío, quedamos de vernos enfrente del Museo Tamayo. Paseamos un rato, platicamos, nos abrazamos, nos besamos y luego la invité a comer a un restaurante italiano cercano, La Lanterna.

Ahí estábamos, sumergidos en la compañía del otro, cuando sonó una canción bellísima, del maestro Lucio Dalla. “Caruso”.

Mientras la escuchábamos, yo le traducía algunas partes. Sobre todo el coro.

Te voglio bene assai
Ma tanto tanto bene, sai
È una catena ormai
Che sciolgie il sangue dint'e vene, sai

Pero te quiero tanto tanto, sabes
Que es ahora para siempre una cadena
Que disuelve la sangre desde dentro de las venas, sabes

Exactamente eso es lo que yo sentía. Y sé que también ella. Le tocaba la mano y veía sus venas. Quise explicarle la palabra ormai. No significa sólo “ya”, implica algo definitivo, algo para siempre. “De ahora a jamás”. Algo que no termina. Y yo sentía que eso pasaría entre nosotros. Los ríos subterráneos salían a la superficie.

En esos días de transición, en los que iba naciendo en mí una necesidad imperiosa de cambiar de vida, y de hacer de Taide mi pareja, escribí dos artículos de opinión en La Jornada en los que, aprovechándome de la tipografía de ese periódico, le envíe dos acrósticos a partir de la primera letra de cada párrafo. Uno decía “LA LANTERNA”. El otro, más atrevido: “TAIDE TE AMO”.

Yo no lo sabía a plenitud, pero estaba cruzando mi Rubicón. Y la canción “Caruso”, que es la más romántica que conozco, nos ha seguido en distintos momentos.



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