Terminaba
el sexenio de Miguel de la Madrid y yo tenía múltiples chambas. Como profesor
mal pagado de tiempo completo en la Facultad de Economía, asesor de Carlos Payán,
editorialista y columnista en La Jornada,
columnista en Punto y en una agencita
fundada por Fernando Pineda, que colocaba los textos en periodiquitos de
provincia, y comentarista económico dominical en Canal Once. Pero a la hora de
la verdad, yo dependía del trabajo de la UNAM, los trabajadores administrativos
decidieron irse a huelga, y a los profesores que éramos miembros del Stunam nos
retuvieron la paga. Bonito fin de sexenio.
Como
muchos, yo vivía al día, y no me iba a alcanzar con los piquitos de los
trabajos pequeños. No había cobrado en el Once y descubrí que tenía que darme
de alta en Hacienda. Lo hice, cuando las computadoras de SHCP sacaban los
certificados con impresoras de puntos. Mi homoclave responde al oficio de
locutor. Lo curioso, y típico de aquel entonces, es que cuando al fin terminé
de hacer el trámite, todavía hubo que esperar como un mes para cobrar. Ya para entonces, la dichosa e inútil huelga
había terminado.
Por
aquel entonces compartí con mi amigo el Tigre
González Tiburcio una frase: “hay que dejar de usar calzones rotos”. Así
andábamos los profes de jodidos.
Pero no
todo eran tristezas. Por un lado, estaban los hijos, que suelen ser un bálsamo.
Por otro, un par de febriles reuniones con Pepe Zamarripa y Chuy Pérez Cota.
Había espacio para desarrollar encuestas de opinión en los próximos años. Decidimos
que el “proyecto Datavox” se convertiría en una empresa.
Y
lentamente se me estaba gestando una alegría, interrumpida por la huelga. Una
de mis alumnas del Seminario de Desarrollo y Planificación, que me había
demostrado en el segundo semestre de la materia que era una estudiante muy
capaz, era ahora mi adjunta en Introducción a la Economía, con los chavos de
nuevo ingreso. Sí, aquella Taide prendida
de poco tiempo atrás.
Han
pasado los años y me sigue recordando que le puse una calificación injusta en
el primer semestre del Seminario.
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