Mexicanos en GL.
2015
Termina otra temporada más de Grandes Ligas, con muchas novedades en el frente. Por una parte, un número récord de peloteros mexicanos (7) llega a los juegos de playoff. Por otra, vuelve a haber varios debuts de nacionales, luego de algunos años en que no los había. Ningún mexicano rompió su liga, pero al menos cinco destacaron. Entre ellos, vale subrayar a Marco Estrada, quien tuvo la mejor campaña de su vida.
Aquí el balance del contingente nacional, ordenado de acuerdo con el desempeño de cada uno en la temporada (como siempre, incluimos a los paisanos que han jugado con México en el Clásico Mundial)
Marco Estrada. El de Ciudad Obregón tuvo lo que los gringos llaman “a career season”. Inició el año en el relevo de los Azulejos y terminó siendo una de las piezas clave en el banderín divisional de los de Toronto. 18 de sus 28 salidas del año fueron de calidad (3 o menos carreras limpias admitidas en 6 o más entradas lanzadas). Mejoró su control, hizo de su lentísimo cambio de velocidad un arma letal y recibió menos jonrones que de costumbre. Su porcentaje de carreras limpias en la segunda mitad (post-juego de estrellas) fue de un formidable 2.58. Tuvo, además, el carácter para decir que lo tenía cansado el grupito anti-Estrada que se formó en la parte más villamelona de la opinión pública canadiense. Sus números de temporada regular: 13 ganados, 8 perdidos, 3.13 de carreras limpias (el sexto mejor de la Liga Americana) y 131 ponches. Los contrarios le batearon para un mísero .206, el porcentaje más bajo de la liga.
Jaime García tuvo una gran pretemporada, pero se lesionó antes del play-ball oficial. También tuvo que parar un par de semanas por un tirón. Pero más allá de eso, tuvo una campaña más que sólida, con el PCL más bajo de su carrera. 17 de sus 20 salidas fueron de calidad. El zurdo de Reynosa fue el más efectivo de la rotación más efectiva del beisbol, la de los Cardenales de San Luis. Su marca en el año: 10-6, 2.43 de limpias y 97 ponches.
Adrián González tuvo un arranque de ensueño, extraordinario. Pero poco a poco se fue apagando, sin dejar nunca de ser uno de los bats más peligrosos de los Dodgers de Los Angeles. Bajó de .373 en abril a .233 en septiembre-octubre, y un final flojo es algo insólito en la carrera del Titán tijuanense. A la defensiva, está considerado como el mejor inicialista del beisbol. Sus numeritos de la temporada: .275 de porcentaje, 28 cuadrangulares, 90 producidas (un montón, pero su cantidad más baja desde 2006) y 76 anotadas. Le bateó mejor a los lanzadores zurdos que a los derechos (y a cerrar el inexistente “librito”).
Roberto Osuna debutó a los 20 años ponchando a Alex Rodríguez –quien se convirtió, a partir de ahí en uno de sus clientes- y pronto demostró que, pese a su juventud, era el mejor relevista de los Azulejos. Se convirtió en el cerrador del equipo, y lo hizo bien. El Cañoncito de Juan José Ríos (El Ejido Más Grande del Mundo), culminó su temporada de debut con marca de 1-6, 20 salvamentos (que es lo que importa) en 23 oportunidades (en dos de las fallas le tiró la victoria a Marco Estrada), un muy buen 2.58 de carreras limpias y 78 ponches, además de 7 holds (ventajas sostenidas en situación de salvamento). Probablemente esté en la terna de Novato del Año de la Liga Americana (pero le ganarán Correa o Lindor).
Joakim Soria tuvo la suerte contraria a Osuna. Inició prácticamente como cerrador de los Tigres de Detroit, y se vio imponente. Lo pasaron a los Piratas de Pittsburgh, como preparador y ya no fue tan efectivo. El de Monclova terminó la campaña con 3-1 en ganados y perdidos, 24 salvados (en 30 oportunidades), 11 holds y 64 chocolates recetados. Su PCL lo ubica como lanzador de elite: 2.53
Yovani Gallardo, cuando fue contratado por los Rangers de Texas por una cifra récord para un lanzador mexicano -13 millones de dólares-, había generado expectativas mixtas. Terminó siendo mejor de lo que pensaba la mayoría de los analistas, con rachas en las que estuvo de verdad intratable. El michoacano terminó la temporada regular con marca de 13-11, 3.42 de efectividad y 117 ponches. Llegó a 102 victorias de por vida, con lo que superó a Teodoro Higuera y está a dos triunfos de igualar al Rocket Valdez en el tercer lugar entre mexicanos. La efectividad es la mejor de su carrera, el número de ponches por entrada lanzada, de los más bajos. 12 de sus 33 aperturas fueron de calidad (pero no tanto porque le anotaran mucho, sino porque no llegaba a las 6 entradas lanzadas). Un problema adicional, fue que se le embasaron muchos bateadores: su experiencia contribuyó a que la mayoría de ellos se quedaran esperando, sin poder anotar.
Sergio Romo, en sus labores de preparador de cierre para los Gigantes de San Francisco, fue el segundo pitcher con más holds en Grandes Ligas, con 34. Un verdadero caballo de batalla, normalmente dominante. El californiano acabó la temporada con 2.98 de PCL, pero la posición de preparador es ingrata. Si lo haces bien, un discreto hold; si fallas, cargas con la derrota y, en el año, con una fea marca de 0-6 en ganados y perdidos.
Jorge De la Rosa puede seguir presumiendo que es el mejor lanzador de los Rockies. De hecho rompió la marca de victorias para un pitcher de ese equipo y rebasó los mil ponches en su carrera. Eso no significa que el regiomontano haya tenido una gran temporada: fue desigual, como suele ser (y, a diferencia de otros años, fue más dominante de visita que en el Coors Field). 14 de sus 26 salidas fueron de calidad. Terminó la temporada con marca de 9-7, 4.17 de efectividad y 134 ponchados.
Fernando Salas tuvo una temporada discretamente efectiva con los Ángeles de Los Angeles. En el relevo intermedio, el de Huatabampo se apuntó 17 holds, 5 ganados, 2 perdidos, 4.24 de limpias y 74 sopitas de pichón.
César Ramos, el angelino de los Ángeles de Los Ángeles funcionó casi toda la campaña como especialista zurdo. Su campaña fue de 2-1, efectividad de 2.75, 5 holds y 43 ponchados.
Oliver Pérez pasó media temporada en los Diamondbacks de Arizona y la otra mitad en los Astros de Houston, siempre como especialista zurdo en el relevo. Al de Culiacán le fue mejor con el primer equipo, y su año dejó qué desear en términos generales. Terminó con 2-4, 10 holds, 4.17 de ERA y 51 ponchados.
Miguel González tuvo una primera mitad decente y una segunda desastrosa, para el olvido, probablemente asociada a molestias en el codo de lanzar, que lo tuvieron un rato fuera de acción. El jalisciense de los Orioles sólo tuvo 8 aperturas de calidad (de 26), con marca de 9-12, 4.91 de efectividad y 109 chocolates.
Daniel Castro es el único otro pelotero de campo mexicano en GL, además de Adrián González. Estuvo dos etapas de la campaña con los Astros de Atlanta. El de Guaymas, que juega short-stop, bateó para .240 con 2 jonrones y 5 impulsadas. En un juego, se quedó a un sencillo de batear el ciclo.
Arnold León vio acción intermitente con los Atléticos de Oakland, como lanzador de relevo. Empezó titubeante y mejoró con la experiencia. La marca del culiacanense: 0-2, 4.39 y 19 ponches.
Manny Bañuelos no tuvo un buen primer año en las Ligas Mayores. A diferencia de León, fue de más a menos. Dos buenas aperturas (pero que no llegaron a los 6 innings), seguidas por otras cuatro terribles, en las que se desinfló tras un par de entradas. En el año: 1-4, 5.13 de efectividad y 19 ponchados.
¿Cómo vendrá 2016? ¿Repuntará el Titán? ¿Se consolidarán Estrada y Osuna? ¿Podrá Jaime García tener una temporada completa para demostrar que es de los grandes? ¿Por cuánto firmará su próximo contrato Yovani Gallardo? ¿Encontrará Soria un equipo que lo quiera de cerrador, que es donde cuenta? ¿Subirá Julio Urías al equipo grande de los Dodgers? ¿Habrá alguna otra cara nueva? El tiempo dirá.
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