miércoles, diciembre 08, 2004

Nessun Dorma!

Amada mía:

Estaba yo el otro día oyendo “Nessun Dorma!” cuando me puse, por primera vez, a escuchar el texto del aria. Me pareció extraordinario.

¡Que nadie duerma! !Qué nadie duerma!
¡También tú, oh Princesa
en tu fría habitación
miras a las estrellas que tiemblan
de amor y de esperanza!
Pero mi misterio está encerrado en mí
¡Nadie sabrá mi nombre!
¡No, no, sobre tu boca lo diré,
cuando la luz ilumine!
Y mi beso disolverá
El silencio que te hace mía
¡Apúrate, oh noche! ¡Poneos, estrellas!
¡Poneos, estrellas! ¡Al alba venceré!
¡Venceré! ¡Venceré!


Yo tenía entendido que el Príncipe había resuelto los acertijos y enigmas de la Princesa Turandot y que, a cambio, le había pedido a ella que averiguara su nombre. En el aria, él se muestra dispuesto, al amanecer, a revelarle su nombre. Sabe que sólo si ella conoce su nombre, podrá ser suya.

Me pareció entonces todo claro. ¿Cómo podrían juntarse felizmente si no es resolviendo sus respectivos enigmas? ¿Cómo podría hacerse el amor si no es conociéndose? (Ya ves que los nombres suelen ser mágicos).

Ayer, después de la cena, volví a recordar el aria. Y acabo de checar la historia de Turandot. Es diferente, pero parecida.

Quien no responda correctamente a los acertijos de la Princesa Turandot es condenado a muerte. El hijo del depuesto rey tártaro se apunta.
Una antecesora de Turandot fue asesinada brutalmente por un príncipe conquistador, así que Turandot se venga de todos los hombres, determinando que ninguno la debe poseer.
Los enigmas son:
¿Qué es lo que nace cada noche y muere a cada amanecer?
-La esperanza
¿Qué brilla y es rojo y cálido como una llama, pero no es fuego?
-La sangre
¿Qué es como el hielo, pero quema?
-Eres tú, Turandot.
La princesa, enojada, le ruega a su padre el emperador, que no la entregue a hombre alguno. Entonces el príncipe, generosamente ofrece que, si ella adivina su nombre al amanecer, él entrega su vida.
Turandot proclama un edicto: bajo pena de muerte, nadie debe dormir hasta que Turandot conozca el nombre del extraño. La gente amenaza al príncipe, pero él no cede. Soldados traen a su padre y a Liú, una chica que adora al principe. Para que no torturen al padre, Liú afirma que sabe el nombre del príncipe. Soporta las torturas y Turandot impresionada, le pregunta por qué:
-Por amor.
Entonces el príncipe le quita el velo a Turandot y la besa. La princesa rompe en lágrimas y con ellas cae la barrera con la que ha intentado impedir sus emociones. El coro aplaude el poder del amor.

Conocer los enigmas. Conocer el nombre (el significado profundo del ser) de la persona amada. Ahí está el gran detalle.

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