Los resultados de los Juegos Panamericanos Santiago 2023 fueron alentadores para México. A pesar de la austeridad presupuestal y del desorden administrativo en la CONADE, los deportistas cumplieron en general. Es importante hacer un balance que no se quede sólo en cuentas alegres, y hacerlo midiendo justas continentales, sin comparar peras con manzanas.
El medallero nos dice que México logró más medallas de oro que nunca en la historia de los Juegos Panamericanos (52) y que también obtuvo más medallas en general (142). Con ello superó las marcas obtenidas, respectivamente en Guadalajara 2011 y Lima 2019. Hay que señalar que, ya que había más competencias en Santiago, es más relevante el aumento en los oros que en el de totales. También es de subrayarse que la delegación mexicana consiguió el objetivo de quedarse con el tercer lugar general, sólo detrás de Estados Unidos y Brasil, superando a Canadá -y, de lejos, a las demás delegaciones-,
Si vemos la evolución del medallero respecto a Lima 2019, encontramos que Brasil y México fueron, en ese orden, los principales beneficiarios de una baja marginal de Estados Unidos (que no siempre mandó a sus mejores atletas), una nueva caída de Cuba y un desplome de Argentina, que parece haberse especializado en deportes de conjunto. Canadá, por su parte, mejoró un poco respecto a cuatro años atrás, pero quedó muy lejos de sus resultados cuando fue sede, en Toronto 2015.
Este resultado, sin embargo, no es parejo en todos los deportes. De ahí la conveniencia de hacer un breve análisis disciplina por disciplina.
Empezamos, como de costumbre, con los deportes más importantes del ciclo olímpico. Ahí hay claroscuros.
En el atletismo, el número de medallas no varió respecto a Lima, pero disminuyeron los oros, pasando de tres a sólo uno, el de la maratonista Citlali Cristian Moscote. Dado que en pocas competencias asistió la elite, se trata de un estancamiento. Las figuras son practicamente las mismas: la fondista Laura Galván, el lanzador de bala Uziel Muñoz, Jesús Tonatiu López en los 800 metros. La única novedad relevante fue Luis Avilés. En la marcha femenina hubo un error tremendo de los organizadores, que midieron mal la ruta. Eso impidió a Alejandra Ortega dar la marca olímpica, con todo y que llevaba ritmo para ello.
En la natación, sigue la mejoría relativa. Ahora ya hubo platas y se repitió una medalla en relevos, pero en realidad México, que fue cuarto lugar en el medallero de la disciplina, está muy muy lejos de las potencias de la región: Estados Unidos, Brasil y Canadá. Son ligas distintas. Paulo Strehlke consiguió meritorio bronce en aguas abiertas, y se ve que tiene futuro.
Donde es visible que sigue el avance es en el ciclismo. México consiguió los mismos oros que en Lima, sólo que en esta ocasión fueron todos en pista. Las velocistas siguen estando entre las mejores del mundo y hubo avances entre los hombres, como se probó en la competencia de Madison. En cambio, nuestros medallistas de Lima en ciclismo de montaña cedieron ante un error que le causó una suspensión (Ulloa) y ante la edad (Campuzano).
Y donde se puede hablar de retrocesos es en gimnasia artística, sobre todo la varonil. Las mujeres resintieron la ausencia y liderazgo de Alexa Moreno, pero cumplieron. Los hombres quedaron muy por debajo. En general, dos bronces saben a poco. Sólo Alexa podrá hacer algo en París.
Seguimos, con nuestro método, con los deportes en los que México ha destacado recientemente. Ahí se encuentra parte de la explicación del éxito de la delegación.
En clavados, México estuvo a punto de hacer una imitación de China, llevándose 8 de los 10 oros en disputa. Es el doble que en Lima. Los problemas con las autoridades deportivas parecen haber tenido el efecto de moderar la desunión que imperaba, no hubo problemas mayores en los selectivos, y una nueva generación está tomando las riendas. Particularmente espectacular fue la actuación de Osmar Olvera, quien se llevó tres oros, y en la final de trampolín le sacó casi 100 puntos al segundo lugar. También fue notoria la manera como Randal Willars se hizo del oro en el último clavado de la plataforma. Gran dominio de Agúndez y Orozco en la plataforma femenil y hasta Arantxa Chávez por fin superó la presión y subio dos veces al podio.
En taekwondo, hubo un par de medallas doradas más que en Lima. Lo destacable es la consistencia de Carlos Sansores, que no será muy espectacular pero gana. Daniela Souza consiguió un doblete panamericano.
En tiro con arco, una gran distancia entre la actuación de las mujeres y los hombres. Un oro más que en Lima. Alejandra Valencia ya es tricampeona panamericana. Matías Grande logró boleto olímpico. En arco compuesto, lo relevante fue la victoria de Dafne Quintero sobre la favorita Sará López, de Colombia, en su camino al oro individual.
Ahora agrego un cuarto deporte: pentatlón moderno. En esta disciplina, a México le fue muy bien en el campeonato mundial, y demostró en Santiago que pasa por un gran momento. Se llevó los 5 oros en disputa (ganó tres más que en 2019) y también las dos platas en pruebas individuales. Una federación pequeña, que trabaja bien, puede ser parte de la respuesta al por qué.Paso a otros deportes olímpicos, y ahí se ve que unos van para adelante -a veces con fuerza- y otros como el cangrejo.
Entre las que van claramente hacia adelante -quizá también impulsadas por las disputas con Ana Guevara- están las deportistas de natación artística. Se llevaron dos oros (primera vez en la historia de los Juegos Panamericanos), y sendos boletos olímpicos colectivos. Derrotar a Estados Unidos en esa disciplina no es fácil, y más si está una plaza para París en juego (digo, es obvio que la selección de EU de natación artística tiene rating en su país). Gran actuación.
Otra disciplina que ayuda a explicar la suma de oros es el tiro deportivo, que había estado a la baja en años recientes y en el que México tuvo una mala actuación en el Mundial de este año. Pasamos de cero medallas de oro a cinco, con Alejandra Zavala y Edson Ramírez como figuras (pero no las únicas). Tanto la veterana como el joven (pero no novato) dieron muestras de gran capacidad. Se lograron de paso boletos para cinco tiradores.
Finalmente, uno de los deportes que avanzaba paso a pasito, dio otro pasito más, ahora sí definitivo para obtener plaza olímpica: la gimnasia rítmica. El pase, sí, tuvo la ayuda de que Brasil, que despegó, consiguió plaza en los Mundiales. Pero de nuevo, México lo hizo superando a Estados Unidos.
Aquí terminan los avances evidentes. Hay disciplinas, como el remo, en las que México tiene, claramente, algunos representantes fuertes: Kenia Lechuga y Alexis López, quien tomó, de manera mejorada, la estafeta de Alan Armenta. Repitieron oro. Detrás de ellos, muy poco. Algo similar sucede en el canotaje: pasamos de uno a dos oros, pero tiene que estar Brenda Briones (y, de preferencia, también Alanís y Montemayor). Pero hubo 6 medallas menos que en Lima.
Golf y vela dieron una medalla de oro cada uno, con el profesional Abraham Ancer y la gran promesa Mariana Aguilar, respectivamente. Igual son flores en el desierto (sobre todo en el caso del velerismo, porque en golf hay unos cuantos nombres). Triatlón cumplió, con un oro y dos bronces (uno, del eterno Grajales). En gimnasia de trampolín hubo las consabidas medallitas de la mano de Dafne Navarro. El equipo fifí de equitación (los mismos nombres de siempre) logró su objetivo de plaza olímpica, pero ninguna medalla.
Pasamos a las decepciones. La más notoria, a mi entender, fue en halterofilia. Ninguna de las mujeres obtuvo medalla. Da la impresión de que no hubo una adecuación ordenada hacia los nuevos pesos olímpicos. Los levantadores de pesas varones pueden ser competitivos a nivel continental, pero difícilmente lo serán a nivel olímpico. Ya no hubo oros.
En los deportes de combate, la actuación fue entre mediocre y mala (y uno piensa si en ello tuvo que ver el prolongado cierre del CNAR y de los gimnasios). En boxeo, la muy destacada actuación de Marco Verde (quien se despachó, en seguidilla, al cubano y al estadunidense) no debe ocultar que en la mayor parte de las categorías los nuestros caían como moscas. En judo, hubo una mejoría marginal, pero seguimos sin sacar oro En karate, un oro bien ganado y una plata un tanto casual, pero en general una actuación poco destacada. En esgrima, los últimos cantos -tres bronces- de la que pudo ser una generación dorada de tiradoras. Y en lucha, una verdadera desgracia: muchos eliminados a la primera y solamente un bronce.
Otras actuaciones decepcionantes fueron en volibol de playa, donde ambas parejas repitieron su fracaso del mundial de Tlaxcala (sic) y en surf, donde el campeón mundial Alan Cleland se quedó sin llegar siquiera a las semifinales (habrán sido las olas que escogió, la verdad no sé).
Por otra parte no se puede decir mucho de los deportes en donde México nunca ha sido relevante. Logró tres bronces en badminton y uno en tenis de mesa, cuando se había quedado en blanco cuatro años atrás. Unos desconocidos no hicieron nada en un torneo de tenis lleno de desconocidos. Y en deportes olímpicos nuevos, como escalada, skateboarding y breaking, estamos en pañales.
Pasemos a los deportes de conjunto. La nota la dio la selección femenil de futbol, que ganó todos sus partidos y se quitó la espina de la eliminación olímpica. La varonil inentó hacerlo, pero no pudo, y se quedó con el bronce. Bronce también obtuvieron los beisbolistas, ganando a equipos fuertes y perdiendo contra escuadras sin renombre. El bronce de las volibolistas es meritorio, tomando en cuenta también que lograron llevarse dos sets ante Brasil en la semifinal. Hubo actuaciones decentes en softbol y basquetbol 3x3. En los demás, la diferencia fue si perdíamos apretadamente o si casi todos nos pasaban por encima y nos aplastaban (como en rugby).
Termino con los deportes no olímpicos, que ayudan mucho a la hora de revisar el medallero.
En pelota vasca, México cumplió con todas las expectativas, y se llevó un oro más que en Lima, con seis, además de las dos platas en trinquete, donde estaba cantada la victoria argentina. Fueron todas victorias contundentes.