martes, marzo 21, 2023

México en el Clásico Mundial de Beisbol 2023

 

El equipo mexicano de beisbol quedó en tercer lugar en el Clásico Mundial 2023, en lo que claramente es su mejor participación en este torneo. En la etapa de eliminación directa, llegó a concitar un interés social en el país que no conocía el Rey de los Deportes, desde los ya lejanos tiempos del Toro Valenzuela. Va, a continuación, un breve análisis general y partido por partido.

El róster

El retraso en el armado del equipo y el nombramiento de Benjamín Gil -con desastrosa participación en los Juegos Olímpicos de Tokio- causaron cierta preocupación entre los aficionados. A la hora de la verdad, las ausencias notables fueron pocas: el receptor Alejandro Kirk, porque el nacimiento de su hijo retrasó su reporte con los Azulejos; el infielder Ramón Urías y el relevista de fuego Andrés Muñoz, porque no tenían seguro, al terminar la temporada 2022 en la lista de lesionados. Igual caso, el del jardinero Luis González y los relevistas Víctor Arano y Víctor González. Roberto Osuna, con grandes números como cerrador en Japón, no fue convocado (supongo que por razones de ecología del grupo). Wilmer Ríos se bajó o fue bajado porque su boda estaba programada para el fin de semana de los juegos definitivos.

Algunas de esas ausencias fueron bien cubiertas: Austin Barnes pasó de segundo catcher a la titularidad; Alan Trejo cubrió el puesto vacante en el cuadro; se logró la participación de Alek Thomas y Jarren Duran en los jardines. Donde sí se resintieron las ausencias fue en el bullpen, como veremos.

Benjamín Gil armó una rotación muy lógica, con los cuatro mejores lanzadores con los que contaba en el orden de calidad, sin importar rival. Eso le permitía usar a los mejores dos en los juegos de cuartos y de semifinal. Los otros abridores ligamayoristas fungirían como relevo largo, en vista de la regla de linitación de pichadas. Hay que decir que la estrategia funcionó.

Un tropiezo inesperado, Colombia 5, México 4


El estelar Julio Urías lanzó cuatro entradas perfectas y México tomó ventaja con un sencillo productor de Isaac Paredes, pero en el quinto inning el culichi tendría un mal momento, al recibir tres carreras, por otros tantos extrabases consecutivos. Gil lo mantuvo en la loma y sacó el resto de outs. Arozarena empataría con cuadrangular de dos carreras. En el relevo, Luis Cessa lo hizo bastante bien, pero hubo un break, un momento de suerte a favor de Colombia: una rola que iba directo hacia el infielder bien colocado golpeó el pie del lanzador, se desvió y se convirtió en hit productor. Aún así, México empataría con oportuno sencillo de Alex Verdugo, cerraría la puerta con Giovanny Gallegos y mandaría el juego a extrainnings. En el décimo, Colombia anotó por un error de fildeo de Luis Urías (quien tuvo una noche para el olvido, con un ponche, dos roletazos para doble play y ese costoso error) y los bats mexicanos se encontraron con un relevista que tiraba fuego. Un buen partido, decentemente manejado, en el que la suerte (ese break de la cuarta carrera colombiana) cambió rumbo y resultado.

Ya son clientes, México 11, Estados Unidos 5 

El segundo partido de la primera ronda era, para México, de ganar o ganar. Gil repitió alineación. El abridor zurdo Patrick Sandoval tuvo una buena actuación, limitando a los gringos a una carrera en tres entradas. La clave fueron los jonrones de Joey Meneses, acompañados de buenas piezas de bateo de Randy Arozarena y el magnífico papel que jugó el relevista largo, el tijuanense Javier Assad, que colgó tres argollas al equipo de las barras y las estrellas. JoJo Romero, quien nunca estuvo fino, aceptó un cuadrangular de Will Smith, pero luego México con un rally de cuatro carreras que estuvo a punto de provocar un espectacular nocaut. Para el cierre de la octava, Gil mandó a la lomita a sus cuatitos César Vargas y Samuel Zazueta que, al tiempo que demostraron que hay una gran diferencia entre las Ligas Mayores y la LMB, permitieron a EU perder con cierta dignidad. Gerardo Reyes colgó el cero en la novena.

Una victoria tensa, Gran Bretaña 1, México 2

Se suponía que Gran Bretaña sería el pichón del grupo, pero -salvo en un partido- demostró ser un hueso difícil de roer. Benji Gil hizo tres cambios respecto al line-up original, Jonathan Aranda en la segunda, en vez de Urías; Jarren Durán en el central, en vez de Thomas y Alexis Wilson en la receptoría, en vez de Barnes. Taijuan Walker lanzó de manera extraordinaria cuatro entradas, pero la escuadra mexicana sólo pudo anotar una carrera: un sencillo de Wilson empujando a Paredes. A diferencia de otros partidos, Gil pensó en varios relevos cortos tras el abridor, en el supuesto de que ya habría ventaja amplia, no de una carrera. Armenta cumplió, luego vino el inefable Manny Barreda y se metió en líos. JoJo Romero fue incapaz de impedir que uno de los corredores que heredó de Barreda anotara la del empate, pero luego colgó una argolla. Fue hasta el cierre de la séptima que los abajeños pusieron arriba a México: otra vez Wilson impulsó la carrera de la diferencia. Cruz tuvo el hold y Giovanny Gallegos el juego salvado. 

El show de Randy, México 10, Canadá 3

México ya sabía, antes del partido con Canadá, que sólo tenía de una sopa: ganar. Si lo hacía, era líder del grupo. Si perdía, era eliminado. Gil regresó a la alineación titular, que ya nunca dejaría. El abridor Urquidy no estuvo fino pero, como hemos visto en otras ocasiones, saca los riñones para superarlo. Tuvo la fortuna de comenzar con el juego ganado (ya habían tronado los bates de Arozarena, Meneses y Téllez). Arozarena empujó otra cuando el partido iba 2-1, pero Urquidy aceptó un cuadrangular y ambas escuadras caminaron en el alambre hasta que Randy se despachó con un doble que vació las bases y desniveló el juego a favor de México. La cereza del pastel fue un jonrón de Téllez. Por el lado del relevo, Adrián Martínez estuvo muy bien, así como Sánchez y Reyes. El único que desentonó fue Zazueta, pero la ventaja mexicana era muy grande.

Tremenda remontada, Puerto Rico 4, México 5

Un partido muy emocionante. Julio Urías inició mal, otra vez admitiendo toletazos largos y antes de entrar a batear por primera vez, México perdía 4-0. Gil se ajustó a su plan y Urías lanzó sus cuatro entradas presupuestadas, colgado los restantes tres ceros. Paredes recortó con un cuadrangular y Verdugo acabó empujando otra en algo que pudo ser un rally, pero no lo fue. En tanto, Assad volvía a estar intransitable, luego relevó Romero y lo haría bien esta vez. En la fatídica séptima entrada se armó la ofensiva definitiva: los hits clave fueron sencillos de Paredes y de Luis Urías, que ese día despertó del slump. Luego vendrían una atrapada extraordinaria de Arozarena para evitar el empate puertorriqueño, un cierre -con sus problemitas- de Gallegos y el merecido festejo: México estaba en la semifinal

Dejados en el terreno, México 5, Japón 6

México se fajó ante el favorito. Un tremendo duelo de pitcheo entre Patrick Sandoval y Ruki Sasaki se resolvió a favor del primero tras un cuadrangular de Wicho Urías que produjo tres carreras (y un atrapadón de Arozarena). A partir de que entró José Urquidy al relevo, las amenazas de Japón fueron constantes. Salió ileso, a la Urquidy, en la quinta -con ayuda de Randy- y sexta entradas; en la séprima, con dos outs y hombre en segunda, Gil comete lo que a mi juicio es su primer error importante: saca a Urquidy para meter a Romero en la lógica del "zurdo contra zurdo" (que en Japón no suele funcionar mucho). JoJo da una base y luego admite el jonrón que empata el juego. En la octava, la ofensiva mexicana vuelve a dar de sí: Verdugo impulsa a Arozarena y Paredes a Durán, quien había entrado de emergente por Verdugo, pero en la misma jugada, Meneses es puesto out en home. Aquí entran un par de dudas: ¿cuál es la diferencia de velocidad entre Durán y Verdugo? ¿Y entre Durán y Meneses? A toro pasado, hubiera convenido que Durán entrara de corredor emergente por Cabajoey y no por el Dugie.  O cuando menos, que el coach de tercera hubiera detenido a Joey para mantener vivo el rally. El caso es que Japón se acercó a una contra Jesús Cruz y terminó por darle la vuelta al partido cuando al cerrador Giovanny Gallegos le pasó lo mismo que a sus antecesores Sergio Romo y Roberto Osuna en otros Clásicos: hacer implosión. Hay que decir, sin embargo, que Gallegos había hecho un excelente papel en sus tres apariciones anteiores en el montículo. Gran juego y tocó que nos dejaran en el terreno.

En resumen, el equipo se portó muy bien y no todos pueden estar todo el tiempo al máximo nivel. El timonel hizo lo correcto al mantener al Wicho y a Verdugo en el line-up a pesar de sus slumps. Arozarena brilló como nunca y se convirtió en ídolo popular en México, Cabajoey tuvo momentos excelentes y el serio Paredes mostró consistencia y eficacia con el guante y el bat. Austin Barnes logró algo muy difícil: que no extrañáramos al Capitán Kirk. Por el lado del pitcheo, son destacables las labores abridoras de Sandoval y Walker, pero sobre todo los muy efectivos relevos largos de Assad.

Pero lo más importante es la personalidad que mostró el equipo mexicano. Siempre alegres, siempre luchando, nunca sintiéndose menos que un rival. Un buen ambiente de equipo es fundamental: no es casual que, en distintos juegos, hayan sido diferentes peloteros los que respondieron.

El Clásico en sí, y su futuro, merecen, creo, otra entrada.

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