viernes, noviembre 08, 2024

Mitos geniales X: Rafael Castilleja (Biopics)


¿Cómo eran los periodistas de antes? Un buen ejemplo es Rafael Castilleja, de quien he comentado brevemente en las partes de los Biopics referentes a mi estancia en El Nacional. Van algunas viñetas.

El bazucazo y el director

Castilleja era un joven reportero que había iniciado desde abajo, como ayudante de redacción -hueso, se les decía- en El Nacional. Cuando tenía 24 años, lo mandaron a cubrir "los disturbios estudiantiles" de ese día, el 29 de agosto de 1968. Así lo contaba:
"Esa noche llegué muy emocionado a la redacción. Después del pleito entre los estudiantes y los granaderos, los chavos se encerraron en la Preparatoria Número Uno, entonces llegó el Ejército y de un bazucazo abrieron la puerta y entraron a madrearse y a detener a los estudiantes. Yo hasta había entrevistado al soldado que disparó y me dije: 'ahora sí me van a dar la de ocho'. La nota principal del diario.
Hice mi nota y al rato que me manda a llamar el director. Pensé que era para felicitarme por estar ahí en el momento (risas). Pero no, todo lo contrario.
-Oiga, Castilleja, usted está escribiendo puras mentiras.
-Noo señor, fue lo que vi. Hasta entrevisté al soldado que disparó la bazuca. Ahí está en la nota.
-Pues eso no es cierto. 
-Le juro que es verdad. Es lo que vi.
-Entonces usted vio alucinaciones. Aquí tengo la versión oficial, y es muy distinta a lo que usted escribe. Por ahí nos vamos a ir.
Nada más agaché la cabeza, hermano.
-Mire, le voy a dictar la nota con lo que verdaderamente pasó, usted no le va a cambiar ni una coma y la va a firmar. ¿Entendido?
-Entendido, señor director.
Me dictó el boletín, lo firmé y luego me fui al Palacio (así se llamaba la cantina cercana a la sede de El Nacional) a pasar el mal trago con unas cervezas. 'Ya me chingaron', me dije, ya se acabó mi carrera. Esa era mi preocupación.
Pero no. Al otro día me cambiaron a deportes, cubrí las olimpiadas y también el Mundial. Y en el Mundial entrevisté a Pelé."
Terminaba la anécdota con una sonrisa satisfecha.

El indispensable

Con el tiempo, Castilleja fue ascendiendo de puestos. Pronto fue jefe de redacción, y más tarde subdirector. Hay algunas claves que explican esos ascensos: una, que era un hombre muy trabajador, siempre pegado a la noticia; otra, que aprendió rápidamente algunas necesidades del periodismo de entonces: el uso de eufemismos, del "todo indica que" o "parece que", la capacidad para estar de acuerdo con el gobierno sin ser demasiado obvios y para pegarle a todo lo que parecía oposición sin ser muy directos, la obsecuencia con los encargados de prensa pero manteniendo las bases del oficio, de forma que los mensajes en cabezas y redacción siguieran las instrucciones, pero no fueran tan evidentes; una tercera clave, su buen trato personal. Castilleja era un hombre amable, que no solía levantar la voz, aun cuando fuera seco con alguno de sus subordinados. Prefería las alianzas y no daba ataques de frente, sino de lado.
Así, cuando Pepe Carreño Carlón llegó a la dirección de El Nacional, Castilleja aparecía como el personaje indispensable, el que tradicionalmente había fungido de bisagra y de hilo de conducción entre la redacción, el sindicato y la dirección del diario. Eso, sobra decirlo, le daba un aura de poder al que él fingía no aspirar, pero que usaba de manera cabal. Pero un director como Carreño, que tenía una visión transformadora y que no llegó al diario para administrar lo existente, no iba a utilizar a la correa de transmisión tradicional. 
Castilleja era un tipo listo y entendió rápidamente que eso sucedería.

Dos aventuras periodísticas que no fueron las esperadas

Consciente de que ya no tenía el poder de antes en El Nacional, y de que, en la factura cotidiana del periódico, se estaba formando una pinza entre Antonio Dávila y yo, que limitaba su accionar, Castilleja decidió que regresaría a reportear, y pidió ir a cubrir la inminente invasión estadunidense a Panamá contra el dictador Manuel Noriega. Allí, decía, iba a reseñar la resistencia de los panameños en una guerra que duraría algún tiempo. Llegó casi al mismo tiempo que los bombardeos, apenas pudo dar cuenta de la huida y captura de Noriega y, en contra de sus expectativas, de los festejos de los panameños por haberse librado del tipo y porque tomó posesión el presidente que sí había ganado las elecciones.
Tras esa experiencia, Castilleja decidió ir a cubrir las elecciones nicaragüenses de 1990, las primeras después de la revolución sandinista, que cumplía -tarde- su promesa de convocarlas. A pesar de que, informado por Carlos Mársico (quien vivía entonces en Nicatagua y decía que los sandinistas eran populares en el campo e impopulares en las ciudades), le advertí que podía ganar Violeta Chamorro, él estaba seguro de que el pueblo ratificaría el triunfo de quienes lo libraron de la dictadura somocista. Se equivocó (pero también Mársico, porque Daniel Ortega perdió igualmente en amplias zonas rurales). Regresó cabizbajo a México.

El affaire Castañeda

En la primavera de 1990, el presidente Salinas hizo una gira al extremo oriente, se llevó a Pepe Carreño Carlón, y Pepe me encargó informalmente que me hiciera cargo de las ediciones. Eso hice. Pero los sábados los dedicaba a mis hijos, y eran como un remanso, así que le dejé el diario a Castilleja. El domingo en la mañana me habla Héctor Aguilar Camín, indignado por el editorial del periódico. Sucede que hubo un atentado contra la secretaria de Jorge G. Castañeda y el editorial, tras una condena genérica, sembraba la cizaña de que Castañeda andaba en malos pasos: típica actitud de una prensa gobiernista acostumbrada a golpear a todo lo que, a su parecer, no se pliegue a la línea oficial. Es la marca del periodismo al servicio del autoritarismo. Evidentemente, Castilleja había escrito el editorial, armado de los viejos reflejos. Le costó trabajo entender que se había equivocado; vamos, Castañeda era "cercano a Cuauhtémoc Cárdenas, opositor al Señor Presidente, hermano". Para que entendiera, le dije que también era cercano a personajes importantes del gobierno, como Manuel Camacho. De inmediato, escribí un editorial que intentaba corregir el error y condenaba sin ambages el atentado. No fue suficiente para los agraviados. Al martes, Miguel Ángel Granados Chapa así lo hizo explícito en su columna. También recibí en mi casa una llamada de Camacho, con la extraña sugerencia de que comparara el malhadado editorial de Castilleja con aquellos que acusan a una mujer violada porque llevaba minifalda. Cuando finalmente me pude comunicar con Carreño (todavía no había teléfonos celulares y había que hablar al hotel a la noche de Japón), me instruyó: "echémonos más ceniza". Así lo hice, con otro editorial. Castilleja estaba pálido todos esos días, movido entre el temor de ser despedido y, sobre todo, la vergüenza de haberse equivocado en la línea editorial.
Al regreso del director Carreño, éste escribió, seguramente por instrucciones presidenciales, un tercer editorial de arrepentimiento, en primera plana y firmado por él, para zanjar el asunto. Ceniza como de exhalación del Popo. El gerente insistía en que había que correr a Castilleja, pero Pepe Carreño le respondió:
-Es lo último que haría.
El affaire Castañeda, que a mí me costó sólo un regaño por no entender que, cuando el Presidente sale de gira, no hay que hacer la más mínima ola, significó para Castilleja una ulterior disminución de su influencia. Se convirtió en una sombra de lo que era, y pedía que yo le revisara todo lo que hacía.
Pocos meses después, con el pretexto de que su hijo estudiaba en el ITAM y era muy caro, solicitó que se le liquidara. Trabajaría más tarde en Novedades, en El Sol de México y en proyectos de periodismo pagado ("con apoyo editorial", dice el eufemismo), con sus cuates del Club Primera Plana.

Doble chamba

A principios del Siglo XXI, conseguí -con la intercesión de Eduardo Medina Mora- los expedientes que tenía el CISEN sobre mí. Me pareció curioso que no hubiera información alguna de cuando yo estaba en el PMT en Sinaloa, muy poca sobre mi paso por el PSUM, algunita -y muy mala, esos orejas eran pésimos- como profesor "marxista" de la Facultad de Economía, y un montononón sobre mi paso por El Nacional. Mi primera reacción fue: "los gobiernos del PRI espiaban más a su gente cercana que a los opositores".
Un día le comenté eso a Toño Dávila, y me respondió:
-Pues claro que allí es donde había más información, si Rafael Castilleja era agente del CISEN. Hasta director de investigación fue. Y allí es donde se refugió cuando salió de El Nacional.

Una última plática

Por ahí de 2013 o principios de 2014, Castilleja, ya setentón, llegó a Crónica a sondear, sin muchas ganas y sin muchas esperanzas, la posibilidad de reintegrarse a la redacción de un diario. No había lugar para él, a pesar de su amplia experiencia. Como siempre, su trato fue muy amable. Fue la última vez que lo vi. Murió en 2023. 

  

martes, octubre 01, 2024

De Piratas avaros y campañas sin muchas luces

Rowdy vs. los Piratas avaros

 Mexicanos en GL.  2024

Hay cosas que ni qué, el beisbol es también un negocio. La nota de septiembre para los mexicanos en Grandes Ligas fue la manera inopinada como los Piratas le dieron las gracias a Rowdy Téllez, por una cuestión de dinero. Por lo demás, no fue un mes en el que algún miembro del contingente nacional brillara particularmente. Quien mejor lo hizo al bat fue Jonathan Aranda, y entre los lanzadores, Vicente Bellozo y Manuel Rodríguez: las caras nuevas, pues. Y la temporada 2024 no fue muy benévola para los peloteros nacionales en Grandes Ligas, como se verá.

Como de costumbre, va un resumen de la actuación de los peloteros nacionales, clasificada de acuerdo a su desempeño en la temporada.

Jarren Durán. Aunque perdió fuelle hacia el final de la campaña, el jardinero de los Medias Rojas tuvo la mejor temporada de su vida y es, sin duda alguna, el más destacado de todo el grupo. En la temporada bateó para .294, 21 cuadrangulares, 111 carreras anotadas y 75 producidas. Su OPS fue un robusto .834 y se robó 34 bases. Tiene los famosos cinco instrumentos: contacto, poder, velocidad, fildeo y brazo. Tardó un poco en madurar, pero lo hizo a lo grande.

Andrés Muñoz. El cerrador de los Marineros se mantuvo por debajo de su nivel en septiembre, y echó a perder un juego clave para la posible clasificación de los Marineros a playoffs. Aún así, el de Los Mochis fue un puntal en el bullpen de Seattle. Terminó el año con marca de 3 ganados, 7 perdidos, un magnífico 2.12 de efectividad, 22 salvamentos, 6 holds. 77 ponches recetados y un WHIP de 0.96: se le embasó menos de un rival por entrada lanzada. 

Randy Arozarena resultó beneficiado por el cambio de los Rays a los Marineros. Los dos primeros meses de la temporada, en los que bateó basura, condicionaron sus números en la temporada (aunque tampoco es que en el resto de la campaña haya jugado como superestrella). Termina 2024 con .219 de porcentaje, 20 jonrones, 20 robos (sí, entró al club 20-20) y 60 carreras empujadas. Su OPS, medianito: .720

Manuel Rodríguez estuvo en AAA en dos momentos de la temporada, pero cuando jugó con el equipo grande de Tampa Bay lo hizo muy bien. El derecho yucateco hizo números en el año de 3-4, muy buena efectividad de 2.15, 2 rescates, 11 holds y 34 ponches.

Jojo Romero, a pesar de que ganó dos juegos en septiembre, tuvo un mes bastante complicado, y terminó en la lista de lesionados. Los números en el año del zurdo de los Cardenales: 7-3, un decente 3.36 de limpias, 51 rivales pasados por los strikes y 30 holds. Parece haber asegurado un lugar en el róster para 2025.

Isaac Paredes. El sonorense resultó evidentemente afectado por su cambio a los Cachorros de Chicago, en particular en lo referente al poder. El callejón del jardín izquierdo de Wrigley Field no es tan amable como el del Tropicana. Mejoró un poco su contacto en septiembre, pero no conectó cuadrangular. Con eso, sus numeritos finales son .238. 19 jonrones, 80 carreras impulsadas (fue el mejor mexicano en ese departamento), OPS de .739 y una basecita robada.

Javier Assad no tuvo aperturas de calidad en septiembre y perdió dos juegos. El tijuanense suele ser dominador, pero tiene el problema de que se llena de pitcheos, y a menudo tiene que salir en la quinta o sexta entrada. El de los Cachorros terminó con marca de 7-6, 3.76 de limpias y 124 chocolatotes servidos. Fue, de lejos, el mexicano que más innings lanzó en 2024.

Alex Verdugo nunca llegó a salir de la mala racha en la que se metió a media temporada. Firma uno de sus peores años en las Mayores. Terminó como noveno bat de los Yankees, que lo contrataron pensando en otra cosa. Sus numeritos: .233, 13 palos de vuelta entera, 61 producidas, sólo dos robos y OPS de .647.

RowdyTéllez empezó flojo, pero luego tomó ritmo y estaba por terminar la segunda mejor temporada de su carrera cuando, la última semana, los Piratas de Pittsburgh le dieron las gracias. Sucede que Rowdy recibiría un bono de 200 mil dólares si tenía 425 o más apariciones en el plato, llevaba 421 y los Piratas ya estaban eliminados. La gerencia se deshizo de un decente inicialista para ahorrarse unos billetes. A ver que jugador de medio pelo decide firmar con ellos después. Jugando en la parte fuerte del platoon de los Piratas (contra lanzadores derechos), Rowdy bateó para .243 de promedio, 13 vuelacercas, 56 producidas y un robo de base. Su OPS quedó en .691, apenas debajo de lo que se considera bueno.

Ramón Urías estuvo lesionado buena parte de septiembre, pero a su regreso fue uno de los pocos Orioles que no se durmieron al final de la temporada. Su guante sigue siendo prodigioso y bastaría para la titularidad. Este año fue ayudado por números decentes de bateo. Veremos cómo le vas en postemporada. Sus números de la temporada: .252, 11jonrones, 37 empujadas, un robo y un OPS de .745. Quién diría que en ese rubro terminaría por encima de Paredes.

Valente Bellozo tuvo cinco salidas en septiembre, con lo que sumó 14 en la campaña. El novato de los Marlines no dura mucho en los juegos, porque lo están llevando con cuidado, pero promete.  En el año: 3-4, 3.67 de PCL y 44 ponches (el chocolate no es su plato favorito, sino que le bateen flojito).

Alejandro Kirk siguió mejorando sus números al quedarse con la titularidad en la receptoría de los Azulejos, pero estuvo lejos del fenómeno de hace dos años. Excelente a la defensiva, nulo como corredor, sigue siendo un pelotero muy interesante. Bateó para .253, con 5 cuadrangulares y 54 producidas. OPS de .678.

Brennan Bernardino terminó muy a la baja un año en el que había empezado muy bien. Finalizó 2024 en la lista de lesionados. En el año: 4-3, una efectividad que subió a 4.06, 56 pasados por los strikes y 14 holds.

Víctor González fue dejado en libertad por los Yankees a mediados de septiembre. El nayarita tuvo récord de 2-1, 3.86 de PCL, 2 juegos salvados, 3 holds y solamente 11 ponches. 

Joey Meneses parece haber terminado su estancia en Grandes Ligas luego de que los Nacionales no lo volvieran a subir de AAA, tras una primera mitad poco productiva. El sinaloense terminó con .231 de porcentaje, 3 jonrones, 42 impulsadas, un robo de base y un bajísimo .593 de OPS.

Jonathan Aranda jugó bastante poco en la temporada. Una lesión en los entrenamientos de primavera y otra cuando estaba en AAA lo condicionaron. Pero su último mes en Tampa Bay nos dice que tiene poder y calidad para ser titular en 2025. El tijuanense terminó con .234, 6 jonrones y 14 producidas. OPS de .738, lo que habla de su poder.

Daniel Duarte. Lanzó poco porque se lesionó pronto, pero lo hizo bien. 1-0 y 2.25 de efectividad. 

Austin Barnes tuvo, para sus estándares, una buena temporada bateadora. En la receptoría sigue siendo muy bueno, aunque le den poco juego.  El de los Dodgers bateó para .264, con un palo de vuelta entera, 11 producidas y 3 robos de base.

Alek Thomas se la pasó entre lesiones, subidas y bajadas a AAA e irregularidad en el juego. El jardinero de los Diamondbacks bateó para .189, con 3 jonrones, 17 empujadas y 4 robos.

Luis Urías regresó en septiembre a los Marineros, para darles profundidad en la banca, tras haber sido bajado a AAA. Ahora es claramente un infielder suplente. Bateó para .191, con 4 jonrones y 16 producidas.

Cesar Salazar se tomó tres tacitas de café ligamayorista en el año. El cátcher suplente de Houston mostró cualidades al bat: .320 de porcentaje, con 20 impulsadas.

Humberto Castellanos vio acción en dos momentos durante el bimestre, jugando para Arizona como relevo largo. Llegó a salvar un juego, pero la efectividad del de Tepatitlán es alta (y, por lo tanto, mala): 5.23. Ponchó a 11. 

Gerardo Reyes, como de costumbre, ha sido llamado sólo para tomarse dos buchitos de café ligamayorista, porque ni a tacita llegan. Ahora con Oakland, lanzó 4 entradas y permitió 2 carreras limpias. 

Patrick Sandoval, con ruptura de ligamentos en el codo de lanzar. Su deficiente 2024 terminó con 2-8, 5.06 de carreras limpias y 81 chocolates..

Giovanny Gallegos. Annus horribilis. En agosto, los Cardenales dejaron ir a quien alguna vez fuera su cerrador estelar. El sonorense difícilmente regresará a la MLB. Sus números:  2-1, un salvado, 2 holds, 6.53 de efectividad y 21 ponches.

Taijuan Walker empezó ganando juegos a pesar de lanzar mal, luego los perdió en seguidilla, a pesar del buen bateo de los Filis, lo pasaron al relevo largo, mejoró tantito. Intentaron que abriera juegos de nueva cuenta y lo sacaron a palos. Malísima temporada: récord de 3-7, un horrendo 7.10 de efectividad y 58 ponchados.

Alan Trejo. El campocorto fue pronto dejado en libertad por los Rockies, ante su nulo bateo. Lo adquirieron los Dodgers, pero nunca pensaron en subirlo. Sus números en Grandes Ligas:.143, con una producida.

 

lunes, septiembre 30, 2024

AMLO, un balance crítico


Termina la presidencia de Andrés Manuel López Obrador. Tiempo de balances. Lo haremos en orden: primero, lo que le salió bien; después, lo que le salió mal y, finalmente, un esbozo de su legado (que son las cosas que le salieron bien a López Obrador, para mal del país).

Algo en lo que, sin duda, tuvo éxito López Obrador fue en su estrategia de comunicación. Logró que, por buena parte del sexenio, las conferencias mañaneras ocuparan el grueso de la agenda de discusión pública, con el agregado de que la oposición política y social mordió los anzuelos la mayor parte de las veces.

Las Mañaneras fueron todo lo contrario al ejercicio de rendición de cuentas que dijeron ser. Fueron un lugar privilegiado para una campaña electoral permanente, en la que el Presidente dio rienda suelta a sus filias y fobias (sobre todo estas últimas). Ahí, resbaló críticas, negó evidencias, presentó sus otros datos y mantuvo el discurso maniqueo contra los “conservadores” y “neoliberales”, que fue disciplinadamente replicado por un grupo cada vez más reducido de periodistas -en Palacio Nacional- y por uno cada vez grande entre los activistas informativos de Morena en las redas sociales.

Hay que decir que ese discurso, en su simpleza y su dureza, tuvo resultados positivos para López Obrador y su movimiento. La mayoría de la gente se tomó al menos parte de la pastilla azul y decidió seguir creyendo bastante de lo que se decía desde el púlpito presidencial.

Otra cosa que le salió bien -y hay que decir que fue positiva para el país- fue la política salarial. Los aumentos reales al salario mínimo (que creció a más del doble) produjeron un ligero efecto de cascada y el resultado fue un crecimiento de 41% de la masa salarial en el sexenio (a precios constantes) y una disminución de casi 5% de la población en situación de pobreza laboral. La repartición de ayudas directas, y en especial las dirigidas a los adultos mayores, contribuyó a una baja en la pobreza por ingresos. Como veremos adelante, eso no se tradujo en una baja similar en la pobreza multifactorial.

La combinación de la estrategia de comunicación con la caída en la pobreza por ingresos, sumada al uso clientelar de los recursos públicos, acrecentado en tiempos electorales, explica en mucho el éxito contundente de Morena y sus aliados en las elecciones pasadas.

Habrá quien diga que López Obrador tuvo éxito también en un par de temas económicos: el manejo de la inflación y del tipo de cambio. Quien lo señale omite dos cosas. La primera es que la inflación, aunque no se disparó, estuvo en niveles similares a los de los sexenios inmediatamente anteriores, pero los precios de la canasta básica crecieron más que el promedio. La segunda es que el tipo de cambio se mantuvo estable sólo gracias a la política monetaria del Banco de México, que a su vez ejerció como freno a las inversiones y a una mayor creación de empleos. El caso es que AMLO libró una de las pesadillas que quería evitar, por recuerdos de sus años mozos: la devaluación de fin de sexenio.

Pero la inflación y el tipo de cambio no equivalen a toda la economía, y aquí empezamos con las cosas que salieron mal. De entrada, el crecimiento económico en el sexenio que termina fue inferior al 1% anual. Esto significa que el producto por persona es menor al que había al inicio del gobierno de AMLO. Hay más personas empleadas, ligeramente mejor pagadas, pero menos productivas (entre otras cosas, porque más de la mitad se encuentran dentro de la economía informal). Estancamiento puro.

Parte de la explicación está en el mal manejo económico durante la pandemia de COVID-19. El gobierno, casado entonces con el déficit cero, como si se lo dictara el FMI de los años 80, se rehusó a dar apoyos a quienes estaban perdiendo su fuente de ingresos. El resultado fue una caída del producto muy superior a la media mundial y una recuperación más lenta que en casi todos los demás países. En vez de contratar deuda barata en 2020 se contrató deuda cara en 2023-24, con el resultado de que la calificación de la deuda mexicana está a la baja.

Otra parte está en la escasa inversión pública, que cayó 2.3%, desde niveles que eran ya preocupantes. Esta caída en la inversión pública es particularmente notable porque el grueso de los recursos se destinó a las tres obras insignia de AMLO. Este ha sido el sexenio de la falta de mantenimiento en la obra pública. La inversión privada sólo suplió parcialmente esa caída y la inversión extranjera directa, a pesar de las ventajas del nearshoring, está a los niveles de hace seis años.

El énfasis de un presupuesto limitado en los apoyos directos, las obras insignia y el espejismo de la soberanía energética, significó caídas severas en áreas clave y poner dinero bueno al malo. El caso más dramático es el del sector Salud, que se tradujo en desabasto de medicinas, caída en el número de consultas y de cirugías, y en abandono de la infraestructura sanitaria. El Insabi fue un fracaso mayor. Durante el sexenio, el porcentaje de la población afiliada a servicios de salud disminuyó 9 % y el de la población con carencias por acceso a servicios de salud creció 23%. Otra forma de pobreza.

Los datos en educación son igualmente preocupantes. Aumentó la población con rezago educativo, así como el número de niños entre 6 y 14 años que no van a la escuela. Añádanse las odas a la ignorancia y los ataques a la comunidad intelectual, científica y académica, y encontraremos un elemento muy tóxico del sexenio, que ayuda a definirlo.

Las empresas energéticas del Estado han acumulado pérdidas, y sobreviven sólo gracias a las inyecciones de capital y los estímulos fiscales del gobierno federal. En el camino, durante el sexenio de AMLO, multiplicaron su capacidad de contaminación casi tan rápidamente como sus deudas.

Tenemos, finalmente, otra área de desastre, que es la seguridad pública. AMLO no cumplió con su promesa de regresar a las Fuerzas Armadas a sus cuarteles, pero tampoco con la de arreglar el problema del crimen organizado, que controla zonas cada vez más amplias del territorio. La extorsión (el “cobro de piso”) avanza como una hiedra. Y los mensajes contradictorios (por decirlo ligerito) que se lanzaron desde Palacio Nacional dieron a entender que se prefirió una tensa convivencia con el crimen organizado a un combate inteligente. En el camino, a las Fuerzas Armadas se les ha dado un papel protagónico en asuntos de seguridad pública que no tenían (pero no sólo en esos), que será muy difícil revertir en el mediano plazo.

Concluyo con lo que le salió bien a AMLO, para mal del país: la constante labor de zapa sobre las instituciones creadas durante la transición a la democracia. Avanzó de manera paulatina y tenaz para irlas desfigurando, debilitando o deshaciendo. La idea era terminar con todo contrapeso institucional al poder omnímodo y centralista de la Presidencia de la República y casi llegó a la meta. Ese, me parece, es su legado más importante. Al respecto, dudo que la historia lo absuelva.


miércoles, septiembre 25, 2024

Populismo neoliberal

 


Empezaré comentando un poco la historia del libro Populismo Neoliberal. Nace de mis columnas semanales en Crónica, pero no es un recuento lineal de cada una de ellas. El trabajo real fue el de edición: dejar adentro del libro y ordenar aquellas que dan congruencia a una narrativa crítica acerca de cuatro temas: el surgimiento de los populismos en distintas partes del mundo; la falacia de que López Obrador es un político de izquierda, a través de distintas expresiones políticas suyas (su discurso nacionalista de cartón-piedra, la relación con las organizaciones de la sociedad civil, con la moral común, con las instituciones autónomas, con las mujeres, con la ecología); la política económica del gobierno de AMLO, y su fijación con algunos fetiches de la derecha neoliberal; finalmente, el señalamiento del carácter autoritario del líder y del régimen que pretende establecer (algo en lo que está teniendo éxito).

López Obrador ha querido subrayar la experiencia política mexicana reciente como una gesta inédita y de gran trascendencia. La Cuarta Transformación. Lo primero que habría que decir es que lo que está sucediendo en México es parte de un fenómeno mundial, ligado a la desilusión hacia la democracia, de parte -sobre todo- de quienes se sintieron alguna vez privilegiados y ya no lo son (el ejemplo más claro son los votantes de Trump) y de quienes se sintieron alguna vez protegidos por redes creadas por el Estado y ya no lo están (aquí hay más ejemplos, y están todos ligados a la crisis del modelo económico mundial, que hizo metástasis en la crisis financiera de 2008).

En otras palabras, no somos un caso excepcional. Tampoco es que los votantes de Morena hayan, por fin, visto la luz. El vuelco electoral a nivel mundial fue resultado de décadas en las que, parafraseando a Keynes, siempre se prometió un tarro de mermelada para mañana, sin entregar nunca mermelada para hoy. Esto creó un divorcio los ciudadanos de a pie y la clase política. Y provocó que algunos personajes (normalmente de la propia clase política) movieran su discurso hacia uno muy simplista, con buenos y malos, presentándose como ajenos al sistema y como personas capaces de cambiarlo radicalmente.    

La generación a la que pertenezco luchó por la democracia y la generación previa nos decía: ‘¿qué no ven que hay paz, que hay crecimiento, progreso y modernidad?’’. Nosotros respondíamos: ‘Pues sí, pero a cambio de eso este es un país es una cárcel disfrazada, sin libertad de expresión verdadera, sin sufragio efectivo, con una desigualdad lacerante’. No había verdadera participación social, estaba el corporativismo, desfilar y aplaudir sin convicción: era una unanimidad forzada.

Todo esto fue cambiando de manera paulatina y sucedió que cuando se accedió a la democracia, nunca perfecta, pero se accedió a ella, no hubo una respuesta en términos de eficacia social y eso generó desilusión hacia la democracia.

Se dice, con razón, que la democracia no garantiza un gobierno eficaz. Eso no lo puede garantizar la democracia y hay que subrayar que no es que la democracia no tenga adjetivos, siempre debe tenerla y no tuvimos una democracia social. No podemos asegurar que una democracia social hubiera contenido la ola populista, pero sí podemos asegurar que la democracia no social permitió que la ola fuera tan grande y arrasará con instituciones.

Voy a hacer una referencia mitológica pensando en el libro de Juan Eduardo Martínez Leyva, Mitos Clásicos y Sueños Públicos. La quimera era un monstruo mitológico, con cabeza de león, vientre de cabra y cola de dragón. Ese monstruo aventaba llamas. Usamos la palabra “quimera” para referirnos a un sueño vano, un concepto que choca con la realidad.

La idea de que el gobierno de López Obrador fue de izquierda es una quimera, y creo que varios de los elementos comprobatorios están en mi libro Populismo Neoliberal. No fue de izquierda en términos de política económica (hay una frase que se repite en el texto: en política económica el sustantivo es política y lo económico es sólo el adjetivo: aquí la clave es que en el gobierno de AMLO la política no se abordó en términos de disputa social, sino en función de objetivos electorales de corto plazo). Se trató de una política económica cortoplacista, en la que la inversión pública, tanto social como productiva, es puesta a un lado, a cambio de apoyos clientelares directos. El resultado, en los hechos, es pasar al mercado lo que antes estaba fuera de él. El caso más emblemático es el de salud: lo que antes otorgaban los servicios públicos, ahora -ante la caída del abasto de medicinas, de las consultas y de las cirugías- se compra, en parte con las ayudas del gobierno. La lógica de un Estado de Simibienestar.  

No hay una nueva distribución, más equitativa, del poder. Al contrario, hay una centralización. El pleito casado con las organizaciones de la sociedad civil es una búsqueda de relaciones verticales. Se quiere que no haya organización ni intermediación para crear un vacío: que no haya nada que se interponga en una relación directa, pero profundamente desigual, entre el gobierno-padre y el pueblo-hijo.

Y, aunque la retórica oficial diga otra cosa, no existe la búsqueda de un Estado de Bienestar. Éste invierte, y el de México trae niveles de inversión similares a los de hace 80 años, cuando nuestra economía era sólo una fracción de lo que es ahora. Lo hace en infraestructura en general, no nada más en obras insignia. Tiene una gran inversión social, particularmente en salud, educación, obras urbanas y para el desarrollo agropecuario, cuidado del medio ambiente, cultura, deporte, etcétera. Y trata de que haya una carga fiscal que apunte a una mejor distribución del ingreso. En México, los corporativos más grandes siguen tan campantes.

Pero tener una mejor escuela, hospitales mejor equipados y con más posibilidad de dar consultas y hacer cirugías, mejor drenaje, pozos u obras de reconversión urbana no tiene los mismos efectos directos, como los que se sienten en el bolsillo, tampoco tiene los mismos efectos electorales.

Ha habido, sí, una mejoría en los ingresos salariales, que se ha traducido en una reducción de la pobreza por ingresos. Esa reducción, sin embargo, ha sido acompañada de un crecimiento de la pobreza por vulnerabilidades en acceso a los servicios de vivienda, de educación y de salud. En realidad, no tenemos una disminución en la pobreza multifactorial, que es la que importa, ni tenemos un cambio en las relaciones sociales, porque seguimos bajo un sistema de capitalismo de cuates.

La pobreza cambió de estilo, pero sabemos que lo más visible en lo inmediato son los ingresos. Y eso cuenta a la hora de votar.

El gobierno de AMLO cumple con todas las premisas del populismo moderno. Todas. Y eso se traduce, necesariamente, en una ofensiva contra la democracia: para distorsionarla desde adentro, como dice Nadia Urbinati en Yo, El Pueblo. Es lo que estamos viviendo estos días con la ofensiva contra el poder judicial.

Existen dos posibilidades al enfermarte por un virus, o te curas o te mueres. Con el populismo tenemos una democracia enferma, hay casos, el más evidente para Latinoamérica es Venezuela, en los que el populismo terminó convirtiéndose en una dictadura completa, sin ninguna máscara. La democracia en Venezuela está muerta.

Y tenemos lugares con populismos, como Argentina, en donde la democracia está deforme, pero se mantiene en lo fundamental. En Europa, el único caso donde el populismo parece haber fagocitado a la democracia, y quién sabe hasta cuándo, es el de Hungría con Viktor Orbán, alguien admirado por Trump. En Polonia ha habido respuestas a estos populistas, que ahora, después de muchísimos años, ya no tienen mayoría; en Turquía Erdogan no ha podido hacerse del todo poder como él quisiera.

Claro que sí tenemos un riesgo de muerte de la democracia, yo no estaría diciendo como hacen otros que ya se acabó la República, pero evidentemente la democracia mexicana ha pasado a ser un régimen híbrido, con elementos democráticos y otros claramente autoritarios, agregaría que también esperpénticos, como lo que vimos en el Congreso recientemente con la aprobación de la Reforma Judicial.

Una parte importante del libro es tratar de explicar al votante que prefiere el populismo a pesar de que, en términos de la economía, no haya un cambio real, que todos los cambios sean de corto plazo, sin un estado de bienestar que genere empleos y plantee certidumbre jurídica (ahora hay menos) y realice un gasto social de largo plazo.

Lo que hay hoy son transferencias monetarias que se sienten en el corto plazo, ha habido un aumento en los salarios mínimos, lo que trae mejora de ingresos monetarios, con reducción de pobreza por ingresos, pero va acompañada de vulnerabilidades en educación, salud, vivienda

Si la población está desilusionada de la democracia y le es indiferente, en el fondo, lo que pase con ella en tanto haya comida en la casa (y aunque no haya medicinas y no haya baños en la escuela), es un asunto inmediatista que tiene que ver con factores culturales.

Creo que hay sociedades cuyo valor principal es la supervivencia personal y otras que piensan más en la pluralidad, el respeto a la ley. Hay naciones, como las escandinavas, que son de este último tipo y que suelen respetar la ley; la típica nación que está pensando todo el tiempo en la supervivencia, pero respeta la ley, es China. Los rusos son parecidos a los chinos, pero menos legalistas, en tanto que los mexicanos somos un poco más abiertos, menos supervivientes, pero respetando poco la ley.

Esa lógica de supervivencia y falta de respeto a la ley es de muy buena ayuda para quienes quieran tomar el poder utilizando las instituciones democráticas para luego deshacerlas.

Yo subrayaría que, por el momento, lo que hemos vivido es destrucción de instituciones, o por destrucción o por deformación, como la CNDH.

Es curioso que la transición democrática no fue de pocos años, fue una construcción muy lenta y hoy estamos viendo su distorsión cada vez más acelerada.

Pero surge de nuevo la pregunta. ¿Importa a las mayorías la democracia? El libro empieza precisamente con ese tema: el desencanto de una gran parte de la población, en varias naciones del mundo, con una democracia que no tuvo eficiencia social.

El libro Populismo Neoliberal es una llamada de atención triple: sobre el hecho de que nos movemos hacia el autoritarismo (de manera cada vez más acelerada, como podemos ver en estos días); sobre la mentira de que se trata de un gobierno de izquierda, cuando ha tenido todos los tics moralinos y neoliberales (la obsesión con la austeridad fiscal-presupuestal y con el tipo de cambio, por dar los ejemplos más evidentes); y, subrayo, sobre la imposibilidad de una vuelta al pasado, que vale tanto para los sueños guajiros de regresar a los setenta como para los otros, igualmente guajiros, de regresar a tiempos más recientes, a las políticas y los políticos que propiciaron el advenimiento de esta ola populista en México.

Esa es otra quimera. Esas oscuras golondrinas no volverán. Habrá que hacer ejercicios de imaginación realista para responder a los retos de hoy.

Concluyo con un par de acotaciones, relativas a comentarios de Raúl Trejo en la primera presentación del libro. La primera tiene qué ver con la diferencia entre el presupuesto 2024 y los anteriores. Mientras que, en los primeros cinco años de AMLO, el gasto público tuvo un comportamiento inercial -sin importar que en medio se cruzara la pandemia de COVID-19, con sus consecuencias sanitarias y económicas-, en el último hubo un aumento notable de gasto y deuda, con el consiguiente déficit. No es que haya habido un cambio de rumbo: es simplemente el comportamiento típico del llamado “ciclo sexenal de negocios en México”. El último año de gobierno es el “de Hidalgo”, y siempre se incrementa el gasto: la novedad es que ahora fue estrictamente para apuntalar las victorias electorales. Y siempre, el primer año de gobierno (recuerdo hasta la “atonía” de 1971, cuando empezaba Echeverría) es de ajustes por los excesos del pasado inmediatísimo. Y de la deuda, lo que importa no es el tamaño, sino qué tan financiable es. La mexicana no tiene mayores problemas, a pesar de la irracional que fue no contratarla cuando era barata y necesaria (en tiempos de pandemia), y sí hacerlo cuando se había encarecido (en tiempos electorales).

La segunda, sobre la preocupación acerca de la aparente contradicción que hay entre hacer una política que apele a la razón y una política que apele a los sentimientos. Creo que está claro que, con los electorados de hoy -aunque es válido también para los de antes- una propuesta estrictamente racional no sirve. Hay que apelar a los sentimientos: la cuestión es cambiar el resentimiento y el revanchismo por una esperanza fundamentada. Parte de ello es hacer notar que la gente ha rechazado a los viejos neoliberales, pero también que quienes los han sustituido no son fundamentalmente diferentes en lo económico y, por su vena autoritaria, son peores en lo político. Es necesario poner los ojos en el futuro.

(Esta es una versión de mis intervenciones durante las presentaciones del libro Populismo Neoliberal, editado por Cal y Arena)

 


viernes, septiembre 06, 2024

Dos se calientan (pero uno se lesiona)

 

Ramón Urías

Mexicanos en GL. Julio-Agosto 2024

Dicen que el beisbol es cuestión de rachas, sobre todo cuando se trata de bateadores. Así se ha comprobado estos dos meses entre los mexicanos que juegan en Grandes Ligas. Dos de ellos, Ramón Urías y Rowdy Téllez, agarraron ritmo y tumbaron caña (pero el final del mes fue amargo para Urías). Otros dos, en cambio, se enfriaron muchísimo: Isaac Paredes y Alex Verdugo. Con la llegada de septiembre, tenemos también el regreso a las Mayores de algunos peloteros mexicanos que reforzarán a sus equipos en la recta final.

Como de costumbre, va un resumen de al actuación de los peloteros nacionales, clasificada de acuerdo a su desempeño en todo lo que va de la temporada.

Jarren Durán. El jardinero de los Medias Rojas está teniendo una campaña de ensueño, por encima -incluso- de las altas expectativas que se tenían de él al inicio de su carrera. Para decirlo claramente: está jugando a nivel de superestrella. Bateó por encima de .300 en el bimestre y multiplicó su poder, sin olvidar su notable velocidad. En la temporada suma .294, 21 cuadrangulares, 98 carreras anotadas y 72 producidas. Su OPS es de .877 y lleva ya 32 colchonetas estafadas. Es uno de los seis ligamayoristas del exclusivo club 20-30. De pilón, fue el Jugador Más Valioso en el Juego de Estrellas.

Andrés Muñoz. El cerrador de los Marineros tuvo altas y bajas en el bimestre, muy claramente divididas: un julio excepcional y un agosto con problemas, ligados a molestias en el codo de lanzar, en el que perdió tres juegos. El mochiteco ostenta marca de 2 ganados, 6 perdidos, un muy buen 2.22 de efectividad, 19 salvamentos y 6 holds. Ha recetado 66 ponches. Se le embasa menos de un rival por entrada lanzada. Fue convocado al Juego de Estrellas. 

Jojo Romero tuvo un julio decente y un buen agosto. Ha acumulado victorias en el relevo de los últimos innings. Los números en el año del zurdo de los Cardenales: 6-2, 2.77 de limpias, 50 rivales pasados por los strikes y 30 holds (ya no lidera las Mayores en ese departamento).  

Randy Arozarena fue cambiado de los Rays a los Marineros, y ha jugado un poco mejor con su nuevo equipo. Ya se parece mucho más al que conocemos que al de sus dos primeros meses horribles. Mejoró sus números a .228, con 18 cuadrangulares y 49 producidas. Se puso a robar como loco y ya lleva 20 bases estafadas. Su OPS ya llegó a niveles intermedios: .723.

Isaac Paredes. El de Hermosillo, tras haber llegado por méritos propios al Juego de Estrellas (sin duda, fue el mejor pelotero de Tampa en la primera mitad de la temporada), fue traspasado a los Cachorros de Chicago y profundizó el slump en el que había caído en junio. En julio bateó para .136 y en agosto, para .165. Con eso, su porcentaje de bateo, que estaba alto, se acerca más al promedio a lo largo de su carrera: .227. Se hace acompañar de 19 cuadrangulares, 69 carreras impulsadas y OPS de .742. En lo que ha mejorado notablemente, es en el fildeo. 

Alex Verdugo, sin llegar a los excesos de Paredes, alargó su mala racha bateadora a dos meses y medio, suficiente para que los Yankees lo bajaran dentro del line-up. Sigue cumplidor en los jardines. Sus numeritos: .235, 11 jonrones, 56 producidas, un robo y OPS de .652.

Javier Assad tuvo nueve aperturas para los Cachorros en el bimestre, de las cuales tres fueron de calidad (aunque hubo varias en las que lanzó bien y lo sacaron temprano). El tijuanense ha estado, por lo general, consistente, aunque tiene problemas con el control (lo que provoca que requiera, en promedio, más de 17 lanzamientos para sacar una entrada).  Lleva marca de 7-4, 3.21 de limpias, con 106 sopas de pichón a la cuenta del bateador rival.

Manuel Rodríguez, regresó de AAA a las Rayas, y lo ha hecho de gran manera. El Bolón acumuló dos victorias y dos salvamentos en agosto. Sus números ahora son de 3-4, efectividad de 2.95, 2 rescates, 7 holds y 29 ponches. Los rivales le batean para un mísero .194. 

RowdyTéllez, tras un buen junio, se puso todavía más caliente en julio y agosto. Le dio totalmente la vuelta al mal inicio de temporada. Jugando en la parte fuerte del platoon de los Piratas (contra lanzadores derechos), el californiano lleva .255 de promedio, 12 vuelacercas, 52 producidas y un milagroso robo. Su OPS subió a .709.

Ramón Urías no jugaba todos los días debido a su flojo bateo, que no compensaba su espectacular fildeo. Pero en julio y agosto eso cambió, y el sonorense se convirtió en la bujía ofensiva de los poderosos Orioles. En julio, bateó para .341 y en agosto se despachó con 7 jonrones. Pero el último día de ese mes se torció el tobillo y pasó a la lista de lesionados. Veremos si ese bate sigue caliente a su regreso (que será si el tobillo evoluciona bien). Sus números acunulados: .252, 10 vuelacercas, 35 producidas, un robo y un muy saludable OPS de .754.

Brennan Bernardino ha tenido una segunda mitad de temporada a la baja, tanto, que los Medias Rojas lo mandaron un ratito chiquito a AAA, regresó y ahora se ocupa del relevo intermedio  En el año: 4-3, una efectividad que engordó feamente a 3.91, 54 pasados por los strikes y 11 holds.

Alejandro Kirk responde cuando es titular. Los Azulejos vendieron a Danny Jensen y el tijuanense -ahora sin rival en la receptoría- ha jugado mucho mejor. Su framing es bueno, su brazo es un machete, y sus números al bat, sin ser espectaculares, ya no dan grima. Batea para .244, con 5 cuadrangulares y 43 producidas. OPS de .662

Víctor González sigue en AAA. El nayarita de los Yankees tiene récord de 2-1, 3.86 de PCL, 2 juegos salvados, 3 holds y solamente 11 ponches. 

Valente Bellozo ya suma nueve aperturas con los Marlines de Miami. De ellas, dos han sido de calidad (en realidad, buenísimas: 7 entradas con 4 hits y 6 entradas con 3 hits, sin admitir carrera). Lo están llevando con cuidado, porque es todavía algo inconsistente. En el año: 2-2, 3.78 de PCL y 33 ponches.

Joey Meneses. El de Culiacán fue bajado a AAA por los Nacionales y no parece que lo quieran volver a subir (han preferido probar novatos). Cabajoey tiene estos numeritos: .231 de porcentaje, con 3 jonrones, 42 impulsadas, un robo de base y un bajísimo .593 de OPS. ¿Regresará a la Gran Carpa?

Daniel Duarte. Terminó pronto su temporada. Lesionado. 1-0: 2.25  de efectividad. 

Luis Urías regresó en septiembre a los Marineros, para darles profundidad en la banca. Ya pegó un cuadrangular. Batea para .174, con 4 jonrones y 16 producidas.

Austin Barnes estuvo un rato lesionado en agosto. El receptor suplente de los Dodgers batea para .260, con un palo de vuelta entera, 11 producidas y dos robos de base.

Alek Thomas por fin dalió de su lesión, pero a su regreso a los Diamondbacks no rindió lo que se esperaba y lo regresaron a AAA. El veloz jardinero batea para .191, con 3 jonrones, 17 empujadas y 4 robos.

Cesar Salazar depende de las lesiones ajenas para subir o bajar entre Houston y las sucursales. Se tomó una tacita de café y de nuevo para atrás. Batea para .304, con 8 producidas.

Jonathan Aranda regresó para reforzar a Tampa Bay en el último mes de campaña. El tijuanense batea para .207, con un cuadrangular y 5 impulsadas.

Humberto Castellanos vio acción en dos momentos durante el bimestre, jugando para Arizona como relevo largo. Llegó a salvar un juego, pero la efectividad del de Tepatitlán es alta (y, por lo tanto, mala): 5.23. Ponchó a 11. 

Gerardo Reyes, como de costumbre, ha sido llamado sólo para tomarse dos buchitos de café ligamayorista. Ahora con Oakland. El tamaulipeco ha lanzado 4 entradas y permitido 2 carreras limpias. 

Patrick Sandoval, con ruptura de ligamentos en el codo de lanzar. Su deficiente 2024 terminó con 2-8, 5.06 de carreras limpias y 81 chocolates..

Giovanny Gallegos. Lo que lanzó en julio le sirvió para mejorar tantito sus feos números de la campaña. En agosto, los Cardenales dejaron ir a quien alguna vez fue su cerrador estrella. El sonorense difícilmente regresará este año a la MLB. Sus números:  2-1, un salvado, 2 holds, 6.53 de efectividad y 21 ponches.

Taijuan Walker salió de la lista de lesionados (en el dedo de la mano de lanzar) y se dedicó a seguir perdiendo juegos. El abridor de los Filis lleva, tras 14 aperturas (sólo una de calidad), récord de 3-6,  6.48 de efectividad y 53 ponches,. Está por perder su lugar en la rotación.

Alan Trejo. El campocorto fue dejado en libertad por los Rockies, y adquirido por Dodgers, que lo mantienen en sucursales. Sus números:.143, con una producida .

martes, agosto 20, 2024

México en los Olímpicos: medallas contra la corriente

 


Terminaron los Juegos Olímpicos y la evaluación popular de la delegación mexicana pasa por los extremos del vaso lleno y el vaso vacío. Es momento de volver a hacer un análisis de la situación del deporte en México, tanto el de alto rendimiento como el social.

Lo primero a decir es que los resultados de México en París 2024 están dentro de los parámetros esperados. Estos normalmente se miden, más que en medallas, en el número de finalistas (entendidos como primeros ocho lugares). Se calculaban 24 y fue exactamente ese número, aunque no siempre con el atleta esperado. Y se sabía, debido a que chinos y coreanos dominan ampliamente dos de las disciplinas en las que México es competitivo, los clavados y el tiro con arco, respectivamente, que esas 24 finales no se traducirían en un número proporcional de medallas, que sería de 9, sino en menos.

Todo esto significa que, para entender la evolución o el retroceso del deporte de alto rendimiento, la clave es medir el número de finales en cada ciclo olímpico. Y éste lleva largo rato estancado.

En ese sentido, es incorrecto hacerse las ilusiones con los resultados positivos que ha habido en juegos regionales (los Centroamericanos y del Caribe, y los Panamericanos). En éstos, se puede ser potencia continental en deportes totalmente dominados por Europa, o se puede incrementar el número de medallas más por la caída en el nivel de rivales como Cuba o Venezuela, que por mejoría mundial de México.

Dicho esto, hay que subrayar que, en el caso de los deportistas mexicanos, todo buen resultado es mucho más mérito del atleta que de las autoridades deportivas. En ese sentido, el desempeño del país en los Juegos Olímpicos es largamente superior al apoyo que los atletas han recibido de parte de la Conade y al presupuesto aprobado para el deporte.

La política de promoción deportiva durante el gobierno de AMLO se ha caracterizado por cuatro elementos: restricción presupuestaria, destrucción de iniciativas que habían funcionado, desorden administrativo y atención a las federaciones deportivas de acuerdo con su alineación política*.

Durante este gobierno, los recursos aprobados para el deporte equivalen a la cuarta parte de los que se le destinaron hace una década. Equivalen al 0.036% del Presupuesto de Egresos de la Federación. De cada cien pesos de gasto, a la Conade van poco más de 3 centavos. Lo peor es que ni siquiera se ejercen en su totalidad. Austeridad mal entendida.

También se ha desnaturalizado la Olimpiada Nacional (ahora Juegos Nacionales Conade), se extinguió el Fondo para el Deporte de Alto Rendimiento, con la excusa de que los fideicomisos son corruptos, y se desaparecieron la Academias Deportivas Nacionales, con el pretexto de que así se apoyaba más a unos deportes que a otros.

El desorden administrativo es evidente. Por un lado, cambiaron los criterios para la asignación de becas a deportistas, centrándose más en resultados obtenidos que en análisis de la potencialidad de cada uno. Y aún sobre este criterio, la asignación de las becas ha sido un batidillo. Los apoyos diferenciados a las federaciones no se explican sin un criterio de preferencia política o personal, porque deportivo no es (la más beneficiada ha sido la de volibol). El Comité Olímpico Mexicano, en tanto, vio reducidos en 90% sus apoyos, y ha tomado la estrategia de aliarse con patrocinadores privados.

Durante años la Conade ha estado en conflicto con los deportistas acuáticos por el apoyo de Ana Guevara a Kiril Todorov, presidente de la Federación Mexicana de Natación, desconocido por World Aquatics debido a sus actos comprobados de corrupción. Guevara retiró las becas a los deportistas que no se plegaran a Todorov y participaran en selectivos ajenos a la FMF. De ahí el pleito con clavadistas y con las valientes representantes de natación artística.

Pero tal vez la clave más importante esté en la insuficiencia de infraestructura deportiva, que no está en manos de la Conade, sino de los Ejecutivos. A nivel federal, la inversión en esta infraestructura fue mínima, salvo por el caso del beisbol. A nivel local, los únicos estados interesados en el desarrollo del deporte han sido Jalisco, Nuevo León, Baja California y Yucatán, que han instalado diversos Centros de Alto Rendimiento, lo que permite a los jóvenes de esas entidades practicar deporte con entrenadores y ha redundado en éxitos en los Juegos Deportivos Conade. En la Ciudad de México, en cambio, no ha habido ese interés, y el CNAR -ubicado en la capital- sólo admite atletas de élite. La delegación olímpica en París 2024 ha sido la menos chilanga de la historia, y no es casualidad.

Y en referencia al deporte entre niños y adolescentes, un par de datos: 48% de las escuelas primarias del país, y 69% de las secundarias, no tienen profesor de educación física. El 38% de las instalaciones escolares carecen totalmente de espacios deportivos y recreativos. En esas circunstancias, no deben extrañarnos los rezagos en salud, condición física y capacidades deportivas de la población.

Se requiere de un cambio en la política deportiva, entender al deporte como prioridad social, de convivencia y de salud. Ello implica promoción directa, pero también mucha inversión en infraestructura, articular los esfuerzos de distintas secretarías de Estado, así como reestructurar y potenciar la Escuela Nacional de Entrenadores. Todo ello implica un mayor presupuesto a la Conade, que debe ser vigilada para que no incurra en las políticas preferenciales y en las prácticas opacas (por decirlo ligerito) que han caracterizado a la actual administración. 

Si se hiciera esa transformación, en unos años México tendría otro nivel de competitividad en eventos como los Juegos Olímpicos. Mientras tanto y por lo pronto, una felicitación a los deportistas mexicanos en París, quienes, como los maratonistas de natación en el río Sena, han nadado contra corriente en medio de aguas turbulentas y sucias.


*Una versión más amplia del análisis de la política deportiva en el sexenio de AMLO se puede leer en mi ensayo "La política del deporte: entre la austeridad y el desorden", en el libro El daño está hecho (Balance y políticas para la reconstrucción), coordinado por Ricardo Becerra, Editorial Grano de Sal, México 2024.

viernes, agosto 16, 2024

Delegación olímpica mexicana París 2024. Evaluación atleta por atleta (IV)

 Esta es la cuarta y última entrega evaluatoria del contingente olímpico mexicano 2024.

Aquí, la primera parte

La segunda entrega

Y esta es la tercera


Surf


varonil

Alan Cleland, 9° lugar. El de Boca de Pascuales hizo vibrar con tres muy buenas actuaciones. Demostró gran calidad, pero la suerte le jugó en contra; cuando perdió algún enfrentamiento fue haciendo más puntos que los ganadores de otros duelos. Tras los Olímpicos, se coronó en el U.S. Open. B


Taekwondo

Una de las federaciones más apoyadas por la Conade, que tuvo giras internacionales al por mayor, pero que no dio los resultados esperados. De nuevo, sólo dos atletas calificaron, y fue por ranking, no por eliminación. A la hora de la verdad, ambos decepcionaron. 

femenil

-49 kilogramos
Daniela Souza, 11° lugar. Daniela tiró dos veces la victoria por la borda. Primero, con una mala estrategia de pasividad en el primer round. Después, por una total falta de concentración, donde regaló la quinta amonestación (y por tanto el duelo) faltando 0.4 segundos de un combate que tenía ganado,a nte una rival evidentemente inferior. El coach Abel Salazar es también culpable. Encima de eso, la taekowndoin le echó la culpa a la juez, a sabiendas de que era quisquillosa. D 

varonil

+80 kilogramos
Carlos Sansores, 5° lugar. Tras ganar contundentemente su primer combate, cayó en cuartos de final ante un iraní más alto, más rápido y más ágil. En la repesca, derrotó apretadamente, por una amonestación, al uzbeco. En la lucha por el bronce, ante el campeón mundial, el marfileño Cisse, ganó cuando pudo atacar, pero en general se vio lento, cansado y poco ambicioso. D+


Tenis de mesa

femenil

Arantxa Cossío, 33° lugar. Perdió en cuatro sets seguidos ante una buena rival austriaca. Al menos se vio agresiva en algunas ocasiones. C

varonil

Marcos Madrid, 33° lugar. También perdió en cuatro sets seguidos, con puntaje similar a Cossío, pero, a pesar de su experiencia, se vio nervioso y dio la impresión de ser barrido. C-


Tiro 

femenil

rifle de aire 10 metros
Goretti Zumaya, 20° lugar. De las últimas plazas conseguidas por el equipo mexicano. Se quedó en la fase de eliminación C

pistola de aire 10 metros
Alejandra Zavala, 17° lugar. Ya no es la especialidad de Zavala, así que el resultado fue el esperado. C

pistola de fuego 25 metros
Alejandra Zavala, 20° lugar. En esta prueba, se suponía, iba a ser muy competitiva. Quedó aún por debajo de la pistola de aire. C

skeet
Gabriela Rodríguez, 7° lugar. Hizo una gran eliminatoria, que tuvo que irse al desempate entre cuatro tiradoras, y casi logra colarse a la final (la chilena que ganó el desempate terminó llevándose el oro). B

varonil

rifle de aire 10 metros
Edson Ramírez, 19° lugar. Se esperaba que el tamaulipeco fuera más competitivo. C

Carlos Quezada, 44° lugar. Muy lejos de la calificación. C-

rifle 50 metros, tres posiciones
Carlos Quezada, 36° lugar. Otra vez lejos de la calificación, pero en el nivel esperado C

mixto

rifle de aire 10 metros
Goretti Zumaya y Edson Ramírez, 7° lugar. Ambos hicieron una muy buena competencia, y quedaron a sólo un punto de ir a la disputa por las medallas. B


Tiro con arco

Un deporte en el que México está sólido. Como muestra de ello, la capacidad de recambio generacional.

femenil

individual
Alejandra Valencia, 6° lugar. Una ronda de clasificación imperfecta le complicó la llave. Sin embargo avanzó con seguridad hasta enfrentarse a la favorita (y posterior campeona) Lim Si-Hyeon, a la que le dio pelea para caer en cuatro sets. B+

Ana Paula Vázquez, 33° lugar. Ya no se vio tan nerviosa como en Tokio, pero le tocó una alemana complicada en la primera ronda. C

Ángela Ruiz, 33° lugar. Buen debut en individuales, desde la rodna clasificatoria, lástima que en su primer enfrentamiento directo la británica estuviera extrañamente inspirada. C

equipo 

Valencia, Vázquez, Ruiz, medalla de bronce. La ronda de clasificación les permitió salvar los octavos de final. Superaron a sus némesis alemanas con cierta facilidad y desparpajo, para caer luego en cerrado duelo ante China y llevarse la medalla con victoria tranquila ante Países Bajos. Fue un gusto ver la solidez, no sólo de Valencia, sino también de Ana Paula Vázquez, y la tranquilidad casi zen con la que la joven Ruiz abordó el compromiso. A

varonil

individual
Matías Grande, 9° lugar. Hizo una muy buena sesión de clasificación y pasó con tranquilidad las primeras rondas. En octavos de final, ante el frances Addis, se enfrascó en un duelazo, que perdió claramente en el quinto set. Se le vio asentado, como si fuera veterano. B+

Bruno Martínez King, 33° lugar. Luchó, pero perdió a la primera. C

Carlos Rojas, 33° lugar. Mala clasificatoria, pero se defendió en su enfrentamiento contra el turco Tümer. C

equipo
Grande, Martínez, Rojas, 9° lugar. Decente posición en el clasificatorio, se vieron inferiores a Japón en los cuartos de final, con Martínez King como el eslabón más débil. C+

mixto

Alejandra Valencia, Matías Grande, 6° lugar. Una pareja con buen nivel. Derrotaron tranquilamente a Brasil, para luego sufrir la revancha de los alemanes (más por buena puntería de los teutones que por errores propios) B


Triatlón

femenil

Rosa María Tapia, 18° lugar, con 1:58:29. Triatleta con mucho futuro, especialmente fuerte en la carrera. B-

Lizette Rueda, 30° lugar, con 2:01:18. Su gran mérito fue calificar en triatlón, luego de hacerlo 12 años atrás en la competencia de natación en aguas abiertas. La parte de la carrera es su lado débil. C

varonil

Crisanto Grajales, 39° lugar, con 1:50:02. El veteranísimo triatleta cumplió en la competencia individual dentro de lo esperado. C

Aram Peñaflor, 47°, con lugar 1:51:46. Se vio lento en la parte de natación. En lo demás cumplió. C

mixto

relevo
Peñaflor, Tapia, Grajales, Rueda, 13° lugar, con 1:29:20. Los dos primeros relevos tuvieron al equipo mexicano en la pelea. Grajales dio la impresión de no haberse recuperado de la prueba individual y retrasó muchísimo a la cuarteta. Rueda no fue competitiva ni en natación ni en carrera. C (Peñaflor C+, Tapia B, Grajales D, Rueda C-).


Vela

Windsurf femenil
Mariana Aguilar, 13° lugar. Tuvo una competencia desigual, pero que, en términos generales, iba de menos a más. La cancelación de 6 de las 20 regatas pudo haber evitado que la mexicana llegara a la final. C+

ILCA 6 femenil
Elena Oetling, 26° lugar. La heredera y pupila de Tania Elías Calles en el Laser Radial quedó de nuevo, y como se esperaba, abajito de la media tabla. C