lunes, agosto 25, 2025

(E)lecciones bolivianas


 Los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Bolivia, que han dejado fuera de toda posibilidad a la izquierda populista que ha gobernado ese país por dos décadas, obligan a una reflexión que vea las características peculiares de esa nación andina, pero que también pueda ayudar a entender procesos similares en otros países.


Se preveía, desde antes del domingo, una debacle de las izquierdas en Bolivia, a partir de dos elementos. Uno es la crisis económica, marcada por una inflación de aproximadamente 30 por ciento -difícil de estimar con exactitud porque muchos productos tienen precios bloqueados-, una gran escasez de combustible, que provoca filas de más de tres horas para conseguirlo, y una escasez todavía más grandes de dólares, que limita las importaciones y pone presión sobre las finanzas. El otro es la ruptura entre Evo Morales y el presidente Luis Arce, que derivó en la presentación de una izquierda fracturada a las elecciones: dos candidatos, Eduardo Del Castillo, por lo que queda del MAS y Andrónico Rodríguez, de Alianza Popular, mientras que Evo llamó a anular el voto. 

Lo novedoso fue, en primer lugar, que el ganador de la primera vuelta no fue Jorge Tuto Quiroga, expresidente, el candidato más visible de la derecha, sino Rodrigo Paz, democristiano quien se presentó como independiente. Rodrigo Paz es hijo de Jaime Paz Zamora, quien fue, entre 1989 y 1993, presidente de Bolivia por el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (a pesar del nombre, una organización de centro con rasgos populistas). La otra novedad fue el impresionante desplome del MAS, que obtuvo apenas 3 por ciento de los votos y, cuando mucho, un solo senador (tenía el 60 por ciento de escaños en la Cámara Alta). Si sumamos al MAS, Alianza Popular y el voto nulo que promovió Evo Morales, llegamos al 31 por ciento, que es menos de lo que obtuvo Paz. 

En otras palabras, asumiendo como “evistas” todos los votos nulos, las izquierdas obtuvieron poco menos de un tercio de la votación, Rodrigo Paz una cantidad un poco superior y los candidatos de la derecha abierta, el otro tercio. Paz ya recibió el apoyo del candidato que quedó en tercer lugar y va viento en popa hacia una victoria en la segunda vuelta. La pregunta ahora es cómo se hará de esa victoria.

Los datos subrayan que la división Evo-Arce no alcanza para explicar la derrota de las izquierdas. Dos terceras partes de los electores votaron por una opción diferente. 

El masismo boliviano, centrado en la figura de Evo Morales, se dirigió a su agonía a partir de dos paradojas. La primera, su excesiva dependencia respecto al líder carismático, que se revirtió cuando éste trató abiertamente de dominar el movimiento por encima de las leyes y de los otros intereses legítimos. Si escudriñamos en la votación, vemos que el voto nulo es mayor a la suma de los candidatos de la izquierda: Evo sigue teniendo arrastre, aunque esté lejos de sus años de gloria popular. No le bastó ser influyente, quería ser determinante e imprescindible , y en esa ambición ayudó al desastre. La segunda, el mal manejo de la economía, creyendo que las subvenciones sociales bastaban para asegurar el respaldo mayoritario. Alta inflación, escasez de productos y harto subempleo y desempleo terminan pesando más que los apoyos sociales, por más que estos aumenten (y tienen un límite). El crecimiento sostenido es necesario también políticamente.

Una victoria de un candidato abiertamente derechista hubiera puesto en serio peligro las subvenciones, los precios bloqueados y las transferencias directas que buena parte del pueblo boliviano considera como derechos adquiridos. Eso, a su vez, sería caldo de cultivo para una nueva rebelión y una crisis institucional, económica y social en el corto plazo. Es de suponerse que el probable triunfo de un candidato más centrista implicará cambios menos radicales. El que Paz haya ganado en las regiones donde antes ganaba el MAS es indicador de que la gente que abandonó el partido de Evo no quiere el vuelco neto hacia la derecha.

Durante casi 20 años los políticos tradicionales intentaron, sin éxito, erosionar la mayoría del MAS (si acaso, la limaron un poquito).  Ni siquiera un golpe de Estado sacó a ese movimiento del poder. Pero ahora llega un outsider, una figura emergente que no es vista (con razón o sin ella)  como parte de la vieja clase política y hace la tarea, ayudado por la combinación de circunstancias.

La clave para el futuro próximo de Bolivia está en la relación Paz-Evo. El expresidente tiene todavía el músculo político para incidir. Es posible que lo intente desde la segunda vuelta. Veremos que tanto logra hacerlo. Lo que ya no tendrá es la hegemonía. Y eso no es poca cosa.

Habrá quien quiera aplicar, tras estas elecciones, la teoría del péndulo, y piense que los gobiernos de izquierda populista (y no populista) en América Latina caerán como fichas de dominó. La tendencia existe, pero por fallas y excesos de esos gobiernos, no por una ley de hierro. Por lo tanto, sería ingenuo generalizar. 

Finalmente, una acotación. El sistema electoral boliviano es muy similar al que todavía existe en México: una parte de representantes electos por mayoría simple y otra, por listas plurinominales, de partido o alianza. La izquierda boliviana puede darse de santos de que, cuando tenía una súper mayoría, no hizo pasar una reforma electoral para acabar con la proporcionalidad. Se hubiera quedado sin un solo parlamentario.


viernes, agosto 15, 2025

Los salarios explican la menor desigualdad, no los apoyos sociales

 


Fueron dados a conocer los datos de la Encuesta Nacional de Ingreso-Gasto de los Hogares (ENIGH) y las reacciones han sido, en su mayoría, epidérmicas. Por un lado, se festejan los datos como si fueran un grandioso resultado de las políticas de la 4T. Por otro, se les quiere minimizar afirmando que son producto de “dádivas”, del “aumento en el número de mantenidos del gobierno” o que la gente “dejará de ser pobre… pero sólo por un rato”. Eso es negar el análisis y rebajar un posible debate a su mínima expresión.

Lo primero: la ENIGH da cuenta de un ingreso corriente promedio trimestral que promedia al alza en los últimos ocho años. El aumento del ingreso es más pronunciado en los deciles más pobres de la población y sólo hay una baja real en el decil X: es decir, en el 10 por ciento más rico. En otras palabras, México es una sociedad menos desigual. A diferencia de lo que han señalado algunos, eso no significa que nuestro país haya dejado de estar entre los más desiguales del mundo: un coeficiente de Gini cercano a .400 no es para presumir.

Dicho esto, hay que subrayar que la razón principal, y de lejos, para este cambio positivo, ha sido el cambio en la política salarial. El ingreso por trabajo de las familias en el periodo aumentó 13.2 por ciento en términos reales, con todo y que fueron, en lo esencial, años de estancamiento económico. En el fondo del asunto está que se le haya quitado el corset a los salarios mínimos, que estaban artificialmente deprimidos.

El aumento al salario mínimo primero evitó que muchos trabajadores del sector formal se mantuvieran en una pobreza cercana al extremo, luego permeó paulatinamente hacia otros asalariados, empezando por aquellos que ganaban poco, ya sea mínimos profesionales o salarios técnicos bajos. Por las propias necesidades de las empresas, los aumentos fueron diferenciados (subieron más los de quienes percibían menos) y, con ello, se generó una nueva estructura salarial, menos desigual que la anterior. El aumento también permeó, aunque sin tanta fuerza, a los mercados informales del trabajo. No hubo el temido efecto de un disparo radical a la inflación, que era la razón que esgrimían los funcionarios ortodoxos que durante años mantuvieron atados los mínimos.

Resulta por lo menos curioso que, en la discusión polarizada, a este elemento crucial no se le quiera dar la importancia que merece. Tal vez sea porque, hace una década, cuando se empezó a debatir con fuerza el tema de los salarios mínimos, Andrés Manuel López Obrador hizo como si la virgen le hablara y calló como momia. Su solución a la persistencia de la pobreza pasaba por las ayudas directas. O tal vez sea porque la derecha ortodoxa compró enterita la idea de que el cambio iba a venir por la muy cacareada política de transferencias y subsidios y no quiso ver la viga que tenía en el ojo (de ahí la crítica a las “dádivas”, los “mantenidos”, etcétera).

El hecho medido por la ENIGH es que las transferencias representaban el 15.5 por ciento de los ingresos familiares en 2016 y ocho años después eran el 17.7 por ciento. Ahí hay una mejora, pero es casi marginal, y está lejos de explicar los resultados positivos.

Más aún, si vemos la distribución por deciles de ingreso de los apoyos y transferencias, encontraremos que están menos focalizados que antes; ahora están dispersos entre la población y los grandes beneficiarios han sido los grupos que se encuentran en la parte intermedia de la distribución del ingreso: gente que ha dejado la pobreza y que constituye una buena parte de la base de apoyo del gobierno. Hay que señalar, además, que, para los hogares de menores ingresos, la contribución de los programas sociales al crecimiento de su ingreso total fue negativa: recibieron menos apoyos. Mejoraron sus ingresos, sí, pero sólo porque ganaron más por su trabajo.

En otras palabras, y en contra de los estereotipos que manejan ambos lados de la polarización política, los apoyos sociales directos tienen una incidencia mínima en los cambios positivos en la distribución del ingreso. Por lo mismo, el futuro de la distribución no depende de ellos, sino de los salarios. Por lo tanto, el énfasis para seguir mejorando debe estar en cómo crear empleos formales y decentemente pagados, no en las transferencias.

En donde sí tienen efecto los apoyos directos es en su presión sobre las finanzas públicas, que se traduce en menores inversiones de infraestructura y mantenimiento y en menor inversión en educación y salud. En la ENIGH vemos que el rubro del gasto que más ha aumentado en las familias mexicanas es el de la salud. Ese aumento equivale al 37 por ciento del incremento en el ingreso por transferencias en el periodo (como estamos hablando de promedios, habrá familias en las que la falta de acceso a servicios de salud y medicinas no les represente gasto y otras a las que implique mucho más costo que las transferencias recibidas). La pobreza por vulnerabilidades sigue siendo muy alta, y en el caso de la salud, es mayor que hace ocho años.

Finalmente, está el tema de la distribución regional del ingreso y el gasto. Por un lado, creció la brecha entre lo urbano y lo rural. También se puede observar que, aunque haya movimientos en los estados intermedios, las diferencias entre los más ricos (Nuevo León, Ciudad de México, Baja California) y los más pobres (Oaxaca, Guerrero, Chiapas) no sólo siguen siendo abismales: están aumentando. Es un asunto que no se corrige con obras insignia.


viernes, agosto 01, 2025

El implacable julio de Randy Arozarena (y un hospital)


 

Mexicanos en GL.  Julio 2025

 La MLB en julio ha traído muchas noticias para los mexicanos. Algunas buenas, como que por primera vez en la historia cinco peloteros del contingente nacional fueron llamados al Juego de Estrellas: Andrés Muñoz, Jonathan Aranda, Alejandro Kirk, Isaac Paredes y Randy Arozarena. Otras malas, como la seguidilla de lesiones que ha convertido al contingente en hospital. Otras, con sensación mixta, como la serie de cambios de equipo para algunos de los jugadores. En el mes, de lejos, el más destacado del grupo fue Randy, cuyo bat se calentó a niveles de fulgor.

Como de costumbre, va un resumen de la actuación de los peloteros nacionales, clasificada de acuerdo a su desempeño en la temporada.

Andrés Muñoz tuvo un buen mes de julio, en el que salvó 6 juegos en 7 oportunidades. El tirafuegos mochiteco es, sin lugar a dudas, un cerrador de elite y el mexicano con actuación más destacada en lo que va del año. Tiene una efectividad de 1.32 carreras limpias permitidas por cada 9 entradas lanzadas. Ha salvado 24 juegos y ganado 3, por una sola derrota. En el camino ha pasado 54 rivales por los strikes, se le embasa menos de uno por inning y le batean para un triste .144.

Randy Arozarena está cada vez más encendido. Bateador que no suele tener mucho contacto (es de los que más swings fallidos hace y de los que más ponches acumula), cuando le pega a Doña Blanca lo hace con hace con mucha solidez. En julio mejoró en ambos aspectos, particularmente en lo referente al poder, porque se disparó con 11 cuadrangulares. El jardinero de los Marineros batea para .250 en el año, con 21 vuelacercas y 53 carreras producidas. Además, se ha robado 20 bases (de nuevo entra al exclusivo club 20-20). Su OPS, de .823 nos habla de su poder.

Jonathan Aranda debutó como All-Star y siguió en julio su buena campaña como bateador de contacto. El tijuanense, inicialista de Tampa Bay, terminó el mes con el cuarto mejor porcentaje de bateo en las Mayores y también es el cuarto que más se embasa. Desgraciadamente, el último día de junio, en una jugada defensiva, chocó con el gigante Giancarlo Stanton y se lesionó la muñeca. Estará varias semanas fuera de acción. Sus números: .316 de bateo, .879 de OPS, 12 cuadrangulares, 22 dobletes y 54 carreras producidas. Las estadísticas avanzadas lo colocan, además, como el primera base con más rango de fildeo.

Jarren Durán es otro que tuvo un mes excelente. El jardinero de los Patirrojos bateó para .317 en junio, lo que eleva su porcentaje a .265. Bateó casi tantos cuadrangulares como en los primeros tres meses de campaña. Ahora lleva 11. Tiene 12 triples, 60 carreras producidas y OPS de .793, con 18 bases robadas. En el fildeo, es espectacular.

Isaac Paredes estaba convertido en el perno alrededor del cual los Astros mantenían el liderazgo de su división. Corriendo hacia primera base tras pegar un imparable, se lesionó severamente el tendón de la corva, y no se sabe si podrá regresar a jugar este año. El equipo de Houston, por lo pronto, se hizo de refuerzos para cubrir la posición. Números del hermosillense:.259 de promedio, 19 vuelacercas, 15 dobletes, un triple, 50 producidas y un muy buen OPS de .829. Existe la posibilidad de que sea operado: de ser así es probable que México pierda a uno de sus mejores peloteros en el Clásico Mundial de 2026.

Alejandro Kirk demuestra a cada rato su calidad en la receptoría y como bateador. Ha influido mucho en la buena campaña de los Azulejos de Toronto. Hacia fin de mes recibió un bolazo de faul que le tumbó la careta y lo mandó a la lista de lesionados por contusión, pero se espera su pronto regreso al diamante. Batea para .304, con 7 cuadrangulares, 47 producidas y OPS de .774.

Jojo Romero tuvo un mes perfecto en el relevo de los Cardenales de San Luis. Ahora que el Birdos transfirió a su cerrador Helsey, es posible que le den la oportunidad de salvar juegos. El zurdo trae 3-3 en ganados y perdidos; mejoró su efectividad a 2.04, tiene 16 holds y 35 ponches.

Ramón Urías, salvo un juego en el que se despachó con dos jonrones, tuvo un julio flojito a la ofensiva, lo que le costó estar sentado algunos partidos. En la locura del límite de cambios, el sonorense pasó de los Orieles a Houston, para cubrir las ausencias por lesión de Paredes y de Jeremy Peña. Recordemos que es guante de oro en la defensiva. Con la majagua tiene .248, 8 jonrones, 34 empujadas, dos colchonetas estafadas y OPS de .688.

Manuel Rodríguez sigue en la lista de lesionados de Tampa Bay y no se ve para cuando su regreso. El Bolón tiene marca de 1-2, su PCL es un muy buen 2.05, se le embasa menos de un corredor por entrada, tiene 11 holds y ha pasado por los strikes a 25 rivales.

Brennan Bernardino es otro relevista que no permitió carrera en julio. El late bloomer que juega para los Medias Rojas también ganó un juego y salvó otro. Sus números: 4-2 PCL de 3.09.  Ha recetado 36 chocolates y cuenta con dos holds, además de su salvamento.

Alek Thomas, jardinero central de los Diamondbacks de Arizona (ante lanzadores derechos) sigue siendo impresionante a la defensiva. Con el bate, macanea para .242, 6 jonrones, 27 remolcadas y 5 robos de base. Su OPS es de .659. Nada del otro mundo.

Luis Urías no dejó la titularidad en la intermedia de los Atléticos a pesar del regreso de Zach Gelof., pero su bat ha ido a la baja. En lo que va de la campaña batea para .232, con 8 jonrones, 20 producidas; su OPS cayó a .670 y tiene dos robos de base.

Rowdy Téllez encontró trabajo con los Rangers de Texas luego de haber sido descartado por los Marineros. El inicialista coquetea con la Línea Mendoza en porcentaje, pero sigue siendo un buen slugger. Mejoró a .212 su promedio, con 12 vuelacercas y 31 carreras producidas. Su OPS: .689. ¿Y qué creen? ¡Se robó una base!

Valente Bellozo, relevo largo de los Marlines de Miami, cumple con discreción esa labor fundamental. Lleva 1 ganado, 3 perdidos, su efectividad mejoró a 3.34, tiene 34 pasados por los strikes y su WHIP se sigue enmendando: 1.22.

Taijuan Walker tuvo un par de aperturas en julio, en las que no pasó de la quinta entrada. También estuvo en el bullpen. Su marca: 3-5, 3.82 de efectividad, con WHIP de 1.33, un hold, un salvamento y 56 ponches.

Marcelo Meyer, infielder de los Medias Rojas, iba viento en popa para asentarse entre los titulares, cuando una lesión en la muñeca lo mandó a la lista de lesionados, para completar el hospital mexicano. El nieto del mítico Chero Mayer lleva .228 de promedio, .674 de OPS  4 jonrones y 10 carreras producidas.

Alex Verdugo, tras ser dejado en libertad por los Bravos de Atlanta, no ha encontrado equipo: .239, 12 producidas, cero jonrones y un famélico OPS de .585.

Alan Rangel fue invitado a una tercera tasa de café con los Filis. Lanzó en dos juegos durante julio y sigue en el equipo grande. El relevista de Hermosillo tiene estos numeritos: 0-0, 2.70 de efectividad y 7 ponches.

Alejandro Osuna fue enviado por los Rangers de Texas a AAA para adquirir más fogueo. El sinaloense deja .164 de promedio, un cuadrangular, 5 producidas, tres robos y OPS de .517

Omar Cruz no ha regresado de AAA. El tijuanense tiene los mismos números de abril: 4.91 de limpias y 5 ponches.

Austin Barnes firmó contrato de ligas menores con San Francisco, luego de haber sido dejado libre por los Dodgers. Números: .214, con 2 producidas y .519 de OPS.

Alan Trejo, ahora con contrato de ligas menores con Texas, en la Gran Carpa bateó para .175, con los Rockies de Colorado; una carrera producida y 2 anotadas.

César Salazar ya no calienta la madera en Houston. Para que juegue un poco más, fue enviado a AAA. Pegó un hit en 7 turnos y, de pilón, lanzó una entrada en ceros.

Tirso Ornelas sigue en AAA. .071, y una producida con los Padres.