miércoles, enero 20, 2010

Leyendas olímpicas invernales: Tonya Harding y Nancy Kerrigan

El 6 de enero de 1994 se desarrollaba una sesión de práctica para los campeonatos nacionales de patinaje artístico de Estados Unidos, que definirían las plazas de ese país para los juegos olímpicos de Lillehammer. Durante un descanso, una de las competidoras, Nancy Kerrigan, fue agredida de un tubazo cerca de la rodilla por un intruso. La lesión la obligó a retirarse de la competencia, pero no le destrozó la articulación: el golpe había fallado por centímetros. Poco después se supo que el atacante había sido contratado por el ex marido y el escolta de Tonya Harding, la rival más acérrima de Kerrigan, sin cuya competencia Harding, a la postre, había ganado el campeonato nacional. Se desató un escándalo de proporciones mayúsculas.

Harding y Kerrigan tenían en común el patinaje artístico, pero eran disímiles en todo lo demás. Nancy tenía el pelo oscuro, era una chica bien portada proveniente de una familia de clase media y tenía un estilo suave, clásico; Tonya era rubia, hija del desempleo y el abuso, era revoltosa y su estilo era atlético, audaz. Al momento del ataque, Kerrigan presumía dos bronces, uno mundial y el otro olímpico, en Albertville, mientras que Harding –la primera mujer en hacer un triple axel en su programa corto- tenía una plata mundial y un cuarto lugar olímpico. La notoria rivalidad se acentuaba por lo cerrado de las calificaciones que ambas recibían; se confundía ya con el odio.

Un mes después del incidente, el ex marido de Harding la involucró para reducir su condena y ella decidió declararse culpable de encubrimiento para evitar ser mandada a la cárcel (pagó con multa y trabajo comunitario). El Comité Olímpico de EU intentó removerla del equipo, pero Harding apeló; entonces las autoridades deportivas decidieron inscribir a Kerrigan, ya repuesta de su lesión, para Lillehammer, dejando de lado a Michelle Kwan, quien había sido segunda en los campeonatos nacionales.

La competencia de patinaje artístico femenino en los juegos de 1994 fue un evento de altísimo rating, una mezcla de deporte y morbo, con decenas de enviados de los tabloides, y con una intensa campaña mediática que arropó a Nancy Kerrigan, la chica all-american con la madre casi ciega que sólo puede ver a su hija en pantalla gigante y puso fuerte presión sobre Tonya Harding. La rubia no lo soportó, falló sus saltos difíciles y cayó hasta el octavo lugar. La de pelo negro realizó una rutina conservadora, pero sin errores, se llevó la plata –ayudada por los jueces- y los jugosos contratos de los patrocinadores.

Cada una siguió con su karma. El de Kerrigan eran los micrófonos abiertos. Su ceremonia de premiación se atrasó porque no encontraban la música del himno nacional de Ucrania, patria de Oksana Baiul, la ganadora, y la estadunidense –creyendo que el retraso era culpa de la campeona- comentó ante cámaras que si Baiul se estaba maquillando, no valía la pena porque de todos modos iba a llorar con su himno. Días más tarde, dejó las instalaciones olímpicas para asistir a un desfile de Disney World, su patrocinador multimillonario, y se le capturó diciendo: “Esto es estúpido, era la cosa más cursísima (the most corniest) que he hecho”. La magia conservadora se desfondó con la misma rapidez con que llegó.

El karma de Harding era más cruel. El ex marido, Jeff Gillooly, vendió a los tabloides una cinta en la que aparecían él y su entonces esposa teniendo sexo. Tonya chocó su camioneta contra un árbol aduciendo que la querían secuestrar, luego fue detenida por conducir en estado de ebriedad, volvió a chocar su vehículo, dos novios la acusaron de violencia doméstica y un día que llamó a la policía afirmando que le estaban robando unos rifles, tuvo alucinaciones con personas y animales inexistentes. Intentó hacer carrera como música de rock, luchadora y boxeadora profesional. En ninguna de ellas tuvo éxito. Las fotos más recientes dan cuenta de su obesidad.

La chica buena, Kerrigan, desposó a su agente y preside una fundación de ayuda para los débiles visuales, como su madre, pero la imagen ejemplar de la familia se ha derrumbado al conocerse que su hermano Mark ha sido acusado por la muerte de su padre.

En 2010 se estrenó una ópera rock de humor negro: “Tonya & Nancy”. Y es que las dos cargan con una maldición extra: al igual que su leyenda, los nombres de Nancy Kerrigan y Tonya Harding siempre estarán entrelazados.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No pus esta criminal, lo que hace el ego, lastimar a otros, y terminar consigo misma, pobre Tonya, tambien eligio muy mal a su marido, que forma de "ayudarla" que barbaridad en fin.

Anónimo dijo...

Pues mal k bien la Tonya es...conductora??? d un programa d cable;los videos mas tontos del mundo; de Nancy no se ha sabido nada :(