viernes, mayo 27, 2016

Leyendas olímpicas: Leontien Van Moorsel



Algunas carreras ciclistas de ruta son la combinación perfecta entre tortura y paraíso. Tienen fuertes pendientes, momentos de relajación y otros de desfallecimiento, ratos de sonrisa y ratos de rictus de dolor. Entre los columpios debe haber un instante en el que el ciclista piensa que ya no da más, que es momento de abandonar, pero algo pasa que encuentra nuevas fuerzas, escala con sacrificio y llega a la meta anhelada. Así la vida de Leontien Van Moorsel.

Esta ciclista holandesa destacó desde joven. En 1990, tenía sólo 20 años y ya era campeona mundial en los 3 kilómetros de persecución individual y en los 50 kilómetros contrarreloj por equipos. A los 21, se coronó en la ruta. A los 22, ganó el Tour Feminin, la versión del Tour de France para mujeres. A los 23 hizo ambas cosas: ser campeona mundial de ruta y de la vuelta francesa. Encima de eso, posó exitosamente para la revista Penthouse. Tenía todo para una larga carrera llena de gloria, y entonces…

Entonces el entrenador le dice que tiene que perder peso, para subir más ligera las etapas de montaña y dejar para siempre en la oscuridad a su rival Jeannie Longo. Leontien pierde peso, pero se siente gorda. Ha perdido fuerza pero cree que la razón es que no ha bajado los suficientes kilos. Sigue forzando su cuerpo. En realidad está bajando la espiral de la anorexia. Se retira en 1994. Su carrera parece haber llegado a un fin prematuro y su vida está en riesgo.

Aparece en su vida Michael Zijlaard, otro ciclista, quien la ayuda a salir de la enfermedad, a comer correctamente y a no obsesionarse con su cuerpo. Se enamoran y se casan, ella vuelve a entrenar, pero ya no piensa en convertirse en una escaladora: ha asumido que su cuerpo no es de esos.

Poco a poco, Leontien Zijlaard Van Moorsel recupera su nivel competitivo. Tienen que pasar años, porque viene de una flacura extrema. En 1998 vuelve a competir en unos Mundiales, gana el oro en la contrarreloj y es segunda en la carrera de ruta (la competencia es en su natal Holanda, no hay montañas allí).

Van Moorsel tiene 30 años cuando compite en sus primeros Juegos Olímpicos. Sydney 2000. La inscriben en cuatro pruebas. Primero compite en pista: los 3 kilómetros de persecución individual. Gana el oro. Dos días después, en la carrera de puntos, en la que ninguna competidora pudo lapear a las rivales. Se queda con la plata. Tres días más tarde, la ruta de 131 kilómetros, cuyo trazado le favorece: llegan 25 corredoras al sprint final, sus compatriotas la ayudan y ella es la más rápida. Otra medalla dorada. Finaliza con la contrarreloj, que gana con más de medio minuto de ventaja. Ha conseguido tres oros y una plata en una sola cita olímpica. Algo nunca antes visto en el ciclismo.

Entre Sydney 2000 y Atenas 2004, Leontien gana otro campeonato mundial en los 3 kilómetros persecución y viaja a México para romper el récord de la hora. Lo logra, superando los 46 kilómetros.

Ya es una veterana cuando llega a Atenas, ha pasado por una montaña rusa. Es tercera, y bronce, en la persecución individual. En la ruta va en el grupo puntero cuando se engancha con otra ciclista, se da una espectacular carambola y queda fuera de toda posibilidad. Todavía con los raspones, compite en la contrarreloj y demuestra que es de las grandes: se lleva la medalla de oro. Anuncia, ahora sí, su retiro.
 
El palmarés olímpico de Leontien Zijlaard Van Moorsel es notable: 4 oros, 1 plata y 1 bronce. Pero más notable es su espíritu: fue capaz de aplicar la misma fuerza mental con la que -en negativo- dejó de comer, para –en positivo- reponerse en lo físico, en lo emocional y en lo deportivo. 

miércoles, mayo 25, 2016

Biopics: Apuestas por el tapado (y otras grillas)



He comentado que cuando me decidí dejar México, al menos por un tiempo, era porque consideraba que, después del Mundial de Futbol, no íbamos a tener nuevas esperanzas, hasta que llegara el tapado, el candidato presidencial del PRI ungido por el Presidente de la República, a renovarlas, así fuera solamente en el discurso. Pasó eso y más.

Supe quién iba a ser el tapado al escuchar el V Informe de Miguel De la Madrid. El Presidente decía cosas inauditas respecto a la economía: Cuando dijo que “La inflación subió a 105% como resultado de la presión de los costos; el deslizamiento cambiarlo con respecto al dólar controlado con que se enfrentó la escasez de divisas llegó a 148%; las tasas de interés subieron 23 puntos en el año, como consecuencia de la menor disponibilidad de recursos; a su vez, el alza en el costo del dinero encareció el servicio de la deuda pública interna y elevó el déficit financiero, lo que contribuyó al aumento de las presiones inflacionarias”, me quedó claro que se estaba alejando de la ortodoxia plena con la que se había conducido durante todo su mandato, y que el escogido no iba a ser el Secretario de Hacienda, Jesús Silva Herzog.

De la Madrid fue más allá. Afirmó que la naturaleza de la inflación “ha ido cambiando conforme se han modificado las  características de la crisis y se ha  avanzado en la aplicación de la política económica. A finales de 1982, vivimos una inflación derivada de un exceso de demanda… más tarde la inflación repuntó debido a la presión de los costos, producto, a su vez, del tipo de cambio y las tasas de interés. Hoy, no existe exceso de demanda ni choque de oferta. Sin embargo, la inflación permanece alta, aunque estable, en gran medida por factores de inercia”.

De hecho, a la mitad del cuidado discurso, el presidente De la Madrid había cambiado de diagnóstico. Este se parecía mucho más a lo que nosotros habíamos manejado desde hacía tiempo. La inflación inercial proviene de un desarreglo-desacuerdo sobre la distribución del ingreso entre los diferentes sectores productivos. La solución no es estrictamente económica: es política. Sólo una reconstrucción del pacto social permitiría bajarla, y no de manera gradual, sino casi súbita.

Era obvio, desde mi punto de vista, que eso significaba que De la Madrid empezaba a ceder la estafeta a alguien que tenía una visión menos cuadrada de la política económica. Al mismo tiempo, que la economía seguía siendo la tarea prioritaria del país. En otras palabras, el tapado era Carlos Salinas de Gortari, Secretario de Programación y Presupuesto.

Quedé tan convencido de mi análisis que empecé a apostar con quien se dejara y a entrar a todas las quinielas posibles sobre quién era el tapado.  Gané casi un millón de pesos de la época (poco más de 600 dólares).

Lo que De la Madrid no tenía previsto –o sí, pero prefirió atenerse a las consecuencias- es que la designación de Salinas, hecha al estilo tradicional y unipersonal de entonces, iba a generar la formación de la disidente Corriente Democrática del PRI, que terminaría por dejar ese partido y por lanzar a la Presidencia de la República a Cuauhtémoc Cárdenas.

Siempre he tenido la impresión de que a los de la Corriente Democrática les molestó más el fondo que la forma, que su lucha era más por recuperar el nacionalismo revolucionario que por la democracia: en otras palabras, que si el ungido por el dedo presidencial hubiera sido alguien como el secretario de Gobernación, Manuel Bartlett, el pleito hubiera sido en sordina y tal vez no hubiera habido fractura.

Otras grillas
Por lo que se refiere a la izquierda, algunos compañeros del ex MAP habíamos discutido acerca de la candidatura presidencial del Partido Mexicano Socialista. Algunos, particularmente Pablo Pascual, se hacían a la idea de que iba a ser Heberto Castillo, por ser la figura más prominente del momento. A mí me parecía un contrasentido por diferentes razones. La primera, es que Heberto había estado toda la vida en contra de nuestro grupo político, y lo había demostrado con creces cuando la formación del PSUM. La segunda, es que obviamente iba a querer radicalizar el partido en la campaña. Cuando fue la votación entre los simpatizantes, algo así como elecciones primarias, me incliné por el escritor chiapaneco Eraclio Zepeda, a sabiendas de que perdería. Es un voto que recuerdo con gusto.

Una tarde, recibo en mi casa una llamada de Pablo Gómez, con quien llevaba de años atrás buenas relaciones. Me ofrecía “una candidatura segura” a diputado, entre los cuatro primeros de la lista plurinominal. De inmediato presentí que su propósito era utilizar esa candidatura –quién sabe si en verdad de las primeras cuatro- como “cuota de grupo” de los exmapaches, con lo que desplazaría a otros compañeros de más jerarquía. Sabía que Pablo me consideraba, erróneamente, a la izquierda de mis compañeros y supuse que pensó que sería más dócil que ellos. Le contesté agradeciéndole, pero aclarándole que yo no me había afiliado al PMS. “Con Heberto, ni a bañarse”, le dije. Quedó sorprendido de que no fuera miembro del Partido, me agradeció la sinceridad y colgó.


martes, mayo 10, 2016

Glorias olímpicas: Babe Didrikson



Fue la atleta más destacada en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932. Fue un personaje polémico para sus tiempos. Sin embargo, el deporte que le dio más fama fue el golf.

Mildred Didrikson ha de haber sido una niña hiperactiva. La hija de inmigrantes noruegos en Texas era mala estudiante, pero practicaba todos los deportes posibles, bailaba, componía, tocaba la armónica… Desde pequeña jugaba beisbol, basquetbol, boxeo, boliche y billar (sólo para hablar de deportes que empiezan con la letra B). Le encantaba patinar y tirarse clavados. Y, por supuesto, se convirtió una apasionada de todas las disciplinas del atletismo.

Entró a trabajar como secretaria en una compañía de seguros, pero en realidad lo hizo como miembro del equipo de basquetbol de la empresa. Su excelencia en pista y campo era tal que en los campeonatos nacionales de atletismo participó en ocho competencias en 3 horas: ganó 5 de los eventos y en el salto de altura empató en primer lugar. Llamó tanto la atención que a los 21 años fue llamada al equipo olímpico de atletismo de su país.

En Los Ángeles compitió sólo en tres pruebas, tan variadas que dan muestra de su notable dominio. Lanzamiento de jabalina, donde obtuvo el oro y rompió el récord mundial; 80 metros con obstáculos, también oro y récord mundial y salto de altura, donde empató en el primer lugar con nuevo récord del mundo (y le dieron la medalla de plata por razones estéticas –la técnica de su salto-).

Era competitiva y fiera. Se comportaba como primadonna del deporte. La prensa estaba dividida: “lo de ella es armonía muscular sin falla, la más completa coordinación mental y física que el mundo del deporte haya visto”, decía uno. “Sería mucho mejor que ella y las de su clase estuvieran en casa, embelleciéndose y esperando la llamada del teléfono”, escribía otro, molesto porque Babe le parecía poco femenina. Didrikson fue sin duda la deportista más memorable de aquellos Juegos de 1932.

El hambre de fama llevó a Babe al mundo del espectáculo. Encabezaba un equipo de basquetbol que hacía giras de vodevil (donde se mezclaban espectáculos musicales, circenses y deportivos) y también se dedicó al billar profesional.

Luego descubrió el golf, deporte en el que destacaría como nadie. Ganó 82 torneos y fue la primera mujer en calificar a torneos de la PGA (tuvieron que pasar seis décadas para que otra lo hiciera). En el que no compitió a pesar de haber calificado, fue en el US Open: no se lo permitieron por ser mujer.

Estaba en la plenitud de su carrera golfística cuando supo que tenía un cáncer que se había extendido. Ganó un par de torneos más, hasta que la venció el dolor: murió a los 45 años.  

jueves, mayo 05, 2016

En este minuto...




Hace tiempo había un noticiero de radio que terminaba diciendo: “ahora usted está perfectamente bien informado”. Más allá del pleonasmo, la frase encierra una gran mentira: nadie puede estar perfectamente informado. Seríamos unos ingenuos si creyéramos que viendo y escuchando los noticieros y leyendo los periódicos estamos perfectamente informados, porque la cantidad de información existente no la puede procesar nadie, ni la más poderosa de las supercomputadoras.

Es cierto que, a través de los medios –y, crecientemente, a través de internet- podemos enterarnos de cosas que suceden en Ucrania, Siria o Guerrero, de algunos intríngulis de la política nacional e internacional y de la vida y milagros de las estrellas del espectáculo y del deporte. Pero lo que todo medio hace es una selección de las noticias y comentarios que despliega ante su público. De eso se trata, en buena medida, el periodismo. El famoso lema del New York Times es “todas la noticias que cabe publicar”, no “todas las noticias publicables”.

Si nos damos cuenta, en el escenario de los medios suelen estar las reuniones y decisiones de políticos, las guerras y actos terroristas, el deporte de alto rendimiento, las opiniones y protestas de grupos activos de la sociedad civil, algunos eventos criminales que ameritan la nota roja y, normalmente, hechos extraños y novedosos: el tipo devorado por una boa, el pingüino que viaja todos los años a Brasil, etcétera. Pero detrás de ese escenario están las vidas de miles de millones de seres humanos, de cuyo conocimiento apenas tenemos una vaga idea. En verdad vemos un pedazo microscópico de la realidad humana; procesamos una proporción minúscula de la información.

Para darnos una idea un poco menos vaga de lo que hay a nuestro alrededor, vale la pena hacer un ejercicio –intentado especulativamente por primera vez por el escritor polaco Stanislaw Lem- acerca de qué es lo que sucede con la humanidad en un minuto. En este minuto.

Demos una probadita de una parte pequeña de ese (de este) minuto promedio, a partir de los datos estadísticos existentes.

En este minuto hay 2 mil 400 millones de personas que duermen. De ellos, aproximadamente 150 millones están soñando. De entre ellos, 7 y medio millones de personas recordarán el sueño que están soñando en este minuto. Dentro de unos minutos o unas horas, les contarán el sueño a sus amigos y familiares; cientos de miles de los soñadores escribirán lo que soñaron. Cada minuto hay un mundo onírico. Ese mundo cambia cada hora y cada día de manera más radical que el mundo de la vigilia.

En este minuto nacieron 250 niños en el mundo. Y hay 30 mil mujeres en el difícil trabajo de parto.
En este minuto murieron 105 personas. Y hay 900 mil que agonizan. Un millón vive su última semana.
De esas 105 personas que murieron en este minuto, 12 lo hicieron por un ataque al corazón; otras tantas, por cáncer; 9, por un infarto cerebral; 21, por enfermedades gastrointestinales; 11, por enfermedades respiratorias.

En este minuto una persona se suicidó (y otra falló en el intento); hubo dos muertos por accidentes de tránsito, una persona murió por caída (lo más probable, un trabajador de la construcción) y otra se ahogó (en el próximo minuto el muerto será por envenenamiento).

En este minuto una persona fue asesinada (y un ser humano asesinó a un semejante).

En este minuto, murieron 4 infantes que habían nacido hace poco tiempo, y una madre, por causas relativas al parto. Murieron al menos tres personas por enfermedades relacionadas con la desnutrición; dos de ellas eran niños.

Mientras eso sucedía en este mismo minuto, hay poco más de 5 millones de personas teniendo actividad sexual (excluyendo masturbación). Aproximadamente 400 mil de ellas tienen actividad homosexual.

En este minuto 423 mujeres están siendo violadas, y denunciarán el hecho ante autoridades u organizaciones de la sociedad civil. No tenemos datos sobre las que no lo denuncian.

Pero también en este minuto 70 mil personas están devolviendo a otra la cartera o bolsa que se encontraron.

En este minuto, 7.1 millones de personas están fumando un cigarrillo. Y al menos 800 mil están fumando mariguana o hashish (si son varios que comparten el porro hay que multiplicar). Un millón y medio de personas destaparon una Coca-Cola en este minuto.

En este minuto hay personas que se están comunicando en 6 mil 900 idiomas diferentes (tal vez un poco menos, si todos los hablantes de un idioma poco usado están dormidos, pero ellos sueñan en ese idioma).

En este minuto se pescaron o sacrificaron 175 mil animales marinos, 90 mil pollos, 2 mil 300 cerdos y 600 vacas para alimento humano (también 22 perros).

En este minuto se produjeron armas por un valor de 751 mil 522 dólares. Y se produjeron medicamentos por un valor de 2.1 millones de dólares.

En este minuto se crearon 300 perfiles nuevos en Facebook, 293 mil personas cambiaron su status en esa red social, los usuarios subieron 316 mil fotografías y dieron 2.1 millones de likes.

En este minuto, 110 millones de personas están practicando algún deporte. La mayoría de ellos son niños y adolescentes (y el deporte que más juegan es el futbol).

También en este minuto, 510 millones de personas están viendo la televisión; casi todos, con un programa de entretenimiento; menos de 30 millones ven en este minuto un programa cultural o informativo.

Como se puede deducir, si bajáramos a detalle estos datos estadísticos –y otros que el lector probablemente ya imaginó- no acabaríamos nunca. Y es sólo un minuto, y sin contar la experiencia personal de cada minuto, que no se puede medir. Por eso, entre otras cosas, son necesarios los medios. Son el filtro necesario para procesar una información de la vida humana que nos aplasta por su cantidad.   
 
La lectura de esta columna toma aproximadamente tres minutos. Multiplique los datos por tres y se dará una idea de la vorágine en la que vive.